lunes, 17 de noviembre de 2025

San Mamés y el Bernabéu: dos maneras muy diferentes de entender el mundo


Miras estas dos imágenes y entiendes enseguida demasiadas cosas. Este fin de semana de parón liguero por los partidos de la selección española, el estadio de San Mamés acogió un encuentro entre las selecciones de Euskadi y Palestina. Más de cincuenta mil personas de todas las edades acudieron al campo, hubo banderas, y mucha emoción, tras una jornada de fiesta en Bilbao dedicada a manifestar la solidaridad de sus gentes con el sufrimiento de quienes desde hace dos años, víctimas de los ataques israelíes, han perdido a más de setenta mil de sus compatriotas. A muchos no nos importaba el resultado (3-0 ganó Euskadi), lo que conmovía era conocer la existencia de una iniciativa hermosa que enseñó al mundo la capacidad de compromiso y empatía del pueblo vasco a la hora de denunciar injusticas y solidarizarse con los más débiles.


Al día siguiente en Madrid, Florentino Pérez promovió un encuentro de fútbol americano en el Bernabéu de cuyo espanto aún no me he repuesto: los Miami Dolphins contra los Washington Commanders. Casi ochenta mil personas en un  acto diseñado a la mayor gloria de un presidente Pérez, cada día más encantado de conocerse, que apareció flanqueado por sus dos acólitos más incondicionales, Almeida y Ayuso, alcalde de la ciudad y presidenta de la Comunidad. Encantados de la vida, ambos contribuyeron a la celebración con una pasta. Ellos no; nosotros.


Mientras en Bilbao la gente se emocionaba y homenajeaba al pueblo palestino, en Madrid se representaba una obra maestra del artificio ¡Qué abismo más grande entre estas dos maneras de entender la vida, entre quienes ven el deporte como un punto de encuentro y quienes lo entienden como una caja registradora, entre quienes poseen una identidad y quienes se la alquilan al mejor postor!


San Mamés enseñó al mundo que todavía queda gente que sabe ponerse del lado correcto de la historia. El Bernabéu dejó claro, a los que andamos pelín despistados con estas cosas, que hay quien está dispuesto a disfrazar de modernidad cualquier marcianada, incluso un espectáculo ajeno que aquí no interesa a casi nadie. Los vascos defendieron el sábado una causa noble y proporcionaron al pueblo palestino el altavoz que necesitan. Los madrileños aprovecharon este fin de semana sin competición liguera para meternos con calzador un elemento más de la cultura del fast food, los Halloween y demás horteradas que los estadounidenses se empeñan en expandir por el mundo. 


San Mamés apostó por hacer justicia y comunidad, el Bernabéu por nichos de mercado que nos importan un pimiento. Bilbao evidenció que el deporte es también memoria; en Madrid, prebostes como Florentino prefieren apostar por la anestesia colectiva.

J.T.


Cómo los periódicos construyeron (y maquillaron) el final del franquismo

Cincuenta años ya. Medio siglo desde aquellos días de noviembre de 1975 en que España olía a hospital viejo, a incienso de capilla ardiente y a miedo escondido bajo las gabardinas. Medio siglo desde que los periódicos amanecían cada día convertidos en partes médicos, como si el país entero estuviese enganchado al gotero del dictador. 


“Infección intestinal grave”, titulaba ABC el lunes 17 de noviembre de 1975, tal día como hoy de hace cincuenta años. “Estado crítico”, rezaba el nacional católico diario Ya. “Complicaciones”, añadían otros mientras Franco se iba a apagando como una bombilla barata. Seguía siendo, hasta el último suspiro, el padre protector al que había que velar con discreción, como si el país fuese menor de edad y no tuviera derecho a enterarse de qué demonios estaba pasando.


