lunes, 28 de abril de 2025

Al Papa llorando y con el mazo dando





Vestido de luto y con dos enormes crespones negros en las banderas que tenía a sus espaldas. Esa fue la perfomance elegida por Pedro Sánchez para dar a conocer el pasado martes su decisión de gastarse diez mil millones de euros más en seguridad y defensa… solo este año. Vestía de luto por el Papa muerto apenas veinticuatro horas antes, por un jefe de Estado que siempre insistió en el diálogo para conseguir la paz y pedía sin cesar que dejara de aumentar el gasto en armamento militar. 


Al Papa llorando y con el mazo dando. Esta frase podría ser un buen resumen de la manera que tiene de andar por la vida el presidente de un Gobierno todavía llamado de coalición. Adaptarse a las circunstancias según viene el viento. Si hay que llorar al jefe de la iglesia católica se lellora, por mucho que seamos un estado aconfesional; si hay que sacarse un pastón de la chistera para rendir pleitesía a la OTAN y al loco del despacho oval, pues se hace. Y además lo haremos, dijo, “sin subir impuestos, sin incurrir en mayor déficit público y sin restar ni un solo céntimo a la inversión en servicios sociales que conforman el Estado de Bienestar” ¡Alé, hop!


Creo que tardaré tiempo en olvidar la angustia que me produjo una comparecencia donde se nos trató como tontos. O sea, ¿que tenían ahí unos ahorrillos guardados y había llegado el momento de gastarlos, es eso lo que nos estaba queriendo decir? ¿Que ese manido dos por ciento del PIB al que se preveía llegar el 2009 en gasto militar se adelanta cuatro años de golpe y no pasa nada? ¡Qué barbaridad, qué arte para sacarse conejos de la chistera! Vale, cuele que con esos “ahorros” tapáis el agujero que según vosotros dejaron pendiente Rajoy y sus muchachos y así os quitáis el aliento de Rutte y Trump en el cogote. De acuerdo, ya hemos conseguido gastarnos 33.000 millones de euros al año en belicismos varios, estupendo, pero… a partir de ahora ¿de dónde va a salir cada ejercicio anual esa cantidad indecente de pasta? 


Vamos ver, por mucho que seamos de letras, algunos todavía sabemos sumar y las cuentas no nos salen. Si este año faltaban 10.000 millones, eso quiere decir que el que viene volverán a faltar. Si ya nos hemos gastado los ahorros, ¿me quieren decir de dónde va a salir la próxima vez? No hace falta ser muy imaginativo para concluir que no tardará en llegar el llanto y rechinar de dientes: No solo no crecerán partidas que llevan años pidiendo su incremento a gritos, como la dependencia o el alquiler social, sino que continuará la cuesta abajo en el mundo de la sanidad, la educación, las pensiones y las prestaciones sociales en general. El dinero para la transición energética o a la lucha contra la despoblación en el medio rural ya va a disminuir este mismo año. Por ahí va el futuro que nos espera, tras la tétrica puesta en escena de la comparecencia de Sánchez el pasado martes que, mire usted por dónde, pudo ser toda una alegoría. 


Yo creo que esta vez el presidente del Gobierno sabe que no ha conseguido engañarnos. Ya no hay manera de disimular el cada vez mayor tufo derechista del ejecutivo. “Esto ha venido para quedarse”, admitió hace pocos días en una entrevista Carlos Cuerpo, un ministro de Economía que gusta a muchos acólitos del PP. No es que no se atrevan a estar en contra de la guerra, es que no tienen ningún interés en hacerlo por mucho que sepan, como bien saben, que la industria de la guerra no solo fabrica armas sino también enemigos y miedos, un excelente caldo de cultivo para el crecimiento de la ultraderecha. 


“No es que nosotros hayamos cambiado, es que el mundo lo ha hecho”, se defiende Sánchez, y puede que lleve razón: no han cambiado porque siempre fueron igual de derechas, entorno ideológico en el que destaca la pleitesía a la iglesia católica, la financiación eterna de la enseñanza en los colegios donde imparten su doctrina, el dinero que se transfiere cada año a la Conferencia Episcopal, las prebendas a esta institución en materia impositiva… Así las cosas, qué menos que vestirse de luto cuando se muere el jefe, claro. Tremenda ironía la coincidencia de fechas que propició la puesta en escena donde se anunció el desastre que se avecina. Por mucho que se empeñen en negarlo.


J.T.






