Usar a los niños como argumento para defender tesis políticas debería estar tan prohibido como la explotación infantil.
El sesudo prócer Felipe González (a quien a pesar de tantas cosas no puedo dejar de admirar) disparó el pasado miércoles la salva inicial usando a los niños para descalificar los escraches.
La escrachada Sáenz de Santamaría se tiró en plancha a recoger tan oportuno salvavidas y rápidamente dijo que su casa era su terreno personal y el de su familia.
Me tienen harto. El PP intentando criminalizar una expresión pública de legítima defensa que es lo que son los escraches, la gente de izquierdas cogiéndosela con papel de fumar a la hora de pronunciarse sobre ellos y algunos de los escracheadores, como el activista consorte Jorge Verstrynge, entrando al trapo y diciendo que hay más niños desahuciados que escrachados.
Meter a los niños en medio de este tipo de trifulcas tendría que ser directamente denunciable.
O los dejamos en paz o se lo contamos todo.
J.T.
No hacen falta más ni mayores palabras para decir la Verdad. Gracias por darnos la mejor perspectiva que he escuchado hasta ahora sobre este tema.
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