lunes, 25 de diciembre de 2023

Un discurso antiguo, añejo e inmovilista



El discurso de Felipe VI esta Nochebuena fue, un año más, tan previsible como evitable. Ya sé que para buena parte de la ciudadanía, que el rey entre en nuestras casas cada 24 de diciembre a la hora en que se están ultimando los preparativos de la cena familiar, le importa un verdadero pimiento. Pero el caso es que entra, aunque cada vez se le preste menos atención. La institución monárquica lleva ya muchos años ganándose a pulso que, incluso quienes aún aceptan su existencia, le hayan acabado perdiendo el respeto.


¿Qué sentido tiene a estas alturas el discurso de Nochebuena del rey? Que un jefe de Estado comparezca públicamente está bien, pero para lo que al final acaba diciendo... ¿no podían hacerlo cualquier otro día y dejarnos cenar en paz los 24 de diciembre? 


Si lo que nos contó no deja de ser una tomadura de pelo, lo elocuente fue lo que calló: ni una palabra sobre la renovación del Consejo General del Poder Judicial, ni sobre la amnistía, tampoco la más mínima admonición a los fascistas que enturbian la convivencia al tiempo que andan por las calles rezando rosarios…  Se le llenó la boca con la palabra Constitución (18 veces cuenta mi compañero Alexis Romero que la pronunció) y daba la impresión de estar usándola como si se tratara de un conjuro para exorcizar todos los males.


A mí me pareció que nos lanzaba el término a la cara, sonaba a amenaza, decía apelar a la concordia pero eran disparos contra el gobierno de coalición. El discurso de Nochebuena explica la expresión avinagrada que Felipe VI le dedicó a Pedro Sánchez el día de su toma de posesión como presidente del Gobierno. Después de anoche, parecen quedar pocas dudas de que el monarca estaría mucho más cómodo en estos momentos con Feijóo y Abascal en la Moncloa. Ni imaginarme quiero cuál hubiera sido el contenido del discurso en ese caso. 


Son muchas las cuestiones concretas que me gustaría abordar con vosotros hoy, - dijo textualmente Felipe VI- si bien esta noche quiero centrarme en otras que también tienen mucho que ver con el desarrollo de nuestra vida colectiva. Es a la Constitución y a España a lo que me quiero referir.” ¿Habría dicho algo así con la derecha en el Gobierno?


Ni la Constitución es intocable ni la idea de España es solo una, pero el monarca en su discurso se empeñó en patrimonializar una manera de ver las cosas que buena parte de la ciudadanía lleva mucho tiempo viendo de otra, tan válida y tan legítima como la suya. Ya que no se quita la Constitución de la boca, ¿no hay nadie que le recuerde al rey que la monarquía tiene la obligación de representar a todas las sensibilidades y no solo a una parte? ¿no hay nadie que le haga ver que en esta España moderna y viva no tienen cabida ya los inmovilismos ni las intolerancias?


Sonó antiguo, añejo, inmovilista. Demasiadas ambigüedades, demasiados lugares comunes, demasiadas obviedades, ni una mención al momento que vive el mundo, a los conflictos en Oriente Medio o Ucrania, ninguna alusión al calentamiento global, ningún guiño a la sensibilidad media, ninguna búsqueda de complicidad: hieratismo, palabras huecas, ambivalencias… 


…la libertad, la justicia, la igualdad, el pluralismo político. Esos son los valores afirmó el rey- que nos cohesionan, que le dan fortaleza y permanencia a un sistema democrático como el nuestro. Y así los define y establece nuestra Constitución”. Dicho así, no deja de ser una perogrullada, pero mucho me temo que se trataba de una admonición en toda regla. 


No es de recibo que a estas alturas se regañe por televisión a la ciudadanía de esa manera. Mucho menos que se cuestione la gestión de un gobierno democrático, impecablemente elegido, porque ha decidido buscar fórmulas de entendimiento con los territorios que hasta ahora no habían sido exploradas. No se puede insinuar –al menos así lo entendí yo- que lo que está haciendo el Gobierno para buscar soluciones a los conflictos territoriales pone en peligro la Constitución. Eso, cuando menos, es una broma de mal gusto.


