¿Qué será de la vida de Cristina de Borbón? Tiempo sin saber de ella. ¿Dónde andará metido el taimado de Iñaki Urdangarín? ¿Cómo le irán las cosas en Soto del Real al denostado Bárcenas? Y el culebrón de los eres andaluces, ¿qué pasa con él? Tengo mono de vídeos de la jueza Alaya con su carrito, de las gafas negras de Fabra, de las fotos de "El Bigotes", de las andanzas de Correa mientras llega el juicio... Pero la sacrosanta actualidad manda. Y manda tanto que consigue que la corrupción y sus "presuntos" protagonistas desaparezcan, casi sin dejar rastro, de la primera línea informativa.
Hasta Jordi Pujol lo lleva crudo para chupar cámara, el pobre, a pesar del pollo que ha tenido que montar para volver a estar en la pomada y pegar gritos con la impunidad de siempre. Pero esta maldita actualidad se empeña en ir tan de bólido que se lo come todo en horas. Se muere Miguel Boyer, con lo que él fue, nada menos que superministro de Economía en el primer gobierno de Felipe González, y las portadas apenas le hacen hueco porque los pulsos entre Mas y Rajoy acaparan el grueso de los titulares. Emilio Botín e Isidoro Álvarez tuvieron algo más de suerte, pero aquel baboseo que le prodigaron los medios a los presidentes del Santander y de El Corte Inglés tras su muerte apenas duró un par de días. Son muchas las cosas que pasan a la vez, y demasiado rápido.
En menos de una semana han dimitido el ministro de Justicia y el director general de RTVE, el presidente catalán firma la convocatoria de consulta para el 9-N, el gobierno del PP la recurre, el Tribunal Constitucional la suspende, los presupuestos de 2015 llegan al Congreso... Todo tan intenso y de tal enjundia que no es solo que no haya sitio para alabar como se merecen a los prohombres que se van muriendo sino que temas que, sin discusión alguna, deberían estar presentes en planillos y escaletas, desaparecen "providencialmente", mira tú por dónde, de las primeras páginas y de las aperturas de los informativos.
La actualidad manda, es la explicación de los redactores jefes. Pero eso no cuela. Hasta que haya desenlace, yo quiero saber qué está pasando con los escandalosos casos de corrupción que a día de hoy permanecen abiertos en tantos juzgados españoles. No quiero que la actualidad mande tanto que acabe tapándome la corrupción ni olvidándose de sus protagonistas.
No hay excusa para no dotar a los escándalos de corrupción de toda la cancha informativa que precisan. Los medios tenemos que ocuparnos de los chorizos y sus desmanes mucho más de lo que lo hacemos. Hemos de satisfacer esa demanda y no bajar la guardia ante la corrupción ni un solo segundo. Ayuntamientos, comunidades autónomas, diputaciones, partidos políticos, sindicatos... demasiadas instituciones y demasiada gente pringada. El hedor a corrupción es tal que no se puede admitir que haya medios que anden silbando y mirando al tendido. Ya sé que el pulso Mas-Rajoy o los presupuestos generales del Estado son asuntos de primera línea, pero la corrupción no puede desaparecer de los periódicos, las radios y las teles ni un solo día.
Me parece inadmisible lo poco que estamos hablando del expolio al que la familia Pujol ha sometido durante tantos años a Cataluña. Me parece impresentable la escasa repercusión de la comparecencia de antiguo "honorable" contando un cuento chino en el Parlament que no se lo cree ni él, me escandaliza la aparente resignación con que aceptamos que los presuntos ladrones campen por sus respetos y me perturba que pase casi desapercibida una elocuente frase que Artur Mas pronunció durante la entrevista que TV3 le realizó el mismo día en que firmó la convocatoria para la consulta del 9 de noviembre.
"¿Que si estoy limpio de corrupción? Yo creo que sí. Puede ser que haya tenido algún fallo alguna vez, como todo el mundo", dijo Mas textualmente.
"Fallo". Le llamó fallo a la corrupción y añadió: "...como todo el mundo". Se trataba de una inquietante reflexión que vino a rematar la amenaza de su padre político el día anterior en sede parlamentaria: "...Si removéis las ramas del árbol, no sólo caerá aquella rama de allí. Caerán todas". No se puede levantar pedal ante la corrupción. Ni un solo día. Por muy lenta que vaya la justicia y por muy remisa que se muestre la Fiscalía a la hora de empurar a sus protagonistas.
Yo no sé vosotros, pero a mí me interesa estar al tanto de las andanzas de Cristina de Borbón y su marido, de Bárcenas, de Gürtel, de la corrupción valenciana, de la andaluza, la madrileña, la gallega... Que no pase un solo día sin que sientan nuestros alientos sobre sus nucas. Que no tengan descanso hasta que sean juzgados ni hasta que, si son condenados, acaben pagando por ello y devuelvan todo lo que robaron..
J.T.
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