 

lunes, 21 de abril de 2025

Reflexiones sobre el futuro de la izquierda



Por si hay alguien que aún piense lo contrario, les voy a contar un secreto: Sumar ya no existe, si es que alguna vez existió. Ellos mismos se han hecho el harakiri actuando como adminículo del PSOE en decisiones políticas de intenso perfume derechista como el apoyo tanto al envío de armamento español a Ucrania como al incremento del gasto militar, por no hablar del recorte a los parados mayores de 52 años o de los incentivos las personas que se jubilen después de los 72. 


No creo equivocarme si aventuro que Pedro Sánchez les ha perdido a sus todavía socios de Sumar el poco respeto que pudiera tenerles porque no han actuado como contrapeso en el Gobierno de coalición sino como complemento. Al presidente le va la marcha y la sumisión le motiva menos que aquel “ruido” del que tanto de quejaba, ¿recuerdan? Creo que empieza a entender que intentar destruir a Podemos no fue una buena idea, y puede que hasta esté echando de menos sus discrepancias cuando gobernaron juntos. Eran “cabezones”, que diría María Jesús Montero, pero tenían ideas propias, iniciativas legislativas, firmeza a la hora de negociar… Sánchez se resistía, pero acababa poniendo en marcha leyes que en principio no le gustaban y de las que ahora presume como si hubiera sido mérito suyo proponerlas. 


Y no, fue Podemos quien las propuso, el mismo Podemos que él quiso matar con la ayuda de Yolanda Díaz y compañía y que cada día que pasa goza de mejor salud. Creo que, al margen del partido que lidera Ione Belarra, el único que ha intuido hasta ahora que la vuelta de Podemos es inevitable es Pedro Sánchez. La izquierda no puede consistir en un puzzle descafeinado de partidos, sino que ha de sustentarse en ideas firmes cuya prioridad sea apostar por la paz, mejorar la vida de la ciudadanía y disfrutar de una convivencia sin crispaciones. Aún así, en el PSOE no parecen entender todavía que su ruina (esperemos que no sea la de todos) empezó el día en que no solo se puso de perfil sino que estimuló a quienes se propusieron triturar a Podemos.


No es bueno tener miedo y mucho menos jugar con él, el vótame porque si no llegará el fascismo ya no cuela, por mucho que el riesgo exista; hablar de unidad en la izquierda cuando los mismos que la defienden llevan media vida destrozándose entre ellos tampoco parece que sea el camino. Eso parecen haberlo visto claro ya algunos socios de Sumar como Compromís, por ejemplo, que cada amanecer niegan pertenecer a la coalición y muy probablemente vuelvan a presentarse solos a las elecciones, idea que comparte también buena parte de Más Madrid ¿Y qué me dicen de los Comunes, que ni siquiera le han dejado a Yolanda organizarse en Catalunya? ¿O de Izquierda Unida, oxímoron donde los haya, que continúa sin saber qué demonios hacer con su vida?


Se les fue a todos la mano intentando demonizar a Podemos y no saben cómo recular. Los vituperaron, amenazaron, denostaron, jugaron a dividirlos, se pusieron de perfil cuando los jueces los empapelaron, los dejaron solos frente alos políticos de la ultraderecha y la ferocidad de sus medios… y ahora que han descubierto que los necesitan, la manera como han empezado a tirarle los tejos no puede decirse que esté siendo precisamente elegante. Quienes apuestan por repetir la jugada del 23J lo tienen complicado. Nunca hay que pedir perdón por ser de izquierdas y en estos momentos, con la que tienen montada los intolerantes en medio mundo, menos todavía.


Pero claro, ¿cómo hacerle ver ahora a los medios afines que no se puede atacar a Podemos por sistema? En sus redacciones ya se han acostumbrado a titular contra ellos, justo cuando alguna izquierda empieza a ver claro que sin Podemos no hay futuro. Todavía tardarán en asumir que no conseguirán someterlos, pero el discurso político lo tienen ellos y habrá de ser en torno a ellos como se articule el verdadero relato de la izquierda. 


La elección de Irene Montero como cabeza de lista para las próximas elecciones generales es un paso en esa dirección que abre un camino lento pero firme. Los partidos a la izquierda del PSOE lo saben y los socialistas también. Por eso, cuando hay quien todavía titula, desde un periodismo presuntamente progresista, que Podemos “dinamita” la relación con todos sus aliados naturales y pone en peligro el techo de gasto para 2026” se está equivocando. Porque la versión correcta es que “tras constatar su fracaso, quienes hicieron todo lo posible por enviar Podemos al infierno exigen ahora su ayuda de manera incondicional”.


Tardarán en entenderlo, pero el destino natural de Sumar es disolverse. No importa: si no lo deciden los cuatro gatos que son, la inercia acabará haciendo su trabajo. Por defecto, nunca mejor dicho.