Evitar que nunca el germen de la discordia se instale entre nosotros es un deber moral que tenemos todos. Porque no nos lo podemos permitir”, dijo también, obviando que aquí la única inestabilidad la está provocando la deriva de una derecha que insulta, amenaza, provoca y hasta agrede ya físicamente en algún que otro pleno municipal. No digo que tuviera que citar a Ortega Smith y su embestida al concejal madrileño Eduardo Rubiño, pero discursos como el de Nochebuena no ayudan a frenar ese inadmisible tipo de comportamientos. 


Vale que Felipe VI no haya sido votado por nadie, o que se meta en nuestras casas cada Nochebuena sin pedirnos permiso, pero lo que no es de recibo es que, para echarnos la bronca por Navidad elija encima hacerlo combinando camisa a rayas, por muy livianas que sean, y corbata de cuadros. Por ahí sí que no pienso pasar.


J.T.






lunes, 18 de diciembre de 2023

Bildu, Puigdemont y los sepulcros blanqueados del PP


Tanto hipócrita postureo de la derecha pepera está ya empachando hasta a sus propios incondicionales. Aquellos a quienes hoy vituperan las derechas madrileñas, aquellos contra quienes hoy se manifiestan, aquellos a quienes hoy estigmatizan… serán sus aliados del mañana. Montando pollos no se construye país y lo saben, pero les da igual. Juegan a escandalizarse con la amnistía a Puigdemont o con los pactos con EH Bildu porque aún creen que eso continúa dando votos.


Husmean las demandas de mercado y actúan en consecuencia. Pero el mercado también lo estudian Pedro Sánchez y sus adláteres y de momento parece que estos les están comiendo la tostada a Núñez Feijóo y los suyos. La semana pasada, en un mismo día, miércoles 13 de diciembre, Sánchez salió en la foto con Puigdemont, a tres metros, eso sí, pero ahí estaban los dos juntitos mirándose a los ojos en las primeras páginas; ese mismo día, decíamos, dio luz verde a su partido para aupar a EH Bildu a la alcaldía de Pamplona arrebatándosela a UPN y, también en esa misma jornada, se permitió echarle la bronca en el Parlamento Europeo al amigo alemán de los peperos. Por meterse donde no le llaman, le vino a decir más o menos a Manfred Weber.


Dos días antes, con la excusa de la presentación del segundo libro firmado por él y escrito por Irene Lozano, reprodujo con Jorge Javier Vázquez momentos que recordaban su conversación con La Pija y La Quinqui durante la campaña electoral: Deberías ir a “Supervivientes”, le dijo el presentador. Ese programa se graba en Honduras, ¿no?, contestó el presidente, si fuera en El Salvador… como allí tenemos un mediador, remató tan pancho justo el día siguiente en que Abascal había declarado a un periódico argentino que “habrá algún momento en que el pueblo querrá colgar a Sánchez de los pies”.   


Le resbala todo, al tío. La verdad es que hay que tener estómago. Feijóo lo que dice es que Sánchez no tiene vergüenza, pero quizás porque le envidia su desparpajo. El líder del PP es más de mentirte en tu cara y estar siempre profiriendo frases grandilocuentes: “hoy es el día más triste…” (cuando el martes 12 se votó en el Congreso la admisión a trámite de la ley de amnistía); “esto es lo más miserable…” (para calificar el apoyo a Joseba Asirón (EH Bildu) en la moción de censura a la alcaldesa e Pamplona por UPN). 


Y es que el margen de maniobra que Sánchez le deja a Feijóo es tan escaso que el pobre se las ve y se las desea para manejarse con cierta pericia en canutazos y comparecencias varias. Entre su escasa cultura y su falta de paciencia, al final el ex presidente gallego acaba instalado siempre en la exageración, sacando los pies del tiesto, diciendo y haciendo cosas que ni él mismo se cree en un partido atestado de mal encarados, insultadores por sistema, hipócritas profesionales, sepulcros blanqueados de libro con muchos menos escrúpulos todavía que él.