Aquella prensa, disciplinada como un batallón, construyó la agonía del dictador como se había construido todo durante cuarenta años: de arriba abajo. El relato oficial se redactaba en El Pardo y se distribuía en los quioscos. Aún así,en aquellos mismos años de opacidad y mordaza hubo quien arriesgó. Por ejemplo el semanario Triunfo, que acumuló multas y secuestros y se convirtió en la revista que explicaba el país lo que el régimen prohibía mirar. También Cambio 16, que en cada número caminaba por el alambre, fue pionera en señalar las grietas del franquismo tardío y pagó su osadía con algún que otro cierre de la publicación durante meses. Cuadernos para el Diálogo practicaba un reformismo ético que irritaba a los ministros del Movimiento y despertaba a los lectores. A estas tres publicaciones, y a algunas otras menos influyentes, les confiscaban tiradas completas o les ordenaban tachar artículos y eliminar portadas


Todo eso convivía -y chocaba- con los periódicos de aquel noviembre del 75 que fingían normalidad mientras el franquismo entraba en sus últimas horas. La contradicción era brutal: en los periódicos diarios, la España oficial agonizaba; en las revistas semanales, la España real asomaba la cabeza. Pero el mensaje dominante lo seguían escribiendo los obedientes. 


La verdadera España, la de los estudiantes, la de los trabajadores, la de los barrios, la de los partidos clandestinos, la de los sindicatos perseguidos, ni existía ni tenía permiso para existir en la prensa diaria, quizás un poquito en el periódico Informaciones la única cabecera que, con todas sus hipotecas, abrió sus páginas a análisis culturales y sociales que eran, de hecho, pequeñas clases de respiración en un país asfixiado. Cuando llegó la llamada transición, los mismos periódicos que durante décadas habían callado se vieron de pronto obligados a hablar. Y claro: no sabían. Era más fácil vender un país que despertaba sonriendo que admitir que veníamos de una dictadura que había dejado cicatrices en la justicia, en los cuerpos policiales, en los medios, en las universidades, en la memoria y en las tripas de la gente.


La verdad es que, a pesar de la aparición meses después de diarios como El País o Diario 16, el periodismo en España no ha sabido hacer sus deberes. Por eso estamos como estamos. Medio siglo después, hay quienes continúan debatiendo si Franco fue un dictador, las fosas se siguen vaciando con cuentagotas y vemos cómo quienes se llenan la boca con la palabra “libertad” se inspiran en los mismos reflejos autoritarios de entonces. Seguimos también tragando con televisiones públicas que, en manos de ciertos gobiernos autonómicos, funcionan hoy con una estructura de manipulación similar a aquella que retransmitió en directo, la mañana del jueves 20 de diciembre de 1975, las lágrimas de un presidente del gobierno, Carlos Arias Navarro, hundido el pobre porque Franco acababa de morir. 


No es casual que la ultraderecha avance. Estos fenómenos no surgen por generación espontánea: crecen con cada silencio, cada impunidad, cada equidistancia, en cada manual escolar que pasa de puntillas por el franquismo o en cada medio de comunicación que sigue tratando a los enemigos de la democracia como si fueran una corriente política más. 


Por eso mirar atrás continúa siendo una necesidad democrática, porque un país que no entiende lo que fue, tampoco puede entender lo que es. Y si entonces la prensa contó la agonía de un dictador sin contar la agonía del país, hoy tenemos aún la obligación de explicar que la democracia no cayó del cielo, que la libertad no la regaló nadie, que hubo muertos, encarcelados, torturados, exiliados. Que aquel rey que tanto tiempo tuvo engañados a tantos no “heredó la paz”, sino un aparato entero construido para evitarla.


Cincuenta años después no puede seguir habiendo excusas. La ultraderecha crece porque sabe leer el malestar mejor que nosotros. Porque mientras nosotros dudamos, ellos gritan. Mientras analizamos, ellos señalan. Mientras debatimos, ellos avanzan. Y porque todavía quedan demasiadas sombras del franquismo incrustadas en nuestras instituciones, en nuestras calles y en nuestros medios de comunicación. Demasiadas dos Españas, demasiado ruido, demasiada trinchera.


Decía Umbral que en España se transita del luto al jolgorio sin pasar por la reflexión. Quizá. Pero el 50 aniversario del final del franquismo debería servir precisamente para eso: para reflexionar, para recordar que la democracia no se sostiene sola. Y que, si no la defendemos con convicción, la terminarán ocupando de nuevo quienes, hace cincuenta años, lloraban al dictador en silencio y hoy vuelven a levantar la voz y a ocupar las calles brazo en alto. No supimos, o no quisimos, acabar con los silencios ni desmontar a tiempo sus mentiras, y hoy continuamos pagando el precio.


