domingo, 29 de mayo de 2022

¡Andaluces, espabilad!


Vosotros sabréis. O espabilamos, o nos pilla el toro. 

Más que “¡Andaluces, levantaos!” lo que me pide el cuerpo decir en estas semanas tan cruciales es “¡Andaluces, espabilad!” Porque como no espabilemos, que sepáis que el revolcón va a ser de aúpa.  

Nos pillará el toro y volverá la España de charanga y pandereta, la de cerrado y sacristía… El otro día no daba crédito cuando escuché a uno de los muchos "soldados" de Vox que dan miedito reivindicar en un comisión parlamentaria a Camela, Lola Flores y Manolo Escobar. Lo hacía al tiempo celebraba que Chanel hubiera triunfado en Eurovisión vestida de torero. Como no daba crédito a lo que estaba oyendo, horas más tarde repasé la grabación y el diario de sesiones y ahí estaba el joven ultraderechista reivindicando también… ¡las cintas de gasolinera! Les prometo que no me invento nada: fue el 24 de mayo. En Madrid. En el Senado. Sí, en 2022… el pasado martes. Esta es la cera que arde, esto es lo que nos espera como no espabilemos.

¡Andaluces, levantaos!; ¡Andaluces, espabilad!  

Si estuvieran vivos, no creo que Manolo Escobar, que era de derechas, es verdad, se dejara utilizar por estos facinerosos. Y en cuanto a Lola Flores, con el carácter y la personalidad que tenía… me puedo imaginar el pollo que les habría montado si se les hubiera ocurrido utilizar su nombre como lo están haciendo. Una profanación. 

Por si no habíamos tenido suficiente ración de España en blanco y negro, casposa y maloliente, por la tarde de ese mismo día me esperaba otro buen berrinche cuando supe que ese peligroso muchacho, tan melifluo como fascista, a quien Fernández Mañueco ha convertido en vicepresidente de Castilla y León, había insultado en sede parlamentaria a una procuradora socialista que se desplaza en silla de ruedas porque posee un porcentaje importante de discapacidad. “Le voy a hablar como si fuera usted una persona normal”, llegó a espetarle. Pero ¿se puede ser más desvergonzado, más irrespetuoso, más pendeciero y maleducado? 

¡Andaluces levantaos!; ¡Andaluces, espabilad! 

Porque como no espabilemos acabaremos infestados de ejemplares femeninos como la ultra Carla Toscano, quien este jueves lamentaba en el Congreso de los Diputados que ya no hubiera albañiles que le dedicaran requiebros desde los andamios. Como lo oyen: "Da pena –dijo textualmente- no volver a oír ciertas cosas por la calle. ¿Recuerdan el "dime cómo te llamas y te pido para Reyes", "Eso es un cuerpo y no el de la Guardia Civil"? Es una pena que su odio a la belleza y al hombre nos hagan perdernos esas formas de ingenio popular”. ¡Ea! ¡Arsa! ¡Maldita sea! Perdonen, que voy a vomitar y ahora vuelvo.

Para quienes no sigan la actualidad al minuto les puedo asegurar que todo lo que les estoy contando está documentado tanto en los diarios de sesiones correspondientes como en soporte audiovisual. Como lo están las afrentas de Macarena Olona en su despedida camino de Salobreña como paso previo a montar sus próximos pollos en la sede del Parlamento andaluz, como están documentados también los bulos de Espinosa de los Monteros insultando a Pablo Iglesias todavía a estas alturas, con el consentimiento de la cada vez más decepcionante Meritxell Batet.  

Meritxell Batet, sí, esa joven socialista catalana que apuntaba maneras cuando tomó posesión de la presidencia del Parlamento, o al menos a mí me lo pareció, y que nos ha acabado saliendo rana dedicándose a reprender a Gabriel Rufián cuando llama delincuente al emérito, lo que no deja de ser una suave y hasta respetuosa descripción de la realidad; y permitiendo en cambio al día siguiente que Espinosa de los Monteros, ese ultraderechista cuyo padre figura entre los promotores de una iniciativa pro-emérito llamada “Concordia Real Española” mienta como un bellaco tergiversando una información sobre el anterior vicepresidente del gobierno. 

¡Andaluces, levantaos!; ¡Andaluces, espabilad! 

Porque esta distopía es la que nos espera como no pongamos pie en pared antes de que sea demasiado tarde. Hoy aún estamos a tiempo. No vale ponerse a llorar el 20 de junio si hasta el día 19 nos hemos dedicado a mirar al tendido y a pensar que quienes avisamos de la tragedia que se nos puede venir encima si los fascistas llegan al gobierno andaluz somos unos exagerados y unos alarmistas. 

¿Es que no lo veis? Cada día que pasa nos comen un poquito más el terreno. Y nosotros, en Babia ¿Estamos tontos, o qué? 

J.T.

Un peligroso juguete roto


En otras circunstancias podría considerársele un jarrón chino pero no, él mismo se ha empeñado en convertirse en patético juguete roto. Muy costoso, pero roto. 

Al principio le llamábamos “El Breve” porque pensábamos que era tonto, ¡jó con el tonto!, casi cincuenta años ya tomándonos el pelo. Casi cinco décadas que quedarán reflejadas en los libros de historia y en las que ha conseguido, eso sí, situarse a la altura de las rapiñas y el descaro de sus antecesores. Él iba a ser distinto: “Motor de la transición”, ¿recuerdan?, defensor de las libertades deteniendo golpes de Estado…  

Lo que peor llevo de todo esto es la sensación de haber sido estafado, una sensación que a muchos nos cuesta aún expresar con rotundidad porque fueron décadas admitiendo, aunque fuera por omisión, que todo lo que concernía a la persona del monarca debía ser considerado tabú. Aún parece que hay miedo a expresar nuestra decepción en voz alta, aún parece que esté prohibido llamar a las cosas por su nombre y así, cuando un diputado como Gabriel Rufián lo llama delincuente en el Parlamento, la presidenta va y lo reconviene. Robó amparándose en la inviolabilidad de su figura contemplada en la Constitución, de muchas irregularidades fiscales no dio cuentas porque prescribieron, y otras... las regularizó pagando a Hacienda unos cuantos millones de euros que lo salvaron por la campana, pero ni aún así se le puede llamar delincuente según la “progresista” Meritxell Batet. Socialista. Catalana.  

Hay muchos que han decidido ponerse de su parte, darse por bien estafados y engañados, en unos casos porque viven necesitando adorar a alguien y en otros porque, desde un punto de vista político, esto permite colocarse enfrente de quienes cuestionan la monarquía como régimen parlamentario e insisten en que hay que reformar la Constitución pero ya. No olvidemos que también en el Psoe hay mucho republicano de boquilla que cuando le hablan de tocar la Constitución dicen que ni en broma. 

Al margen del debate entre monarquía y República, aquí estamos hablando de una persona con nombre y apellidos, de alguien que se ha estado riendo de nosotros desde que murió el dictador y que, visto lo visto hace unos días, aspira a seguir burlándose de nosotros todo el tiempo que le quede de vida.  

Como parece bien claro que ya se la suda todo y en su regalada senectud ha resuelto desprenderse de máscaras y disimulos, descubrimos ahora que nunca fue un campechano bonachón como en su momento algunos inocentes creímos, sino un chulo impresentable. Lo pillan con las manos en la masa, se descubren todos sus desmanes y aún así, vuelve cuando le sale de las narices no solo desafiando a la perpleja ciudadanía y poniendo a prueba nuestra paciencia, sino también la de su propia familia.  

Cuando alguien se atreve a insinuarle mínimamente si piensa dar explicaciones deja al descubierto su verdadera personalidad. Ese “Explicaciones de qué, ja,ja,ja” que le espetó a la "atrevida" reportera que “osó” formularle una tímida pregunta resume toda una actitud ante la vida de alguien que ahora, antes y siempre funciona y funcionó creyéndose por encima del bien y del mal.  

Toda su vida instalado en el arte de mentir le convirtió en un verdadero experto: engañó al dictador que lo designó, tomó posesión jurando unas leyes que inmediatamente incumplió y todo eso nos pareció bien. No se nos ocurrió que en aquellas transgresiones no había ninguna convicción política, ninguna fe en la democracia, sino que se comportaba así porque esa iba a ser siempre su manera de andar por la vida: mentir únicamente en provecho suyo. Si de paso en un momento dado eso beneficiaba a otros, pues mire usted qué bien, pero nunca nos respetó. Ninguneó hasta a su padre y ahora redondea la faena humillando a su hijo, pasando de todos nosotros como siempre y poniéndose el mundo por montera. 