 

J.T.






lunes, 14 de abril de 2025

Tras el regreso de Cintora a Tve





No me encuentro entre quienes sintonizarán en tve “La familia de la tele”, el programa en el que aparecerá parte del elenco del desaparecido “Sálvame” de Telecinco, pero entiendo que los gestores de la radiotelevisión pública lo quieran recuperar. Como entiendo que rescaten a profesionales como Jesús Cintora, Javier Ruiz o Andreu Buenafuente aunque haya quien no quiera verlos ni en pintura, como celebro que en Catalunya se ponga en marcha un canal en catalán… 


Si alguna razón para existir tiene la televisión pública, esa ha de ser reflejar lo distintos que somos quienes la pagamos. Quienes la pagamos, no los políticos cuyo sueño húmedo es convertirla en un juguete propagandístico a su servicio. Durante el tiempo que Pedro Sánchez lleva en la Moncloa, tres presidentas y un presidente de rtve se han estrellado intentando sin éxito contentar a los políticos olvidándose de los espectadores (eso que en lenguaje técnico se llama audiencia). Fracasaron entre otras cosas porque olvidaron una regla de oro: se haga como se haga, los políticos nunca estarán contentos con la programación, los que están en el poder siempre pensarán que se habla poco de su libro y a los de la oposición todo les parecerá indiscutible manipulación a favor del poder.


El equipo que tomó posesión hace cinco meses parece que intenta acabar con esa eterna maldición que pesa sobre rtve. Van lentos, pero algo parece que se empieza a notar, no debe ser tarea fácil quitarle al monstruo la caspa de tantos años ni sortear zancadillas y presiones de quienes aspiran a que las cosas sigan estando como estaban, o empeoren si es posible. El regreso de Jesús Cintora, nos guste más o nos guste menos lo que hace, tiene un punto simbólico porque repara una injusticia: como la escasez de audiencia no podía ser una excusa, quien lo echó de “Las cosas claras” y cerró el programa lo hizo argumentando que perjudicaba el prestigio de la compañía, la misma compañía que acaba de recuperarlo, ¿alguien entiende algo? 


Cintora no hace ahora nada distinto a lo que viene haciendo desde que comenzó con “Las mañana de Cuatro” en Mediaset hace más de diez años. Pero a juzgar por según qué reacciones, lo parece. Voces escucho en el Psoe acojonadas porque el tono les parece pelín agresivo, como si tuvieran miedo a que los populares y los fascistas de Vox se cabrearan más de la cuenta. Acostumbrados a cogérsela con papel de fumar, el aire fresco les asusta también a ellos, aunque el presentador de “Malas lenguas” se apresure a precisar, cuando Pablo Iglesias calificó de corrupto a García Ferreras, que esa era una opinión de Iglesias y no de su programa.


Los intolerantes fascistas y sus cada vez más largos tentáculos han conseguido instalar en la atmósfera social un cierto miedo a llamar a las cosas por su nombre. Sus portadas y sus voceros radiofónicos y televisivos se despachan a gusto mañana, tarde y noche desde hace siete años pero llaman corrupto a Ferreras y hay que puntualizar no vaya a ser que alguien vuelva a desenfundar. No se puede tener tanta cautela frente a quien no la tiene. El objetivo ha de ser poder llamar a las cosas por su nombre sin que nadie se rasgue las vestiduras ni tampoco te aplaudan. El otro día, Silvia Intxaurrondo calificó de genocidio lo que ocurre en Gaza y fue felicitada en plató por Irene Montero. Tampoco hace falta. 


Como no hacen falta Consejos de informativos que le hagan el caldo gordo a la derecha abriendo una investigación por la emisión del documental “7291” para  saber, dicen, por qué se hizo una programación especial con una producción ajena y por qué "se centra sólo en la Comunidad de Madrid y en un periodo determinado". Pero vamos a ver, queridos “guardianes” de la ortodoxia, ¿nos hemos vuelto todos locos? Si yo fuera la dirección de rtve, haría un especial como 7291 cada mes, que motivos y temas no faltan. Capacidad operativa, tampoco. Con colectivos como el Consejo de Informativos dentro de la casa, ¿para qué se necesitan enemigos en el Parlamento como el representante de Vox, quien por cierto, no puede hacer más el ridículo cada vez que interpela a José Pablo López?


Como, hagan lo que hagan, intentarán buscarles la ruina, por eso me parece bien que los gestores de la tele pública se esfuercen en intentar cambiarle aunque sea solo un poquito la cara a la Corporación. Les queda por delante faena por un tubo, urgente e importante. Entiendo que establecer prioridades a la hora de ofrecer una programación plural es complicado pero los informativos, por ejemplo, no pueden esperar más. A ver si un día de estos nos llevamos una agradable sorpresa. Y si es así, a ver si dura que ya saben, como nos recuerda el dicho, lo poco que suele durar la alegría en la casa del pobre.


