lunes, 26 de octubre de 2020

¡Váyase de una vez, señora Mateo!

He estado a punto de titular “¡Hasta aquí hemos llegado!”, pero me ha dado miedo que Pablo Casado me cobrara derechos de autor. De todas maneras, eso es lo que quiero decirle.

Señora Mateo, ¡qué decepción más grande! ¡qué tristeza, qué desaliento, qué ingenuidad la de quienes en algún momento creímos en usted e incluso llegamos a admirar públicamente su valentía! ¿Cómo pude/pudimos estar tan ciegos? Puesto provisional era el suyo, ¿verdad? “Yo estoy de paso, señorías”, llegó a decir en una de sus primeras comparecencias parlamentarias. ¡Ja!

En aquellos momentos estuve también entre quienes pensaron que usted se rodeaba de un buen equipo, lo escribí en un artículo de septiembre del 18 que titulé “Gracias, señora Mateo” ¡Madre mía, qué puntería la mía! La verdad es que era un buen equipo, el de los primeros meses sobre todo… hasta que usted se los fue fumigando uno a uno y sustituyéndolos por pelotas no sé si más cobardes que incompetentes o más incompetentes que cobardes.

Por aquel entonces preferí obviar sus conocidas carencias sobre el oficio periodístico porque creí en su buena voluntad y en su capacidad para delegar en gente competente. ¡Menudo chasco! Algún día se hará el estudio, con números y datos concretos, del a mi juicio enorme grado de responsabilidad que, con su gestión al frente de RTVE, tiene usted en el crecimiento del fascismo en nuestro país, en la preeminencia que Vox ha llegado a adquirir en la sociedad española.

Permitiendo la emisión de los infectos telediarios con los que nos castigan dos veces cada jornada, manteniendo el espíritu casposo en la cadena 24 horas, poniendo al frente de las mañanas a una presentadora sin capacidad de repreguntar, usted está destrozando la poca competencia que le quedaba a la televisión pública.

Hasta la espantosa televisión andaluza, que por culpa de Zancajo y sus tropelías apenas ven cuatro gatos mal contados, un Canal Sur que ha conseguido hacer buena la Telemadrid de los tiempos de Aguirre, hasta esa televisión se atreve a sacar pecho proclamando que sus datos de audiencia, ridículos y menguantes, son mejores en su territorio que los de Televisión Española.

¿Qué fue de aquella musa de la transición que leyó al pie del congreso de los diputados el documento conjunto de todos los partidos tras la manifestación para protestar contra el golpe de estado del 23F? ¿De verdad es usted aquella misma persona? ¿De verdad es aquella Rosa María Mateo la que está ahora permitiendo el crecimiento de los nazis en nuestro país merced a una programación vomitiva y unos informativos deleznables?

Podría preguntarle qué demonios le ha pasado, pero prefiero directamente pedirle que tenga el valor de marcharse mañana mismo.

Creo que algo de la Mateo de antes debe quedar todavía en usted y, si así es, lo más sensato sería dejar en evidencia a quienes la nombraron dimitiendo de verdad, no con la boca chica, convirtiendo su marcha en un hecho consumado, lo que obligaría a tomar decisiones para acelerar la formación de un nuevo Consejo de Administración. Si mientras tanto la tiene que sustituir otra persona al frente de la Administración Única, pues que espabilen, no pasa nada, ¡adelante, que así sea!

Que la nombraran Administradora Única dejó atónitos a muchos, sorpréndalos ahora de nuevo marchándose a su casa mañana mismo, aunque solo sea por respeto al trabajo de todos los directores –y directoras- generales que le precedieron. Nadie lo hizo peor de lo que usted lo está haciendo, y mire que hubo algunos que le pusieron bastante empeño.

Márchese también por respeto a los muchos profesionales decentes que quedan en tve y que sufren a diario viendo lo que se hace con su trabajo y con el patrimonio de tantos años. Algunos de los que perpetraban la manipulación en tiempos de Rajoy ahí siguen con mando en plaza, y quienes serían capaces de hacer una tele decente... si se les espera… nadie parece saber dónde están.

¡Qué pena me da tener que tragarme las palabras con las que ponderé su trabajo aquel día en que me parecía que usted podría ayudar, en su etapa de transición, a dejar una buena tele para el equipo que le sucediera. ¡Menuda herencia les espera!

¡Váyase antes de pasar a la historia como lo peor que le pudo pasar a rtve! Aunque me temo que ya es demasiado tarde.

J.T.

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