Vale, me rindo, la información deportiva tiene que estar hasta en la sopa. Las reglas del juego son las que son y tampoco me voy a pasar yo de listo. O de ingenuo. Pero vamos a ver una cosa: ¿de verdad no es posible en este país producir una información deportiva mínimamente presentable? ¿quién impone los criterios de funcionamiento? ¿es necesario tanto grito, tanto desafuero, tanta sobredimensión de lo anecdótico? ¿es necesario, en las ruedas de prensa, bien rendir pleitesía a los entrevistados o, por el contrario, tocarles los cojones gratuitamente con preguntas de carril que son todo menos información? ¿qué aportan los coloquios deportivos basados en copiar lo más zafio y rastrero de programas tipo "Sálvame"?
Hubo un tiempo en que algunos espacios deportivos eran caladeros en donde los responsables de programas informativos acudían a pescar profesionales. Informar sobre deportes parece que ayuda a ser más desenvuelto, que encorseta menos y permite a quienes se dedican e ello adquirir una frescura y una desenvoltura que se convierte en un plus cuando se aplica a dar cuenta de un acontecimiento político o cultural. Casos como los de Olga Viza, Matías Prats o Vicente Vallés así parecen refrendarlo.
El problema está cuando se confunde desenvoltura con desparpajo o frescura con agresividad y falta de miramientos. En ese caso te pueden salir personajes como Eduardo Inda que, para quien no lo sepa, fue director del diario "Marca" ¿De verdad no es posible ofrecer una información deportiva, como, por ejemplo hacen las revistas "Líbero" o "Panenka", más decente, más digna, menos barriobajera o superficial?
¿Para cuándo la desaparición de los canutazos callejeros insustanciales ofrecidos como si fueran sesudos estudios de opinión? ¿para cuándo meterle micro a un deportista solo en el caso de que realmente tenga algo que decir? ¿para cuándo seguir un informativo en radio o televisión sin miedo a que, cuando menos te lo esperes pasen, sin anestesia y con alevosía, de una información sobre la detención de un corrupto o un maltratador, por ejemplo, al número de partidos que se va a perder un señorito millonario de veinte años que ha tenido el pobre la enorme desgracia de sufrir un esguince de tobillo?
El otro día, en uno de estos espacios, llegaron a rebobinar varias veces el vídeo de una llegada de Cristiano Ronaldo al entrenamiento para comprobar con detalle si el joven ídolo de masas había cambiado de peinado o no ¿De verdad es necesario dotar de tanta importancia a los lloriqueos de Casillas o a la insolencia de Mourinho?
Y otra cosa, ¿solo existe el fútbol? Una chica de Huelva llamada Carolina Marín se convierte en campeona del mundo de bádminton y las informaciones sobre tal gesta ocupan menos espacio que el dilema de un tal Pedro sobre si se queda en el Barça o se marcha al Manchester United. Porque esa también es otra. No es que exista el fútbol frente al baloncesto, la fórmula uno, las motos, el tenis o el ciclismo, no: es que solo existen, o al menos eso parece, el Barça y el Madrid. Gana el Athletic de Bilbao la Supercopa tras propinarle al Barça un histórico meneo, y ni eso merece al día siguiente los honores de portada en el diario "As" que titula "Mi felicidad está aquí", la lapidaria frase que Sergio Ramos pronunció ayer tras renovar con el Madrid por una pasta gansísima.
Me gusta el deporte y me gusta que me informen sobre él. Pero con la manera de abordarlo, lo único que consiguen es que me abalance sobre la radio o sobre el mando a distancia de la tele apenas me invaden con ese overbooking de programas presuntamente dedicados al deporte y que hablan de todo menos de deporte.
¡Ay, José María García, cuánto daño le hiciste a este oficio!
J.T.
Hubo un tiempo en que algunos espacios deportivos eran caladeros en donde los responsables de programas informativos acudían a pescar profesionales. Informar sobre deportes parece que ayuda a ser más desenvuelto, que encorseta menos y permite a quienes se dedican e ello adquirir una frescura y una desenvoltura que se convierte en un plus cuando se aplica a dar cuenta de un acontecimiento político o cultural. Casos como los de Olga Viza, Matías Prats o Vicente Vallés así parecen refrendarlo.
El problema está cuando se confunde desenvoltura con desparpajo o frescura con agresividad y falta de miramientos. En ese caso te pueden salir personajes como Eduardo Inda que, para quien no lo sepa, fue director del diario "Marca" ¿De verdad no es posible ofrecer una información deportiva, como, por ejemplo hacen las revistas "Líbero" o "Panenka", más decente, más digna, menos barriobajera o superficial?
¿Para cuándo la desaparición de los canutazos callejeros insustanciales ofrecidos como si fueran sesudos estudios de opinión? ¿para cuándo meterle micro a un deportista solo en el caso de que realmente tenga algo que decir? ¿para cuándo seguir un informativo en radio o televisión sin miedo a que, cuando menos te lo esperes pasen, sin anestesia y con alevosía, de una información sobre la detención de un corrupto o un maltratador, por ejemplo, al número de partidos que se va a perder un señorito millonario de veinte años que ha tenido el pobre la enorme desgracia de sufrir un esguince de tobillo?
El otro día, en uno de estos espacios, llegaron a rebobinar varias veces el vídeo de una llegada de Cristiano Ronaldo al entrenamiento para comprobar con detalle si el joven ídolo de masas había cambiado de peinado o no ¿De verdad es necesario dotar de tanta importancia a los lloriqueos de Casillas o a la insolencia de Mourinho?
Y otra cosa, ¿solo existe el fútbol? Una chica de Huelva llamada Carolina Marín se convierte en campeona del mundo de bádminton y las informaciones sobre tal gesta ocupan menos espacio que el dilema de un tal Pedro sobre si se queda en el Barça o se marcha al Manchester United. Porque esa también es otra. No es que exista el fútbol frente al baloncesto, la fórmula uno, las motos, el tenis o el ciclismo, no: es que solo existen, o al menos eso parece, el Barça y el Madrid. Gana el Athletic de Bilbao la Supercopa tras propinarle al Barça un histórico meneo, y ni eso merece al día siguiente los honores de portada en el diario "As" que titula "Mi felicidad está aquí", la lapidaria frase que Sergio Ramos pronunció ayer tras renovar con el Madrid por una pasta gansísima.
Me gusta el deporte y me gusta que me informen sobre él. Pero con la manera de abordarlo, lo único que consiguen es que me abalance sobre la radio o sobre el mando a distancia de la tele apenas me invaden con ese overbooking de programas presuntamente dedicados al deporte y que hablan de todo menos de deporte.
¡Ay, José María García, cuánto daño le hiciste a este oficio!
J.T.
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