lunes, 1 de diciembre de 2025

Éramos pocos y parió un video el emérito



He aquí el contenido textual del sorprendente vídeo que el emérito ha publicado este lunes en redes:


“Quiero dejar un breve mensaje para los jóvenes españoles, sobre todo para los que no conocéis la historia de España. Quiero que sepáis que vuestros padres, vuestros abuelos y muchos españoles unidos conseguimos hacer una transición ejemplar, dar un cambio a este país en unas circunstancias muy complejas en las que todos tuvimos que esforzarnos y arriesgar, pero con la generosidad y el esfuerzo de todos logramos que este país sea lo que hoy es.


He realizado este esfuerzo de escribir mis memorias con la idea de que vuestros padres puedan recordar momentos históricos y que vosotros podáis conocer la historia reciente de vuestro país sin distorsiones interesadas contado por alguien que vivió la transición en primera persona donde ha habido acontecimientos que han marcado nuestro futuro y todo este legado que yo os he podido dejar.


La monarquía ha jugado un papel esencial en todas esta transición una posición institucional y acciones en las que hemos conseguido conectar a España con el resto del mundo. Os pido que apoyéis a mi hijo el rey Felipe en este duro trabajo que es unir a todos los españoles y que España siga jugando un papel tan relevante en el mundo. Gracias por escucharme. Un fuerte abrazo.”


Solo unas breves consideraciones:


1. Se falta el respeto a sí mismo.

2. Nos lo falta a todos.

3. Perjudica a su hijo, cuyo entorno debe estar pensando que alguien le está pagando a su padre para que acabe con la monarquía de una vez.

4. Lo hace para promocionar el libro, conseguir venderlo, se ve que el pobre necesita ingresos para llegar a fin de mes.

5. Parece IA pero no lo es.

6. El texto es insulso e irrespetuoso. El aspecto, lamentable y la manera en que está escribiendo la historia de la última etapa de su vida, grotesca y esperpéntica.

7. Si alguna vez tuvo sentido del ridículo, parece claro que lo ha perdido.

8. Tras haber pasado casi cuarenta años de mi vida escuchando a este señor intentando vendernos la moto cada Nochebuena con todo tipo de alharacas y al son del himno nacional, verlo y escucharlo este uno de diciembre contándonos milongas infumables en minuto y medio, reconozco que ha conseguido rebasar mi capacidad de asombro. 

9. Tan grotesco y patético todo que acaba produciendo vergüenza ajena. Solo ha faltado que hubiera difundido el video el día de Nochebuena. Aunque quién sabe. Igual tiene otro preparado.

10. Igual se ha propuesto ser él solito quien acabe con la monarquía para que los republicanos no tengamos más remedio que acabar agradeciéndole algo.


J.T.

domingo, 30 de noviembre de 2025

Vienen a por nosotros, no solo a por Sánchez



Reconozco que pasar por los quioscos este mes recién acabado y ver cada mañana las primeras páginas de los periódicos ha sido desolador. Las sesiones del juicio contra el fiscal general del Estado, el fallo exprés condenatorio a la espera de la sentencia, la entrada en la cárcel de Ábalos y Koldo, la salida de Cerdán… Extenuante.


Quieren acabar con Sánchez, es verdad, pero el presidente no es el objetivo sino solo el instrumento, porque si consiguen acabar con él será solo el comienzo de la pesadilla. El objetivo último somos quienes en el verano de 2023 decidimos que no queríamos que nos gobernara la derecha ultra. Apostamos porque gestionara el país una opción política que alejara de las instituciones del Estado el fascismo que empezaba a ensuciar las autonomías y, desesperado al ver que no lo conseguía, el neoliberalismo decidió ir a por nosotros a calzón quitado con otro tonto útil a la cabeza bramando “quien pueda hacer que haga”.


Tenían sus planes para estos años, dinero fresquito de Europa, privatizar a mansalva para enriquecer sin freno a sus amigos y protectores, recortar avances laborales y acabar con los derechos sociales y, cuando más felices se las prometían, descubrieron que los números no daban. Desde entonces vienen dejándose una pasta gansa en medios de comunicación desestabilizadores, invierten en mentirosos expertos en redes que consiguen que los fakes se reproduzcan por esporas, jalean a los parlamentarios para que hagan irrespirable la atmósfera en el Congreso y cuentan con un porcentaje de la judicatura eficaz a la hora de realizar la parte del trabajo que les corresponde.