J.T.




domingo, 16 de noviembre de 2025

Libros que mancillan la dignidad de la letra impresa

Tanta preocupación por ahorrar papel y no hacen más que editar libros basura. Ni un ex presidente sin libro, ni un famoso televisivo sin libro, ni un emérito sin libro. Aznar y Rajoy ahí los tenemos, firmando ejemplares como posesos y copando programas de tele y radio en gira promocional. A ver cuándo te animas, Felipe, porque más vergüenza que ellos no creo que tengas. Si no la tiene tu amigo el emérito, al que le pasa como al perejil, que no hay salsa en la que no quiera estar, para qué la vas a tener tú, el guapo de la peli política de los ochenta que a tantos engañó y a tantas encandiló. Venga, hombre, seguro que si publicas acabas estando en todas las fiestas del amigo invisible como regalo de navidad. Yo, por ejemplo, lo regalaría aunque solo fuera por joder.



Claro que puestos a importunar, la verdad es que estos días tenemos dónde elegir, menuda inflación: Juan del Val, Moreno Bonilla hasta el ínclito Luis Rubiales, ¡madre del amor Hermoso! Tanta preocupación por el cambio climático y no veo a nadie aún en la calle protestando por semejante despilfarro de papel. Los editores que perpetran esta locura saben mejor que nadie que, aunque los compren porque mercado cautivo la verdad es que siempre habrá, nadie los va a leer. Hacen caja y con eso les vale, para oprobio de quienes dedican su vida a escribir un libro que merezca la pena, lo consiguen y se mueren sin publicarlo.



Quienes ahora van a las presentaciones son los mismos que antes encargaban los libros por metros lineales para presumir de cultura encuadernada en muebles librería de caoba que solo tocaba la persona encargada de la limpieza cuanto había que quitarles el polvo. Ahora eso ya no se lleva, lo que está de moda es tener el libro encima de la mesita del salón con la firma para presumir con las visitas. Mira qué dedicatoria más ingeniosa me ha escrito Rajoy. No me quiero imaginar cómo puede ser una dedicatoria de Rubiales, o del fugitivo de Abu Dhabi, que capaz es también de plantarse en el Corte Inglés junto a sus primos los magos de Oriente y ponerse a firmar ejemplares mientras ellos se dedican a besar niños.


Todos estos libros están pésimamente escritos y, por supuesto, prácticamente ninguno de ellos lo ha redactado quien lo firma. Divertida profesión esta de escribir para otro, ¿verdad? He aquí un excelente nicho de mercado para juntaletras vocacionales. Que espero sea el caso, porque ya hay por ahí alguna malvada especulando con la posibilidad de que algunos estén escritos por funcionarios con sueldo público en horario laboral pero seguro que no es así, ¿verdad, Moreno Bonilla?


Escribir para otros es un trabajo digno que yo defiendo y hasta practico cuando considero conveniente y a mucha honra, pero hay maneras y maneras de hacerlo. No es lo mismo llamarte Carmen de Burgos (Colombine) y escribir para Eugenio D’Ors que apellidarte Rojo y escribir para tu excuñada Ana Rosa Quintana una novela con retazos de otras. Por cierto, Mazón, que ya estás tardando. 


J.T.

viernes, 14 de noviembre de 2025

De la furia al susurro: la milagrosa mutación de los periódicos ultras españoles

Dean Spielmann, abogado general de la Unión Europea 

Lo que está ocurriendo estos días con la cuestión de la amnistía es un espectáculo tan vergonzoso que uno no sabe si reír o llorar. Los mismos periódicos que hace un año anunciaban el apocalipsis constitucional, la ruptura de España, el fin de la separación de poderes o la llegada de los jinetes del desastre… ahora titulan y escriben editoriales con guantes de seda, puntillas semánticas y ese inconfundible tono de “bueno, quizá no era tan terrible”. La única razón por la que ABC, El Mundo, La Razón y compañía están modulando sus bramidos es que el PP sabe que, si quiere moverle la silla al Gobierno, necesita a Junts.


