sábado, 22 de noviembre de 2025

Tellado el provocador



La intervención este viernes de Miguel Tellado en “La Hora de la 1” de TVE no podemos dejarla pasar sin más. Grosero, provocador y agresivo, parecía resuelto a sacar de sus casillas a Silvia Intxaurrondo como fuera, así que a medida que transcurrían los minutos y no conseguía su objetivo, el secretario general del PP incrementaba su dosis de insolencia y desafío.


Acusó de “manipulación”, habló de “golpismo judicial”, se quejó de la “utilización política de los medios públicos”, y lo hizo olvidando todo el tiempo un pequeño detalle: ningún dirigente de izquierdas podría a día de hoy expresarse así en una televisión autonómica gobernada por el PP, entre otras cosas porque es muy posible que careciera de tal oportunidad.


Los ataques de los populares a RTVE son todo un ejercicio de estrategia política cuya intención es intentar desacreditar al medio público e ir preparando el terreno para la escabechina que piensan consumar apenas tengan la oportunidad. Ya se sabe, la única duda es si entrarán con motosierra o con lanzallamas. 


Este viernes Miguel Tellado estaba aplicando la hoja de ruta tan habitual ya entre las derechas ultras y las ultraderechas de todo el mundo con Trump a la cabeza: convertir al periodista en enemigo y la desinformación en práctica habitual. Además de condicionar el debate, lo que buscan es instalar la narrativa de “ellos contra nosotros” y, en nuestro caso, impedir que la televisión pública les plantee preguntas incómodas. Si criticas su gestión o le pides aclaraciones sobre testimonios confusos, acto seguido te acusarán de parcialidad y no desaprovecharán para intentar intimidar, amedrentar y, por qué no, amenazar llegado el caso. 


Mientras nuestro iracundo personaje se empeñaba en construir un relato de victimismo para su partido, la periodista mantenía la calma, contestaba con educación y repreguntaba con serenidad. Sus réplicas -“Interesantísima su opinión, la anoto, por supuesto”, desarmaban los ataques del dirigente pepero y mostraban a la audiencia que existe manera de mantener la calma frente a la violencia verbal y continuar con tu trabajo periodístico.


Intxaurrondo no cedió al marco que Tellado trataba de imponer, negó con firmeza haber usado términos como “golpismo judicial” y mantuvo sus preguntas incómodas sobre la Sala Segunda del Supremo y los chats de Ignacio Cosidó. En cada intervención dejaba claro que su papel no es ser la voz de nadie, sino hacer cumplir el derecho del ciudadano a estar lo mejor informado posible. Mientras exista un periodismo así y haya quien lo practique, no todo estará perdido.


Es una cuestión de higiene democrática que el periodismo no deje nunca de ser incómodo, que cuestione por sistema y no se someta jamás a la lógica de los partidos. Necesitamos medios públicos capaces de resistir la presión política, proteger la pluralidad informativa.Y profesionales que puedan hacer su trabajo con tranquilidad sin el constante aliento de los intolerantes en la nuca. En la medida en que menos les guste a los políticos su trabajo, mejor lo estarán haciendo.


J.T.


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