Sánchez le deja poco margen de maniobra a Feijóo porque, aunque para la mayoría suponga un alivio que sea él quien gobierne en estos momentos en lugar de la ultraderecha, reconocer sus aciertos no nos puede despistar. Necesita tener ministros de derechas que le controlen la policía, los militares y la política exterior, ministros económicos que no incomoden a los bancos ni a los empresarios. También, claro, algún o alguna progre que enseñar en según qué foros. Y alguien como Óscar Puente, un fajador, la guinda que en esta legislatura parece que promete regalarnos mucha jornadas de gloria. Esperemos que no se dediquen solo a despejarle el campo a las derechas para que, cuando estas recuperan el poder algún día, se encuentren ya hecho todo el trabajo sucio. Porque la ley mordaza ahí sigue, como la monarquía, la endogamia en la justicia, o la pestilencia de las cloacas entre otras inmutabilidades. 


Alguien lo acusaba el otro día de no haber leído nunca  solo libro. Lo dudo. Es verdad que transmite falta de poso, pero eso también le ocurría a Adolfo Suárez y cambió la historia de España ¿Acabará Sánchez consiguiendo que las derechas entiendan de una vez que los votos de quienes votan a Bildu, Junts o ERC valen lo mismo que los suyos? Como decíamos al comienzo, los primeros que, llegado el día, necesitarán a los nacionalistas para gobernar son Feijóo y los suyos. Menos mal que, de momento y aunque ganó las elecciones, no fue presidente porque no quiso. 


J.T.





miércoles, 13 de diciembre de 2023

Tuits recientes (míos o no) que no quiero que se me olviden




1. Este debería ser el lema de las próximas campañas de Podemos “No nos temen por lo que ya hemos hecho sino por lo que somos capaces de hacer”.


2. El lunes 11 de diciembre, dos ministr@s  de Sumar, García y Urtasun, nos regalaron sendas comparecencias públicas. Aunque lo que les escuché fuera bastante previsible, no me imaginaba que iban a confirmar todas mis sospechas.


3. Esa Mónica García que culpa a Podemos de romper la unión, es la misma Mónica García que rechazó ir en Madrid en coalición?


4. Con la vivienda, tranquilos.

Con la sanidad privada, tranquilos.

Con el gasto militar, tranquilos

Con los beneficios desmesurados, tranquilos.

Con los impuestos a los

más ricos, tranquilos.

Con los buitres extranjeros, tranquilos.

Con Israel, tranquilos…

(Continuará)

Entiendo que Feijóo no encuentre el espacio.


5. Ministro de Cultura dicen que es. Si Semprún o Solé Tura levantaran la cabeza…


6. Me fascina tanto facha llorando por las esquinas porque un ministro decide bloquearlo en la red social twitter ahora llamada equis. 


7. Como quien no tiene lo que hay que tener para señalar a la oligarquía, a la burguesía, a la monarquía, a la derecha judicial o a los medios de comunicación no puede llamarse izquierda, yo insisto en que en el Congreso no hay más izquierda de ámbito estatal que Podemos. (de Javier Lezaola)


8. Lo del mural humano gigante en Gernika componiendo la bandera de Palestina, las sirenas sonando como el fatídico día de la guerra civil en que los fascistas bombardearon este entrañable municipio de Euskadi… ¡chapeau!


9. Todos ya en el fragmento. Cada cual será responsable de quien decida ser. El Psoe, la izquierda con cebolla caramelizada del bipartidismo; sumar, llamazarismo, errejonismo 2.0, una sorpresa o la nada; IU regresa a su duda. Podemos, renovarse o morir. (de Juan Carlos Monedero)


10. Un día como hoy, hace 75 años, se proclamó la Declaración Universal de los Derechos Humanos en la Asamblea General de Naciones Unidas.


11. A los fachas se les llama fachas por ser clasistas con sus compatriotas, racistas con los inmigrantes, arrogantes con los extranjeros, machistas con las mujeres, ladrones con la hacienda pública, mentirosos con la historia de la dictadura franquista  y avaros con sus empleados. (de Guillermo Fesser)


12. La educación concertada es la base del adoctrinamiento social hacia la derecha porque estos colegios son mayoritariamente de la iglesia católica. Los jóvenes del PP o Vox se han "formado" allí. (de Cristina Buhigas)

lunes, 11 de diciembre de 2023

Cinco escaños de oro


Lo que más me gusta de la existencia de Podemos es su capacidad para poner de los nervios al personal, para hacer que se remuevan inquietos en sus sillones quienes desean que la vida fluya sin sobresaltos. Nunca fui de Podemos pero desde que nacieron se ganaron mi simpatía. Agitaron el patio y continúan agitándolo. En el gobierno o en el grupo mixto, con setenta diputados o con cinco, son siempre el imán que atrae todas las indignaciones. 

