martes, 30 de septiembre de 2025

Ser periodista en Gaza



Me duelen los ojos de ver tantas fotos, tantos fotos vídeos que reflejan la monstruosidad de la matanza en Gaza. Alguna compañera ha llegado a escribir que le “sangran”. Estamos viviendo en directo un crimen contra la humanidad, siendo testigos de las desgracias de miles de familias que, por nacer y vivir en un sitio determinado, son víctimas de la crueldad de unos vecinos sicópatas cuyo propósito es expulsarlos de su propia tierra. A los que queden vivos. Producía escalofríos escuchar el otro día, pronunciados uno a uno, los nombres de los ya más de quince mil niños asesinados por Israel en menos de dos años.  


Muchos de los compañeros periodistas que nos han hecho llegar durante ese tiempo buena parte de las fotos y vídeos que hemos ido contemplando… también han sido asesinados. Como dice Márius Carol, “el periodismo en las guerras pasa a ser los ojos de todos”, por eso los agresores hacen todo lo posible por impedirlo. Saben bien que “el papel de los periodistas en los conflictos bélicos no es solo informar de la realidad de los hechos, sino también dar valor a las víctimas y exponer las injusticias”. Esto cuesta caro. Muy caro. Sobrecoge saber que los israelíes han matado ya a más de doscientos cincuenta reporteros en Gaza, y herido a más de quinientos, desde octubre de 2023. Espantoso: más que en las dos guerras mundiales juntas. Más que en Vietnam, los Balcanes y Afganistán juntos. 


Mientras seguimos viendo cada día horribles imágenes que nos cuesta digerir, Gaza continúa siendo un cementerio al aire libre. La situación humanitaria ya no es crítica, es inhumana. No hay electricidad. No hay agua potable. No hay hospitales que funcionen. No hay infancia. Hay bombardeos diarios, incursiones armadas, desplazamientos forzosos y una limpieza étnica retransmitida en streaming.

Los pocos periodistas que aún quedan allí informando -muchos con la certeza de que podrían morir en cualquier momento-  lo dicen claro: esto es un exterminio. Y cada día que pasa sin un alto el fuego, sin presión internacional real, sin sanciones, sin justicia, es un día más en el que el mundo entero participa en este crimen por omisión.


Frente al indecente compadreo de Netanhayu y Trump proponiendo un plan para la Franja donde se ningunea a los palestinos, se impone reaccionar e impedir la matanza de gazatíes por un lado y que nos tomen el pelo al resto de la humanidad por otro. Estos dos verdugos no pueden continuar burlándose impunemente del mundo. Escribe Cristina Buhigas que “el plan de Trump sobre Gaza es la fórmula perfecta para que Netanyahu "termine su trabajo" de genocidio y destrucción porque le da la coartada de que tiene vía libre si Hamás no lo acepta y Hamás no puede aceptar su desaparición porque es la desaparición del pueblo palestino”. 


Mientras haya periodistas que continúen contando al mundo lo que ocurre en Gaza, Israel y Estados Unidos tendrán difícil conseguir un objetivo que pasa por destruir y aniquilar sin compasión alguna. Desde aquí, un brindis por mis compañeros de oficio!. 


Dejar constancia de lo que ocurre dificulta la impunidad de los agresores.


J.T.

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