Lo que nunca entenderé es cómo, sabiendo todo esto, en el entorno del presidente se movían personajes dispuestos a ponérselo fácil a quienes quieren acabar con ellos y, de paso, con nosotros. Ahí es donde me pierdo y me desanimo. La izquierda sabe de siempre que no puede proporcionar ni un solo motivo que otorgue autoridad moral a la derecha para entrar a saco ¿Entonces, por qué lo hacen? Quienes recurren al “y tú más” se equivocan. Ni somos como ellos ni podemos compararnos con ellos. La verdadera izquierda ha de plantear batalla desde la decencia, no hay más. Aquello de ser honesto pero también parecerlo.


Los socialistas aquí han fallado una vez más. Falta de controles por un lado e ingenuidad por otro, porque espero que sea ingenuidad y no prepotencia lo que les llevó, por ejemplo, a pactar en su día un Consejo del Poder Judicial que les/nos está llevando a la ruina. Las portadas de noviembre han sido demoledoras. Los desestabilizadores salivando y quienes vemos peligrar la democracia sin conseguir entender cómo es posible que quien tenía poder y medios para hacerlo no haya puesto pie en pared antes de permitir que las cosas llegaran hasta aquí.


Lo intentaron a la portuguesa y no les salió, Sánchez resistió y no dimitió como Antonio Costa en Portugal, cuya “coherencia” desembocó en la llegada de las derechas al poder para que meses después quedara demostrado que la acusación contra el primer ministro carecía de fundamento. Pues si haciéndole un “Costa” el tío aguanta, habrá que hacerle un “Lula”. Y en ello están. Ya hay bocazas y agoreros ultras abogando no solo por echar al presidente sino por meterlo en la cárcel.


Se les ha escapado Televisión Española, un verso suelto que por sí solo no puede hacer todo el trabajo de contrapeso, pero a cuyos responsables hay que agradecer que peleen por ofrecer una programación decente a pesar de los ataques sin piedad que reciben a diario. Todo esto en un contexto, no lo olvidemos, de buen momento económico en el país y de reconocimiento internacional a la figura del presidente del Gobierno. Pero les da igual, el Rasputín de las canas que ejerce de portavoz de la desestabilización lo dejó claro con aquel premonitorio “irán p’alante”.  Y es verdad, o espabilan, o acabarán yendo p’alante. No nos olvidemos que el gobierno puede empezar a hacer cosas mañana mismo, por ejemplo renovar el Poder Judicial como se renovó TVE, con una mayoría absoluta que no necesita tener en cuenta para nada a las derechas.


Vuelvo al principio: no perdamos la perspectiva porque no van solo contra Sánchez, van contra todos nosotros. El Gobierno no ha gestionado bien sus posibilidades y esa es parte de la razón por la que estamos como estamos, pero que exigirle responsabilidades al presidente, a su entorno y a su partido no nos despiste: el verdadero objetivo de los depredadores somos los pensionistas, los dependientes, las mujeres, los inmigrantes, la educación y la sanidad publicas, las políticas de igualdad, la memoria histórica… Vienen a por nosotros. Ese es el auténtico propósito de quienes, de momento, cierran un mes de noviembre en el que resulta indiscutible que han ganado terreno de cara a acabar con las conquistas democráticas que tanto tiempo nos costó conseguir. 


J.T. 

sábado, 29 de noviembre de 2025

Feijóo se arrastra ante Junts


El Partido Popular lleva años vomitando titulares sobre Carles Puigdemont: le han llamado golpista, prófugo, enemigo del Estado, ruina de España, en las calles madrileñas han gritado junto a los ultras “Puigdemont, a prisión”, se han rasgado las vestiduras por la amnistía y han trabajado con todas las armas a su alcance para imposibilitarla. Demasiado literario que el mismo hombre al que querían esposado en la Plaza Mayor se haya convertido a día de hoy en el salvavidas que necesitan para derribar a Pedro Sánchez. Si hay que mendigar se mendiga, si hay que arrastrarse se arrastra uno. Ningún pudor, ninguna vergüenza, ningún disimulo. Si para conseguir mi objetivo tengo que comerme mis palabras me las como, ¿quién dijo amor propio?