Las derechas han apostado por apoyarlo sabiendo que defienden lo indefendible. Lo hacen desde la misma amoralidad que practica el viejo monarca. Le hacen la pelota como táctica política pero, en realidad, a la mayoría de ellos les importa un comino el destino de un Juan Carlos cuyo comportamiento, eso sí, les viene de perlas para confrontar con sus adversarios políticos de la izquierda.  

No tiene nada que ver la institución monárquica con las personas que la encarnan, cuyas miserias retransmitidas en directo producen verdadera vergüenza ajena. Divididos en dos bandos ellos y sus respectivos cortesanos, no estaría nada mal que el espectáculo bufo que estamos brindando al mundo finalizara cuanto antes.  

Al paso que vamos y tras el anuncio de un segundo y vergonzoso episodio en breve, puede que lo peor este aún por llegar. Tenemos culebrón para rato. 

J.T.

sábado, 28 de mayo de 2022

RTVE: Si las derechas están contentas, algo se está haciendo mal


Cuanto peor mejor.

Ese es el sueño húmedo del Partido Popular con Televisión Española: que acabe teniendo Cero Influencia en la vida política, social y económica del país.

Respaldaron en su día (marzo de 2021) al actual equipo responsable de la Corporación, que superó así los dos tercios de apoyo en el Congreso de los Diputados en primera votación y, desde el día siguiente y con la anuencia de la parte socialista del Gobierno de coalición más el silencio cómplice del PNV, los populares empezaron a copar puestos claves en el organigrama. A Unidas Podemos ni agua, al resto de los partidos una de cal y mil de arena y a los de Vox, ¿qué hacer con Vox? ¡qué miedo, menudo marrón! y ahí andan desde entonces los ultraderechistas, aprovechando las dudas de quienes no saben cómo gestionar esas encendidas soflamas anticonstitucionales que sus cabecillas sueltan apenas encuentran un micrófono cerca, sacando petróleo sin parar.

El Partido Popular no quiere que Televisión Española cuente con informativos de referencia. Este es su objetivo desde los tiempos de Mariano Rajoy y, en los cuatro años de gobierno de Pedro Sánchez, los mismos comisarios políticos que provocaron la protestas de los trabajadores en tiempos del PP, aquellos famosos y dignos “viernes negros” en los que se denunciaba la manipulación, esos mismos comisarios, decía, son quienes en la actualidad ocupan puestos de responsabilidad donde se manda mucho y, en consecuencia, se puede continuar manipulando mucho.

Tve lleva mucho tiempo insultando a diario en sus informativos la inteligencia del espectador y haciendo sufrir a quienes amamos la información decente y bien servida. No voy a poner ejemplos porque la noticia sería la ausencia de manipulación, qué digo manipulación: burla en muchos casos. Podría pedírseme que aportara ejemplos y a quien lo hiciera yo le respondería que escogiera al azar cualquier telediario, de mediodía, de la noche, del fin de semana… el que quisiera del último año y medio, o de los casi cuatro años que lleva Sánchez en Moncloa con una honrosa excepción: el período en que al frente de los Informativos estuvo Begoña Alegría. Tomamos cualquier telediario, como decía, y lo analizamos  minuciosamente, minuto a minuto, segundo a segundo: el enfoque, la selección de totales, la organización de la escaleta… Cuando quieran y donde quieran les demuestro que no es ya manipulación sino, en muchos casos, burla descarada para con el espectador como lo era en tiempos de Soraya y Cospedal.

Para verificar la satisfacción de las derechas con Tve, basta comprobar que ese tridente que conforman sus periódicos de cabecera (El Mundo, ABC, La Razón…) apenas abren la boca para criticar los telediarios. El martes 24 de mayo, el diario El País dedicaba toda una página a la gestión del actual equipo directivo que titulaba “El progresivo hundimiento de RTVE, una crisis sin solución a la vista”. RTVE siempre fue una balsa de pirañas y ningún equipo directivo lo tendría nunca fácil, pero hablar de “reinos de taifas” como hizo el presidente de la Corporación en sede parlamentaria durante su más reciente comparecencia no creo que ayude a mejorar las cosas. Tampoco declarar que se encuentran “ante una estrategia concertada de acoso y derribo a profesionales de la Corporación” porque, entre otros asuntos, a una persona de la redacción se le ocurrió publicar hace días en su cuenta personal un tuit que no gustó a la dirección.

Como escribía también Rosario G. Gómez en El País, lo cierto es que “un año después del relevo en la cúpula directiva, la corporación pública tiene cada vez menos relevancia en el panorama audiovisual español”. Y eso, añado yo, al PP le parece de perlas. Le parece de perlas porque, como decíamos al principio, ese es su objetivo. Que los medios públicos pinten lo menos posible en el panorama informativo de nuestro país. Así ocurre desde hace tiempo con Radio Nacional y con varias autonómicas ¿Por qué? Porque la doctrina la tienen que impartir las privadas, que es lo que a ellos les interesa. La presencia de afines al PP en puestos clave de la estructura informativa de Tve ayuda a redondear la faena a la hora de conseguir este objetivo.

Aún así, como las derechas son insaciables, no se dan nunca por satisfechos y todo les parece poco: por eso llegan a tener la caradura que exhibió un miembro del PP en la última comisión de control al quejarse de que un asunto menor, que afecta a un hermano del socialista Ximo Puig, se emitiera en el minuto 12 del Telediario y ocupara solo once segundos. Pero… ¿qué querían, que se abriera con eso? ¡Si ni siquiera se había tenido que haber dado!, ¿cómo pueden tener esa caradura? Pues porque aprovechan cualquier cosa para avisar, para intimidar, para advertir de que, aunque en estos momentos parecen satisfechos, se pueden cabrear a las primeras de cambio.

Si ganaran las próximas elecciones generales, argumentos como estos les valdrán para cuestionar la continuidad de un equipo que el parlamento respaldó para seis años. Si el PP acabara necesitando a Vox para gobernar, no me quiero ni imaginar la escabechina que perpetrarían, porque si los unos tienen la piel fina, de los otros ya mejor ni hablar. Hace unos días se me ocurrió escribir un tuit en el que decía que “la cancha a Vox en los telediarios de la 1 de tve es cada vez más inentendible. Por supuesto, nada explicable desde un punto de vista profesional y por completo inadmisible desde un punto de vista democrático”. Jamás he recibido más insultos en mi vida. Una hora larga estuve bloqueando haters

Esa es la cera que arde. Y eso es lo que, desde mi punto de vista, no se puede tolerar. No se puede permitir que el Partido Popular, con la anuencia de la ultraderecha, consiga que la capacidad de influencia de Televisión Española acabe siendo Cero Patatero. Dado que se trata de su sueño húmedo, todos los esfuerzos para evitar que lo logren serán pocos.

J.T.

sábado, 21 de mayo de 2022

Sobre el presunto perfil bajo de Feijóo


Entre el insultante regreso de Juan Carlos por un lado, y por otro las grabaciones de Villarejo conspirando con personajes del PP en su día bien relevantes, Alberto Núñez Feijóo pugna por hacerse un hueco para arañar titulares e ir ganado relevancia y apenas lo consigue, el pobre. Eligió mala época para hacerse notar. Hasta Chanel le quitó foco varios días acaparando titulares antes, durante y después de su actuación en el Eurofestival. Y la semana que viene la final de la Champions, ¡jó!, así no hay manera.

Hay lugares en los que aparecer estos días por sus alrededores puede ser un arma de doble filo (p.e. las regatas de Sanxenxo este fin de semana por muy de acuerdo que esté con el regreso del emérito) y hay otros ámbitos donde le roban el protagonismo no solo Pedro Sánchez con sus periplos internacionales, sino Ayuso y hasta Almeida, cuyos papeles institucionales les permiten chupar mucha más cámara que al líder de su partido, como sucedió en la reciente visita del emir de Qatar. Y bien que lo aprovecharon: cena de gala, discursos…

Manos mal que Tve, tan preocupada ella siempre por la buena imagen del Partido Popular y de su flamante líder, pone de su parte todo lo que puede, ya sea retransmitiendo por el 24 horas en directo hasta sus ruedas de prensa en Ceuta, ya sea metiendo totales con calzador en los telediarios vengan o no a cuento. Claro que con tanto peloteo igual no le hacen ningún favor, habida cuenta de las escasez de pericia que Feijóo está demostrando en el arte de afrontar canutazos.

