Si cultura es lo que queda cuando se ha olvidado todo lo que se aprendió, debate es lo que se necesita cuando nos creemos que ya lo sabemos todo, que ya estamos de vuelta. Entre otras cosas porque eso nunca es verdad, por mucho que hayamos leído o aprendido.
Pertenezco a esa generación que en los sesenta-setenta leía todo lo que caía en sus manos, que no perdonaba ni los prospectos de las medicinas. Tiempos de asambleas, de lucha en las fábricas y en las facultades, de movilizaciones y cambios, muchos cambios. A esa generación que, transcurridos ahora casi cuarenta años, ve cómo sus hijos -o nietos- adolescentes se hacen muchas preguntas y quisiera de vez en cuando poder contestarle alguna. O muchas, si se dejan.
En mi caso, cuando me toca hacerlo, es decir cuando me dejan calentarles la cabeza, procuro al menos huir de la detestable tentación de contar batallitas. Para serles útil y no un coñazo tengo claro que debo ser lo más clarito y directo posible. Y es entonces cuando necesito recurrir a argumentos, reflexiones y citas que respalden lo que les cuento. Para momentos así es para los que vienen que ni pintados -lo siento por los muchos libros que duermen en mis estanterías- foros como “Espacio Público”, web recién nacida que, por la pinta que tiene, creo que me va a sacar de más de un apuro con rapidez. Y con eficacia.
Cuando le cuento a mi hija que el PP miente al sostener que hay que bajar los sueldos y reducir el gasto en educación y sanidad para salir del hoyo ahora me puedo reforzar, por ejemplo, con ponencias como la del profesor Nacho Álvarez, que en “Espacio Público” explica con absoluta claridad que lo que hay que hacer es justo lo contrario, empezando por derogar la reforma laboral y por obligar a los ricos a que paguen más impuestos.
Cuando hablamos de su futuro y le digo que para mejorarlo es fundamental no estarse quieta, moverse, participar e implicarse me sirven, y mucho, ponencias como las de Pedro Chaves o José Luis de Zárraga. Como se trata de textos abiertos al debate, eso me refuerza conversaciones en las que le digo que nadie está en posesión de la verdad por mucho que pontifique, que de lo que se trata siempre es de debatir, analizar, discutir incluso, y entre todos buscar soluciones útiles para la mayoría, no para los cuatro mangantes que usan el poder para robarnos, mentirnos e intentar acojonarnos.
Yo creo que el cambio social es posible. Y creo también en que hay que luchar por emanciparnos de esos poderes fácticos que tienen la sartén por el mango. Lo creo y lo propago, intentando contagiar a esa juventud que más pronto que tarde tiene que ponerse manos a la obra para construir su propio futuro y el de sus hijos. Desde ya. No les va a venir nada mal contar para ello con foros como “Espacio Público”, la web que un grupo muy variado de personas ha puesto en marcha hace un par de semanas convencidas de lo imprescindible que es potenciar el pensamiento crítico, defender lo público y trabajar para cambiar los valores de una sociedad machacada por una derecha cuya política no solo no beneficia nada a los ciudadanos sino que nos deja cada día más indefensos.
Un debate en la Red entre gentes con mucho que decir, y dotados de la suficiente autoridad moral y académica para hacerlo, a mí me parece un verdadero hallazgo y un impagable regalo para quienes estamos convencidos de que siempre queda mucho que aprender, y mucho por hacer.
Las conciencias tienen que removerse, lo que se construya va a depender de nuestras ganas de pelea y de todo menos de estarnos quietos. El momento que estamos viviendo no es un momento cualquiera. Hay que ponerlo todo en solfa para contrarrestar la propaganda de la derecha y los efectos de su depredadora política. En ese contexto creo que “Espacio Público” llega como agua de mayo. Larga vida.
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