domingo, 12 de junio de 2022

La Andalucía de la que no se habla


Es verdad que las matemáticas no son mi fuerte, pero de sumar y restar todavía creo que me acuerdo. Veamos: si el medio millón de andaluces que nunca votaron a las derechas y se quedaron en casa en diciembre de 2018 movieran el culo el 19 de junio y fueran a votar como está mandado, a lo mejor Juanma Moreno se llevaba una sorpresita y el PP acababa mordiendo el polvo, ¿no? 

La derecha no se había comido una rosca en Andalucía hasta hace tres años y medio entre otras cosas porque la ciudadanía tiene memoria. En 1980 el partido matriz del actual PP pidió el NO en el referéndum celebrado el 28 de febrero para disfrutar una autonomía plena. Ganó el . O sea, que la derecha apostó, perdió y desde entonces lo ha estado pagando: hasta que le llegó la pereza a ese medio millón del que hablábamos antes. Esa “pereza” es la que nos ha costado que la ultraderecha irrumpiera por primera vez en un parlamento español hace tres años y medio.  

Sigamos haciendo cálculos. O más bien haciéndonos preguntas: Si los que le dieron su merecido a las derechas en Andalucía durante casi cuarenta años siguieran votando en la línea de siempre, ¿seguiría Juanma Moreno en San Telmo tras el domingo 19?  

Salvo donde ha crecido el miedo irracional al inmigrante (zonas de cultivo bajo plástico) y ciertos enclaves turísticos en los que la corrupción ha campado a sus anchas, el votante andaluz es un votante con criterio y con memoria, como decíamos. Un votante concienciado que sabe que quienes van a defender sus intereses no son los señoritos de siempre. Un votante que mantiene aún casi un centenar de municipios andaluces con alcaldías a la izquierda del Psoe y a más de mil concejales cuyo trabajo diario por mejorar la vida de la gente es incontestable. 

Esa es la Andalucía de la que no se habla, la que apenas dispone de altavoces en los medios de comunicación y que, aunque cuenta con mil motivos para estar cabreada con las políticas light de los socialistas, jamás votará a la derecha. Ese es el caladero que permite que las cuentas no estén tan claras para quienes piensan que el 19 de junio va a ser un paseo para la derecha. Los socialistas andan sospechosamente dormidos, pero puede que haya posibilidades para las candidaturas de izquierda si estas no dan el partido por perdido antes de tiempo. 

Continuando con las cuentas, no me creo que nadie que votara por el SI en el referéndum de 1980 sea capaz ahora de votar a las derechas. Puedo que algunos se hayan muerto ya, pero quedan muchos más. Ni ellos ni nadie de sus entornos creo que sean capaces de propiciar que el fascismo acabe ocupando poltronas en el próximo gobierno andaluz.  

Sería la mayor de las paradojas que parte de quienes defendieron a pulso la dignidad de Andalucía el 28-F de 1980 contribuyan cuarenta y dos años después a que nos gobiernen personajes de una formación ultraderechista cuyo objetivo es acabar con el Estado de las Autonomías.  

J.T.

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