Madrid no es Galicia, así que el nuevo faro de la derecha presuntamente moderada va a tener que ensayar un poco más. Es verdad que no grita ni insulta, al menos de momento pero cuesta trabajo encontrar alguna diferencia contundente entre sus mensajes y los de su predecesor, si es que estas existen. Hay veces que se lía más de la cuenta, como en ese triste espectáculo que nos brindaron hace unos días a propósito del empleo del vocablo “nacionalidad”. Tras escucharlos a él y a Bendodo, la única conclusión posible es que ni ellos mismos se aclaran a la hora de emplear públicamente términos como nación, plurinacionalidad o nacionalidad por muy empollada que se tengan esa Constitución que tanto aman y cuyo articulo 2 explica con claridad que la carta Magna está fundamentada en “la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas”.

A la hora de poner el cebo para que piquen los medios amantes del periodismo declarativo (que son prácticamente todos, a pesar de tratarse de una modalidad informativa abominable) Ayuso le sigue ganando por goleada a Feijóo como antes le ganaba a Casado. Pero no solo le gana ella, también lo hacen los cabezas visibles de Vox, que siguen sin recibir de Feijóo las tajantes réplicas que merecen y que el Partido Popular necesita, según aseguran ellos mismos, para marcar distancias, fijar posiciones y recuperar un electorado que es suyo y no de los ultraderechistas.

Mientras consigue encontrar un asesor tan malvado y eficaz como Miguel Ángel Rodríguez lo es para la presidenta de la Comunidad de Madrid, más le vale al nuevo líder popular no meter la pata más de lo estrictamente inevitable. El jardín en el que se metió para manifestar su disconformidad con algunos aspectos de la ley del aborto producía verdadera vergüenza ajena. Lo de predicar bajadas de impuestos no se lo cree ni él…

El aire parece estar a su favor pero él no acaba de arrancar. Además de Tve, Mediaset ya le ha hecho también la ola con programas como la larga entrevista “humana” en casa de Bertín Osborne,
Atresmedia le rinde pleitesía en cada uno de sus informativos con Vallés y demás palmeros postrados de hinojos a la menor excusa; ese tridente de papel que conforman ABC, La Razón y El Mundo se deshace a diario en halagos a través de sus editoriales y de la nómina de columnistas que arremeten sin descanso contra el correoso Sánchez y la “perfidia” de Podemos. Aún así, en las primeras páginas le dedican poco espacio, no por falta de ganas  pero se conoce que no acaban de encontrar la percha adecuada para promocionar y ensalzar a su amado líder.

Si hace alguna cosa, se nota poco; y las que no hace, como dilatar la renovación del Poder Judicial, lo mantienen en los mismos marcos de actuación en los que se movía el equipo anterior. Puede que no crispe pero tampoco destaca, lo que no sabemos es si eso es malo o bueno porque igual un día, más pronto que tarde, nos sorprende y acaba saliendo a flote ese otro Feijóo nada suave ni contemporizador cuya gestión al frente de la Xunta muchos gallegos aseguran haber sufrido en sus carnes durante casi cuatro legislaturas.

J.T.

domingo, 15 de mayo de 2022

¡No a los sembradores de la discordia!


Vox es todo menos estabilidad, menos sosiego, todo lo contrario del buen rollo.

Están haciendo país más feo y crispado.

Si una mayoría acaba seducida por sus cantos de sirena estamos perdidos. 

Están usando la intimidación como arma política, claro que no intimida solo Vox. Siembran la discordia y hurgan en las inseguridades del ciudadano de a pie, en sus miedos, les prometen un mundo idílico con mejores trabajos, más libertad, un mundo en que la leche y la miel manarán por las esquinas… y les compran el discurso; hay pobres que se lo creen y se ponen la banderita en la pulsera y e la mascarilla, ¿cómo se entiende eso? 

Como decía alguien el otro día, en todas las tertulias televisivas encontrarás un periodista de okdiario, un economista liberal, un expolítico corrupto y un presentador antiPodemos. Igual tiene algo que ver. Porque esto es así no solo en las televisiones privadas, sino también en las públicas. Lo de las televisiones públicas en España, tanto la del Estado como las autonómicas, son una de las mayores vergüenzas para quienes creemos en la necesidad de un periodismo decente. En una televisión pública, lo sabemos, no se le debe tener respeto al político que reclama espacio para mentir y no respeta al espectador, propietario último del medio a cambio del derecho de estar bien informado. O por lo menos a no ser engañado. 

Conviene recordar cada día, y más en tiempos preelectorales como lo son ahora en Andalucía, que las derechas han votado en los últimos tiempos contra muchas cosas que beneficiarían al bolsillo del ciudadano medio: votaron en contra de bajar 20 céntimos la gasolina y el gasoil, contra la bajada del IVA en la electricidad del 21 a 10 por ciento, contra la regulación del alquiler, contra la llegada de miles de millones de fondos europeos para la agricultura, la pesca y el transporte. Aún así, todo esto se ha conseguido a pesar de ellos, del PP y de Vox. No, no serán ellos quienes mejoren nunca la vida de la gente. El problema es que aún así, hay pobres empeñados en votarlos, ¿cómo se entiende eso? 

Quizás tenga algo que ver que hemos caído en la trampa de darles toda la cancha del mundo y además replicamos sus provocaciones, lo que se ha traducido en airearlas y hablar más de ellas, que es precisamente lo que buscan. Hay que procurar no comprarles el marco a los ultras ni por un instante, y si lo hacemos nos comportaremos como unos verdaderos pardillos.  

Madre mía, quién nos ha visto y quién nos ve! Ahora que se aproximan las elecciones andaluzas, no puedo dejar de recordar los tiempos en que cantábamos himnos de protesta y salíamos a pelear a las calles, los tiempos en que apuntalábamos nuestro anhelos con estimulantes lecturas y debates enriquecedores. Nos íbamos a encargar de que nuestros hijos vivieran en un mundo mejor que el nuestro y a estas alturas, al menos yo y más en Andalucía, me muero literalmente de vergüenza. 

Como decía al principio, si una mayoría acaba seducida por los cantos de sirena de la ultraderecha, estamos perdidos. Será una marcha atrás irreparable donde volverán los tiempos del blanco y negro y la mano dura. Y años después, cuando queramos salir del desastre, tendremos que volver a empezar prácticamente de cero. 

J.T.

sábado, 14 de mayo de 2022

¿Qué hemos hecho para merecer Vox?


Hago números y no me salen las cuentas. Sin los pobres, los explotados, los colectivos LGTBI, las mujeres discriminadas en su trabajo y víctimas de mil injusticias, los jóvenes que no consiguen encauzar un proyecto de vida, los jubilados que han de hacer juegos malabares con su pensión para sobrevivir con un mínimo de dignidad… si ni una sola persona de estos colectivos los votara, la ultraderecha no podría conseguir los resultados que consigue.

Me niego a pensar que son tontos quienes los votan, me niego a pensar que no saben que están votando contra sus propios intereses. Así que si lo hacen, ¿por qué lo hacen?

Muchos talentos analíticos se estrellan ante esta cuestión. Si ellos son menos, tienen menos argumentos y son más cobardes, ¿cómo es que se están llevando el gato al agua? ¿cómo es posible que vayan a subir en Andalucía lo que predicen las encuestas? ¿qué conjunción astral es la que ha llegado a permitir que un joven como Juan García-Gallardo, por ejemplo, haya acabado siendo vicepresidente de una Comunidad Autónoma? ¿qué hemos hecho tan mal para que un joven como él sea a sus 31 años un ultraderechista convencido y entre sus prioridades figure acabar con la ley de memoria histórica cuanto antes? (ha transcurrido apenas un mes y ya nadie habla de Castilla y León, ¿se dan cuenta a la velocidad que va esto?).