Acudió Núñez Feijóo este viernes a Barcelona y rogó a los empresarios catalanes -los mismos a quienes el PP empujó a sacar sedes de Catalunya- que convenzan a Junts para apoyar una moción de censura. Una moción que el propio Feijóo lleva meses insinuando, escondiendo, reivindicando y hoy… ¡negando! porque esta mañana, muy ufano, ha dicho que él “solo quiere llegar a la Moncloa con votos, no con una moción de censura”.Lo dijo pocas horas después de mendigar exactamente eso, por mucho que se empeñe en prometer que solo sería “para ir a elecciones y tener de inmediato un nuevo gobierno”. 


He aquí el PP en estado puro: te escupe en la cara y luego te pregunta por qué estás mojado. Feijóo reniega ante las cámaras de la moción, pero por otro lado anda suplicando a los empresarios, presionando a Junts y repitiendo su eterna matraca de  “gobierno ilegítimo” a ver si cae la breva y consigue que le hagan el trabajo sucio. Pide limosna, pero no se le ocurre pedir perdón. Ni por haber demonizado a Puigdemont, ni por haber boicoteado la oficialidad del catalán en Europa, ni por haber alentado el traslado de empresas como arma política.Tampoco por haber repetido hasta la náusea que Junts era una amenaza para España.


Y ahora resulta que los necesita. Mientras el todavía líder del PP les pide ayuda -aunque jure que no la está pidiendo- Junts le recuerda una obviedad que, por lo visto, en Génova no entienden: romper con el PSOE no significa abrazar al PP. Que uno esté enfadado con un vecino no quiere decir que se vaya a casar con el otro. Pero Feijóo vive en un universo paralelo donde todo lo que no sea apoyar a su partido es, por definición, una anomalía democrática.


En resumen: el PP ha pasado de llamar a Puigdemont delincuente a considerarlo plan B. De exigir su detención a suplicar su colaboración. De demonizar a Junts a pedir su bendición. Feijóo asegura que quiere gobernar con votos, pero no deja de mendigar atajos. Quiere parecer íntegro sin serlo, demócrata mientras conspira y firme mientras se desmorona.


¿No hay nadie cerca que lo quiera un poquito y le diga Alberto, porfa, deja ya de hacer el ridículo de una vez?


J.T.

viernes, 28 de noviembre de 2025

"Los derechos humanos no son un concurso"



En el corazón del Senado, el pasado 27 de noviembre José Pablo López, presidente de RTVE, dejó claro que el servicio público audiovisual no es un cortijo particular ni un altavoz para agendas ideológicas, sino un instrumento al servicio de la ciudadanía, de los derechos humanos y de la verdad incómoda. López reafirmó la postura de RTVE: no participaremos en Eurovisión 2026 si Israel sigue en el certamen. "Los derechos humanos no son un concurso".


Un acto de coherencia moral que sitúa a RTVE por encima de los intereses geopolíticos y comerciales que hipotecan a tantas emisoras europeas. En la comparecencia de este mes ha habido informes técnicos sobre presupuestos y programación –se han anunciado proyectos como La gran aventura de la lengua española, presentado por Iñaki Gabilondo, o Aprobado en historia con Alba Flores, dedicados a rescatar nuestra memoria colectiva, desde el exilio republicano hasta la vibrante diáspora cultural–. Pero lo más destacable ha sido el choque frontal con la deriva reaccionaria que PP y Vox intentan imponer en el servicio público. 


Mientras López defiende la no neutralidad ante el horror –"El entretenimiento no es una ocasión para la irresponsabilidad"–, los portavoces de la ultraderecha y sus aliados conservadores desatan un vendaval de improperios, acusaciones de "imparcialidad sesgada" y demandas de autocensura. Vox ha arremetido contra la cobertura de RTVE sobre la dictadura franquista, tildándola de "liberticida". Claro, por lo visto es mucho mejor un borrado de la historia para que las narrativas supremacistas de la ultraderecha prosperen sin testigos.


