sábado, 25 de octubre de 2025

Discurso provocación en los premios Princesa de Asturias

Byung-Chul Han: premio Princesa de Comunicación y Humanidades 2025


“La ilimitada libertad individual que nos propone el neoliberalismo no es más que una ilusión. 


Aunque hoy creamos ser más libres que nunca, la realidad es que vivimos en un régimen despótico neoliberal que explota la libertad. 


Ya no vivimos en una sociedad disciplinaria, donde todo se regula mediante prohibiciones y mandatos, sino en una sociedad del rendimiento, que supuestamente es libre y donde lo que cuenta, presuntamente, son las capacidades. 


Sin embargo, la sensación de libertad que generan esas capacidades ilimitadas es solo provisional y pronto se convierte en una opresión, que, de hecho, es más coercitiva que el imperativo del deber. 


Uno se imagina que es libre, pero, en realidad, lo que hace es explotarse a sí mismo voluntariamente y con entusiasmo, hasta colapsar.


Con esta contundencia se expresó ayer viernes 24 de octubre en Oviedo el filósofo coreano Byung‑Chul Han, 66  años, durante su discurso de agradecimiento por haber sido galardonado con el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades 2025. En ese entorno solemne y relamido, Han se permitió decir lo que muchos formalismos evitan: que vivimos en una libertad que no es libertad, en una democracia que tiene cuerpo institucional pero alma vacía, y en una tecnología que no nos sirve.


Que un filósofo –y no un político– reclame que la democracia tenga “moeurs” (virtudes ciudadanas como el civismo, la responsabilidad, la confianza, la amistad y el respeto) es un hachazo en la línea de flotación de la corrección política. Que advierta que el individuo liberal se convierte en su propio verdugo es una invitación a que nos planteemos seriamente qué demonios estamos haciendo con nuestras vidas. 


El filósofo coreano habló de autoexplotación, del smartphone que nos usa, de la ilusión de libertad y de la tecnocracia que ahoga la conciencia. “No es que el smartphone sea nuestro producto, sino que nosotros somos productos suyos, afirmó. Muchas veces sucede que el ser humano acaba convertido en esclavo de su propia creación” 


No todo fue apocalíptico: su convencimiento de que el sistema colapsará es también un recordatorio de que nada es inamovible, que los muros institucionales se agrietan cuando nosotros dejamos de mirar hacia otro lado. El discurso de Han no fue solo para académicos. Estaba dirigido al conductor que mira su móvil mientras trabaja, a la influencer que despliega su vida sin pudor o al medio que mide “likes” en lugar de impacto social. 


“El neoliberalismo, afirmó, ha creado una gran cantidad de perdedores. La brecha social entre ricos y pobres se sigue agrandando cada vez más. El miedo a hundirse socialmente afecta ya a la clase media. Precisamente estos temores son los que lanzan a la gente a los brazos de autócratas y populistas”.


No se olvidó de las redes sociales ni de la Inteligencia Artificial: “Las redes sociales, dijo, podrían haber sido un medio para el amor y la amistad, pero lo que predomina en ellas es el odio, los bulos y la agresividad. No nos socializan, sino que nos aíslan, nos vuelven agresivos y nos roban la empatía”.


Y en cuanto a la Inteligencia Artificial, recordó que “puede ser empleada para manejar, controlar y manipular a las personas. Por eso, la tarea acuciante de la política sería controlar y regular el desarrollo tecnológico de manera soberana, en lugar de simplemente seguirle el paso. La tecnología sin control político, la técnica sin ética, puede adoptar una forma monstruosa y esclavizar a las personas”.


En definitiva: Byung-Chul Han nos regaló una palabra incómoda en una gala cómoda. “El primer paso para resistir, proclamó, no es gritar más alto, sino pensar diferente".


J.T.

No hay comentarios:

Publicar un comentario