¿Qué educación le hemos dado, qué le hemos enseñado a García-Gallardo y a tantos jóvenes como él nacidos en plena democracia, cuando Franco llevaba quince años muerto y el PSOE  casi diez gobernando? ¿quién se está equivocando aquí? ¿qué tiene que pasar para que abran los ojos quienes los votan? ¿Cómo ha podido calar en el imaginario popular la crítica despiadada a un gobierno de coalición que, con sus luces y sus sombras, está mejorando sin discusión la vida de una buena parte de la población que sin sus políticas estaría teniendo en estos momentos problemas serios de supervivencia?

¿Cómo es posible que comunicadores escorados como Vicente Vallés, Ana Rosa, Motos y compañía hayan conseguido imponer hasta tal punto la animadversión contra el Gobierno de coalición? ¿cómo se entiende que los mismos beneficiarios de sus políticas manifiesten en bares y plazas la disposición a votar ultraderecha a ver si así “ se arregla de una vez España”. ¿Pero esto qué es, qué está pasando aquí? ¿qué hacemos tan quietos? ¿nadie lo va a parar?

A veces tengo la sensación de que, bien sea por el bombardeo mediático, bien por dejación y languidez de la izquierda, la ultraderecha se abre paso “como un cuchillo en la mantequilla” apenas sin resistencia. Yo creo que hay quien piensa que se trata de una broma, que tanto odio y provocación como los que personalizan gentes del talante de Macarena Olona no pueden ser verdad. Dado que es demasiado odio, demasiado insulto, demasiada provocación… parece una broma porque nos cuesta entender dónde podía estar escondida hasta ahora toda esa gente, y dónde han mamado tanta irritación para crisparnos como lo están haciendo.

No veo que nadie dé la voz de alarma en serio. Es como si no nos creyéramos que puede pasar nada terrible. Hacer oídos sordos puede derivar en que llegue el momento en que no haya marcha atrás y entonces será cuando lamentaremos no haber espabilado a tiempo.

Es verdad que existe una ola reaccionaria a nivel mundial que en España ha acabado calando, entre otras cosas porque es muy posible que, en según qué sectores, estuviera sobreviviendo sin hacer demasiado ruido hasta que han visto el momento propicio. El bipartidismo no debía molestarles demasiado, pero el procès en Catalunya y la llegada del Gobierno de coalición hizo que se asustaran (tampoco demasiado) porque debieron pensar que igual no podían continuar campando a sus anchas como habían hecho siempre. En instituciones como la judicatura o los cuerpos de seguridad, las máscaras de los agazapados saltaron por los aires y empezó la ofensiva económica y mediática que acabó colocando la ultraderecha en los parlamentos.

El ninguneo de los medios públicos a Unidas Podemos y todo su entorno, a pesar de sus representaciones parlamentarias y su peso en el Gobierno de coalición, frente a la generosa cancha otorgada al fascismo, empieza a obtener sus abominables frutos.

Así están las cosas, cuando quedan 36 días para las elecciones andaluzas.

J.T.

martes, 10 de mayo de 2022

Tertulianos de mis desvelos


Años llevo oyendo vuestros dislates en las tertulias. 

Años avergonzándome con los titulares de los periódicos donde trabajáis.

Años viéndoos recurrir a lugares comunes para desacreditar todo lo que sonara a Unidas Podemos. Sé que muchos estáis estos días brindando con cava, que no podéis disimular la alegría por todo lo que está pasando en Andalucía desde la medianoche del viernes pasado.

Años llevo viendo a vuestros directores desbarrar, regando los kioscos de portadas infectas y vergonzosas. Aquellos nuevos y jóvenes políticos hablaban con solvencia y decían verdades como puños pero daba igual, leña al mono. Las vacas sagradas de la radio y la tele los desacreditaban, los insultaban, no se escatimaron fondos para escudriñar la trayectoria vital de cada uno de los cabecillas de la formación morada desde el mismo día en que nacieron.

Los persiguieron fiscalmente, les atribuyeron financiaciones extranjeras, los acosaron, les hicieron bullying porque habían acertado, los imputaban en los juzgados por cualquier tontería, habían puesto el dedo en la llaga y dejaron al descubierto las costuras del sistema. Cuestionaron asuntos hasta entonces innombrables y a personajes intocables. Pero ¡qué insolencia!, pensasteis y escribisteis desde los primeros días, pero ¿cómo se atreven? En las ruedas de prensa exhibíais una agresividad que nunca os atrevisteis a usar con miembros de los partidos de toda la vida, las entrevistas no eran entrevistas sino interrogatorios. Las asociaciones de la prensa pusieron su granito de arena para contribuir al asedio.

Es verdad que a ellos les costó mucho, o sencillamente no supieron, digerir bien el éxito de los primeros tiempos. Ni el éxito, ni tampoco las furibundas campañas mediáticas. Empezaron a generalizar a la hora de contraatacar a la prensa y ahí se equivocaron. Nunca debieron entrar a según qué trapos, pero entraron. Lo que hacían con ellos a diario no tenía nombre pero cayeron en la trampa de entrar en el cuerpo a cuerpo no solo con primeros espadas mediáticos, sino también con redactores de a pie que intentaban hacer su trabajo lo mejor posible cuando les tocaba cubrir sus ruedas de prensa, y a quienes sus jefes les titulaban luego los artículos de la manera más agresiva posible.

Pensaron los morados que podrían con todo y ese punto de vanidad puede que tenga que ver con lo que está ocurriendo ahora, porque si al principio el objetivo de quienes no toleraban su presencia en las instituciones era evitar que sacaran la cabeza demasiado, si no consiguieron evitar la formación del Gobierno de coalición... desde entonces pocos disimulan las ganas que tienen de hacerlos desaparecer. Ni la disimulan los medios, ni tampoco los políticos, Psoe incluido. 

Y, mire usted por dónde, por una extraña conjunción astral que a mi me tiene boquiabierto y desconcertado desde el pasado fin de semana, en Andalucía se lo están poniendo en bandeja, todos ellos frotándose las manos ya, cuarenta días antes de “Día D”, sin acabar de creerse el regalo que les está cayendo del cielo.

J.T.

lunes, 9 de mayo de 2022

Cuando el rigor importa un bledo


Que sea verdad lo que cuentas no es lo sustancial. 

El rigor les importa un bledo. 

Lo que buscan es que lo que difunden tenga repercusión y cale entre quienes luego poseen capacidad de trasladar esas reflexiones a más gente, a sus grupos de redes, a sus ambientes en la calle, a su mundo familiar, profesional o social… 

Los talentos de sesudos investigadores, que no dan a conocer nada hasta que no lo tienen verificado por diversas fuentes, se estrellan ante la amoralidad de quienes han decidido hacer de la comunicación, del ejercicio del periodismo, el far west más canalla. Cada vez se comprueba menos la veracidad de lo que se escucha, se lee o incluso se ve. 

La capacidad de engañar aumenta a medida que los medios son más sofisticados y los canales para ofrecer contenidos se reproducen por esporas. Mentir siempre tuvo éxito pero ahora esas mentiras, instrumento habitual del propagandista político, circulan a mayor velocidad y resulta más difícil neutralizarlas. 

Si no andas avispado, como profesional de la comunicación, en lugar de producir contenido te verás obligado a estar todo el tiempo desmintiendo el que generan otros para acabar haciéndote eco de él en lugar de producir el tuyo propio. Es como estar sacando agua sin parar de una casa inundada y no conseguir nunca que el suelo se seque del todo para poner la alfombras. 

La capacidad de intoxicar, de propagar infundios con apariencia de veracidad es cada vez más efectiva. Los partidos políticos, sobre todo los de la derecha y esta ultraderecha faltona y frentista con la que nos ha tocado lidiar, lo saben y lo están aprovechando. 

Pero lo grave es que, en lugar de ponerlos en su sitio, los medios de comunicación se dedican a seguirles el juego, sobre todo cuando comprueban que haciéndolo aumentan sus propios seguidores, sus clicks, su audiencia… La honestidad no vende tanto como la desvergüenza. He ahí el dilema de quienes han entrado sin remedio en el juego, en ese círculo infernal donde los resultados son lo único que importa.  

¡Ah! Y nada de reflexiones sesudas: frases cortas y vas que te matas. Lo que dura una respiración o dos, si te entretienes en desarrollar una idea desconectarán y se irán a otra cosa mariposa. La necesidad de argumentar con un cierto sosiego está perdiendo el partido frente al mundo del fast food, del consumo rápido. Razonar demasiado, elaborar en exceso una idea, un argumento, no parece que sea la mejor manera de atraer la atención de aquellos a quienes queremos convencer. 