Cuando a quien hasta ayer tratabas de golpista descubres que hoy puede servirte de muleta parlamentaria, lo que entonces era delito ahora “quizá merece ser estudiado con calma”. Desde el primer día, conviene decirlo alto, la amnistía era necesaria. Para desinflamar un conflicto político, para desbloquear una convivencia rota y para cerrar un ciclo de choque institucional. La amnistía es un instrumento democrático, tan legítimo como lo ha sido en media Europa desde hace décadas. Lo sabíamos entonces y lo sabemos ahora. Pero algunos periódicos parecían empeñados en dinamitar cualquier posibilidad de pacificación, solo porque a la derecha ultra y a la ultraderecha les convenía un país crispado.


Ahora, cuando Dean Spielmannel abogado general de la Unión Europea, avala los puntos clave de la ley aprobada en nuestro parlamento el 30 de mayo del año pasado, de repente asistimos a la mutación. ABC, que titulaba editoriales con palabras como “nefasta”, “desigualdad” o “chantaje”, ahora rebaja el tono y se aferra a tecnicismos. La Razón guarda silencio o se limita a señalar quién sale ganando y quién perdiendo y El Mundo se enfurece, sí, pero porque beneficia a Carles Puigdemont, no por la ley en sí.


Conviene consultar siempre la hemeroteca y comprobar así cómo la indignación era estratégica, no moral, que la solemnidad con la que envolvían sus titulares apocalípticos tenía menos que ver con la Constitución que con el cabreo eterno porque Pedro Sánchez consiguiera formar gobierno. Así que ahora que Europa ha hablado, que la ley de amnistía ya no sirve como arma arrojadiza y que el PP acaricia sueños húmedos en los que podría necesitar a Junts… sus incondicionales cabeceras, también las digitales como El Confidencial, Vozpópuli o El Español y otras muchas porque hay bastantes, han decidido suavizar sus ladridos y relegar el tema a lugares menos visibles, nada de aperturas ni titulares a cuatro columnas ¿Por qué lo llamarán prudencia, “nuevo contexto”, o “debate abierto”cuando su verdadero nombre es falta de principios? 


Quienes defendimos la amnistía desde el comienzo seguimos donde estábamos: a favor de una salida política, de desjudicializar un conflicto que nunca debió acabar en los tribunales, a favor de que la convivencia se construya con soluciones y no con venganzas. Necesitamos periódicos que no varíen de opinión cuando cambia el viento, medios que miren de frente, expliquen al país lo que de verdad ocurre y no se limiten a actuar como instrumentos de una oposición que, como nos recordaba hace poco Enric Juliana, han pasado del “Puigdemont a prisión” a “Puigdemont, campeón, apoya la moción”.


J.T.

jueves, 13 de noviembre de 2025

Así censura y manipula el PP las televisiones de las autonomías donde gobierna


En las autonomías donde gobierna el Partido Popular, las televisiones públicas no funcionan como un servicio a la ciudadanía porque la ciudadanía les importa un pimiento. ¿Servicio público, pero qué me dice usted?, deben preguntarse en los cuarteles regionales del PP mientras les entra a todos la risa floja. La televisión es suya y pobre de quien se atreva a discutirlo.


Las televisiones públicas de las autonomías donde el gobierna el PP, en la mayoría de ellas gracias al apoyo en su día de los fascistas de Vox, son máquinas de guerra ideológica, altavoces del poder que censuran, vetan y manipulan sin pudor. Es un patrón sistémico, una vocación totalitaria que remite a los peores tiempos del franquismo, cuando la información era un arma para domesticar conciencias. Bajo el barniz democrático, el PP recurre a parecidas tácticas allá donde encuentra ocasión. Controla los medios regionales para moldear la realidad a su medida, omitiendo lo que duele y amplificando lo que conviene. Mientras Feijóo se queja de una RTVE que cada vez interesa a más gente, sus feudos autonómicos sangran audiencia porque la verdad, al final, siempre se rebela y se revela.