J.T.



lunes, 7 de abril de 2025

Escalofríos en la cárcel Modelo de Barcelona





Aunque lleva siete años clausurada, y en parte ha sido recuperada como espacio para la memoria, cuando entras en la cárcel Modelo de Barcelona no puedes evitar cierto escalofrío al franquear ahora sus rejas gigantes y visitar las galerías cuyas celdas desocupadas te invitan a pensar cómo debían sentirse aquí los centenares de presos políticos que pasaron en ellas sus últimos días de vida antes de ser fusilados al acabar la guerra civil.


Pasaron los años y entre estos barrotes continuaron encarcelando presos políticos durante toda la dictadura: Dos de ellos que aún viven, Domènec Martínez y Carles Vallejo nos contaron sus experiencias el otro día y nos explicaron en la galería número cuatro la exposición “Generaciones TOP; Resistir. Protestar. Conquistar” La muestra está dedicada a aquellas personas que sufrieron la represión del Tribunal de Orden Público (hoy Audiencia Nacional) entre 1963 y 1977, y cuenta cómo era la vida allí de los presos cuya amnistía exigió durante casi dos años un activista religioso llamado Lluís Xirinacs permaneciendo doce horas cada día a las puertas de la cárcel. La sala donde fue ejecutado Salvador Puig Antich en 1974 pone los pelos de punta apenas entras en ella, y cuando piensas que la memoria de todo esto es lo que quieren borrar no solo los fascistas de Vox sino buena parte del PP y de otros partidos de cuyo nombre no quiero acordarme, es cuando te convences de que siempre será poco todo lo que se haga para que la memoria de tanta tropelía se mantenga lo más viva posible.


Poca gente conoce, por ejemplo, lo que pasó en el Camp de la Bota entre 1939 y 1953. Junto al mar, en el límite entre los municipios de Sant Adrià de Besós y Barcelona, 1618 personas fueron ejecutadas allí a cuentagotas, trasladadas madrugada tras madrugada en camiones desde la cárcel Modelo. Este recorrido lo hicimos hace unos días durante la primera etapa de “La Retirada”, la “Desbandá” catalana. Si desde hace nueve años, cada mes de febrero unas doscientas personas homenajean a los miles de asesinados por las tropas fascistas en la carretera Málaga-Almería y hacen a pie el mismo recorrido durante diez días, las entidades memorialistas de Catalunya han decidido recordar de manera parecida lo que sucedió en su tierra cuando estaba a punto de acabar la guerra civil. Ya van por la tercera edición. Asesorados por la Asociación Cultural La Desbandá, que pone a su disposición la experiencia adquirida en Andalucía, se organizan trayectos desde Barcelona ciudad hasta llegar al sur de Francia, a Argelès-sur-Mer, donde quienes lograron escapar de las tropas franquistas creyeron estar a salvo hasta que llegaron los nazis y convirtieron la playa en un campo de concentración. 


La caminata-homenaje de “La Retirada” ha transcurrido este tercer año por Mataró, Camprodón, algunos de los pasos fronterizos por donde pasaron a Francia miembros del gobierno republicano o Colliure, en cuyo cementerio se encuentra la tumba de Antonio Machado. Solo este último lugar es algo conocido, pero en la mayoría de las poblaciones por donde pasamos se mantienen los silencios que desembocaron en la vergonzosa ignorancia que las actuales generaciones tienen del espanto que vivieron, hace menos de noventa años, centenares de miles de personas cuyo único delito fue rebelarse frente a la intolerancia, resistir, protestar… 


Esa alarmante ignorancia es la que está desembocando en el resurgir de la ultraderecha en nuestros días, la que está amenazando cada vez más la convivencia ciudadana. Cuando salíamos de la Modelo camino del Camp de la Bota, algunos componentes de “La Retirada” nos cruzamos con jóvenes quinceañeros que nos preguntaron de dónde veníamos. No tenían ni idea de lo que había significado la cárcel Modelo durante el franquismo, del Camp de la Bota no habían oído ni hablar y, por supuesto, los nombres de Xirinachs o Puig Antich no les sonaban en absoluto ¿En el instituto no estudiáis estas cosas?, les preguntamos. Ahora estamos estudiando Roma, nos contestaron, ¿y qué conocéis de la Antigua Roma? No supieron decirnos ni los nombres de Cicerón o Julio César, de nadie. 


Casi más espantados que con la experiencia de haber visitado la cárcel Modelo, continuamos nuestro camino convencidos de que el trabajo que hay por delante para arreglar este desaguisado es enorme. Da igual, pensamos, nosotros seguiremos haciendo lo que nos toca. Este artículo pretende modestamente ser parte de lo que me toca a mí. Como proclama el lema de la exposición “Generaciones TOP” resistamos, protestemos, conquistemos.


