viernes, 6 de marzo de 2015

Albert Rivera, el chico de moda


Si a los treinta y pocos años andas por el mundo "maqueao" en traje y corbata, y no eres sevillano en Semana Santa o Feria, existen bastantes posibilidades de que te llames... Albert Rivera.

He de admitir que el día en que anunció su propósito de enseñar a pescar a los andaluces estuvo el hombre ocurrente. Incluso salao. Aunque quizás se le olvidó añadir que para pescar lo que se dice pescar, nada como que las aguas anden pelín revueltas, que es lo que a él le gusta. En ese caladero es donde parece haberse colocado Rivera, no con la caña sino con las redes bien desplegadas, dispuesto a cosechar votos a granel de ciudadanos cabreados... para cabrearlos más todavía.

Así viene haciéndolo en Catalunya desde que las papeletas de algunos catalanes mosqueados lo colocaron en un Parlament donde él y sus correligionarios no desaprovechan ocasión de echar leña al fuego y crispar un ambiente ya de por sí bastante caldeado. El 22 de noviembre de 2006, en su primera sesión como parlamentario catalán, ya soltó esta perla para la historia:

"Nosotros no creemos en una Catalunya libre, sino en una Catalunya dentro de España".

Con su pinta de chico pulimentado, Rivera fue haciendo crecer la fuerza que lideraba a costa de crispar y dividir. Llegó incluso a ponerse de novio con Rosa Díez pero finalmente no hubo feeling a pesar de las muchas coincidencias y, tras el fracaso de aquel flirteo, las encuestas empezaron a mimarlo y determinados palmeros mediáticos, a jalearlo. Habían conseguuido encontrar, piensan ellos, el tan ansiado mirlo blanco con el que frenar la deriva hacia la izquierda de votos de gente cabreada.

Este mes toca ensayar el experimento en Andalucía, en mayo en el resto de las autonomías, y así probar el invento hasta llegar rodados a las generales de fin de año. Porque quedan también, no lo olvidemos, las autonómicas catalanas del 27 de septiembre. Poco se sabe de Ciudadanos y de su líder, ese osado joven que maneja el descoque y la esgrima dialéctica con la desenvoltura y la experiencia que proporcionan haberse entrenado compitiendo por todo el país, ya durante su adolescencia, en la liga de equipos universitarios de debate. Compitiendo y ganando. Poco se sabe de Ciudadanos y de Albert Rivera, y ni el partido ni su líder parecen tener demasiado interés en mostrar sus verdaderas cartas. Pero cosa sí está clara: son derecha pura y dura, aunque la mona se vista de seda. No suman, dividen.

“Llamar matrimonio a una unión homosexual genera tensiones innecesarias y evitables” dijo en su día Rivera, aunque ahora va de plató en plató matizando aquella afirmación.

No es la primera vez en los útimos tiempos que un catalán intenta desembarcar en el resto del Estado con un proyecto respaldado por la banca, los empresarios y demás poderes fácticos con la intención de dinamitar derivas progresistas y capitalizar el descontento ciudadano. En 1986, la Operación Roca le costó a sus muñidores cuatro mil millones de pesetas y no consiguieron ni un solo diputado. El líder era Miquel Roca Junyent, coautor de la todavía Constitución vigente y en la actualidad abogado defensor de Cristina de Borbón; el secretario general de aquel Partido Reformista Democrático (PRD) se llamaba Florentino Pérez. Sin comentarios.

Cuando este martes tropecé en El País con el incienso que este diario le dedicaba en primera al partido de Rivera -"Ciudadanos, un partido en alza", titulaba el periódico global, antes independiente- ya lo tuve todo claro. Y por si me quedaba alguna duda, ahí estaba el ABC del miércoles rematando también en primera con foto a toda página "El presidente de Ciudadanos -titulaba el tradicional rotativo monárquico- apuesta por reformar sin romper ni dar gritos". Otra perla.

Lo han encontrado, o eso creen: Ciudadanos es el instrumento que la derecha andaba buscando para bajar a Podemos del techo que según "El País" y compañía toca desde hace semanas la formación de Pablo Iglesias. Jugarán con el miedo ("un fascista es un burgués con miedo", dejó dicho Bertolt Brecht) y apostarán por sacar adelante este plan B de gente joven sin coleta y sin pretensión alguna de poner en su sitio a todos los que llevan años humillándonos y empobreciéndonos.

J.T.

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