Hablemos de algunas de ellas, por ejemplo Telemadrid, en su día conocida como “TeleEspe” y hoy bastión inexpugnable al servicio de los intereses exclusivos de Isabel Díaz Ayuso. Cuando estuvo bajo el mandato de Esperanza Aguirre, la cadena cayó en picado: recortes salvajes, despidos masivos y un control férreo que expulsó a periodistas críticos. La plataforma "Salvemos Telemadrid" surgió de las cenizas de esa manipulación, denunciando cómo los informativos se convertían en panfletos del PP. Hoy, con Ayuso al mando, el patrón se repite elevado a la enésima. En julio de 2021, una reforma exprés en la Asamblea retocó la ley para blindar el control político, nombrando directivos a dedo que priorizan el autobombo. Ejemplo reciente y obsceno: la boda del alcalde de Madrid, cubierta con pompa de Hollywood.


En Valencia, el resurgir de Canal 9 bajo Mazón ha sido un retroceso al infierno de Zaplana y Camps. Aquella RTVV, cerrada en 2013 tras una deuda de cientos de millones forjada en despilfarros y favoritismos, era un nido de corrupción: imputaciones a directivos por malversación, persecución a profesionales disidentes y manipulación flagrante, como en el caso del accidente de Metrovalencia de 2006. Reabierta como À Punt, la cadena prometía independencia, pero la gente de Mazón ahí sigue manipulando a piñón: durante la manifestación masiva por la dana hace pocas semanas, tuvieron las narices de emitir una corrida de toros en diferido en lugar de conectar en directo con la protesta. El patrón totalitario se repite, los trabajadores denuncian injerencias pero el PP responde con más control, como en Baleares con IB3, donde las quejas por sesgo ideológico son pan de cada día.


Galicia, feudo de Feijóo, es el paradigma del delirio censor. La TVG, con un presupuesto de 135 millones en 2025, ha perdido en los últimos tiempos un considerable  porcentaje de audiencia ¿Por qué? Manipulación cotidiana: los "Viernes Negros" acumulan más de trescientas protestas desde 2018. En la campaña electoral de 2024, la gerencia censuró menciones a los Premios Feroz, que criticaban el control político, y priorizó el autobombo xuntista. La nueva ley de medios, aprobada en enero de 2025, amarra el nombramiento a dedo de directivos. Resultado: informativos que otorgan al PP todo el tiempo del mundo vetando voces opositoras y externalizando contenidos sospechosos. Feijóo, que llora por RTVE, forjó esta TelePP: un instrumento para conformar "opinión pública" a golpe de tijera.


En Castilla y León, CyLTV –privatizada, pero atada al PP de Mañueco– repite el guion. Murcia, con 7RM, y Andalucía se suman al coro con escandalosas omisiones como la crisis del cribado de cáncer de mama, donde Canal Sur tardó tres días en hablar de la noticia y, aún así, apenas dio voz a las representantes de las mujeres afectadas. 


No buscan informar, buscan dominar. Consecuencia: la audiencia huye –por ejemplo Telemadrid al 4%, TVG al abismo–, porque el público no es tonto. Por eso, demás de por el buen trabajo del equipo directivo y sus profesionales, está creciendo la audiencia de Televisión Española.


J.T.

El día que Reporteros Sin Fronteras premió a periodistas valencianos y gazatíes


De izquierda a derecha los periodistas palestinos 

Ola al Zanoun, su marido, Adel, y Motaz Azaia


Cuando Mamen Mendizábal, conductora del acto, pidió un minuto de silencio por los más de doscientos cincuenta periodistas asesinados en Gaza desde el 7 de octubre de 2023, los nombres de todos ellos fueron apareciendo uno tras otro en la gran pantalla del salón donde tenía lugar el encuentro mientras los asistentes, en pie, conteníamos la emoción cada uno como mejor podía.


-No sé si ahora podré tocar la guitarra, tengo hasta los dedos agarrotados, explicó Juan Aguirre cuando subió al escenario junto a Eva Amaral para interpretar “Podría haber sido yo”.