En cuanto al PP, parece claro que no les interesa reformar; lo que les urge es colonizar. Recuerden: fue el PP quien, en 2012, manipuló la elección de directivos para convertir RTVE en un panfleto preelectoral. López les ha respondido con datos: pérdidas reducidas, compromisos con la producción interna y transparencia total en contratos. 


La comparecencia del presidente de la Corporación RTVE del pasado jueves ilustra el abismo entre una RTVE renacida y una derecha que sueña con un medio sumiso. En tiempos de posverdad, donde Vox pontifica con monólogos ridículos y el PP obstruye la justicia social, comparecencias como esta son oxígeno puro. 


"No participaremos en Eurovisión 2026 si Israel sigue en el certamen, los Los derechos humanos no son un concurso" Confota comprobar que en momentos como estos RTVE no seaneutral ante la injusticia y se muestre beligerante con ella, como por otra parte es su obligación Que el PP y Vox se revuelvan todo lo que quieran.

J.T.

jueves, 27 de noviembre de 2025

“Un periodista deja de serlo cuando miente”



Destaco esta frase para titular la reseña del contundente discurso que el Gran Wyoming pronunció la noche de este miércoles en Barcelona, durante la gala de los Ondas, cuando recogió el premio de mejor comunicador tras veinte años al frente de “El Intermedio”. Corto y pego a continuación las frases a mi juicio más destacables de su intervención:


“Yo tengo el pelo blanco pero no miento, que quede claro esta noche aquí.


Quiero agradecer al equipo del programa no haber emitido ninguna mentira, jamás se lo hemos consentido tampoco a ningún invitado en los veinte años que llevamos en antena.


Llevo más de cuarenta años en la televisión y nunca, como ahora, he visto el sistema democrático tan amenazado. Gran responsabilidad de esto la tienen personas responsables de medios que bajo el disfraz hipócrita de la pluralidad y la libertad de expresión ceden espacio con todo el cinismo del mundo a intoxicadores que ocupan el terreno de la información para soltar falsedades, insidias, mentiras. 


“A mí nadie me da clases de periodismo” dicen cuando se les cuestiona. Es que no son clases de periodismo, son clases de decencia elemental. Quiero acordarme de los profesionales de la información que están siendo señalados, desde la impunidad de los cargos públicos, por el delito de desenmascarar mentiras. Quiero acordarme de ellos también hoy aquí, y para remate también de lo que hemos escuchado recientemente en la sala Segunda del Tribunal Supremo, donde se ha ratificado y legalizado la mentira como un arma estratégica. 


Hemos escuchado decir “yo no soy yo notario, yo soy periodista” con lo cual… tienes bula para mentir. No, un periodista deja de serlo cuando miente, ese no es su cometido; es más, quiero ir más allá: sí, un periodista es un notario, y quiero que sea también garante de la verdad porque como ciudadano, exijo una vez más el derecho constitucional a la información veraz.  


Concluyo con un ruego simplemente: exigiros, por favor, luchar contra los enemigos de la libertad. Estuvieron, están y estarán ahí, y solo les cabe una duda que nos la exponen con la chulería de los señoritos de los Santos Inocentes: si entrarán con lanzallamas o con motosierras. 


Aprovecho que estoy en el Liceo para citar a un cantante de la zona,  bueno es de Alcoy pero da igual: “No, jo dic no, diguem no, nosaltres no som de eixe mon”.


Está todo grabado, pero pienso que es bueno también que según qué cosas queden reflejadas por escrito.


J.T.


miércoles, 26 de noviembre de 2025

La justicia como espectáculo

Estoy de acuerdo con Jordi Juan, director del diario La Vanguardia, cuando plantea en su columna de hoy que “valdría la pena preguntarnos si las grandes transformaciones que se han producido en este país en el terreno social, económico, político, e incluso en el ejército” llegarán algún día al estamento judicial. Muchos juristas, recuerda, consideran que la existencia aún de tribunales como la Audiencia Nacional , herencia directa del franquista TOP (Tribunal de Orden Público), es inexplicable a estas alturas.

