martes, 28 de noviembre de 2023

Ione e Irene no se van


Les irrita no poder con ellas. Que Ione Belarra e Irene Montero no se arredren les desconcierta. Nueve años ya de acoso y derribo y no hay manera: ahí están, ahí siguen, llamando a las cosas por su nombre como el primer día, incordiando a quienes saben que llevan razón cuando hablan pero les subleva tener que admitirlo . 


Ahí están, marchándose de su cargos institucionales con la satisfacción de haber propiciado avances sociales para los que esperemos que no haya marcha atrás. Unos dicen que son pasado, otros agotan histéricos contra ellas todos los insultos del diccionario en sus homilías mañaneras; otros les agradecen los “servicios prestados”… Pero no consiguen dormir lo tranquilos que les gustaría, saben que Podemos continúa ahí, saben que desde el mismo día en que nació esta formación, allá por enero de 2014, algo cambió en este país. Dieron con la tecla, pusieron el dedo en la llaga y algo mutó para siempre, pero continúan negándose a admitirlo.


Quienes llevaban casi cuatro décadas campando por sus respetos sin ser nunca cuestionados, no tardaron en percatarse de que esa zona de confort llamada bipartidismo en la que vivían estaba seriamente amenazada por la voluntad transformadora de los entonces recién llegados y el respaldo ciudadano con el que estos no tardaron en contar, como pronto empezaron a reflejar las encuestas. Unos decretaron la caza y captura y otros decidieron subirse al carro… hasta que cambiara el viento. Ahora, nueve años después, muchos de quienes se han beneficiado del trabajo político de Podemos durante todo ese tiempo no saben ya cómo demonios ingeniárselas para que esta formación política salga de sus vidas. 


Lo que se les olvida a quienes aspiran a laminar a Podemos es que, como decíamos, algo cambió en la manera de entender la política española desde que existen. Sus análisis y reflexiones no tardaron en incorporarse al debate público y buena parte de la ciudadanía abrió los ojos porque la letra y la música de lo que se les contaba sonaban bien. La monarquía dejó de ser tabú, quedó al descubierto la verdadera naturaleza de buena parte de los jueces, también el oscuro y corrupto mundo en que se mueven los medios de comunicación, desde entonces los machistas se tientan mucho más la ropa que antes, determinados comportamientos sociales bien vistos empezaron a ser cuestionados…


Por todo esto, y por muchas más cosas, ni Podemos es pasado ni tampoco su papel actual es lo irrelevante que se pretende que acabe siendo. Quienes así lo afirman saben que gozan de buena salud porque si no fuera así, dejarían de hablar de Ione e Irene, no se molestarían en atacarlas, no necesitarían insultarlas como continúan haciendo. En el Congreso de los Diputados la formación cuenta con cinco escaños, nada menos que cinco escaños, en unos tiempos políticos donde cada uno de estos asientos es oro molido. Sin Podemos, en Sumar saben que no hubieran obtenido el resultado que ha permitido a esta formación contar con fuerza suficiente para conformar un nuevo Gobierno de coalición. Lo saben en Sumar y lo saben en el PSOE, y eso les subleva.


Eso subleva no solo al Gobierno de coalición. También a todos los poderes que llevan casi diez años invirtiendo una pasta gansa en acabar con Podemos. Con centenares de mercenarios a sueldo. Ya han conseguido fagocitar a muchos de quienes durante un tiempo caminaron junto a ellos. Escuchar, por ejemplo, a Ada Colau llamando a no hacer ruido desencanta ¿tú también, Ada? ¿la misma Ada que durante años beligeró desde la Plataforma de Afectados por la Hipoteca? 


La lista de quienes, como la ex alcaldesa de Barcelona, han abandonado la pelea es ya demasiado larga. Es verdad que la existencia determina la conciencia, y que cada uno acaba gestionando su hambre como mejor le parece, pero da pena constatar cómo una vez más se repite la historia, cómo gente que caminó junta para cambiar las cosas, gente que sacó los colores al bipartidismo y sus rémoras durante una etapa mágica que dejó al aire tantas vergüenzas en este país, mucha de esa gente ha capitulado y al final se ha dejado fagocitar en unos casos por miedo al frío que hace fuera y en otros porque la ambición o la vanidad le han ganado la partida a las inquietudes por las que durante años estuvieron dando la batalla.


Por eso aplaudo cómo se despidieron Ione e Irene de sus cargos en el gobierno, porque me gusta lo que simboliza. Me parece muy higiénico desde el punto de vista democrático, y también alentador para quienes pensamos que las ideas que defiende Podemos ni las han matado ni las matarán. Sus ganas de continuar luchando me representan. A mí, y creo que a bastante más gente de lo que muchos se piensan.


J.T.






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