-Pues imagínate en mi caso, que tengo que cantar, replicó la propietaria de una de las voces más exquisitas de nuestro país.


El tocó y ella cantó: 


"Sabes bien que la suerte, el destino o el azar
Nos arrastran de manera caprichosa
Buenos Aires, Berlín o Zaragoza
O Chile, Estadio Nacional

Podría haber sido yo de haber nacido en tu playa
Por tocar esta guitarra
Podría haber sido yo, por cantar esta canción
Hoy solo quiero gritarla
Que suene tu voz, Víctor Jara"


Este fue el tono, la atmósfera en la que transcurrió, el pasado martes día 11, el acto con el que Reporteros Sin Fronteras quiso celebrar el treinta aniversario de su implantación en España. Aprovecharon para inaugurar unos premios cuya primera edición tuvo lugar en la sede madrileña de CaixaForum. Han creado dos categorías de galardones: el Premio Nacional RSF España, que en esta ocasión ha sido para la prensa local valenciana por su cobertura durante la dana de octubre del año pasado y el Premio Internacional RSF España, otorgado a dos periodistas gazatíes supervivientes de la masacre: el fotoperiodista Motaz Azaiza y la corresponsal Ola al Zanoun.


-Cuando leía la lista de mis compañeros asesinados, no he podido evitar pensar que en ella podía estar figurando mi nombre también, comentó Motaz Aziza, de 26 años, al recoger su premio.


Ola al Zanoun vivió un momento devastador el día en que una explosión en Gaza la sorprendió en su casa. En pocos minutos, varios bombardeos arrasaron su entorno. Junto a su marido, Adel al Zanoun, que dirigía la agencia France Press en la Franja, logró salir de Gaza rumbo a Egipto con sus cinco hijos tras perder a quince familiares. Han sido de las pocas personas que han podido continuar contando al mundo lo que ocurría en su tierra, dado que Israel prohibió el acceso de periodistas extranjeros a la zona.


El acto fue todo un homenaje al periodismo libre y comprometido que evidenció hasta qué punto algo en teoría tan sencillo como contar lo que ocurre suele costar caro a quien lo hace. "Sin verdades estamos perdidos, el papel de la prensa no es consolar, sino iluminar. Por eso hay tanto afán en acallar a los periodistas que buscan denodadamente la verdad", proclamó durante su intervención Alfonso Armada, ex presidente de RSF España. “Sin libertad de información no hay democracia, remató Alfonso Bauluz, actual presidente de la organización en nuestro país. "Plutócratas, mandarines y autoritarios, añadió, estrechan el cerco a la libertad de prensa que tratan de asfixiar. Nuestra misión en su defensa es la de todos”.

La elección de los galardonados en esta primera edición fue toda una declaración de intenciones. De una parte, la prensa local valenciana por la dana (en la foto de la izquierda Arturo Checa y Agustín Amores, representantes de los diarios "Las Provincias" y "Levante" cundo recogieron el premio): una cobertura de proximidad, de servicio público en una catástrofe natural que exigía rapidez, rigor y sensibilidad; la prensa que mejor y de manera más eficaz mantiene viva la función social del periodismo. Por otro lado, periodistas en Gaza, en el lugar de mayor peligro para ejercer el oficio. Los profesionales de la información asesinados en Gaza son más que la suma de todos los periodistas que perdieron la vida durante las dos primeras guerras mundiales, Afganistán, Vietnam y los Balcanes, en todos estos conflictos juntos, recordó Mendizábal. 


“He contado, había explicado con anterioridad Ola al Zanoun, 252 periodistas muertos violentamente, más de 400 heridos, de los que solo unos 15 han podido ser evacuados, y 150 oficinas de medios de comunicación destruidas”.


Vivimos el martes pasado una noche de homenaje, sí, pero también de denuncia y reivindicación. Si el periodismo que pelea por ir a donde ocurren las cosas, verlas, tomar notas y contarlas tal como son fue siempre necesario, parece claro que en estos momentos lo es todavía más que nunca.


