sábado, 13 de julio de 2019

Y en estas, llegó la consulta a las bases

“Creo que es difícil explicar que lo que los socialistas han hecho en diez capitales de provincia, diez diputaciones y en siete autonomías, que es gobernar con Podemos, con sus confluencias y con partidos nacionalistas, no lo haga en el gobierno de la nación. No entiendo qué dificultad tiene ahora Pedro Sánchez en pactar con Podemos".

Como sin duda el lector conoce, el autor del entrecomillado del párrafo anterior es el mismísimo Pablo Casado Blanco, líder del Partido Popular, cuyo comedimiento durante los últimos días confieso que me tiene bastante intrigado. No sólo empuja sin disimulo a un gobierno de coalición de los socialistas con Podemos, sino que lo hace sin proferir insulto alguno ni adornarse con invectivas sobre Venezuela, Irán, ETA y demás muletillas a las que tan habituados nos ha tenido durante tanto tiempo. ¿Qué estará tramando?

En Ciudadanos, tras la resaca del pollo de Arrimadas en el Orgullo y la gastroenteritis de Alberto Carlos, la semana se les ha ido sin apenas entrar en harina en lo que concierne al sinvivir de Sánchez. Esos dos asuntos les han venido de perlas para dejar pasar los días a ver por dónde van los vientos.

Tras las calabazas de la derecha a su petición de abstenerse en la investidura, al presidente en funciones se le agotan los cartuchos para evitar lo que de verdad le provoca auténtico pánico: verse obligado a conformar un gobierno de coalición. En Podemos han decidido conocer la opinión de las bases, y si estas respaldan la opción, acabará produciéndose un curioso fenómeno. Todos, hasta Pablo Casado, de acuerdo en que se deje de milongas y tire para delante de una vez. Todos menos Sánchez, que se resiste como gato panza arriba a remangarse antes de que le pille el toro y alumbrar por fin el primer gobierno bicolor de la nación tras el periodo histórico nacido en 1978.

Me desconcierta también el momento elegido por Teresa Rodríguez y Ramón Espinar para exponer al aire libre sus discrepancias con la manera de plantear la consulta a las bases de Podemos. Es verdad, probablemente hubiera que haber hablado de negarse a negociar para entrar en un gobierno con el PSOE, pero en ese caso, ¿por qué no propusieron consultar tal opción a las bases hace un par de meses, antes de que se iniciaran los contactos entre Iglesias y Sánchez?

¿Es el empleo de twitter la mejor manera de ayudar a que este país tenga alguna vez un gobierno que no sea monocolor del PP o del PSOE? “Insulto a la inteligencia”, escribe Rodríguez; “no tiene un pase”, remata Espinar. Y yo me pregunto ¿Es que no hay manera de lavar los trapos sucios en casa? ¿No resulta que se nació para cambiar las cosas, para modificar los usos y costumbres de los políticos de este país y preocuparse por mejorar la vida de la gente?

Más vueltas le doy, menos le veo la parte positiva a los barrenos de Rodríguez y Espinar ¿Por qué no dejan que los pollos los monten Arrimadas y compañía y ahora que hay una oportunidad histórica, arriman el hombro para, en la medida de lo posible, evitar que acaben gobernando los de siempre una vez más?

Miedo me da como finalmente sea imposible el acuerdo y vuelvan a convocarse elecciones. La derecha con los cuchillos preparados y la izquierda con las facas ya llenas de sangre.

J.T.

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