Cuesta entender buena parte de los episodios ocurridos en los últimos tiempos en el mundo de la judicatura. Cada mañana nos desayunamos con un nuevo capítulo que confirma que la justicia en España funciona como una máquina vieja, llena de ruido, con piezas sueltas y un desmadre impropio de la respetabilidad de la institución. Ahí está el fallo del Tribunal Supremo contra el Fiscal General del Estado cuya sentencia aún desconocemos. El juicio a la familia Pujol se celebra en la obsoleta Audiencia Nacional y da comienzo ¡trece años después! de iniciada la causa. Claro que aún puede que haya a quien le parezca poco si lo compara con el Caso Poniente, el escándalo de corrupción ocurrido en la localidad almeriense de El Ejido hace diecisiete años y cuyo juicio se encuentra aún pendiente de celebrarse. De la Gürtel y tantos otros vergonzosos asuntos que todos nos sabemos de memoria para qué hablar. 


¿Qué explicaciones técnicas pueden justificar estas eternidades procesales? Los implicados envejecen, los testigos desaparecen, los delitos prescriben, ¿nadie está en condiciones de decir hasta aquí hemos llegado, se ha acabado ya este cachondeo? Más tomaduras de pelo: un juez instructor joven detiene la semana pasada en Almería a la cúpula del PP en la Diputación y en el partido, estos dimiten, sí, pero a los pocos días, el juez deja la causa, ¿no es maravilloso?


Más: ahí tenemos a Peinado y su obsesiva instrucción contra la mujer del presidente del Gobierno a partir de la denuncia que unos fascistas elaboraron con recortes de prensa, o el juicio que en breve dará comienzo en Extremadura contra el hermano de Sánchez, o a tres miembros del tribunal que ha de redactar la sentencia contra el fiscal general impartiendo cursos pagados por entidades que lo acusaron. 


La derecha y la ultraderecha han convertido los tribunales en su principal plataforma política y el Gobierno continúa sin coger el toro por los cuernos. Hacen falta reformas profundas: renovación del CGPJ, límites claros en los tiempos procesales, mecanismos de responsabilidad para los jueces que actúan políticamente, disciplina estricta para los magistrados que participen en actividades financiadas por partes interesadas. Pero nada de esto sucede, ¿por qué?


Hasta un rotativo tan moderado como La Vanguardia dedica este miércoles su editorial a este asunto admitiendo que “si quiere restaurar su prestigio”, la judicatura tendrá que empezar a hacer las cosas de otra manera. Me temo que más les vale esperar sentados.


J.T.

lunes, 24 de noviembre de 2025

Doce cosas que un periodista no debe hacer jamás



1. Ponerse de perfil. El periodismo neutral no existe. Existe el periodismo honesto.


2. Chantajear para obtener una información.


3. Acudir a una rueda de prensa donde no se admitan preguntas. Entre otras cosas  porque entonces ya no será una rueda de prensa.


4. No hacer la pregunta que sabes que tienes que hacer por miedo a represalias o a la ira del entrevistado.


5. Aceptar que las personas o instituciones sobre las que has de informar se hagan cargo de tus gastos de desplazamiento u hotel.


6. Hablar de oído sin documentarse ni verificar.


7. Dejarse tentar por la vanidad. Eres quien eres porque trabajas donde trabajas, publicas y llevas a cabo un trabajo. Sin los medios y la infraestructura en la que te apoyas, no serías nada.


8. Ser amigo de los políticos, o de los futbolistas si te dedicas a la información deportiva, o de los directores de cine si haces crítica cinematográfica. Ellos en su sitio; tú en el tuyo.


9. Adoptar la jerga que usan las personas sobre las que informas, ya sea una religión, una institución militar, boy scouts o una marca de electrodomésticos. Se habla y se escribe para informar de lo que pasa, no para promocionar nada.


10. Desperdiciar el tiempo que se debe dedicar a investigar y buscar información propia interviniendo en tertulias de radio o de tele. No a la todología!


11. Olvidar que nuestra situación es un privilegio; que el acceso a los protagonistas lo tenemos en nombre de todos. Representamos a quienes no están y quieren saber, así que nuestra obligación es ser los ojos y los oídos de nuestros lectores, transmitirles lo que vemos y oímos con la mayor fidelidad posible. 


