jueves, 5 de mayo de 2022

Todos los días en "el candelabro"


Están en todas las salsas. Como en el huevo y la gallina, difícil saber qué fue primero. Si yo fuera presidente de Comunidad Autónoma, hace tiempo que se me estarían llevando los demonios con el abusivo predicamento del que goza Isabel Díaz Ayuso en los medios. 

Madrid, una autonomía inventada porque nadie sabía qué hacer con la provincia donde estaban todas las instituciones del Estado, parida tras la negativa de las dos Castillas a que formara parte de ninguna de ellas es a día de hoy, 40 años después de su nacimiento, la que más presencia tiene en periódicos, radios y televisiones. Pero no porque en ella resida el Jefe del Estado o se encuentre la sede del gobierno y del Congreso de los diputados, sino porque al frente de la Comunidad Autónoma hay una joven cuarentañera, desahogada y desinhibida, que cada mañana sale a la calle mínimo con una par de frases pensadas para que no haya más remedio que acabar haciéndose eco de ellas.  

Buena parte de sus ocurrencias van dirigidas contra el gobierno y su presidente, ejerciendo así de oposición más que el partido al que pertenece, pero hay que admitir que su repertorio es amplio: un día le toca a los catalanes, otro a los vascos, otro a Podemos, otro a los sindicatos, otro se encara con quien “osa” pedirle explicaciones sobre las muchas irregularidades que salpican su gestión, por no hablar de cuando le da por impartir lecciones de historia de España.  

El caso es que está todo el día en “el candelabro”. No en los medios madrileños, no: en los de difusión nacional y en las redes, faltaría más, algo que no consiguen ni en sueños el presidente asturiano -¿alguien sabe su nombre?-, el de Murcia o la presidenta balear, por citar solo tres responsables de autonomías. Por cada vez que cualquiera de ellos aparece en televisión, Ayuso lo hace en diez ocasiones, o en veinte. La desproporción es tal que, como el huevo y la gallina, ya no se sabe qué es primero: si el interés de los medios por las astracanadas que suelta o el de ella y su equipo asesor por ofrecer perlas “que no se pueden rechazar”. En realidad se puede, pero como a los medios nos va la marcha, pues leña al mono. Nos llevan al huerto y tragamos. 

Miguel Ángel Revilla creo que anda deprimido. Era la "estrella" indiscutible entre los presidentes de Comunidades Autónomas y vivió incontables días de gloria durante largo tiempo hasta que llegó ella y le robó todo el protagonismo. ¡Y eso dueleeee...! Juanma Moreno tampoco debe andar muy contento estos días de precampaña, y eso que tiene Canal Sur para él solito, pero en la televisión nacional le cuesta rascar bola. Claro que su adversario el socialista Juan Espadas tiene a día de hoy más motivos de queja que él. No es que lo ninguneen en Canal Sur, sino que tampoco le hacen demasiado caso en la televisión estatal. De la atención que en ls televisiones públicas se dispensa al resto de candidatos que se presentan a las elecciones andaluzas del 19 de Junio, mejor ni hablamos. 

En este a veces tan deprimente oficio mío, cuando se ponen de moda las declaraciones de un personaje, acabamos saliendo ya de las redacciones a la búsqueda directa de totales suyos. A veces da la impresión de que solo hay media docena de personajes cuyos cortes de voz interesan, y si son vocingleros mucho mejor. Sucede algo parecido cuando se trata de llevar a alguien al plató.  

El caso es que, por una u otra razón, no hay día sin frase de Emiliano Garcia-Page, sin grito de Macarena Olona, sin desafío de Ayuso, sin desafuero del dúo Espinosa-Monasterio o sin Bono pontificando allá donde sea menester. Por no hablar de González o de Aznar que no callan ni debajo del agua, a pesar de que cada vez que abren la boca sube el pan. Menos mal que por lo menos de vez en cuando gritan ¡Viva el vino! 

J.T.

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