lunes, 20 de noviembre de 2023

El hosco y huraño ceño del rentista real


Atención, pregunta: cuando los nuevos ministros y ministras prometan este martes sus cargos, el todavía inquilino de la Zarzuela… ¿mantendrá la misma cara de acelga que exhibió durante el acto del viernes pasado, cuando Pedro Sánchez prometió el suyo como presidente del Gobierno elegido por mayoría absoluta en el Congreso de los Diputados?

Repaso fotos y videos, constato su expresión ceñuda, su cara de pocos amigos y me pregunto también: ¿qué puñetero mensaje quería mandar? ¿a quién quería complacer, a quién preocupar?


Pudo haber evitado esa expresión tan desabrida y no lo hizo, como tampoco evitó  el 3 de octubre del año 2017 tomar partido tras el referéndum del 1-O en Catalunya: “Desde hace ya tiempo, determinadas autoridades de Catalunya, de una manera reiterada, consciente y deliberada, -afirmó en aquel discurso televisado el hijo de Juan Carlos I- han venido incumpliendo la Constitución y su Estatuto de Autonomía, que es la ley que reconoce, protege y ampara sus instituciones históricas y su autogobierno. Con sus decisiones –continuó- han vulnerado de manera sistemática las normas aprobadas legal y legítimamente, demostrando una deslealtad inadmisible hacia los poderes del Estado”.


Perdió una excelente oportunidad de mantenerse callado y metió el patinazo más lamentable de un señor tan presuntamente preparado como él. Si aquel nefasto discurso se lo escribieran los amanuenses de Mariano Rajoy, quien seis años después le sugiriera esgrimir el careto que pudimos verle el viernes por la mañana, fuera quien fuera, decidió continuar por esa misma línea. 


Desconozco lo que hablaron él y Sánchez esa mañana, el presidente tampoco lo contará, como desconozco las presiones a las que lo someten y quiénes lo hacen pero si el rey actúa así porque se deja mangonear, malo; y si no, peor. 


¿Hacemos un ejercicio de imaginación y traducimos lo que podía estar pensando? Esa cara de vinagre puede que sea hasta inconstitucional. Espero que este martes, cuando el nuevo equipo de gobierno prometa o jure sus cargos, no se le ocurra actuar del mismo modo. Los doce millones y medio de votos que hay detrás de este nuevo Gobierno de coalición, nos guste más o menos su composición o cómo se ha acabado gestando, merecen todo el respeto del jefe del Estado; y sus gestos públicos deben reflejar, dejar constancia de esa aprobación.


Es lo mínimo que se le puede pedir a quien pronto llevará diez años en el cargo sin haberse presentado jamás a ningunas elecciones.


J.T. 


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