viernes, 17 de abril de 2015

Pizarro y Zarrías, la vida sigue igual en Andalucía

A la misma hora en que, mucho más solo que Chaves dos días antes, Gaspar Zarríasenf ilaba este jueves el camino del Tribunal Supremo para declarar como imputado en el caso de los eres, Luis Pizarro, su amigo de tantos años, se batía a duelo con el PP desde la presidencia de la mesa de edad -tiene 67 años- del parlamento andaluz. Gritos y malos modos porque el PP no aceptaba, con 33 diputados, tener en esa mesa los mismos representantes que IU con 4. Pizarro no transigió: al indiferente, la legislación vigente.

Una caprichosa confluencia astral había devuelto de golpe a la actualidad a dos pesos pesados que lo fueron todo en el PSOE de Andalucía durante muchos años y sin quienes no se puede entender lo que ha pasado en esta comunidad desde 1990 para acá. Ahí siguen, incombustibles, algún ingenuo quizás llegó a creer que ahora ya sí se marcharían, pero ahí siguen. Por mucho que Susana venda renovación y fin de una época.

Si las actuaciones y decisiones del gobierno andaluz durante muchos años hubieran sido ríos, el mar se habría llamado Gaspar Zarrías. En él desembocaba todo: las delegaciones provinciales de gobierno, las agencias autonómicas, la elaboración, distribución y uso de los presupuestos, la televisión autonómica, por supuesto, medio privados generosamente subvencionados y convenientemente nutridos de periodistas orgánicos... Nada se movía sin su control y nadie prosperaba sin su visto bueno. Desde la consejería de Presidencia y más tarde desde la vicepresidencia -quince años en total- despachaba hasta el más mínimo detalle con cada consejería para preparar los Consejos de Gobierno. Y ahora se desentiende también de los eres. Sin comentarios. Si él lo dice, será así.

Luis Pizarro hacía en el partido lo mismo que Zarrías en las instituciones: no dejar, como secretario de Organización, ni un solo cabo sin atar. Todo lo que se movía en las agrupaciones provinciales, en las locales, ya fuera en el pueblo más recóndito de Huelva o en Almería, todo desembocaba en Luis Pizarro Medina

Decir Zarrías es decir Jaén, su provincia, cuyos copiosos votos socialistas Gaspar Carlos -así se llama- capitalizaba en las grandes reuniones del partido como si fueran acciones en un Consejo de Administración. Decir Pizarro es decir Cádiz. Su pueblo, Alcalá de los Gazules, era y es un feudo socialista incombustible -más del 60 por ciento de los votos consiguieron el pasado 22-M-: allí nacieron también el recordado Alfonso Perales o la ministra de ZP Bibiana Aído cuyo padre, Francisco, fue el primer alcalde democrático del pueblo.

Tanto a Zarrías, quien el próximo día 30 cumple 60 años, como a Pizarro, la sociedad civil andaluza les ha bailado el agua encantada durante una buenaq etapa: la confederación de empresarios, las centrales sindicales, los bancos, los periódicos, las cajas, la iglesia... La verdad es que hay que tener arte, capacidad de maniobra y... otras virtudes ocultas que mejor dejo a la imaginación de cada uno.

A sus pechos, sobre todo a los de Pizarro se crió Susana, quien empezó en las juventudes del partido y aprendió pronto a manejarse en las estructuras del aparato. Iba a pasar página, prometió, pero ahí
continúan ellos: abriendo telediarios y montando broncas. Y como guinda, el nuevo presidente del parlamento, el cordobés Juan Pablo Durán, de 51 años, quien reconoció ayer que está pagando a plazos una multa de 44.000 euros impuesta por el Banco de España. ¿La razón? Figurar entre los consejeros, y por lo tanto entre los responsables, de la mala gestión en su día de Cajasur, un desastre financiero más, que acabó con la intervención de la caja cordobesa por parte del banco emisor.

En resumen, que la vida sigue igual, aunque quiero terminar con una gota de esperanza: a la misma hora en que en el juzgado 35 de
Madrid se daban este jueves las últimas instrucciones para registrar la casa y el despacho de Rodrigo Rato, en el Parlamento de Andalucía tomaba posesión como vicepresidente tercero el diputado de Podemos Juan Ignacio Moreno de Acevedo, 42 años, uno de los abogados de 15MpaRato que llevó al presidente de Bankia al banquillo de los acusados. Algo es algo.

J.T.


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