martes, 27 de enero de 2015

No hay que abrir la puerta a desconocidos

Después de ver ese anuncio del pp en el que Mariano Rajoy va por el mundo dando las gracias al personal, espero que mis hijas hayan entendido por fin por qué siempre les dije que no abrieran nunca la puerta de casa sin comprobar antes quién estaba llamando. Aunque bien es verdad que yo nunca me pude imaginar que el peligro fuera de tal calibre. Mis hijas, que ahora ya están pelín creciditas, no sé qué cara pondrían si de pronto llamaran a la puerta y se encontraran por la mirilla con el careto de Rajoy, su canosa barba recortada, el pelo teñido y esa sonrisa de sátiro vendemantas.

- Hola, solo venía a daros las gracias

- ¿Cómo? ¿Encima recochineo? Yo no sé cómo reaccionarían mis hijas, porque son bastante comedidas y de contar hasta cien antes de pasar a la acción, pero sé de algún hijo de amigos, y de algunos amigos también que, si Rajoy tuviera el valor de llamar a su puerta, el atildado presidente pepero se quedaba directamente sin piños a las primerqs de cambio. Sin anestesia.

Por muy poco lumbreras que sean los lumbreras del pp, no me puedo creer que no hayan reparado en la escasa verosimilitud del spot. El propio Rajoy, que no es capaz de dar dos pasos si no está rodeado de guardaespaldas, no creo que ande tan escaso de luces como para atreverse a irrumpir así como así en la intimidad de cualquier hogar, en la paz de una biblioteca o el sagrado relax de un bar cuando tú estás tan tranquilo tomándola con los amiguetes.

- Vengo a daros las gracias. Gracias de verdad.

- ¿Pero tú estas chalao? Anda. pírate de aquí cagando leches si no quieres que te inflemos a hostias.
Rajoy y los suyos saben de sobra, por muy tontos que sean, que existen muchísimas probabilidades de que lo linchen si osa andar por cualquier calle de este país a pecho descubierto. Sobre todo porque si estás en casa en horario laboral, lo más probable es que seas un parado, un recién despedido o un joven que está pensado en largarse al extranjero después de haber perdido las esperanzas de encontrar aquí trabajo. El porcentaje de darse de bruces con una víctima de los desmanes del gobierno  es tan alto como la probabilidad de que ese puteado o puteada no resista la tentación de desquitarse. No, no creo que hubiera compañía de seguros dispuesta a sucribir una póliza ante tamaña temeridad.

o-RAJOY-facebookLas familias visitadas por Rajoy en el spot del pp tienen una sonrisa tan forzada que ni siquiera los actores que han contratado para hacer el paripé han conseguido que no se note lo poco que se creen su papel. Que Rajoy llame a las puertas de los españoles es un ejercicio de tanto riesgo que seguro que los expertos en seguridad del ministerio del interior no le darían el visto bueno. ¿Qué cara se le pondría a usted si el amigo que le estafó, el vecino que lo denunció por un injusto contencioso doméstico o el primo aquel que un día le pidió tres mil euros y nunca se los devolvió llamara un día a su puerta y le soltara de sopetón "gracias por todo"?

Hay dos tipos de personas capaces de hacer esto, los sinvergüenzas profesionales y los que no tienen conciencia del mal que hacen. ¿De qué material hay que estar hecho para, tras haber estado dando literalmente por culo al personal durante tres largos años, tener ahora la osadía de ir puerta por puerta, no ya pidiendo perdón por el mal causado sino... dando las gracias. ¿Dando las gracias por qué? ¿por no haber quemado la Moncloa? ¿por haber sido civilizados, creer en la democracia y esperar pacientemente con el voto preparado para, apenas se abran las urnas, mandar a Rajoy y a toda su cuadrilla a freir puñetas?

- Muchas gracias por todo lo que habéis hecho

- Vale, Mariano, te perdonamos la vida, pero lárgate de aquí lo más lejos que puedas. Tú y todo tu consejo de ministros. Que no volvamos a ver nunca más en nuestra vida vuestros patéticos caretos de cemento armado.
Definitivamente, no. El anuncio no es verosímil y los lumbreras de propaganda del pp lo saben de sobra. Así que una de dos, o se quieren vengar de Rajoy haciéndolo pasar por el más comprometido de los ridículos, o le han dicho al cámara que procure evitar en el plano a los guardaespaldas que acompañaban durante el rodaje al gallego agradecido. Ni cuando los testigos de Jehová nos venden la vida eterna, ni cuando el niño del vecino viene a vendernos participaciones de la lotería para el viaje de estudios recuerdo yo haberme visto nunca en un compromiso similar al que supondría encontrame a Rajoy tocando el timbre en casa. Así que cuidado, queridos todos que me hacéis el honor de leer esto: no lo olvidéis nunca, no hay que abrir nunca la puerta a desconocidos.

J.T. 

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