Hay que ser cortos y contundentes. Eso es lo que hay. 

No sé si me parece bien, pero por si acaso este artículo va a terminar aquí antes de que acabe siendo demasiado largo ¿O ya lo es?  

Si has llegado hasta aquí, querida lectora, querido lector…gracias mil! 
Si te ha parecido largo dímelo para mejorar. 
Aunque otra cosa os digo también: continuaré siendo largo cuando lo considere conveniente. 
Aunque no me leáis. 
Sí, ya lo sé. 
Condición y figura. 
Abrazo grande. 

J.T.

domingo, 8 de mayo de 2022

Andalucía. De feria en feria hasta el desastre final


Acabó la Feria de Sevilla y empieza en Jerez de la Frontera la Feria del Caballo; en Granada se ha celebrado la Cruz de Mayo por todo lo alto y en Córdoba están en plena euforia con la vuelta de los Patios (Patrimonio Inmaterial de la Humanidad) seguidamente la Cata de Vinos y a final de mes su correspondiente Feria como está mandao.

Por las fechas en que Juanma Moreno decidió anticipar elecciones, vuelven a abrirse al mismo tiempo todas las compuertas festivas de Andalucía en primavera, después de más de mil días cerradas por pandemia. La convocatoria electoral tuvo lugar en plena resaca de la primera Semana Santa con pasos y tronos en la calle desde abril de 2019. ¿Casualidad? Claro que no. Cuando hizo pública su decisión, el presidente andaluz ofreció algunas de las razones que la llevaron a adoptarla, pero no todas. Buen conocedor de los calendarios como es, Moreno Bonilla sabía perfectamente la retahíla de jolgorios entre los que se iba a desenvolver tanto la precampaña como la campaña electoral si convocaba para el domingo 19 de junio.

Igual se le pasó por alto el Carnaval de Cádiz, que se celebra este año con retraso porque si no habría que haber  esperado un año más. Esa explosión de alegría, esas ganas de disfrutar que se detectan en las fiestas que ya se van pudiendo celebrar, no podía tener mejor condimento que las letras de los coros, comparsas y chirigotas de Cádiz. Que el carnaval retrasado se celebre también en plena época electoral es un hermoso guiño del destino, un regalo providencial cuyas despiadadas sátiras van a proporcionar a muchos una satisfacción añadida.

A buena parte de los candidatos puede que no les hagan tanta gracia, pero que ningún político se apure porque fiestas en Andalucía esta primavera a las que ir a fotografiarse hasta reventar instagram no les van a faltar. Entre ellas estará hasta el Rocío, que este año ofrece programa doble: primero el 22 de mayo cuando, tras haber permanecido enclaustrada en Almonte por la pandemia dos años más de los previstos, la imagen habrá de ser trasladada hasta las marismas antes de la temida locura colectiva que el domingo 5 de junio volverá a estallar en la famosa ermita después de mil días largos de abstinencia forzada.

Por si todavía faltaba algo, tenemos de postre el Corpus, que tanto en Granada como en Sevilla se sigue celebrando en un jueves que además mantiene el carácter de día festivo. Este año, ¡oh, casualidad! es el 16 de junio, justo la jornada anterior al día en que acaba la campaña, comienzo de puente también para quienes viven en estas ciudades. Es decir, que tanto granadinos como sevillanos escaparán en tromba a las playas y la abstención aumentará.

Tanto durante la precampaña como en campaña, los políticos andan y seguirán andando de sarao en sarao… hasta el desastre final. Más desastre para unos que para otros pero desastre al fin y al cabo, porque tras el escrutinio no se me ocurre ningún panorama posible que me pueda alegrar el cuerpo. Cada vez que pienso en la ultraderecha formando parte del gobierno andaluz se me corta la digestión. Las izquierdas parecen más afectadas que nunca por ese maldito virus llamado desunión que no saben o no quieren sacarse de encima para siempre. ¡Habrase visto el espectáculo que se le brindó al respetable el viernes pasado jugando con fuego y mareando la perdiz hasta que finalmente les pilló el toro! Han hecho más el ridículo que Carlos Herrera bailando sevillanas. Claro que hay que admitir que a Inés Arrimadas, que bailaba con el locutor en las imágenes difundidas por internet, se le da mejor bailar que pilotar el taxi en el que ya caben todos los que le quedan en Ciudadanos.

Hay que reconocer que nadie parece dispuesto a renunciar a su minuto de gloria en las redes ¡Ay, ese instagram reventando! Entre los muchos y memorables momentos que han quedado ya inmortalizados para la posteridad durante estos días de precampaña, hemos visto a Juanma Moreno en Sevilla de caseta en caseta y en los Patios de Córdoba; a Juan Marín con salvavidas, Giralda y piscina; a Juan Espadas repartiendo saludos que parecían bendiciones (se ha puesto malito, pobre); a Teresa Rodríguez y a Kichi en plan fashion en las playas gaditanas; hemos visto también a Yolanda Díaz repartiendo sonrisas, besos y abrazos, fotografiándose con Inma Nieto y Juan Antonio Delgado, en una esquina de la foto este último, como convidado de piedra, como temiéndose lo que iba a pasar… Y también, cómo no, hemos visto a Macarena Olona en la Maestranza y departiendo, es un decir, con Moreno Bonilla en la feria…

Tanto los que ganen como los que pierdan el 19 de junio, al menos llevarán dos meses poniéndose de rebujito hasta las trancas. Y que les quiten lo bailao! Quedan 42 días.

J.T.

sábado, 7 de mayo de 2022

RTVE. Vamos tarde



Yo no sé si RTVE puede evitar que Abascal acabe siendo vicepresidente del gobierno de la nación, pero lo que no entiendo muy bien es por qué esta institución pública parece a veces empeñada en que acabe consiguiéndolo.

Por más que me lo pregunto tampoco entiendo cómo es posible que, tras casi cuatro años de gobierno progresista, TVE no haya conseguido recuperar la buena factura de la que hizo gala durante los años de Zapatero, ni cómo es posible que la cuesta abajo en audiencia que comenzó cuando Rajoy llegó al poder no se haya podido detener, o que la calidad de aquellos informativos que llenaron la casa de premios nacionales e internacionales no se haya podido aún recuperar.

Quienes afirman que el actual Gobierno de coalición le ha entregado la televisión al PP puede que no estén haciendo un diagnóstico acertado, pero tampoco demasiado exagerado, por mucho que esta no sea la intención de su actual cúpula directiva. En los informativos abundan los adjetivos cargados de intención y los verbos valorativos, que por lo general van dirigidos a denostar la parte socialista del gobierno o a machacar a sus socios de coalición. Todo buen periodista sabe que debe huir de esta costumbre porque practicarla significa faltarle el respeto al espectador, igual que si al elaborar una escaleta se hace con criterios ideológicos en lugar de profesionales. Otra día entraremos en más pormenores.

La televisión y la radio públicas deben ayudar a abrir los ojos, los datos deben servirse desnudos para que quien los recibe pueda formarse su propio criterio. En estos momentos, esto no solo no es así en ningún medio público del territorio español sino que en la mayoría de ellos se contribuye a amplificar el mundo de los bulos de la ultraderecha. En este aspecto, TVE no es la excepción que sería deseable.

Pasemos por alto en esta ocasión, si les parece, las guerras internas de poder, dejemos para otro día también asuntos como por ejemplo el baile de puestos en los altos cargos de dirección y vayamos a los resultados: los resultados a día de hoy dejan mucho que desear por la calidad del producto final, por los porcentajes de audiencia y por el excesivo dinero que cuesta la pantagruélica estructura de la casa.

El malestar interno, tradicional en la empresa, no solo no desaparece sino que parece ir a peor, buena parte de la plantilla acude a trabajar desmotivada y hay quienes lo hacen avergonzados según me aseguran porque no les gusta el producto que están sacando a la calle; ellos saben hacerlo mejor y están preparados de sobra, remarcan, para ofrecer al espectador un trabajo mucho más decente del que en estos momentos aparece en pantalla.

¿Por qué no es así? He ahí la pregunta del millón. No me atrevería a asegurar que hay miedo, pero es un hecho cierto que un considerable porcentaje de trabajadores cuentan a diario las fechas que les faltan para jubilarse como también lo es que otros muchos saldrían corriendo a la mínima oportunidad laboral que encontraran. Tragan y callan por miedo a perder sus pluses, sus prebendas o, sencillamente, el empleo que les da de comer.