J.T.

lunes, 31 de marzo de 2025

Capitulación en el Valle de los Caídos




Cuelgamuros seguirá ahí, con su megacruz intocable forever, sus misas cañí y sus monjes benedictinos encargándose de la hospedería y la escolanía como hasta ahora. El gobierno progresista renuncia a lo que nos había prometido que no iba a renunciar, qué cosa más rara, con lo cumplidores que son, y se pliega a las exigencias religiosas. Ochenta y cinco años después de que comenzara a construirse, el monumento de la vergüenza perpetúa su vigencia con las bendiciones de un gobierno de izquierdas que, una vez más, hinca la rodillas ante las sotanas. Nada nuevo bajo el sol. 


El caso es que cuando Carmen Calvo era vicepresidenta con Pedro Sánchez y nos dijo que la presencia de los monjes en el Valle de los Caídos era “incompatible” con los planes para “resignificar” el monumento yo me lo creí; que cuando Ángel Víctor Torres, ministro de Política Territorial y Memoria Democrática aseguró que Cuelgamuros “debe ser un centro laico que sirva para explicar la guerra civil y lo que vino después”, también le di crédito igual que me ocurrió cuando, el pasado mes de octubre, tras el último encuentro entre el Papa y el presidente español, se nos aseguró que, para cumplir con lo previsto en la Ley de memoria democrática, “todos” los monjes benedictinos serían desalojados en breve.


Pues mire usted, pues una vez más va a ser que no. “No había alternativa”, claman ahora desolados desde el ministerio de Félix Bolaños mientras intentan justificarse poniendo en valor que a cambio han acordado con el Vaticano echar del Valle de los Caídos al prior fascista y a dos monjes que también son de su cuerda. Insisten además en presumir porque han conseguido el permiso de la Iglesia para promover un concurso internacional de ideas que ayude a remodelar el complejo. O sea, a ver si yo me entero, que te pegan un revolcón humillante, uno más en la interminable retahíla de rendiciones socialistas ante los obispos, y cuando todavía no te has levantado del suelo pretendes sacar pecho diciendo que por lo menos no te han roto la cara. Por cierto, que el concurso de ideas y la celebrada “resignificación” (que también tiene narices el término) costará treinta millones de euros que pagaremos todos. Eso sí, incluirá intervenciones en el vestíbulo, el atrio, la nave desocupada y la cúpula de la basílica, no sé de que nos quejamos. 


Nada nuevo bajo el sol, como decía antes. Las rendiciones socialistas son ya historia de España, comenzaron en 1983, cuando aquellos augustos progresistas llamados Alfonso Guerra y Felipe González potenciaron la enseñanza concertada subvencionando colegios de curas y monjas en lugar de construir institutos públicos. Y ahí siguen sus sucesores, ahora gobernado en coalición con cinco insignes izquierdistas, agachando el lomo y sin dar un solo paso para que el carácter laico que preconiza la Constitución Española (“Ninguna confesión tendrá carácter estatal”, artículo 16.3) se cumpla de una puñetera vez y podamos sacudirnos por fin el punto beato que coloniza sin descanso nuestra convivencia diaria.


Lo de la imposibilidad de desposeer al Valle de los Caídos de su perfil tétrico no es algo anecdótico, resulta desolador constatar la impotencia de un gobierno presuntamente progresista para actuar de manera contundente en este tipo de asuntos. Si en un caso así se bajan los pantalones hasta tal punto, no quiero ni imaginarme cómo serán de profundas las tragaderas de nuestros gobernantes con todo lo que está pasando ahora en el mundo, qué no estarán cediendo en materia de rearme, qué no estarán dispuestos a hacer cada vez que topen con cualquier tipo de resistencia. Si no pueden ganarle un solo pulso a la Conferencia Episcopal, -recordemos que aún no se ha conseguido que paguen el IBI ni tampoco se han derogado los acuerdos con la Santa Sede-, ¿vamos a esperar que en Bruselas no sean tan belicistas como el que más, o que en algún momento le planten cara al gorila que okupa la Casa Blanca cuando nos amenaza?


Así se entiende mejor que la ley mordaza siga ahí, que la política de vivienda continúe siendo un bluf, que lo del Consejo General del Poder Judicial acabara como acabó, que los urdidores de la policía patriótica puedan irse de rositas, que los jueces fachas sigan marcándonos la agenda… Pero eso sí, van a echar a tres monjes de Cuelgamuros, ¡aleluya! “Van a echar”, es decir, que todavía no los han echado... Hasta ahora, lo único definitivamente acordado según un comunicado de la archidiócesis de Madrid con fecha 27 de marzo, ha sido “la permanencia de la comunidad benedictina y la no desacralización de la Basílica, así como el respeto a todos los elementos religiosos situados fuera de la misma".