J.T.

martes, 11 de noviembre de 2025

La BBC tropieza con Donald Trump

Frente a los totalitarios, el periodismo serio no puede permitirse cometer un solo desliz. Dado que andan todo el día con la escopeta cargada a ver cuando te pillan en un renuncio, no se les puede conceder ni la más pequeña oportunidad de que se ensañen contra ti. Un mínimo fallo puede ser tu ruina, y si no es tan mínimo, pues peor aún. Eso es lo que le ha ocurrido nada menos que a la BBC, el “medio” por antonomasia, el más citado como referente en buena parte de las redacciones de todo el mundo. 

Pues bien, resulta que el "referente" la han pifiado, evidenciando así que, incluso donde se presume de practicar el mejor hacer periodístico, se puede tropezar y servirle en bandeja al poder argumentos para que se ensañen contra ti. Se conoce que se han despistado, o no, y por un momento han olvidado lo que ellos mismos nos enseñaron, que la credibilidad es nuestro activo más valioso.


Andan estos días metidos en un lío tan gordo que sus dos máximos responsables, Tim Davie y Deborah Turness, han renunciado a sus cargos tras descubrirse la edición engañosa de un discurso de Donald Trump, nada menos que de Donald Trump, quien apenas ha olido sangre ha decidido ir a degüello contra la cadena británica. 


¿Qué ha ocurrido exactamente? En el otoño de 2024, la BBC emitió un documental en su programa “Panorama” que mencionaba el discurso de Trump del 6 de enero de 2021, día del asalto al Capitolio estadounidense. Según un memorándum interno filtrado -elaborado por el exasesor editorial Michael Prescott– ese fragmento fue editado de modo que pareciera que Trump decía, en un solo momento: “We’re going to walk down to the Capitol and I’ll be there with you, and we fight. We fight like hell.” (“Vamos a ir caminando hasta el Capitolio y yo estaré allí con vosotros y lucharemos. Lucharemos con todas nuestras fuerzas.”


En realidad, las frases provenían de distintos segmentos separados por casi una hora y se omitía la parte en que se abogaba por una protesta pacífica. Parecía así que se estaba incitando a la violencia. El fondo del asunto es que los hechos ocurrieron hace casi cinco años (enero de 2021) y han tardado en aflorar hasta noviembre de 2025, lo que lo agrava bastante.


Parece claro que en su momento fallaron controles internos, y puede que algo más. La filtración demuestra que alguien dentro advirtió de posibles fallos de edición y no se reaccionó con rapidez. En un mundo en el que políticos populistas, autoritarios, o simplemente agresivos con la prensa ven en cada fallo una oportunidad de hundir a su responsable y desmontar al medio si pueden, esos errores se convierten en munición perfecta. 


Si la BBC no se retracta antes del 14 de noviembre de 2025 a las 5:00 p.m. hora del Este de EE UU, el presidente Trump no tendrá más alternativa que hacer valer sus derechos legales y equitativos, incluyendo iniciar una acción legal por no menos de 1.000 millones de dólares en daños y perjuicios", ha advertido el abogado personal de Trump, Alejandro Brito, en una carta enviada a la corporación británica.


Puede que lo que ha ocurrido en la BBC se trate solo de una lamentable excepción, pero lo cierto es que eso no le quita gravedad. La libertad de prensa solo se garantiza haciendo cada día nuestro trabajo lo mejor posible. Al buen periodismo solo deben interesarle los hechos. Que haya sido precisamente la BBC quien haya metido tan estrepitosamente la pata sirve para recordarnos lo peligroso que puede ser bajar la guardia aunque solo sea un momento. Nuestro trabajo nos exige vigilancia, humildad y constancia.Lo que está en juego en casos como este no es solo una institución, sino la idea misma de que los ciudadanos puedan confiar en quienes informamos. 


A ver cómo acaba este desgraciado asunto. A pesar de estos reveses, el Gobierno británico ha expresado su apoyo a la BBC; un portavoz del primer ministoro Starmer ha dicho que este emblemático medio de comunicación “desempeña un papel fundamental en una era de desinformación en la que existe un claro argumento a favor de un servicio de noticias sólido e imparcial. Es importante, añadió, que la BBC actúe con rapidez para mantener la confianza y corregir rápidamente los errores”. 