El espectador, ajeno a todo esto a pesar de ser quien lo paga, se limita a pasar de largo por el dial dado que le cuesta encontrar argumentos para detenerse. La excelente cobertura de la guerra de Ucrania está pasando desapercibida quizás porque buena parte de los consumidores ha perdido la fe en que algo de lo que ofrece Televisión Española pueda estar bien hecho. Llevan ya demasiado tiempo sin encontrar nada que les divierta, les entretenga o les informe en condiciones y se cabrean, mucho, porque se siente timados o tratados como tontos. 

A la puerta están ya las elecciones andaluzas, en un año habrá municipales y autonómicas y quién sabe si, como apunta en una de sus últimas columnas mi compañera Ana Pardo de Vera, las generales acabarán adelantándose. Vamos tarde. Estos días han tomado posesión de cargos de importancia dos profesionales (José Pablo López y Pep Vilar) en cuyas manos está desde ahora la oportunidad de mejorar las cosas y evitar quizás que Abascal acabe convirtiéndose en vicepresidente del Gobierno. Veremos.

J.T.


viernes, 6 de mayo de 2022

¿Por qué mola hablar mal de Unidas Podemos?


Pareciera que lo más in, lo que se lleva esta temporada, la tendencia, el trending topic… sea hablar mal de Unidas Podemos. 

Hay comportamientos grupales que de una manera tácita se convierten en convención, en regla asumida. Hay lugares comunes que entran en vena en los usos sociales y que cuesta horrores combatir. En el caso de Unidas Podemos, ni el bombardeo mediático de casi ocho años ha conseguido amilanarlos, aunque ahora parezca que sus detractores andan más cerca de lograrlo. Por una extraña conjunción astral, últimamente da la impresión de que todo lo asociado a Unidas Podemos suena mal y hasta huele mal. Desde mi punto de vista, se trata de una gran injusticia. 

Un grupo de profesores, gente procedente de la Universidad poco cauta, es verdad, pero con las ideas muy claras, irrumpió en escena el año 2014 poniendo en solfa la cómoda vida sin sobresaltos que hasta entonces llevaban los políticos en España. Eran jóvenes intelectuales que decían verdades como templos, consiguieron que muchas de sus ideas calaran en ese momento y, partiendo de la nada más absoluta, en poco más de cuatro años lograron llegar al Gobierno de la nación, ostentar una vicepresidencia segunda y cuatro ministerios, entre ellos el de Trabajo.  

Acto seguido promovieron, y lograron, la adopción de medidas y la aprobación de leyes sociales que desde entonces han mejorado sensiblemente la vida de millones de españoles. Han ayudado a los más indefensos, han combatido con éxito injusticias flagrantes pero aún así… caen mal. ¿Alguien entiende algo? Y lo que es aún más insólito: caen mal a muchos de quienes en estos momentos se están beneficiando de mejoras en sus vidas que jamás habrían conseguido si los miembros de Unidas Podemos en el Gobierno de coalición no hubieran puesto en ello todo su empeño. Sus compañeros en el Consejo de ministros se resistieron como gatos panza arriba a muchas de aquellas mejoras, se negaban, les llamaron cabezones, pero ellos no dieron su brazo a torcer y… ganaron muchas batallas.  

Bueno, pues aún así queda cool hablar mal de ellos, demonizarlos, quitarle importancia a sus logros. El aparato de propaganda de los poderosos que se sienten amenazados y ven peligrar sus privilegios por culpa de las “cabezonerías” de Unidas Podemos ha sido tan eficaz y rastrero, los han machacado con tanta insistencia que al final nos encontramos en una especie de distopía inexplicable: quienes se preocupan porque las víctimas de las injusticias vivan mejor han acabado convirtiéndose en sospechosos, hay que echarlos como sea. Pero vamos a ver, ¿estamos todos locos, o qué?. El mundo al revés, pero ¿qué demonios está pasando aquí?  

Al mismo tiempo que estas cosas han ido sucediendo, el partido político con mayor índice de ladrones por metro cuadrado de nuestro país acabó partiéndose en dos, al menos de cara a la galería porque nunca renunciaron a los “tocamientos pecaminosos”. Por separado salían perdiendo y ya llevan un tiempo noviando con renovada pasión para así hacer frente con mayor eficacia a aquella formación promovida por universitarios nacida en 2014 que demostró en un plisplás que sí se podía, que cambiar las cosas era factible.  

Les faltaba a aquellos jóvenes universitarios experiencia, retranca y apoyo mediático, les sobraban además sin duda unos cuantos kilos de soberbia y petulancia, es cierto, pero los logros que han conseguido en esta era de pandemias, volcanes y guerras han servido para que buena parte de la ciudadanía hayamos podido respirar durante ese tiempo medianamente aliviados cada vez que imáginábamos qué hubiera sido de nosotros si populares y ultraderechistas hubieran estado al frente del Gobierno de la nación en esos momentos.

La gran paradoja, otra más, es que el Psoe, a cuyos éxitos durante este tiempo tanto ha contribuido Unidas Podemos, ese partido que no estaría donde está si Unidas Podemos no hubiera existido, dedica ahora buena parte de sus energías a denostar a sus socios con cualquier pretexto, a ningunearlo y a disimular cada vez menos las ganas que tienen de quitárselos de en medio cuanto antes. En esta obsesión por acabar con Unidas Podemos coinciden los socialistas con la ultraderecha y con el moribundo partido naranja nacido para hacerles frente y que, dado que tenían los pies de barro, no tardaron en quedarse por el camino. 

En resumen, que entre unos y otros han conseguido que mole hablar mal de Unidas Podemos. El objetivo es insistir hasta que la ciudadanía tenga más en mente los ataques que estos reciben que los logros que han contribuido a conseguir, y que eso les haga perder apoyo en las próximas convocatorias electorales. Así parecen predecirlo los sondeos, sobre todo de cara a los comicios que tenemos más cerca, las autonómicas andaluzas el próximo 19 de junio.  

Como hace unos días escribía yo en mi cuenta de twitter… 

Dieron en la tecla.
Acertaron de plano. 
Pisaron todos los los callos. 
Sus diagnósticos y sus análisis fueron irrefutables. 
Mentiras de muchos años quedaron desnudas de golpe. 
Y fueron a por ellos.”

J.T.

jueves, 5 de mayo de 2022

Todos los días en "el candelabro"


Están en todas las salsas. Como en el huevo y la gallina, difícil saber qué fue primero. Si yo fuera presidente de Comunidad Autónoma, hace tiempo que se me estarían llevando los demonios con el abusivo predicamento del que goza Isabel Díaz Ayuso en los medios. 

Madrid, una autonomía inventada porque nadie sabía qué hacer con la provincia donde estaban todas las instituciones del Estado, parida tras la negativa de las dos Castillas a que formara parte de ninguna de ellas es a día de hoy, 40 años después de su nacimiento, la que más presencia tiene en periódicos, radios y televisiones. Pero no porque en ella resida el Jefe del Estado o se encuentre la sede del gobierno y del Congreso de los diputados, sino porque al frente de la Comunidad Autónoma hay una joven cuarentañera, desahogada y desinhibida, que cada mañana sale a la calle mínimo con una par de frases pensadas para que no haya más remedio que acabar haciéndose eco de ellas.  

Buena parte de sus ocurrencias van dirigidas contra el gobierno y su presidente, ejerciendo así de oposición más que el partido al que pertenece, pero hay que admitir que su repertorio es amplio: un día le toca a los catalanes, otro a los vascos, otro a Podemos, otro a los sindicatos, otro se encara con quien “osa” pedirle explicaciones sobre las muchas irregularidades que salpican su gestión, por no hablar de cuando le da por impartir lecciones de historia de España.  

El caso es que está todo el día en “el candelabro”. No en los medios madrileños, no: en los de difusión nacional y en las redes, faltaría más, algo que no consiguen ni en sueños el presidente asturiano -¿alguien sabe su nombre?-, el de Murcia o la presidenta balear, por citar solo tres responsables de autonomías. Por cada vez que cualquiera de ellos aparece en televisión, Ayuso lo hace en diez ocasiones, o en veinte. La desproporción es tal que, como el huevo y la gallina, ya no se sabe qué es primero: si el interés de los medios por las astracanadas que suelta o el de ella y su equipo asesor por ofrecer perlas “que no se pueden rechazar”. En realidad se puede, pero como a los medios nos va la marcha, pues leña al mono. Nos llevan al huerto y tragamos. 

