Como decía Teresa Rodríguez hace poco, resulta difícil encontrar alguien que no cuente, al menos, con un cuñado de Ciudadanos en la familia. O del pp. Tocaré madera porque yo, de momento, me libro. Pero de lo que no me libro nunca porque no quiero, y menos aún estas navidades, es de las ya tradicionales y acaloradas discusiones que suelo mantener por estas fechas, entre anises y mantecados, con mis amigos del psoe de toda la vida. Esos incondicionales que llevan más de treinta años votando socialista a piñón así caigan chuzos de punta. Inasequibles al desaliento.
Los bronquistas de Ferraz no se merecen la fidelidad incondicional de tanto voto enamorado. Me pregunto cuántos votantes le quedarían a Pedro Sánchez, a Susana Díaz en Andalucía o a Page, Iceta, Vara o Ximo Puig en sus respectivas demarcaciones, si les faltaran los votos de tanto altruista bien pensante como mis amigos sociatas de toda la vida, entregados a la causa y leales con las siglas así encabece las listas la mismísima mona chita o la simpática cabra de la legión.
Oyendo estas navidades los argumentos de los amigos con quienes me encuentro cada año por estas fechas, no podía menos que valorar el empeño que ponen en enmascarar sus pesimistas percepciones. Porque son incondicionales, pero no ciegos, y constatan la falta de vigor de los suyos, la ausencia de sangre en las venas, la escasez de creatividad y la poca imaginación, los ánimos lánguidos, los discursos añejos... y la conspiración, siempre la conspiración. En definitiva: ruina en el horizonte. Descontados los carrozas fieles hasta la muerte como mis amigos, mas los estómagos agradecidos, los miedosos y los votos cautivos -que como todo el mundo sabe, haberlos haylos sobre todo en Andalucía y Extremadura- ¿qué votantes le quedan al psoe?
Durante muchas convocatorias electorales, los socialistas han contado con una buena cantidad de sufragios cuyo objetivo principal era frenar al pp, no votar al psoe. El consabido voto útil que tanto perjudicó siempre a Izquierda Unida ¿Qué va a pasar ahora pues, cuando Susana y sus huestes desembarquen en Ferraz y apuesten por una Grosse Koalition que, de cantada que está ya, pronto formará parte hasta del repertorio habitual de los niños cantores de Viena?
No hay entre los hijos de mis amigos ni uno solo que vote al psoe. Al pp se le mueren los viejos votantes de toda la vida y a los ya también veteranos socialistas, los hijos les salen rana. ¿A qué jóvenes fue capaz de seducir el psoe para que conseguir sus votos el pasado día 20? ¿Qué les dirían ahora cuando, diez días después de las elecciones se sacan los ojos sin piedad los unos a los otros para repartirse las migajas que han conseguido salvar? ¿Cómo explicarles la escasa preocupación que manifiestan por los problemas de la gente? ¿Dónde ha quedado la vergüenza de quienes evidencian sin rubor que sus prioridades las marcan la defensa de sus prebendas y de su propio cocido? Así empezaron en IU y mirad por dónde va ya la cuesta abajo.
Harán todo lo posible en el psoe, cuando acaben de matarse entre ellos, por no repetir elecciones. Es un riesgo que no pueden asumir porque al haber perdido la conexión con la gente, sus mensajes suenan vacíos, ñoños, reiterativos y de carril. Es un riesgo tan gordo que harán lo que sea necesario para no correrlo.
Mientras tanto, silbando como si no fuera con él, el perdedor Mariano Rajoy aboga ya a pecho descubierto por un gobierno que genere "estabilidad y confianza". Lo que le faltaba al psoe: un abrazo del oso de libro con pinta de típica oferta que no vas a poder rechazar.
He evitado estas navidades cuñados de C's y del pp, sí, pero me ha encantado estar con mis amigos del psoe, aunque hubiera preferido hablar menos de política con ellos y verlos menos tristes y desconcertados de lo que están. Hemos discutido mucho, sí, pero también les he dicho que les entiendo, que comprendo su miedo a ser estafados, su espanto cuando oyen hablar de gran coalición, sus ganas de que se produzca un milagro y sus subidas de tensión cuando temen que acabe ocurriendo lo peor.
Me transmiten ternura cuando los veo intentando entender por qué demonios no votan al psoe ya ni sus propios hijos. Los votantes socialistas envejecen y los peperos, que ya eran viejos, se mueren. ¿Cómo detener la sangría? Juntándose. ¿Tiro en el pie? Para muchos, un melón sin abrir al que cada vez hay más voces que le hacen menos asquitos.
