No conozco a Beatriz Talegón. Sé quién es desde su célebre y retuiteada comparecencia en Cascais, hace ahora un mes, cuando afeó a sus correligionarios socialistas europeos haber elegido un hotel de cinco estrellas para reunirse. Dijo algunas cosas más, de esas que piensa todo el mundo pero que nadie se atreve a decir. En una palabra: destacó. Y eso fue su perdición.
Me llamó profundamente la atención la saña con que se decretó, a partir de ese mismo instante, la caza mediática contra ella. Se le puso a parir por tierra, mar y aire. Hurgaron en su pasado, en su facebook, en sus legítimas contradicciones, la atacaron desde todos los flancos y colores... y los suyos tampoco parecieron poner mucho empeño en defenderla.
A mí todo eso me escandalizó. Mucho.
La despiadada caza de Beatriz Talegón solo se entiende si la interpretamos como un aviso a caminantes. Había que salir al paso de un fenómeno que, bajo ningún concepto, podía convertirse en precedente. Cómo salir al paso? Pues utilizando métodos rastreros hasta donde fuera necesario. Bueno estaría que empezaran a surgir Beatrices Talegones por todos lados. Bueno estaría que mocosos como ella vinieran ahora osando cuestionar el funcionamiento de los chiringuitos que tan bien montados tienen quienes manejan el cotarro en este país desde hace más de tres décadas.
Estas líneas no pretenden ser una defensa cerrada de una joven a quien no tengo el gusto de conocer. Pero sí de lo que simboliza su irrupción y de lo importante que me parece que decenas, cientos y si es posible miles de jóvenes como Talegón se atrevan a soltar cuatro frescas a los prebostes de turno tal y como ella hizo en el encuentro de Cascais.
Es bueno, es higiénico, es necesario, empieza a ser imprescindible que los "abuelos" que a día de hoy están al frente de tantas instituciones en nuestro país, y que aún aplican el mismo manual de hace más de treinta años, entiendan que han de hacerse a un lado y permitir que las Beatrices Talegones de turno les digan lo que no quieren oír y acto seguido esos jóvenes se pongan a la faena y asuman responsabilidades.
La brutalidad inmisericorde con la que, desde sectores tan diferentes, han ido a por la joven Talegón me deja claro que es ella quien tienen la razón.
Se atrevió a tocar asuntos tabú de manera fresca y descarada. Por eso se le ha hecho saber, a ella y de paso a quien se estuviera pensando en hacer como ella, que ese tipo de osadías tienen un precio. Muy caro. Beatriz Talegón y la gente de su generación tienen que estar dispuestos a pagarlo. No pueden permitir que les ahoguen. No pueden dejar que quienes quieren acabar con ellos y hundirlos hasta conseguir que se los trague la tierra acaben ganando la batalla. Porque sí a Beatriz Talegón se la traga la tierra... ¡tierra, trágame!
Se atrevió a tocar asuntos tabú de manera fresca y descarada. Por eso se le ha hecho saber, a ella y de paso a quien se estuviera pensando en hacer como ella, que ese tipo de osadías tienen un precio. Muy caro. Beatriz Talegón y la gente de su generación tienen que estar dispuestos a pagarlo. No pueden permitir que les ahoguen. No pueden dejar que quienes quieren acabar con ellos y hundirlos hasta conseguir que se los trague la tierra acaben ganando la batalla. Porque sí a Beatriz Talegón se la traga la tierra... ¡tierra, trágame!
P.D. Beatriz Talegón tiene la edad de Patricia, mi hija mayor. Ambas nacieron en el 83, con Felipe González ya en el poder. Un Felipe González que, tras ser elegido secretario general del PSOE con solo dos años más de los que ahora tienen ellas, supo rodearse de gente de su generación y construir un proyecto con el que, sin piedras en el camino ni zancadillas por parte de sus antecesores, consiguieron pocos años después llegar al poder y gobernar.
Sería bueno que la generosidad que los "abuelos" de entonces dispensaron a aquellos incipientes treintañeros supiéramos otorgarla ahora nosotros a quienes, como Patricia y Beatriz, vienen empujando. No sería bueno que se las acabara tragando la tierra.
J.T.
Amén, querido Juan. También, con alguna excepción (Pablo Iglesias Turrión el de La Tuerka), la izquierda autodenominada "verdadera" atacó a Beatriz por pertenecer al partido equivocado, al que se le exige renovación y cuando alguien se pronuncia radicalmente por los cambios necesarios en el PSOE se le ataca inmisericordemente. Beatriz ha puesto en primer plano los errores del PSOE, gravísimos vistos desde la propia izquierda de ese partido, pero también la ceguera de cierta izquierda incapaz de llegar a una mayoría de la clase trabajadora o del pueblo en general, pero que se ve autorizada a dar carnés de buenos y auténticos izquierdistas. Así que mejor será que Beatriz se esconda una temporada y deje que su mensaje madure y reaparezca en momento más propicio.
ResponderEliminarAmén, querido Juan. También, con alguna excepción (Pablo Iglesias Turrión el de La Tuerka), la izquierda autodenominada "verdadera" atacó a Beatriz por pertenecer al partido equivocado, al que se le exige renovación y cuando alguien se pronuncia radicalmente por los cambios necesarios en el PSOE se le ataca inmisericordemente. Beatriz ha puesto en primer plano los errores del PSOE, gravísimos vistos desde la propia izquierda de ese partido, pero también la ceguera de cierta izquierda incapaz de llegar a una mayoría de la clase trabajadora o del pueblo en general, pero que se ve autorizada a dar carnés de buenos y auténticos izquierdistas. Así que mejor será que Beatriz se esconda una temporada y deje que su mensaje madure y reaparezca en momento más propicio.
ResponderEliminarGracias por el comentario, amigos Conchi y Manolo
ResponderEliminar¡Que razón tienes Juan!. Te lo dice un abuelo dispuesto a lo que indicas.
ResponderEliminarPues ánimo, Jesús, y que cunda el ejemplo. Un saludo
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