Además de la "emisión inmediata de una disculpa" y la "compensación adecuada al presidente por el daño causado", para descartar la demanda Trump exige también "la retractación inmediata, completa y justa del documental" y otras declaraciones consideradas engañosas, "en forma tan visible como su publicación original". Un portavoz de la BBC ha confirmado que ha recibido la carta y asegurado  que responderán "directamente a su debido tiempo".


Uff!


J.T.

lunes, 10 de noviembre de 2025

Preguntar no puede acabar costándote el trabajo



- Usted ha insistido en que Rusia debería hacerse cargo de la reconstrucción de Ucrania. ¿Cree que Israel debería pagar la reconstrucción de Gaza?


Esa fue la pregunta. Una frase limpia, legítima, pertinente. Y sin embargo, le costó el trabajo. El periodista italiano Gabriele Nunziati se la hizo el pasado 13 de octubre en la sala de prensa de la Comisión Europea, en Bruselas, a la portavoz Paola Pinho. 


- Es una pregunta interesante, contestó esta, pero no tenemos comentarios al respecto en estos momentos.


A los pocos días, la agencia italiana Nova, para la que trabajaba Nunziati, decidió rescindir su colaboración alegando que la pregunta había sido “técnicamente errónea” y “fuera de lugar”. La Comisión Europea se apresuró a desmarcarse del despido asegurando que no tuvo nada que ver, pero el caso es que a Nunziati lo pusieron en la calle. 


El periodismo, no nos cansaremos de decirlo cuantas veces haga falta, no está para complacer al poder sino para molestarlo. Y entre los espacios naturales donde hay que ejercerlo se encuentran las salas de prensa en las que los representantes públicos tienen la obligación de contestar. Que una pregunta sobre la doble vara de medir en los conflictos internacionales acabe desembocando en un despido marca un precedente gravísimo.


El caso Nunziati es un alarmante síntoma de que la libertad de prensa en Europa se ha vuelto frágil, maleable, condicionada. El derecho a preguntar no puede depender de si se incomoda o no al poder, ¿o qué broma es esta? Nunziati era colaborador, no empleado fijo y el mensaje implícito que nos transmite la represalia de la que ha sido objeto resulta devastador: más vale que os lo penséis dos veces, queridas niñas y niños periodistas, antes de tocar ciertos temas. Gran ruina.


La agencia Nova ha explicado que la pregunta era técnicamente incorrecta porque Israel fue víctima de un ataque mientras que Rusia invadió un país soberano. Soslayan que Nunziati no afirmó nada, sencillamente preguntó, invitó a pensar en voz alta. Un periodista libre ha de tener siempre la posibilidad de salirse del guion sin temer nada cuando lo hace. Preguntar nunca es “técnicamente erróneo”. Lo erróneo es callar, convertir las ruedas de prensa en asépticos rituales donde las consignas se repiten  sin incomodidades, sin matices, sin disenso. 


Europa se pavonea de tener la Carta de Derechos Fundamentales, de ser ejemplo de pluralismo informativo, de proteger la independencia de los medios. Pero los hechos demuestran otra cosa. La presión económica, la concentración mediática, la connivencia con intereses políticos y empresariales y la precariedad de las redacciones han convertido la libertad de prensa en una ficción regulada.


Cuando un periodista es castigado por preguntar lo que millones de ciudadanos piensan el daño no se limita a él, nos lo hacen a todos porque lo que está en juego no es solo un contrato laboral sino el derecho colectivo a recibir información sin filtros.


Resulta una indecencia intolerable que preguntar te pueda costar el puesto de trabajo. Este escándalo no puede quedar impune porque, de ser así, se trataría de una derrota colectiva. Ante atropellos como este hay que rebelarse, pelear, defender la dignidad del oficio sin concesiones. Si cedemos terreno y dejamos que las prácticas de intimidación avancen, nos costará mucho trabajo recuperar los metros, o kilómetros, que hayamos perdido. Si es que lo conseguimos.


Toda mi solidaridad, querido colega Nunziati, estoy seguro que no te van a faltar ofertas de trabajo. 


J.T.