Me fascina esa habilidad para crispar a los biempensantes, para sacar de sus cabales tanto a los militares con veleidades golpistas como a los “socialistas de toda la vida”. Con un arco de enemistades tan amplio y colorido, ¿es necesario, desocupado lector, entrar en más detalles para sacar conclusiones? Estarán ustedes conmigo en que hagan lo que hagan, van a por ellos. Si se van porque se van; si se quedan, porque se quedan... 

Cuando eran muchos había que liquidarlos, a Podemos ni agua, era y continúa siendo la consigna en los altos despachos donde anida la madrileñidad tóxica. Ahora que parece que son pocos continúa abierta la caza y captura: solo falta que coloquen por las esquinas carteles de “Se busca” con la foto de los cinco irreductibles. Me encanta continuar escuchando a los tertufachas poniéndoles a parir sin descanso como llevan haciendo desde el primer día, hace ya casi diez años. No saben cómo acabar con ellos y mira que lo intentan. El bipartidismo quiere volver a vivir en paz y no hay manera. 

Hasta que Albert Rivera -¿se acuerdan de él?- no le dio calabazas aquel verano del 19, Pedro Sánchez nunca quiso tener nada que ver con Podemos. De no poder conciliar el sueño por su culpa pasó a compartir la misma cama con ellos. Haciendo uso de sus propias palabras, convirtió “la necesidad en virtud”, pero aquel matrimonio de conveniencia nunca le hizo feliz. Cuando ahora, gracias a su fiel Yolanda, el peligro parecía haber pasado, hete aquí que ¡alé, hop!, llega otro divorcio y vuelta a tener problemas para conciliar el sueño. 

Adolfo Suárez siempre lo mantuvo: a veces con pocos escaños se manda más en España que con muchos. Felipe González le dio la razón cuando decidió apostar por Jordi Pujol en el 93 y se olvidó de Julio Anguita. Así ocurrió también cuando el siempre malhumorado Aznar confesó hablar catalán en la intimidad. En 2023, décadas más tarde, cuando parecía que Puigdemont iba a ser el último sapo que Pedro Sánchez tendría que tragarse para afrontar esta legislatura, llegan los cinco de Podemos y le amargan la navidad. 

A juzgar por la reacción de los pocos medios presuntamente afines con los que cuentan los socialistas –el editorial de El País el pasado jueves 7 de diciembre no tenía desperdicio, como tampoco lo tienen según qué homilías mañaneras de Barceló- en el gobierno de coalición light no saben cómo demonios sacudirse esas cinco pulgas que acaban de desgajarse de una coalición que siempre estuvo cogida con pinzas. Son cinco escaños nada más, pero cinco escaños que valdrán su peso en oro mientras dure la legislatura. 

Buena parte de quienes se integraron en Sumar saltando de oca a oca y tiro porque me toca pretenden desacreditar ahora a las cinco diputadas de Podemos llamándolas tránsfugas. Hace falta tener poca vergüenza. Resulta divertido escuchar estos días a bastiones de la derecha como, por ejemplo, Carlos Alsina o alguna tertuliana de El Español actuando de abogados defensores de las diputadas de Podemos y enumerando todos los avances sociales que, gracias al empeño de las ministras del anterior Gobierno de coalición, salieron adelante. Que Yolanda Díaz parece haber entendido que eso significa que ahora van a por ella lo reflejaba su semblante el día de la Constitución, cuando no daba pie con bola para valorar
ante los micrófonos la marcha al Grupo Mixto de Belarra y los suyos. Tanto su cara como la del resto de ministras de Sumar que la arropaban era todo un poema. 

Como decíamos al principio, hagan lo que hagan, van a continuar yendo a por Podemos a muerte. Pero la caza y captura de Yolanda y los suyos ya ha sido también decretada. El bipartidismo pugna por regresar cuanto antes a la casilla de salida, a la zona de confort en la que se encontraba antes del 15M, la que tanto le gustaba a Felipe y Rubalcaba, al ahora emérito, o a Florentino, Villar Mir, Botín y compañía. Inventaron Ciudadanos y no les valió de nada, tampoco Vox, a los que pronto se quitarán de en medio. Y las aguas volverán a su cauce: socialistas y peperos con sus muletas nacionalistas de siempre. Ese es su sueño húmedo. 