En 2022, la Ley de memoria democrática declaró extinguida la Fundación del Valle de los Caídos “por resultar incompatibles sus fines con los valores y principios constitucionales” y se anunció la publicación de un decreto que refrendaría esta decisión, ¿qué creen ustedes que pasó? Cierto, lo han adivinado, ese decreto aún estamos esperando que se apruebe.

 

A este paso, se lo van a dejar todo hecho a las derechas y ultraderechas cuando les toque gobernar. Con  lo vagos que son, les vendrá de perlas.


J.T.



lunes, 24 de marzo de 2025

La política, más patio de vecinos que nunca



Gabriel Rufián llamando miserable al posconvergente Isidre Gavín por responsabilizar a Esquerra de las incidencias en Rodalies, Miguel Tellado plantando cara a la presidencia del Congreso de los Diputados, Cayetana Álvarez de Toledo vituperando a Félix Bolaños por haberse cambiado de móvil, Elías Bendodo comparando el Tribunal Constitucional con un túnel de lavado, los gamberros de Vox en su línea de siempre… Mira que cada semana procuro partir de cero, hacer borrón y cuenta nueva cuando me dispongo a seguir la actividad parlamentaria, pero es inútil. 


Con la que está cayendo en el mundo y aquí siempre con el cuchillo entre los dientes, leña al mono. El todavía llamado Gobierno de coalición jugando con fuego y votando distinto en una elocuente moción sobre el plan de rearme europeo que incluía la salida de España de la OTAN, Junts sumando sus votos a los de Vox y el PP para impedir la creación de la Agencia Estatal de Salud al tiempo que los diputados populares cuyos escaños están situados tras el de la ministra de Sanidad le sueltan un jódete, que no has conseguido sacar adelante tu chiringuito…


Nos perdemos en nuestras miserias y no abrimos el foco con la que está cayendo. En lo que respecta a Europa, mejor que Núñez Feijóo y los suyos no lo abran para no hacer más el ridículo. José María Aznar, la mano que mece la cuna, sigue moviéndose en la sombra, ahora allende los Pirineos, para dificultar las cosas más todavía. El autor de “quien pueda hacer que haga”, frase canalla donde las haya, podría, como también podría Felipe González, poner sus conocimientos al servicio de una mejor convivencia, de una coexistencia más sosegada en la política española. Pero no les da la gana, prefieren tenernos a todos en un sin vivir que invita a la ciudadanía a abominar de la política para siempre, al tiempo que dejan el campo bien regadito para que germine y crezca la simiente ultra. Los dos viejos dinosaurios creen que así acabarán consiguiendo el sueño húmedo que comparten desde hace tanto: que el PP y el PSOE se decidan a pilotar la nave juntos y se dejen de historias.


Escucho a Pedro Sánchez pidiendo que no se hable de rearme sino de “mejorar nuestra seguridad” y no puedo evitar recordar al Felipe de 1986 que nos amenazó con dimitir si los resultados del referéndum le impedían que España continuara en la OTAN. El actual presidente, de momento, solo pide que cuidemos los términos a la hora de hablar de guerra pero por algo se empieza, recordemos que para González, en cierto momento, lo de la Alianza era “De entrada, no”. 


No creo que el actual presidente le hiciera muchos asquitos a pactar asuntos con los populares sobre todo si hay armas por medio pero el problema del PP, más que Mazón y Díaz Ayuso juntos, es su líder, uno de los mejores ejemplos de la veracidad del principio de Peter (ya saben: cualquier incompetente puede ser ascendido hasta ocupar un cargo para el que no está preparado). En la moción contra la OTAN que el BNG promovió el otro día en el Congreso, los de Sumar se encontraron entre la espada y la pared y no tuvieron más remedio que votar contra sus amados socios socialistas para que no se les vieran las costuras más de lo que ya se les están viendo, pero no hay problema: más pronto que tarde serán fagocitados. Sobre todo la desconsolada y solitaria Mónica García a quien, ojo al dato, no sería tan extraño verla como futura candidata a la presidencia de la Comunidad de Madrid con Más Madrid o sin él, pero bajo el manto del PSOE.


Seguirán armando el mecano haya o no presupuestos. Si leemos entre líneas las recientes declaraciones de María Jesús Montero, tan ambiguas como elocuentes, es fácil deducir que no los habrá, por mucho que la ministra de Hacienda insista en que el Ejecutivo peleará “hasta el último balón”. Pesan ya las casi cincuenta votaciones perdidas en lo que va de legislatura y nadie olvida algunas leyes clave sacadas adelante de rebote, como ocurrió con la reforma laboral.