Miguel Ángel Revilla creo que anda deprimido. Era la "estrella" indiscutible entre los presidentes de Comunidades Autónomas y vivió incontables días de gloria durante largo tiempo hasta que llegó ella y le robó todo el protagonismo. ¡Y eso dueleeee...! Juanma Moreno tampoco debe andar muy contento estos días de precampaña, y eso que tiene Canal Sur para él solito, pero en la televisión nacional le cuesta rascar bola. Claro que su adversario el socialista Juan Espadas tiene a día de hoy más motivos de queja que él. No es que lo ninguneen en Canal Sur, sino que tampoco le hacen demasiado caso en la televisión estatal. De la atención que en ls televisiones públicas se dispensa al resto de candidatos que se presentan a las elecciones andaluzas del 19 de Junio, mejor ni hablamos. 

En este a veces tan deprimente oficio mío, cuando se ponen de moda las declaraciones de un personaje, acabamos saliendo ya de las redacciones a la búsqueda directa de totales suyos. A veces da la impresión de que solo hay media docena de personajes cuyos cortes de voz interesan, y si son vocingleros mucho mejor. Sucede algo parecido cuando se trata de llevar a alguien al plató.  

El caso es que, por una u otra razón, no hay día sin frase de Emiliano Garcia-Page, sin grito de Macarena Olona, sin desafío de Ayuso, sin desafuero del dúo Espinosa-Monasterio o sin Bono pontificando allá donde sea menester. Por no hablar de González o de Aznar que no callan ni debajo del agua, a pesar de que cada vez que abren la boca sube el pan. Menos mal que por lo menos de vez en cuando gritan ¡Viva el vino! 

J.T.

miércoles, 4 de mayo de 2022

La tranquilidad de Juanma Moreno


Entiendo por qué Juanma Moreno y los suyos andan tan tranquilos. Entiendo por qué no parece preocuparles nada las izquierdas y solo les inquieta la ultraderecha y su estruendosa candidata. Los entiendo porque faltan 47 días para las elecciones y las izquierdas andan más perdidas que nunca. 


Hablo con la gente de mi pueblo que siempre ha votado al Psoe y los veo desanimados, y eso que mi pueblo es el único que queda con alcalde socialista en el Poniente almeriense, ahí desde tiempos inmemoriales. A los simpatizantes los noto pasotas, reconociendo contritos que la propaganda tóxica de Vox por estas tierras penetra como el cuchillo en la mantequilla; a los que son militantes del partido los veo despistados, como zombies, haciendo cuentas calculando hasta dónde puede llegar la catástrofe, y callándose cuando en la partida de dominó o en el bar donde ven el fútbol alguien pone a parir a Pedro Sánchez y a todo lo que suene a socialismo. Se callan, no plantan cara y quienes han conseguido que cale el discurso ultra no tienen que molestarse ni en discutir porque las teles ya les hacen el trabajo sucio. 

En el entorno de Izquierda Unida y Podemos los veo más apocados todavía. Intento instigarlos y me miran con cara de resignación, me hablan de reuniones, de resoluciones, de documentos, de coordinación… la tediosa dinámica de siempre mientras los otros les van comiendo la tostada. Están como dormidos, desanimados, sin sangre en las venas… y todavía peleándose entre ellos en las cúpulas, discutiendo nombres, número de orden en las listas… ¿Cómo es posible que no se den cuenta que van camino de la ruina más estruendosa? ¿Cómo es posible que a estas alturas no tengan todavía decidido ni el nombre de la persona que va a encabezar la candidatura de las izquierdas? Claro que peor es lo de Juan Espadas, cuyo nombre no le suena a mi frutero ni a mi peluquero, y mucho me temo que suceda igual con los fruteros y peluqueros de la mayor parte de Andalucía. 

Desde que, tras cuarenta años disfrutando de las mieles del poder, las izquierdas fueron descabalgadas de la Junta de Andalucía y llegó la derecha, con la ultraderecha de la manita, da la impresión de que no existan. Recuérdese que hablo de lo que palpo en la calle, no de lo que se cuece en los cenáculos institucionales, donde continúan empeñados en mirarse el ombligo. Recuérdese también que cada vez que las derechas “pillan cacho” ya no lo sueltan. Pasó en Valencia, pasó en Madrid, alcaldías de abrumadora mayoría socialista dejaron de serlo apenas el PP las agarró. Entran y ya no salen.  

Con esa tranquilidad se mueve Juanma Moreno en la precampaña andaluza. Anda convencido de que consolidará su poder y aumentará su influencia tanto en Andalucía como en el Partido Popular. Que esté convencido él me parece normal, pero mucho me temo, a tenor de esa encuesta de andar por casa que a diario solemos hacer quienes nos gusta tentar el puso de la calle, que andan convencidos de lo mismo la mayoría de los andaluces. Quienes piensan votarlos y quienes no. 

Tantos años en su mundo han ido apartando a las izquierdas andaluzas del mundo real. Un mundo que ya no tiene nada que ver con el de hace años pero en el que siguen actuando con los parámetros de siempre, las intrigas de siempre, las conspiraciones eternas… Ya nada es igual y no se enteran: siguen poniendo las lealtades de toda la vida por encima de las capacidades y competencias necesarias para estar al día en estos tiempos y ser eficaz. Alimentaron a dos generaciones que no sabían hacer otra cosa que maquinar para permanecer en el poder, y ahora, cuando empiezan a asumir que la travesía del desierto puede ser larga, unos piensan en jubilarse y otros en dar codazos para continuar chupando del bote como sea. Al ritmo que están yendo las cosas mucho me temo que, a muchos, estos 47 días que faltan para votar se les van a hacer bastante largos. O demasiado cortos, vaya usted a saber.

J.T.

martes, 3 de mayo de 2022

Las derechas pinchan en precampaña

Pincharon los fachas en Cádiz y pinchó Bertín Osborne en su programa de T5, donde no le valió para promocionar a Núñez Feijóo ni el tirón mediático que se le supone a ese peligroso ser humano convertido en star system que responde al nombre de Isabel Díaz Ayuso. IDA esta invitada también a la fiesta junto a un Juanma Moreno, en pre campaña ya, que compadreaba con el anfitrión de manera vergonzosa. Poco más del diez por ciento de audiencia obtuvo el programa, emitido en prime time el sábado 30 de abril por la noche. La promoción de Feijóo y el arranque de la precampaña andaluza fueron pues un fiasco. 

A Abascal le ocurrió otro tanto de los mismo. Su intento de montar el pollo en Cádiz y sembrar la discordia como siempre hace allá donde va le salió peor que aquellas provocaciones de Albert Rivera en según qué pueblos del País Vasco que supusieron el comienzo de la ruina de Ciudadanos. “Venimos cada vez que nos dé la gana sin pedir perdón ni permiso”, le gritaban los fascistas altavoz en mano al alcalde gaditano. Kichi no tardó en desquitarse en su cuenta de twitter: ¿Dónde vais, vino a decir, si habéis reunido “menos gente que en una mudanza”? 

Empieza la cuenta atrás para las elecciones andaluzas. Quedan 48 días para ir a votar y, a tenor de lo visto, parece que no se va a poder bajar la guardia ni un minuto. Estas elecciones serán claves en la historia de España, porque esta comunidad será decisiva una vez más. Durante décadas Andalucía y Catalunya determinaron el dibujo del mapa político que acababa configurándose en el Estado español. El Madrid de Ayuso, como el de Aguirre en su día, no pegará nunca el salto por mucho que jueguen a ser la oposición directa del gobierno de la nación. El País Vasco jugará el papel de siempre. El grueso del asunto seguirá remitiéndose a los resultados catalanes y andaluces, pero la izquierda es la que tiene que espabilar porque anda algo dormida. O desnortada, que no sé qué es peor. 