La muñidora será Susana Díaz, que ya ha puesto toda la maquinaria de guerra y de propaganda en marcha y quien, desde la pasada primavera, cuenta con experiencia en gobernar con la derecha pura y dura. Con Ciudadanos, que también estaría en una salsa a la que, a este paso, no le va a faltar un perejil. Feliz Año Nuevo.
J.T.
Los bronquistas de Ferraz no se merecen la fidelidad incondicional de tanto voto enamorado. Me pregunto cuántos votantes le quedarían a Pedro Sánchez, a Susana Díaz en Andalucía o a Page, Iceta, Vara o Ximo Puig en sus respectivas demarcaciones, si les faltaran los votos de tanto altruista bien pensante como mis amigos sociatas de toda la vida, entregados a la causa y leales con las siglas así encabece las listas la mismísima mona chita o la simpática cabra de la legión.
Oyendo estas navidades los argumentos de los amigos con quienes me encuentro cada año por estas fechas, no podía menos que valorar el empeño que ponen en enmascarar sus pesimistas percepciones. Porque son incondicionales, pero no ciegos, y constatan la falta de vigor de los suyos, la ausencia de sangre en las venas, la escasez de creatividad y la poca imaginación, los ánimos lánguidos, los discursos añejos... y la conspiración, siempre la conspiración. En definitiva: ruina en el horizonte. Descontados los carrozas fieles hasta la muerte como mis amigos, mas los estómagos agradecidos, los miedosos y los votos cautivos -que como todo el mundo sabe, haberlos haylos sobre todo en Andalucía y Extremadura- ¿qué votantes le quedan al psoe?
Durante muchas convocatorias electorales, los socialistas han contado con una buena cantidad de sufragios cuyo objetivo principal era frenar al pp, no votar al psoe. El consabido voto útil que tanto perjudicó siempre a Izquierda Unida ¿Qué va a pasar ahora pues, cuando Susana y sus huestes desembarquen en Ferraz y apuesten por una Grosse Koalition que, de cantada que está ya, pronto formará parte hasta del repertorio habitual de los niños cantores de Viena?
No hay entre los hijos de mis amigos ni uno solo que vote al psoe. Al pp se le mueren los viejos votantes de toda la vida y a los ya también veteranos socialistas, los hijos les salen rana. ¿A qué jóvenes fue capaz de seducir el psoe para que conseguir sus votos el pasado día 20? ¿Qué les dirían ahora cuando, diez días después de las elecciones se sacan los ojos sin piedad los unos a los otros para repartirse las migajas que han conseguido salvar? ¿Cómo explicarles la escasa preocupación que manifiestan por los problemas de la gente? ¿Dónde ha quedado la vergüenza de quienes evidencian sin rubor que sus prioridades las marcan la defensa de sus prebendas y de su propio cocido? Así empezaron en IU y mirad por dónde va ya la cuesta abajo.
Harán todo lo posible en el psoe, cuando acaben de matarse entre ellos, por no repetir elecciones. Es un riesgo que no pueden asumir porque al haber perdido la conexión con la gente, sus mensajes suenan vacíos, ñoños, reiterativos y de carril. Es un riesgo tan gordo que harán lo que sea necesario para no correrlo.
Mientras tanto, silbando como si no fuera con él, el perdedor Mariano Rajoy aboga ya a pecho descubierto por un gobierno que genere "estabilidad y confianza". Lo que le faltaba al psoe: un abrazo del oso de libro con pinta de típica oferta que no vas a poder rechazar.
He evitado estas navidades cuñados de C's y del pp, sí, pero me ha encantado estar con mis amigos del psoe, aunque hubiera preferido hablar menos de política con ellos y verlos menos tristes y desconcertados de lo que están. Hemos discutido mucho, sí, pero también les he dicho que les entiendo, que comprendo su miedo a ser estafados, su espanto cuando oyen hablar de gran coalición, sus ganas de que se produzca un milagro y sus subidas de tensión cuando temen que acabe ocurriendo lo peor.
Me transmiten ternura cuando los veo intentando entender por qué demonios no votan al psoe ya ni sus propios hijos. Los votantes socialistas envejecen y los peperos, que ya eran viejos, se mueren. ¿Cómo detener la sangría? Juntándose. ¿Tiro en el pie? Para muchos, un melón sin abrir al que cada vez hay más voces que le hacen menos asquitos.
La muñidora será Susana Díaz, que ya ha puesto toda la maquinaria de guerra y de propaganda en marcha y quien, desde la pasada primavera, cuenta con experiencia en gobernar con la derecha pura y dura. Con Ciudadanos, que también estaría en una salsa a la que, a este paso, no le va a faltar un perejil. Feliz Año Nuevo.
J.T.
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