El Día de la Hispanidad (tiempo atrás llamado de la Raza) ya no es lo que era. Lo que resulta difícil diagnosticar de momento es si esto será para bien o para mal. Probablemente haya una prueba del nueve: mientras la cabra de la legión, o el borrego Baraka, tanto da, continúe desfilando por la Castellana cada doce de octubre, será para mal porque ¿qué celebramos en realidad? ¿la violencia, la explotación y la imposición de nuestra religión, nuestra lengua y nuestras costumbres sobre pueblos indígenas? ¿por qué no pedimos perdón por los destrozos que perpetramos allí, como hizo en su día el papa Francisco, como han hecho Canadá o Australia?
¿Qué celebramos, por qué lo celebramos, a qué aspiramos con celebrarlo? Algo desde luego se está moviendo por los predios madrileños a propósito de esta “festividad”. Algo que no huele demasiado bien. Si es un día tan español, ¿qué hace el partido que se considera más “español” de todos borrándose de la tarima oficial, qué hace Abascal plantando al jefe del Estado? ¿qué se está urdiendo, qué se nos está escapando de lo que pasa en esa insufrible olla a presión llamada Madrid?
Algunas comunidades latinoamericanas asentadas en nuestro país coinciden con sectores sociales vascos y catalanes cuando cada año, al llegar estas fechas, insisten en que que no hay “nada que celebrar”. Reputados analistas afirman que el viraje ultra de Ayuso, aborto incluido, se debe entre otras cosas a que en Madrid hay un millón de latinoamericanos hipotéticos votantes de derechas a los que hay que complacer. Pedro Sánchez, por su parte, hace público un video en el que, tras repasar vida, costumbres y folclores varios de distintos lugares de España remata deseándonos una “Feliz Fiesta Nacional”, denominación esta, por cierto, oficial desde 1987. En el vídeo del presidente no se ve ni un soldado, pero en la Castellana el desfile de uniformes, metralletas, tanques y aviones ha sido retransmitido como siempre por televisión con toda pompa y alharaca.
No sé si me ocurre solo a mí, pero con esto de las celebraciones del 12 de octubre cada vez ando más confuso. La fecha va cambiando de denominación pero la cabra de la legión ahí sigue. Como sigue la Guardia Civil celebrando por todo lo alto, con sus misas y sus mejores galas, la fiesta de su patrona, la virgen del Pilar. Repaso la repercusión en los periódicos, la retransmisión televisiva, escucho y leo a sesudos analistas y la única conclusión que consigo extraer es que esto es un guirigay. Nadie se atreve a meterle mano en serio. Amagos y ya está, se va postergando como tantas otras cosas y ahí andamos aguantando el paripé cada vez que llegan estas fechas que, como decía al principio, ya no son lo que eran.
Hay quien piensa que el 12 de octubre podría transformarse, por ejemplo, en un día de reflexión crítica, centrado en la memoria de los pueblos indígenas que sufrieron las consecuencias de la colonización. Reformular esta fecha no tienen porqué implicar borrar la historia, sino narrarla desde una perspectiva más inclusiva, que reconozca tanto los intercambios culturales como las atrocidades cometidas. Más valdría ponerse las pilas y tomar decisiones cuanto antes. Mucho me temo que resulta fácil adivinar qué hará la derecha ultra y la ultraderecha con esta celebración si algún día tienen la oportunidad.
J.T.
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