Queda por ver ahora cómo se resuelve el contencioso entre los socios de gobierno por la tributación o no del salario mínimo. El Ministerio de Hacienda quiere vetar la propuesta de ley de Sumar que busca que quien cobre el SMI siga sin pagar el IRPF y Yolanda Díaz asegura que “levantará ese veto”. Tendría gracia que Sumar y PP acabaran votando juntos.


J.T.


lunes, 17 de marzo de 2025

Tras la emisión de 7291 en RTVE… ¿ahora qué?


Entre las muchas cosas que parecen dejar claras tanto la expectación que despertó la emisión en RTVE del documental 7291 como los índices de audiencia que consiguió a pesar de la hora, o las presiones del PP intentando evitar su difusión, una es que la tele está más viva de lo que nos empeñamos en creer. Otra, que el carácter de servicio público del medio hay que defenderlo con uñas y dientes. En la televisión pública del Estado sus responsables lo están intentando, aunque no lo tienen fácil.


Creo que la decisión de emitir 7291 tuvo un carácter mucho más profesional que político; el mundo de la comunicación, no solo el político, está en deuda con los miles de ancianos a quienes “dejaron morir como perros” –palabras textuales que se pueden escuchar en el documental- y resulta democráticamente higiénico que, aunque sea años más tarde, el común de los ciudadanos pueda formarse su opinión con la perspectiva que aporta el paso del tiempo y con datos rigurosos. 


Los datos son públicos porque son oficiales, están grabados y a disposición de quien quiera consultarlos, pero había que visionarlos todos, seleccionarlos y ordenarlos, y eso fue lo que hizo Juanjo Castro al elaborar una película, por sus propios medios y sin subvención alguna, donde se percibe el respeto por el dolor de las víctimas y por el criterio del espectador, a quien se le ofrece suficiente caudal de información para que pueda extraer sus propias conclusiones. 


En su mayor parte, los testimonios que aparecen en la cinta proceden unos de las comparecencias grabadas en la Comisión sobre la gestión del Gobierno que tuvo lugar en la Asamblea de Madrid desde mediados de 2020, drásticamente suspendida tras la victoria electoral de Ayuso al año siguiente, y otros de las intervenciones que algunos familiares de fallecidos llevaron a cabo en la Comisión Ciudadana por la Verdad en las Residencias de Madrid. 


Plantearse que Telemadrid hubiera podido emitir este trabajo es soñar, por eso es bueno que la televisión pública del Estado se haya decidido a hacerlo. Ni imaginarme quiero cómo habrían sido las cosas en este quinto aniversario de aquel azorado confinamiento si en La Moncloa estuvieran a día de hoy Feijóo y Abascal. Podemos hacernos una idea si nos molestamos en repasar los informativos de la televisión autonómica madrileña en los que se daba cuenta de lo que sucedió en la sesión de la Asamblea de Madrid celebrada la semana pasada. Ni rastro del largo aplauso de la izquierda a los familiares de víctimas presentes en el hemiciclo mientras Ayuso y su grupo político permanecían inamovibles. 


“Dejen de retorcer el dolor de las víctimas”, bramaba poco después en el pleno la presidenta madrileña, como lo hizo también en un video de diez minutos disfrazada de dolorosa donde, con la altanería cheli que le caracteriza, reducía a 4143 el número de ancianos muertos en residencias durante los días en que quienes no disponían de seguro privado fueron abandonados a su suerte. No querían en la CAM saber nada de la cifra 7291 ni del documental pero hete aquí, ¡oh, casualidad! que fue anunciar la emisión en RTVE y ponerse en marcha toda la batería de presiones posible. 


“RTVE es de todos los españoles, no la televisión privada de Sánchez ni el altavoz de su propaganda. Basta ya de secuestrar un servicio público”, escribía en x-twitter Miguel Tellado, que hay que tener bemoles. “Lamento que Televisión Española se ponga al servicio de la izquierda", soltaba el secretario del PP madrileño en directo durante el debate previo a la proyección del documental. “Que se emita íntegro el vídeo de nuestra presidenta”, exigía por carta el consejero de presidencia de Ayuso. En este caso los responsables de tve no se arredraron y contestaron que tales presiones suponían una injerencia intolerable en su trabajo aunque templaron gaitas retrasando la hora de emisión y poniéndola en manos de Xabier Fortes, profesional cuya habilidad para evitar meterse en charcos está sobradamente conocida y reconocida. 