Por eso molesta tanto que Podemos se resista a desaparecer, por eso han vuelto a saltar todas las alarmas cuando anunciaron que se desgajaban de ese triste invento llamado Sumar. Alguien más de esta coalición (o álguienes) acabarán también más pronto que tarde en el Grupo Mixto. Al tiempo. O en el PSOE del tirón. Verán ustedes qué risas. 

J.T.

domingo, 10 de diciembre de 2023

Felipe VI con Milei, Pablo Motos-ierra, el nuevo presidente de Efe y otros asuntos del día. Bitácora tuitera


1. El sexto de los Felipes, segundo con ese nombre entre los borbones, al sonreii sin disimulo a un peligroso ultraderechista desaforado imagino que puede aclarar dudas a tanto ingenuo -o no- como todavía anda por ahí sosteniendo que el papel de nuestra monarquía es el de árbitro imparcial.


2. “¿Qué es Sumar?, dices mientras clavas en mi pupila tu pupila azul. ¿Qué es Sumar? ¿Y tú me lo preguntas? Sumar… eres tú”.


3. Pablo Motos-ierra, ¿para cuándo la entrevista con Milei?


4. Compro-vendo-mís


5. Puntualización a quienes osan comparar Podemos con Ciudadanos: Podemos ha hecho, hace y hará Historia de España. Ciudadanos siempre fue la nada envuelta en celofán.


6. Nombrar a Miguel Ángel Oliver al frente de Efe ahonda en el empeño incomprensible del Gobierno por justificar con sus acciones el relato paranoico de una oposición que sostiene que se va camino de una dictadura” ¡Ahí queda eso! El editorial de El País de este viernes me huele a chamusquina.


7. Escribe Jordi Barbeta en elnacional.cat:


“El 2 de noviembre de 2014, el diario El País abría en portada con los resultados de una encuesta electoral titulada así: "Podemos supera a PP y PSOE impulsado por la ira ciudadana". El segundo tema de portada de aquella edición de El País llevaba por título "El muro del 9-N", y se refería al suplemento Domingo dedicado a la consulta catalana convocada por el presidente Artur Mas para el domingo siguiente. La portada de El País era un auténtico grito de angustia ante los signos de decadencia del régimen lo bastante evidentes. Aquel mismo año tuvo que abdicar el Rey Juan Carlos I para evitar que la corrupción de la monarquía interrumpiera la continuidad dinástica. La corrupción afectaba también al partido del Gobierno y al principal partido de la oposición. Algunos dirigentes del PP entraron en prisión, mientras Andalucía vivía el escándalo de los ERE que afectaba también a dirigentes principales del PSOE. Y a todo eso la economía española, con más de cinco millones de parados y un crecimiento muy por debajo del 2% llevaba años intentando evitar ser intervenida por Bruselas.

La independencia de Catalunya no se consideraba viable, pero en aquellas circunstancias un brote republicano por todo el territorio se podía volver imparable como pasó en los años 30. Había ingredientes suficientes para descargar una tormenta perfecta que podría hacer caer el Régimen tal como reflejaban las encuestas. Así que todos los poderes del Estado se conjuraron para evitarlo.

Han trascendido no todos pero algunos episodios de guerra sucia contra Podemos con participación de los servicios de inteligencia y de la policía patriótica. La misión lleva el argumento de las razones de estado. Empezó hace más de 10 años y continúa activa. El acoso provocó conflictos internos, escisiones, renuncias de dirigentes e hizo caer a Pablo Iglesias del Gobierno. En este sentido, Yolanda Díaz ha asumido políticamente encarnar el límite, el tope que impone el régimen. Hasta aquí se puede llegar y no más allá.”


8. Escribe Aníbal Malvar en diariored.canalred.tv:

“El maquiavélico Pedro Sánchez no solo ha enviado a Felipe VI a desprestigiar aun más su imagen ante Milei. En la interna, que se dice ahora, se ha puesto a conversar incluso con Ione Belarra, que es como reservarle vez a la sonrisa de Yolanda Díaz en el dentista de Marathon man.

