lunes, 15 de abril de 2013

La Tercera República está un poco más cerca


Nada de mayor sentido común que reivindicar la República.

Más que un sentimiento estrictamente reivindicativo, lo que yo he experimentado en la manifestación en la que he participado este 14 de abril ha sido un estado de ánimo gozoso y optimista -acorde con los aires primaverales que por fin se han podido disfrutar este domingo- con el que empieza a celebrarse ya la proximidad de nuevos tiempos.

Los argumentos para defender que algo tan obvio como el advenimiento de la República sobrevenga más pronto que tarde casi que sobran. Empieza a dar pereza repetirlos una y otra vez. Todo lo que ha ocurrido en torno a la corona durante el último año, desde el elefante de Bostwana hasta la imputación de la modosita Cristina pasando por los culebrones Urdangarín y Corina, la verdad es que ha ayudado. Pero no creo que la cuestión sea cómo acabar con una institución cuyos miembros ya se están encargando de cargársela ellos solitos, sino de empezar a apostar, con hechos, por algo nuevo.

No veo yo ganas de cortar cabezas, sino de pasar página. Los ánimos no son revanchistas, ni siquiera de agraviados con ánimo de ajustar cuentas. De lo que se trata es de dar carpetazo ya a una etapa terminada y empezar a escribir de una vez una historia distinta.

En la manifestación de este domingo yo he percibido ganas de tirar hacia adelante, tercera república ya, de empezar a construir, de decir gracias por los servicios prestados, señores, gracias por hacer sus deberes y traernos hasta aquí pero ustedes, si son tan amables, se bajan en la próxima. Ya está bien de apelar una y otra vez a la manida Transición, de ponderar el mérito de quienes hicieron aquellos pactos, de llamar al rey motor del cambio... pero todo eso ha prescrito. Va siendo hora de cambiar el discurso.  

Buena parte de las gentes que yo he visto este domingo en las calles gritando viva la república no habían nacido cuando volvió la monarquía, ni cuando se votó la  Constitución, ni siquiera cuando el golpe de Estado del 23F.  No les podemos seguir contando batallitas por más tiempo. No se puede continuar viviendo de las rentas de lo que se hizo, que por mucho mérito que tuviera entonces, empieza a ser ya pura y simplemente Historia.

La bandera republicana en manos de gente de menos de 30 años significa que se está incubando sin remedio un país diferente que más pronto que tarde saldrá del cascarón. Yo creo que la apuesta ciudadana mayoritaria es abrirse camino como sea. A codazos si es necesario, pero que esto cambie de una vez. 

J.T.

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