viernes, 5 de diciembre de 2025

RTVE se retira de Eurovisión tras la admisión de Israel



La retirada de RTVE de Eurovisión 2026 es un gesto ético y político de primera magnitud. Cuando toca elegir entre la dignidad y el espectáculo, casi siempre suele ganar el espectáculo y esta vez no ha sido así. Esta vez RTVE ha dicho basta. La Unión Europea de Radiodifusión (UER) ha decidido mantener la participación de Israel en el certamen pese al clamor creciente, dentro y fuera de sus propios miembros, que pedía una reflexión profunda sobre esa presencia mientras continúa la devastación en Gaza y la utilización política del certamen por parte del gobierno israelí. 


No es este un debate menor a la hora de hablar de un festival que nació como puente cultural. Los valores fundacionales de Eurovisión se basan en la unión y la paz entre los países europeos a través de la música, “con el objetivo –palabras textuales- de promover una imagen de Europa pacífica, libre y próspera. La UER ha optado por mirar para otro lado. RTVE, no.


“La situación en Gaza, a pesar del alto el fuego y la aprobación del proceso de paz, y la utilización del certamen para objetivos políticos por parte de Israel, hacen cada vez más difícil mantener Eurovisión como un evento cultural neutral”, argumentó durante su intervención ante la Asamblea General previa a las votaciones el secretario general de RTVE, Alfonso Morales. No sirvió de nada.


En consecuencia, la radiotelevisión española ha retirado su candidatura y renunciado además a retransmitir el festival. RTVE no retransmitirá la final ni las semifinales, una posición clara, rotunda e incómoda para quienes pretenden que Eurovisión siga siendo ese parque temático de confeti geopolítico donde nada importa demasiado mientras haya luces, jolgorio y un estribillo pegadizo.


Quienes deciden quedarse en el certamen, pese a todo, tendrán que explicar por qué. Por qué aceptan competir, convivir y normalizar la presencia de la televisión que representa a un Estado genocida cuya participación divide, crispa y prostituye el espíritu del certamen. Por qué esa supuesta hermandad europea entre pueblos se convierte, de pronto, en un eslogan vacío cuando hay intereses estratégicos, presiones diplomáticas o simples temores a incomodar al socio equivocado.


Irlanda, Países Bajos y Eslovenia han seguido el camino de España. Otros callan y tragan. Allá ellos. Pero no se puede reivindicar la buena convivencia entre los pueblos y, al mismo tiempo, aceptar que el festival cierre los ojos ante una catástrofe humanitaria que sacude a medio planeta. RTVE ha sido coherente porque ha defendido que un certamen que presume de neutralidad no puede convertirse en herramienta de blanqueo político. 


Lo sucedido en la Asamblea de UER, ha escrito en su cuenta de X José Pablo López, presidente de la Corporación RTVE, confirma que Eurovisión no es un concurso de canciones sino un festival dominado por intereses geopolíticos y fracturado.” Me gusta la firmeza de RTVE. En una ocasión como esta, la mejor manera de participar es no participar.

J.T.




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