martes, 24 de noviembre de 2015

Navarra, el cambio silencioso


Estar fuera de foco es bueno a veces. Te dejan hacer, puedes trabajar con mayor tranquilidad y, en consecuencia, ser más productivo y eficaz. Eso es lo que está ocurriendo en Navarra. Tanto Uxue Barkos (Geroa Bai) en el gobierno foral como Joseba Asirón (EH Bildu) en el ayuntamiento de Pamplona están pudiendo trabajar.

Esto no tendría que ser noticia pero lo es, sobre todo si nos remontamos a los exabruptos iniciales de Yolanda Barcina cuando, perpleja, constató que a los suyos se les había acabado el mangoneo y el cuento chino y le dio por despotricar. El mangoneo se había acabado... pero en las instituciones navarras, claro, porque ella tardó muy poco en sumarse a la nómina de "ex" que se dedican a trincar en Telefónica gracias al chollo de las puertas giratorias. Apenas tuvieron eco los apocalípticos lloriqueos por los platós nacionales de la ex presidenta de Navarra, a pesar de la gravedad de sus manifestaciones. Llegó a decir que el resultado de las elecciones municipales y autonómicas del 24-M podría "derivar en la Alemania previa a Hitler, la Venezuela actual o la Argentina de Perón"

La obsesión de la derecha por disparar contra Carmena y Colau su más granada artillería permitió que protagonistas de un vuelco histórico en lugares como Navarra dispusieran de tiempo y paz suficientes para ir poco a poco poniendo en marcha sus proyectos. Un vuelco histórico porque se pudieron constituir gobiernos dejando al margen tanto al PP como al PSOE. El bipartidismo ya es pasado en Nafarroa.

Lo aceptaron muy mal al principio. Dispararon por ejemplo contra María José Beaumont, consejera de Interior, atribuyéndole militancias y supuestas dependencias. No podían disimular su renuencia a aceptar el cambio y se revolvieron como gato panza arriba. Pero está claro que el tiempo pone a cada uno en su sitio.

Uxue Barkos suele explicar que, para ella, hacer política es priorizar a las personas y cumplir con la palabra dada; valora positivamente la rica complejidad social de Navarra y sostiene que los nuevos aires llegados a las instituciones no van a ser un simple paréntesis de cuatro años. Se han encontrado, dice, la casa sin barrer y hay mucho que hacer.

Como dejó escrito en su blog el amigo Alberto Pradilla, "en un contexto de emergencia social y ante un régimen deslegitimado por todo tipo de corruptelas, formaciones tan dispares como EH Bildu, Geroa Bai, Podemos o Izquierda-Ezkerra han sido capaces de unirse, consensuar programas y, sin obviar las dificultades que habrá para la cohesión, presentar una alternativa real. Aquí todo el mundo ha sido generoso y así hay que reconocerlo y aplaudirlo. Es histórico que una abertzale como Barkos gobierne Nafarroa con los votos de unionistas e independentistas, algo que es extensible a Asirón en la alcaldía de Iruñea. Es histórico que un partido con sede central en Madrid como Podemos haya ignorado las amenazas del estatus quo y haya optado por el cambio radical, quebrando el mito del que vienen los vascos".

Y es histórico, añadiría yo, que estén pudiendo trabajar sin que les den mucho el coñazo. Mis amigos navarros llevan cuatro meses encantados. No se lo creen. Cada día que pasa, me cuentan, ven en la portada del periódico alguna iniciativa social o económica, o algún gesto simbólico del ayuntamiento o del gobierno que hace que el desayuno les sepa a gloria. El más reciente, la presencia de representantes del gobierno navarro, por primera vez, en un acto de homenaje a Mikel Zabalza, el conductor de autobuses cuyo cuerpo se encontró en el río Bidasoa a los veinte días de su desaparición, con signos de tortura y las manos esposadas. Están a punto de cumplirse 30 años de aquellos hechos aún sin esclarecer y al polideportivo de Garralda acudieron, esta vez sí, la presidenta de la Comunidad Foral y su consejera de Relaciones Ciudadanas para apoyar a familiares y amigos. Dos meses antes, Barkos y Ana Ollo habían estado presentes también en el homenaje a un guardia civil llamado Juan Carlos Beiro, que murió en 2002 al explosionar una bomba trampa tras una pancarta y cuyo asesinato permanece también sin aclarar.

Cuando no hace mucho el gobierno de Barkos cumplió sus primeros cien días, la oposición le espetó que "sus logros en ese tiempo han sido fracturar y arruinar a la comunidad. Cien días, dijo Ana Beltrán, portavoz del PPN, inútiles y perdidos". Las enconadas críticas que tienen lugar en las instituciones navarras a su gobierno forman parte, y así ha de ser, de la liturgia parlamentaria, pero no tienen más remedio que dejar gobernar. En Madrid la ignoran y Uxue cabalga. Hasta se ha permitido decir que ciertos aspectos de su gestión podían ser exportables a Catalunya.

Parece que sí, que estar fuera de foco es bueno a veces.

J.T.


No hay comentarios:

Publicar un comentario