12. Olvidar que los premios son un arma de doble filo. Entiendo que cueste no aceptarlos, pero sé de muchos que desde que recogieron según que galardón o recibieron según que nombramiento vieron mermado para siempre su margen de maniobra profesional.


Y para acabar, dos cosas más:


- Tus jefes te valorarán -y respetarán- solo si tienes criterio propio y lo defiendes; si te limitas a cumplir sus órdenes e instrucciones a rajatabla como si fueras un mercenario, te despreciarán. 


- El periodista es testigo, nunca protagonista.


J.T.

domingo, 23 de noviembre de 2025

Algo importante se quedó sin hacer


¿Sería mucho pedir que esta semana que entra nos dejaran respirar un poco? No sé a ustedes, pero a mí los días pasados me han dejado exhausto: Mazón exasperándonos a todos (un poquito más si cabe) durante su comparecencia en el Congreso, a Ábalos le piden 24 años de prisión, a Cerdán lo sacan de la cárcel, la cúpula del PP almeriense es detenida por presunta corrupción, se conmemora el cincuenta aniversario de la muerte de Franco, el Tribunal Supremo adelanta ese mismo día el fallo condenatorio al fiscal general del Estado sin haber redactado aún la sentencia, los actos de la llegada de la monarquía se celebran sin la presencia de Juan Carlos porque nadie sabe cómo gestionar esa patata caliente…


A alguien debe parecerle que cincuenta años sin volver a liarla son ya muchos porque en unas fechas que debían tenernos a todos relativamente relajados nos mantienen en cambio inquietos cuando no cabreados y desesperados a tenor de un clima político, jurídico y periodístico cada día más antipático e irrespirable. ¿A quién beneficia esta atmósfera tensa y encanallada? 


Visto como mero espectador, el espectáculo produce vergüenza ajena, así que imagino que visto desde el extranjero debe parecer una ópera bufa. Jueces contra fiscales, periodistas contra políticos, políticos contra periodistas, un jefe de la oposición que cada vez que abre la boca sube el pan, un defraudador confeso, novio de una presidenta autonómica, cantando victoria porque le ha ganado un pulso al fiscal general.


Mientras esperamos conocer la redacción de la sentencia, los fundamentos de derecho por los que se condena a García Ortiz, el esperpento avanza y el guión diseñado por los crispadores sigue su camino. Frotándose las manos están, porque ahora toca ocuparse de la mujer y el hermano del presidente del Gobierno, igualmente encausados de manera absurda y cuyas sentencias, me temo, volverán a ser un insulto al sentido común. 


Se están burlando de todos nosotros en vivo y en directo con impunidad y alevosía. Y estamos siendo derrotados, porque la sentencia del Tribunal Supremo contra el fiscal general del Estado es una derrota colectiva. Yo creo que perdemos todos, incluso los que se creen que ganan. Resulta muy pesado lidiar con todo esto; en la España moderna y desarrollada donde vivimos, en la Europa de 2025, es una vergüenza que nuestra justicia haya decidido parecerse a la de según qué países latinoamericanos. 


El magistrado emérito José Antonio Martín Pallín sostiene que el fallo contra García Ortiz es lo más parecido al golpe de Estado contra Lula, Dilma Rousseff, Evo Morales o Rafael Correa y a mí me parece que tiene razón. Solo falta que la ultraderecha gane aquí las elecciones y así, quienes embutidos en sus togas practican el lawfare contra cargos de confianza y familiares del presidente del ejecutivo acaben, como ocurrió con el juez Sergio Moro en Brasil, formando parte del gobierno de nuestro Bolsonaro particular. 


Algo importante se ha quedado sin hacer en estos cincuenta años. Demasiadas puertas se cerraron en falso. Hacer limpieza a medias es dejar la casa sucia. Tanta chapuza, tanto remiendo y roto mal cosido, tanto tacto para no herir sensibilidades de quienes no se merecían ninguna consideración son las que han acabado desembocando en esta especie de distopía de la que no conseguimos zafarnos. El PSOE pudo cerrar el franquismo en 1983 ó 1985 con cuatro o cinco medidas, reconocía Iñaki Gabilondo hace unos días. Ellos sabrán por qué no lo hicieron, pero no se hizo y los devotos de la dictadura volvieron a recuperar músculo.