Ojalá la emisión de 7291 marque un antes y un después en la deseada resurrección que llevamos esperando doce largos años. Ojalá los informativos de la televisión pública estatal vuelvan a recuperar la factura y la credibilidad de la que gozaron en tiempos de Rodríguez Zapatero con Fran Llorente como director; ojalá el resto de la programación, que parece que por fin apunta maneras, consiga ofrecer la realidad del país plural que ninguna televisión ni privada ni autonómica parece interesada en reflejar. Dicen que el medio televisivo está muerto. Pues menos mal.


J.T.

lunes, 10 de marzo de 2025

“Los abusones del patio de la democracia”


Uno va y compara el Valle de los Caídos con la plaza de Pedro Zerolo, otro escudriña las intimidades del Fiscal General del Estado, un tercero se planta en el palacio de la Moncloa a interrogar al presidente del Gobierno por una denuncia a su mujer elaborada con recortes de periódico…  Son jueces, ciudadanos que, como dice Joaquín Urías, “se creen que haber aprobado una oposición los capacita para imponernos sus juicios morales”. Mala cosa que nos sepamos de memoria el nombre de tantos magistrados en lugar de la alineación de nuestro equipo de fútbol favorito, como está mandado.


No quiero saberme el nombre de Marchena, ni el de García Castellón, ni el de Escalonilla o Peinado, quiero respetar a la justicia, creer en ella, pero cada vez que escucho lo que dicen o veo lo que hacen muchos de quienes están llamados a impartirla se me cae el alma al suelo ¿En manos de estas personas estamos? ¿es a ellas a quienes corresponde decidir sobre nuestra libertad llegado el caso, sobre nuestros bienes, sobre nuestra vida?


En los videos y audios de juicios con los que nos desayunamos últimamente no me gusta lo que oigo, no me gusta lo que dicen según qué jueces, pero lo que me parece más triste es cómo lo dicen, con ese desenfado cheli tan lejano de la solemnidad esperable del puesto institucional que desempeñan. Que el responsable de un tribunal entre en debate con el acusado, como ha ocurrido estos días con el presentador Héctor de Miguel me rompe los esquemas. Que lo intente intimidar prescindiendo del contexto e ignorando el carácter humorístico del programa donde expresó algo que al alguien no le gustó, no augura nada bueno sobre por dónde puede ir la sentencia. Mala cosa.


Como ha ocurrido con tantos otros casos, el procedimiento contra el responsable de “Hora veintipico” se abrió tras una denuncia de un grupo ultra llamado Abogados Cristianos, chúpate esa. La religión mangoneando una vez más, intentando arruinar vidas a estas alturas de la película. Ahí está también pendiente la amenaza de esta misma organización y de otra llamada “Hazte Oír” contra Lalachús, la cómica que presentó las recientes campanadas de fin de año en tve. Dos meses largos han pasado desde que el ministro Félix Bolaños decidió terciar ante aquel despropósito proclamando que “no puede ser que hacer humor sea delito y asegurando que se iba a revisar cuanto antes el de ofensas a los sentimientos religiosos para garantizar la libertad de expresión y creación. Pues menos mal. 


Quiero imaginar que cuando el responsable gubernamental de la cartera de Justicia habla de garantizar la libertad de expresión se refiere también a que se pueda hablar de la monarquía sin que te condenen, como ocurrió con el rapero Pablo Hassel. También a que desaparezca el carácter intimidatorio de según qué interpelaciones judiciales. Porque el problema, como decía Héctor de Miguel en el programa posterior a su comparecencia judicial es que “los jueces se saben intocables”, que se comportan como “los abusones del patio de la democracia”. ¡Cómo resuenan aquellos ecos!, ¿recuerdan?: “que los jueces elijan a los jueces”. Saben además que por muy reaccionarios que sean, parafraseando a Pedro Zerolo, ellos caben en nuestro tipo de sociedad, pero somos muchos los que tenemos dudas razonables de si cabríamos o no en el suyo. 


Sería bueno poder celebrar, y cuanto antes, la absolución del humorista de Miguel pero aun así ahí quedará el aviso a navegantes. En el ambiente permanecerá el miedo a expresarse libremente sin tener por qué temer ninguna consecuencia. Así no se puede seguir. Si esto ocurre con un llamado “gobierno de coalición progresista”, ¿qué no acabará pasando cuando sean los amigos ultras de los jueces quienes estén en la Moncloa?


La judicatura no puede actuar como el brazo armado de los intolerantes, así como los medios de comunicación no deben operar como altavoces de quienes defienden el racismo o la homofobia, minimizan la violencia de género y criminalizan al inmigrante por el hecho de serlo, ¡vamos a dejarnos de bromas ya! 


J.T.