Al final voy a coincidir en que Pedro Sánchez es un “narcisista patológico con rasgos claros de psicópata sin límites éticos”. Y no os creáis que me disgusta.”


9. Retuiteo a Martina Velarde:


“A mí las críticas que nos haga Fernando Garea nunca me molestan. Me gusta escucharle y conocer su opinión y cuando toca, hacer autocrítica. No hace análisis tirando de argumentarios, sino de información, y hoy en día, eso, es un oasis en el desierto del periodismo Mis respetos”.


10. Escribe Enric Juliana en La Vanguardia:

“La ruptura entre Sumar y Podemos ofrece al PP incentivos para convocar cuanto antes elecciones en Galicia, quizás en febrero. La fisura en el ala izquierda va a ser el talón de Aquiles de la legislatura, más que Junts".


J.T.








lunes, 4 de diciembre de 2023

¿Dónde está la izquierda en Andalucía?


Aunque sus representantes en las instituciones parezcan ausentes, pelín “apollardaos”, como se dice por estos pagos, la izquierda en Andalucía existe, claro que existe, faltaría más. A muchos hace tiempo ya que les hierve la sangre. Hablo con gentes de Sevilla o de Málaga que empiezan a hacer sonar las alarmas porque no entienden tanta desidia y quieren que la cosa se mueva ya. En 2024 se avecinan elecciones en Galicia, en Euskadi, en Catalunya y mientras tanto, en el sur, sindicatos y partidos de izquierdas vegetan en una peligrosa calma chicha que permite a Moreno Bonilla y compañía vivir en el mejor de los mundos. 

Hay una Andalucía vigorosa y peleona que tiene muy poco que ver con el PP que ahora la gobierna. Si no espabilan quienes nos representan, tendremos que hacerlo la gente de a pie, me dicen personas que lucharon toda su vida por los derechos y las libertades de esta tierra y ahora ven cómo, durante la semana en que acaba de celebrarse el debate sobre el estado de la autonomía en el parlamento andaluz, la izquierda ha estado prácticamente desaparecida en combate. 

No puede ser que las derechas nos estén comiendo la tostada y nos ganen por la mano hasta a la hora de reivindicar el traspaso de los trenes de Cercanías. Tengo las suelas gastadas de tanto haber entrado en comisarías a lo largo de mi vida, me dice un amigo, y mientras me quede aliento, añade, yo tengo que hacer algo para que esto deje de estar en manos de quienes hicieron siempre lo posible para que no pudiéramos levantar cabeza. 

Ni el mundo de los jornaleros, ni el de las históricas luchas sindicales, ni el de quienes trabajaron para conseguir una autonomía andaluza decente que nunca quiso la derecha están dispuestos a que Moreno Bonilla acabe patrimonializando hasta lo que significaron movilizaciones como la del 4 de Diciembre de 1977. Cuarenta y seis años se cumplen ya del día en que un joven llamado Manuel García Caparrós
murió por disparos de un arma policial cuando otro manifestante intentaba colocar la bandera andaluza en el balcón de la Diputación de Málaga. 

La película “Te estoy amando locamente”, que ha obtenido cuatro nominaciones a los premios Goya, certifica cómo la sociedad andaluza abre siempre camino en el universo de las conquistas sociales. Ópera prima de Alejandro Marín, transcurre también en el año 1977, cuando la homosexualidad en España todavía era delito, y cuenta la historia de una madre sevillana que, por amor a su hijo, se implica
a conciencia en lo que por entonces se llamaba “Movimiento Homosexual de Acción Revolucionaria” (MHAR). No solo en Catalunya salieron por aquel entonces a reivindicar derechos con carteles como el célebre “Jo també sóc adúltera”. Como tampoco todo es Madrid, donde ahora tenemos que soportar a diario, hay que ver cómo cambian los tiempos, los deleznables exabruptos de sus retrógrados representantes políticos. 

En Sevilla, en Andalucía, son muchas personas las que pugnan por desmarcarse de tanto ombliguismo, las que me cuentan que quieren empezar a movilizarse promoviendo, por ejemplo, concentraciones en las plazas de las ciudades. Por lo general son gentes que ya no se encuentran en primera línea, la mayoría veteranos comprometidos que aspiran a motivar a las distintas generaciones de esta autonomía donde aún se soporta una insultante desigualdad: los señoritos siguen siendo minoría y los que viven mal una enorme mayoría. 