Esta semana, esperemos, conoceremos en qué se han basado los jueces para condenar al fiscal general. Mucho me temo que los argumentos estarán cogidos con papel de fumar. La sentencia se recurrirá y probablemente se revoque pero el daño ya estará hecho. Hay quienes sostienen que tanto descaro se puede volver en contra de los descarados. Para Soledad Gallego Díaz, el PP podría salir perjudicado de todo esto y según Máximo Pradera, la fachosfera podría estar incubando el germen de una gran movilización de izquierdas. Con un establishment tan cerrado, hostil y dispuesto a torcer las reglas, afirma, el personal acabará diciendo más pronto que tarde hasta aquí hemos llegado.

 

Alabo el optimismo de quienes lo ven así, pero de momento quienes nos llevan al paso que quieren son los enemigos de la convivencia en paz. Como decía más arriba, cincuenta años sin liarla parda les debe parecer ya demasiado tiempo. A ver esta semana que entra qué tal se nos da.


J.T.

sábado, 22 de noviembre de 2025

Tellado el provocador



La intervención este viernes de Miguel Tellado en “La Hora de la 1” de TVE no podemos dejarla pasar sin más. Grosero, provocador y agresivo, parecía resuelto a sacar de sus casillas a Silvia Intxaurrondo como fuera, así que a medida que transcurrían los minutos y no conseguía su objetivo, el secretario general del PP incrementaba su dosis de insolencia y desafío.


Acusó de “manipulación”, habló de “golpismo judicial”, se quejó de la “utilización política de los medios públicos”, y lo hizo olvidando todo el tiempo un pequeño detalle: ningún dirigente de izquierdas podría a día de hoy expresarse así en una televisión autonómica gobernada por el PP, entre otras cosas porque es muy posible que careciera de tal oportunidad.


Los ataques de los populares a RTVE son todo un ejercicio de estrategia política cuya intención es intentar desacreditar al medio público e ir preparando el terreno para la escabechina que piensan consumar apenas tengan la oportunidad. Ya se sabe, la única duda es si entrarán con motosierra o con lanzallamas. 


Este viernes Miguel Tellado estaba aplicando la hoja de ruta tan habitual ya entre las derechas ultras y las ultraderechas de todo el mundo con Trump a la cabeza: convertir al periodista en enemigo y la desinformación en práctica habitual. Además de condicionar el debate, lo que buscan es instalar la narrativa de “ellos contra nosotros” y, en nuestro caso, impedir que la televisión pública les plantee preguntas incómodas. Si criticas su gestión o le pides aclaraciones sobre testimonios confusos, acto seguido te acusarán de parcialidad y no desaprovecharán para intentar intimidar, amedrentar y, por qué no, amenazar llegado el caso. 


Mientras nuestro iracundo personaje se empeñaba en construir un relato de victimismo para su partido, la periodista mantenía la calma, contestaba con educación y repreguntaba con serenidad. Sus réplicas -“Interesantísima su opinión, la anoto, por supuesto”, desarmaban los ataques del dirigente pepero y mostraban a la audiencia que existe manera de mantener la calma frente a la violencia verbal y continuar con tu trabajo periodístico.


Intxaurrondo no cedió al marco que Tellado trataba de imponer, negó con firmeza haber usado términos como “golpismo judicial” y mantuvo sus preguntas incómodas sobre la Sala Segunda del Supremo y los chats de Ignacio Cosidó. En cada intervención dejaba claro que su papel no es ser la voz de nadie, sino hacer cumplir el derecho del ciudadano a estar lo mejor informado posible. Mientras exista un periodismo así y haya quien lo practique, no todo estará perdido.


Es una cuestión de higiene democrática que el periodismo no deje nunca de ser incómodo, que cuestione por sistema y no se someta jamás a la lógica de los partidos. Necesitamos medios públicos capaces de resistir la presión política, proteger la pluralidad informativa.Y profesionales que puedan hacer su trabajo con tranquilidad sin el constante aliento de los intolerantes en la nuca. En la medida en que menos les guste a los políticos su trabajo, mejor lo estarán haciendo.


J.T.