martes, 10 de marzo de 2015

Debate andaluz: la sombra de los ausentes


Nunca planeó tanto sobre un debate la sombra de los ausentes. Con el paripé de este lunes en Canal Sur Televisión tuve la misma sensación que con el Debate sobre el Estado de la Nación de hace un par de semanas: que van tarde, que el mundo avanza por un lado y ellos se empeñan en continuar por otro, por el suyo de siempre. Que no se quieren enterar, que van a poner todo su empeño en que las cosas no cambien, y no perciben que eso ya no cuela frente al intenso clamor callejero que proclama que ese tiempo se ha acabado.

Juan Manuel Moreno Bonilla, Antonio Maíllo y Susana Díaz, candidatos a la presidencia de la Junta de Andalucía, perdieron este lunes una ocasión histórica de demostrar que tienen reflejos y que están por la labor de escuchar el recado de la calle. Por mucho que la legislación vigente les dé la razón, y les permita debatir solos por representar a los únicos tres partidos que tenían diputados en la anterior legislatura, han desaprovechado una oportunidad única de dotarse de autoridad moral y demostrar cintura abriendo el abanico para dejar participar en el debate de este lunes a quienes las encuestas otorgan esta vez una amplia intención de voto.

Pero no: los han ninguneado descaradamente.

No digo yo que la gente no quisiera escuchar a los representantes del PSOE, PP e IU. Seguramente sí, pero de lo que no tengo ninguna duda es de que había interés por verlos enfrentarse a las fuerza emergentes que amenazan su hegemonía. Y cuando tú ninguneas a quien te echa el aliento en el cogote, cuando organizas un debate medido, sin preguntas y sin público siquiera, luego no te puede parecer raro que esa puesta en escena recuerde a los plasmas de Rajoy.

La gente pidiendo cercanía y ellos en su jaula de cristal.

El debate de este lunes en Canal Sur Televisión era ficticio, olía a alcanfor, aburría a las ovejas y nos ratificaba a los ciudadanos en la convicción de que esto tiene que cambiar pero ya, que las cosas no pueden continuar abordándose con el cansino estilo de siempre:

- Tú lo que pasa es que eres un corrupto que tienes las listas infestadas de imputados
- Pues anda que tú, que prometiste que empurarías a Chaves y a Griñán y a la hora de la verdad te has acojonao...

Todo el rato el cansino sonsonete del "y tú más", todo el rato repitiendo mensajes memorizados, como el niño que se aprende la lección y la suelta de carrerilla a ver si así aprueba cuanto antes y se quita la asignatura de encima. En ningún momento hubo allí vida, en ningún momento hubo tensión, ni espontaneidad, ni corazón. Allí faltaba calor, faltaba sangre en las venas, faltaba verdad, por mucho que se empeñaran en rivalizar a ver quién certificaba una procedencia familiar más humilde: fontaneros, emigrantes autónomos, talabarteros....

Aquello no fue un debate, aquello fue puro teatro, pero del malo. Un trámite por el que tenian que pasar, sabedores ellos de lo poco que iban a modificar las intenciones de voto con lo que allí expusieran. Moreno Bonilla (PP) tenia que aprovechar su cuarto de hora de gloria pero, pobre, quizás no se dio cuenta que quienes le escuchaban no sabian ni su nombre ni de qué partido era, porque la cara ni la conocen y los rótulos, vaya casualidad, escasearon. Maíllo (IU), ya que los hados le habían brindado la oportunidad de salir en la foto, estuvo toda la noche intentando sacar la cabeza para ver qué migajas podía recoger para su desesperada y despedazada coalición. Susana Díaz (PSOE), nerviosa e insegura, tardó en encontrar el tono, quizá porque no era capaz de olvidar su condición de primeriza en esto de presentarse como cabeza de lista a unas elecciones...

Me entristeció profundamente el bajo nivel del debate; la ausencia de propuestas, de compromisos, de argumentos; la incapacidad para no caer en los reproches y en las acusaciones mutuas, el abuso de lugares comunes y frases hechas, la escasa profundidad de las reflexiones... Y me sorprendió la ausencia de una fuerza como Podemos, a quien las encuestas otorgan un más que respetable porcentaje en los sondeos de intención de voto.

A cambio, este martes se plantea un encuentro a siete (PSOE, PP, IU, Podemos, UPyD, Ciudadanos y Partido Andalucista) en el que, por supuesto, no participarán ni Susana Díaz ni Moreno Bonilla, sino sus respectivos segundos. Un debate que, para más recochineo, han llamado "de máximo espectro plural". Un totum revolutum en el que si yo fuera Teresa Rodríguez, candidata a la Junta por Podemos, me negaría a participar. Maíllo (IU), casi convidado de piedra en el debate de este lunes, sí que participará de nuevo este martes. No lo conocen ni en su casa a la hora de comer, y el hombre hace bien en aprovechar cualquier minuto de gloria que tengan a bien regalarle para ver si sale del ostracismo y alguien se queda con su cara...

Te entiendo, Teresa, si decides no ir este martes a Canal Sur, y en tu lugar mandas también a tu número dos. El miedo te lo tienen a ti y a lo que representas. Saben que detrás de la opción para la que pides el voto está todo el descontento, toda la crítica y toda la indignación que han provocado, durante muchos años ya, los partidos que anoche jugaron a debatir y nos dieron gato por liebre una vez más. Todo tan light que a mi me produjo verdadera vergüenza ajena.

Aún así seguí el debate con verdadero interés y tomé muchas notas con la intención de reflejarlas y resumirlas aquí, pero al repasarlas me han parecido tan insustanciales que me niego a reproducirlas. Baste con deciros, si os fiáis y no queréis perder el tiempo buscándolo en internet y viéndolo, que lo que anoche pasó en el debate de Canal Sur Televisión es justo lo contrario de lo que soñamos con presenciar en un debate televisivo entre líderes políticos.

Huelen a naftalina. Y es tiempo de azahar.

J.T.

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