La derecha nos quiere menos demócratas, repiten quienes están ya muy hartos de aguantar jueces que hacen lo que les da la gana, militares jubilados firmando manifiestos contra un gobierno legítimo; cansados también de escuchar cómo los ultras llaman golpistas a demócratas que padecieron la dictadura en sus propias carnes, de soportar a medios de comunicación mintiendo como posesos y a periodistas vendidos por un plato de lentejas… 

Algo tenemos que hacer, hay que empezar a salir a la calle, insisten. Como sociedad civil, con pancartas que reivindiquen algo tan sencillo como la Democracia, pura y simplemente. Protestas pacíficas sin banderas ni siglas que funcionen como un aldabonazo para las conciencias, como una manifestación pública de lo que siente tanta gente que, impotente, ve cómo la derecha, cómo los ultras van ganando terreno sin que nadie les enseñe los dientes. 

Creo que quienes me cuentan estas cosas son capaces de organizarse y lo harán. Tienen tiempo, experiencia, contactos y ganas. Y sobre todo, tienen razón. A ver. 

J.T.

martes, 28 de noviembre de 2023

Ione e Irene no se van


Les irrita no poder con ellas. Que Ione Belarra e Irene Montero no se arredren les desconcierta. Nueve años ya de acoso y derribo y no hay manera: ahí están, ahí siguen, llamando a las cosas por su nombre como el primer día, incordiando a quienes saben que llevan razón cuando hablan pero les subleva tener que admitirlo . 


Ahí están, marchándose de su cargos institucionales con la satisfacción de haber propiciado avances sociales para los que esperemos que no haya marcha atrás. Unos dicen que son pasado, otros agotan histéricos contra ellas todos los insultos del diccionario en sus homilías mañaneras; otros les agradecen los “servicios prestados”… Pero no consiguen dormir lo tranquilos que les gustaría, saben que Podemos continúa ahí, saben que desde el mismo día en que nació esta formación, allá por enero de 2014, algo cambió en este país. Dieron con la tecla, pusieron el dedo en la llaga y algo mutó para siempre, pero continúan negándose a admitirlo.


Quienes llevaban casi cuatro décadas campando por sus respetos sin ser nunca cuestionados, no tardaron en percatarse de que esa zona de confort llamada bipartidismo en la que vivían estaba seriamente amenazada por la voluntad transformadora de los entonces recién llegados y el respaldo ciudadano con el que estos no tardaron en contar, como pronto empezaron a reflejar las encuestas. Unos decretaron la caza y captura y otros decidieron subirse al carro… hasta que cambiara el viento. Ahora, nueve años después, muchos de quienes se han beneficiado del trabajo político de Podemos durante todo ese tiempo no saben ya cómo demonios ingeniárselas para que esta formación política salga de sus vidas. 


Lo que se les olvida a quienes aspiran a laminar a Podemos es que, como decíamos, algo cambió en la manera de entender la política española desde que existen. Sus análisis y reflexiones no tardaron en incorporarse al debate público y buena parte de la ciudadanía abrió los ojos porque la letra y la música de lo que se les contaba sonaban bien. La monarquía dejó de ser tabú, quedó al descubierto la verdadera naturaleza de buena parte de los jueces, también el oscuro y corrupto mundo en que se mueven los medios de comunicación, desde entonces los machistas se tientan mucho más la ropa que antes, determinados comportamientos sociales bien vistos empezaron a ser cuestionados…


Por todo esto, y por muchas más cosas, ni Podemos es pasado ni tampoco su papel actual es lo irrelevante que se pretende que acabe siendo. Quienes así lo afirman saben que gozan de buena salud porque si no fuera así, dejarían de hablar de Ione e Irene, no se molestarían en atacarlas, no necesitarían insultarlas como continúan haciendo. En el Congreso de los Diputados la formación cuenta con cinco escaños, nada menos que cinco escaños, en unos tiempos políticos donde cada uno de estos asientos es oro molido. Sin Podemos, en Sumar saben que no hubieran obtenido el resultado que ha permitido a esta formación contar con fuerza suficiente para conformar un nuevo Gobierno de coalición. Lo saben en Sumar y lo saben en el PSOE, y eso les subleva.


