viernes, 26 de septiembre de 2025

La Global Sumud Flotilla entra en “zona amarilla”



La Global Sumud Flotilla se enfrenta estos días a sus momentos más complicados. Tres semanas largas hace ya que salieron de Barcelona para llevar ayuda humanitaria a Gaza. A lo largo de la travesía se han ido incorporando embarcaciones en Túnez, Italia o Grecia, y a fecha de hoy son ya más de cincuenta los barcos que navegan rumbo a la Franja para romper el bloqueo naval de Israel. En breve dos barcos militares, uno italiano y otro español se unirán al grupo para apoyar a la flotilla. Hasta que la expedición no ha sido atacada por drones varias noches seguidas ningún país había  reaccionado. 

El barco español es un patrullero de altura llamado “Furor” y zarpó de Cartagena este jueves. El fin de semana se espera que forme parte ya de la expedición. El Gobierno ha puesto especial esmero en puntualizar que en ningún caso entrarían en confrontación y que su misión es "auxiliar a quienes viajan en los barcos en caso de eso fuera necesario.”


Como el resto de los activistas, mi amigo Manolo Teniente, cuyas crónicas diarias desde uno de los barcos de la flotilla reproduzco a diario en este blog con su permiso para contribuir modestamente a una mayor difusión, entiende que la iniciativa del gobierno español llega tarde, aparte de que no se fían de la presencia del barco italiano. De hecho, este país ya ha insinuado descargar la ayuda en Chipre y entregarla al Patriarcado Latino de Jerusalén que se encargaría, dicen, de distribuirla en la ciudad de Gaza. La organización no solo no se fía sino ha hecho oídos sordos y sigue su camino. Se niega a desviar su rumbo.


“La historia de los barcos es un cuento, escribe Manolo Teniente. No nos van a proteger para que podamos llegar a Gaza, frente ataques ilegales y piratas del ejército sionista, sino que en caso de que nos hundan los barcos, nos socorrerán. La actitud de los gobiernos no ha sido la de denunciar las presiones diplomáticas para que abandonemos nuestro proyecto humanitario hacia Gaza, sino la de llamar a sus contactos en la flota, sobre todo a representantes políticos, para insistir en que el viaje es muy arriesgado y que es mejor que entreguemos el cargamento humanitario en algún sitio y demos media vuelta atrás.”


A partir de Creta, donde ahora se encuentran, la expedición entra en lo que se denomina ya “zona amarilla”, hasta llegar a las inmediaciones de la franja, bloqueada por tierra, mar y aire por las fuerzas israelíes. Todo el mundo es consciente de que las posibilidades de llegar a destino y conseguir distribuir la ayuda no son demasiadas. Quienes lo han intentado en ocasiones anteriores fueron interceptados por Israel, detenidos y posteriormente devueltos a sus respectivos países. Los voluntarios se han preparado para saber cómo actuar. Han recibido entrenamiento a través de sucesivos simulacros donde se les ha enseñado a hacer frente a distintos contratiempos. En cualquier caso, no colaborarán y mantendrán en todo momento una postura pacífica. 


Si consiguen llegar a su destino, según ha contado alguno de los tripulantes, la entrega de ayuda “se haría en coordinación con oenegés y hospitales de confianza”. Como se puede entender, la manera concreta de cómo lo harían permanece dentro de la confidencialidad. Se sabe, eso sí, que todo el operativo lo llevarían a cabo sin tocar tierra en ningún momento. 


Las amenazas de Israel están siendo muchas y algunas han hecho mella sobre todo en las tripulaciones de los barcos pequeños, nos cuenta también Manolo Teniente: “La conclusión del debate planteado entre seguir o no seguir, ha sido que la flota sigue, y que se bajaran en Creta todas aquellas personas, que consideren que el viaje es ya es muy arriesgado. El comité organizado decidirá en cada momento y en función de las agresiones concretas que suframos, las decisiones a tomar.”


J.T.


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