La izquierda tiene que despertar porque en Andalucía puede y tiene la obligación de hacerlo. Cuenta con centenares de Casas del Pueblo, con una gran tradición de lucha y dignidad, Izquierda Unida gobierna con mayoría absoluta en unos sesenta municipios y en coalición con otros ochenta. El proyecto de Yolanda Díaz cuenta con un buen suelo en el que hubiera sido deseable que estuviera toda la izquierda junta. Han faltado los Anticapitalistas, qué le vamos a hacer, pero aún así se puede plantar cara a esos fascistas capitaneados por Olona que juegan a exportar la dinámica del ultraderechismo francés a nuestra tierra. 

En un informe de este lunes en La Vanguardia titulado “La amenaza del voto xenófobo”, el periodista Carles Castro documenta cómo en Francia los mayores caladeros de la derecha radical están por un lado en el medio rural y por otro entre los militares y los cuerpos de seguridad. Añade la crónica que en España, los jóvenes de hasta 24 años exhiben un débil respaldo a Vox, pero el apoyo aumenta considerablemente en los ciudadanos que se encuentran entre los 25 y 44 años. Recuerda Castro también que el pasado 24 de abril Marine Le Pen consiguió el 70 por ciento del voto obrero en la segunda vuelta ¡Del voto obrero! ¿Es contemplable que esto acabe ocurriendo también en Andalucía?  

Esperemos que sigan pinchando en convocatorias como la de Cádiz el día 1 o en los programas de la tele como el de Bertín Osborne en T5. Claro que ahí estará Canal Sur para echar una mano importante, cometido en el que parece contar, a juzgar por lo sucedido hasta ahora, con el impagable apoyo de una Televisión Española claramente entregada a los intereses de las derechas. 

Claro que si al PP y a Vox no les sale la jugada, o no les parece suficiente propaganda, siempre podrán recurrir a los influencers de Andorra, que suelen conseguir audiencias siderales. Al fin y al cabo con los evasores fiscales nunca se han entendido mal. 

J.T.

lunes, 2 de mayo de 2022

19 J. Se avecina ruina


El problema es que da igual a quien pongan de cabeza de cartel, ya sea la vocinglera Olona o la simpática mona Chita. 

Los ambientes rurales andaluces andan encanallados. Entre la resaca de la pandemia y demás calamidades posteriores, mas el bombardeo por tierra mar y aire de mensajes fascistas que hasta ahora no calaban, la tortilla está dando la vuelta y el resultado del 19 de Junio puede ser un verdadero desastre para la Comunidad más poblada de España si no espabilamos, nos remangamos, y nos ponemos pero ya a contrarrestar con todas nuestras fuerzas tanto mensaje de odio, tanta mentira, tanto bulo con éxito que han acabado convirtiendo la convivencia en un lodazal. 

En los lugares turísticos, hasta ahora caladero de votos de PP y Ciudadanos, también está cambiando la cosa y todo escora aún más a la derecha. Ojo con el fenómeno, porque lo que ocurre en Andalucía suele ser premonitorio y luego se reproduce en todo el país. Las izquierdas no están ni se les espera, degollándose entre ellas como están, a Ciudadanos le van a desahuciar confiscándole hasta el flotador con el que Marín se fotografiaba este domingo y los bipartidistas tienen al personal hasta las narices. 

Da miedo escuchar las conversaciones de los bares en mi pueblo, insultando sin descanso a Pedro, al Coletas (sí, el Coletas sigue vivo en la memoria del imaginario popular) y, como ellos dicen textualmente, a la madre que los parió. El virus propagandístico en plan gota malaya ha calado. Los niños de 16 años se pasean ufanos con la misma banderita española que sus familias lucen orgullosos en las mascarillas desde hace dos años. Ninguno sabe quién es Juan Espadas, candidato socialista, ni Juanma Moreno, presidente de la Junta y candidato popular, pero todos saben quién es Olona, la paracaidista alicantina que amenaza con encanallar la convivencia andaluza mucho mas de lo que ya está. 

Vox seduce a los cabreados, a los mal informados, a los racistas, que en los campos almerienses, granadinos, jinenenses y onubense son legión; atrae a los machistas, que son muchos más de los que nos creemos y emboba a los meapilas. Los guardias civiles y los policías están encantados con quienes se han apropiado del himno nacional, de la bandera y de símbolos que nos pertenecen a todos. 

Este es el panorama y el que no lo vea está ciego. El Psoe se refugia en su suelo eterno pensando que con eso tienen buena parte del camino andado, aunque ese suelo esté cada vez anda más hundido; el PP se alivia con los datos de unas encuestas que, como todo el mundo sabe, las carga el diablo y ahí está la ultraderecha sacando pecho y no dando crédito a que las cosas le puedan ir tan bien como parece que le van. 

Hace tres años y medio entraron por primera vez en el Hospital de las Cinco Llagas de Sevilla, que vaya con el nombrecito del lugar que alberga al Parlamento andaluz, y ahí empezó la pesadilla que no tardó en extenderse a todo el país: luego vinieron Madrid, Murcia, Castilla la Mancha… y hasta Catalunya, donde cuentan con once parlamentarios autonómicos. 

Esta es la pura realidad: que cualquier desprejuiciado, o desprejuiciada, dispuesto a sembrar la discordia puede conseguir un escaño apelando a los peores instintos de un sector de la ciudadanía que carece de cultura y de ganas de tenerla.  

Los que quieren acabar con el Estado de las Autonomías con el argumento de que estas rompen España van a acabar destrozándola ellos mismos con el pésimo rollo que se traen. Sé que me repito, pero creedme: me dan miedo las cosas que escucho en los bares del Poniente almeriense, de la costa granadina, de según qué barrios sevillanos, malagueños y cordobeses; tampoco puedo dar crédito a según que cosas que escucho a amigos de toda la vida, a quienes yo creía progresistas y ahora proclaman sin vergüenza alguna que piensan votar a Vox.  

No solo no les da vergüenza sino que se ponen chulos. Así están las cosas en Andalucía a primeros de Mayo, a cuarenta y tantos días de las elecciones autonómicas. Se avecina ruina el 19 de junio. Brindo por equivocarme. 

J.T.


domingo, 1 de mayo de 2022

Tirar la toalla, jamás!



 

Cada día que transcurre, cuando escucho radio predicadores o presentadores televisivos aplaudir el envío de armas, o a presuntos socialistas predicar y defender la violencia, el espionaje.. cada día que ocurre alguna de estas cosas, decía, encuentro más motivos para reafirmarme en mis convicciones. 

Cuando descubro que partidos presuntamente progresistas atacan sin vergüenza a quienes defendemos que otras soluciones son posibles...

Cuando los amos del dinero marcan el camino sin que los gobiernos democráticamente elegidos les rechisten. 

Cuando cloaqueros y amorales varios campan por sus respetos a su antojo mientras los miembros del gobierno (“progresista”) miran para otro lado o directamente los defienden.  
Cuando tomo conciencia de todo esto… 
Es cuando entiendo el largo camino que nos queda por recorrer. 
Entonces es cuando me pregunto cómo es posible que vayamos tan lentos, cuando me niego a asumir que luchar sea estéril. 

Si después de cuarenta y siete años de la muerte del dictador los usos y costumbres que en su época se implantaron siguen en el adn de sectores tan claves como la judicatura, las fuerzas de seguridad o los medios de comunicación. 
Si los durante años considerados “héroes de la transición” (Juan Carlos, Pujol, Felipe, Guerra…) desaprovecharon la oportunidad de pasar a la historia con letras de oro y eligieron convertirse en patéticos juguetes rotos. 
Si las televisiones públicas se han empeñado en degenerar hasta no interesar a nadie. 
Si quienes valen en política se marchan y el nivel de los que van quedando es cada vez menos respetable y más barriobajero. 
Si mentir tiene premio y denunciar comportamientos inaceptables supone pagar un alto precio a quienes se atreven a hacerlo. 
Si la supervivencia es el objetivo y no la preocupación por mejorar el mundo en que nos movemos. Si todo esto es así… 
Entonces es cuando más merece la pena que quienes no estamos de acuerdo con la marcha de las cosas luchemos por cambiarlas. 

Cada día que transcurre queda más claro que no se puede ser tolerante con los intolerantes. Ni amable con los desprejuiciados. Ni comprensivo con los canallas. 
No jugamos en la misma liga.  
Ellos no tiene ética y nosotros sí. Tampoco prejuicios, ni moral, ni vergüenza.  
Ellos esperan que acabemos tirando la toalla. 
Y eso no va a suceder, ¿verdad que no, querida/os amiga/os? 

J.T.