Soñé, hace menos de tres años, que más pronto que tarde nacería una fuerza política que acabaría propinándole un buen meneo al bipartidismo... y pasó.
Soñé, hace ya menos tiempo, que un puñado de gente joven y preparada acabaría saltando a la arena política y que, recogiendo el descontento ciudadano que reflejaban tantas movilizaciones en España desde el 15 de mayo de 2011, conseguiría remover la zona de confort en la que llevaba ya demasiado tiempo instalado el Partido Socialista... y sucedió.
Soñé después que la derecha en el poder se ponía nerviosa y que, por primera vez en muchos años se tentaba la ropa viendo cómo un grupo de recién llegados los dejaba a diario en evidencia... y ocurrió.
Soñé que Izquierda Unida dejaba de estar en manos del viejo y conformista aparato de siempre... y acabó sucediendo.
Soñé que abdicaba el rey... y ocurrió.
Soñé también que los empresarios salían en tromba a demonizar a esos jovencitos osados que habían revolucionado el ánimo ciudadano y la escena política, que los banqueros se revolvían inquietos en sus mullidas poltronas buscando desesperadamente un "Podemos de derechas"... y pasó.
Soñé que la derecha en el poder utilizaría todos los mecanismos a su alcance para intentar hundir en la miseria a los promotores de la nueva organización política que, desde que en mayo de 2014 consiguieron cinco escaños en el Parlamento Europeo, no dejaban de crecer en predicamento y en expectativas de voto... y pasó.
Soñé que los periódicos de papel, en manos todos ellos de los garantes del sistema, buscando y rebuscando en el historial personal de los cabecillas de la osadía magnificarían, manipularían y mentirían sobre el pasado de cada uno de ellos... y, por supuesto, ocurrió.
Soñé que Madrid, Barcelona, Valencia, Zaragoza, Cádiz, A Coruña y otras muchas ciudades españolas tendrían alcaldes progresistas dispuestos a que las cosas dejaran de ser como habían sido durante tantos años... y en mayo de 2015 sucedió.
Soñé que se acababa el chollo de las puertas giratorias, las mamandurrias, las dietas y privilegios varios de la clase política... y está a punto de pasar.
Soñé que los corruptos recibían su merecido, que los policías detenían y los jueces juzgaban y condenaban a quienes durante tanto tiempo parecían intocables... y empezó a pasar.
Soñé que un buen día los indignados, machacados, y hartos de perrerías que había en este país se unirían para echar a los causantes de sus desgracias y apostarían con sus votos por una opción nueva que ganaría las elecciones generales... y está a punto de suceder.
Recordé entonces aquel viejo adagio: "Cuidado con lo que sueñas, cuidado con lo que deseas porque a lo mejor se cumple".
¿Quién dijo miedo?
Hasta el domingo 26 de junio por la noche, amigas y amigos.
J.T.
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