Eso subleva no solo al Gobierno de coalición. También a todos los poderes que llevan casi diez años invirtiendo una pasta gansa en acabar con Podemos. Con centenares de mercenarios a sueldo. Ya han conseguido fagocitar a muchos de quienes durante un tiempo caminaron junto a ellos. Escuchar, por ejemplo, a Ada Colau llamando a no hacer ruido desencanta ¿tú también, Ada? ¿la misma Ada que durante años beligeró desde la Plataforma de Afectados por la Hipoteca? 


La lista de quienes, como la ex alcaldesa de Barcelona, han abandonado la pelea es ya demasiado larga. Es verdad que la existencia determina la conciencia, y que cada uno acaba gestionando su hambre como mejor le parece, pero da pena constatar cómo una vez más se repite la historia, cómo gente que caminó junta para cambiar las cosas, gente que sacó los colores al bipartidismo y sus rémoras durante una etapa mágica que dejó al aire tantas vergüenzas en este país, mucha de esa gente ha capitulado y al final se ha dejado fagocitar en unos casos por miedo al frío que hace fuera y en otros porque la ambición o la vanidad le han ganado la partida a las inquietudes por las que durante años estuvieron dando la batalla.


Por eso aplaudo cómo se despidieron Ione e Irene de sus cargos en el gobierno, porque me gusta lo que simboliza. Me parece muy higiénico desde el punto de vista democrático, y también alentador para quienes pensamos que las ideas que defiende Podemos ni las han matado ni las matarán. Sus ganas de continuar luchando me representan. A mí, y creo que a bastante más gente de lo que muchos se piensan.


J.T.






lunes, 20 de noviembre de 2023

El hosco y huraño ceño del rentista real


Atención, pregunta: cuando los nuevos ministros y ministras prometan este martes sus cargos, el todavía inquilino de la Zarzuela… ¿mantendrá la misma cara de acelga que exhibió durante el acto del viernes pasado, cuando Pedro Sánchez prometió el suyo como presidente del Gobierno elegido por mayoría absoluta en el Congreso de los Diputados?

Repaso fotos y videos, constato su expresión ceñuda, su cara de pocos amigos y me pregunto también: ¿qué puñetero mensaje quería mandar? ¿a quién quería complacer, a quién preocupar?


Pudo haber evitado esa expresión tan desabrida y no lo hizo, como tampoco evitó  el 3 de octubre del año 2017 tomar partido tras el referéndum del 1-O en Catalunya: “Desde hace ya tiempo, determinadas autoridades de Catalunya, de una manera reiterada, consciente y deliberada, -afirmó en aquel discurso televisado el hijo de Juan Carlos I- han venido incumpliendo la Constitución y su Estatuto de Autonomía, que es la ley que reconoce, protege y ampara sus instituciones históricas y su autogobierno. Con sus decisiones –continuó- han vulnerado de manera sistemática las normas aprobadas legal y legítimamente, demostrando una deslealtad inadmisible hacia los poderes del Estado”.


Perdió una excelente oportunidad de mantenerse callado y metió el patinazo más lamentable de un señor tan presuntamente preparado como él. Si aquel nefasto discurso se lo escribieran los amanuenses de Mariano Rajoy, quien seis años después le sugiriera esgrimir el careto que pudimos verle el viernes por la mañana, fuera quien fuera, decidió continuar por esa misma línea. 


Desconozco lo que hablaron él y Sánchez esa mañana, el presidente tampoco lo contará, como desconozco las presiones a las que lo someten y quiénes lo hacen pero si el rey actúa así porque se deja mangonear, malo; y si no, peor. 


¿Hacemos un ejercicio de imaginación y traducimos lo que podía estar pensando? Esa cara de vinagre puede que sea hasta inconstitucional. Espero que este martes, cuando el nuevo equipo de gobierno prometa o jure sus cargos, no se le ocurra actuar del mismo modo. Los doce millones y medio de votos que hay detrás de este nuevo Gobierno de coalición, nos guste más o menos su composición o cómo se ha acabado gestando, merecen todo el respeto del jefe del Estado; y sus gestos públicos deben reflejar, dejar constancia de esa aprobación.


Es lo mínimo que se le puede pedir a quien pronto llevará diez años en el cargo sin haberse presentado jamás a ningunas elecciones.


J.T.