El Plan Nacional de Reformas 2013 es el principio del fin de la Ley de Dependencia. La coartada perfecta para liquidar una de las decisiones-insignia del gobierno anterior. Rajoy va de gira esta semana con sus 192 folios bajo el brazo: este lunes se lo explica a su partido, el martes está en el Senado y el miércoles en el Congreso. Tengo curiosidad por ver cómo camufla lo que en realidad es un ejercicio de revancha en toda regla. De liquidar, más pronto que tarde, todo lo que huela a la etapa ZP.
La gestión de este gobierno, tan implacable con los desfavorecidos como meliflua con los poderosos, me está recordando ya en demasiadas ocasiones los modos y maneras de los gobernantes franquistas. Aquellos de entonces, que solo eran valientes de puertas para adentro hacían lo que les daba la gana, incluso ejecutar penas de muerte, argumentando que “para eso habían ganado una guerra”. Estos hacen lo que quieren porque “para eso ganaron por mayoría absoluta”. Y así, cual elefante en cacharrería, nos van dejando el país hecho unos zorros.
Yo creía, incauto de mí, que gobernar en democracia era sumar, crecer, avanzar, ayudar a prosperar el país que gestionas, y no dedicarse a desmontar todo lo construido anteriormente.
Los errores del equipo que gobernó este país antes que llegaran los insensatos de ahora no pueden llevar a echar en saco roto el aire fresco que supusieron muchas de las medidas que se tomaron en materia de derechos y libertades hace ya casi diez años. Me niego a aceptar que, en nombre de un programa al que ellos mismos no le tienen ningún respeto, quieran tumbarse ahora leyes como la del aborto o la del matrimonio homosexual por ejemplo.
Me niego a aceptar que en nombre de la mayoría absoluta se carguen asignaturas como ”Educación para la Ciudadanía”, que en nombre de esos once millones de votos que ellos saben que ya no tienen ni locos permitan que colegios subvencionados segreguen a los niños por sexos. Y por supuesto me parece intolerable que se quieran cargar la Ley de Dependencia.
Y lo que se deduce del análisis pormenorizado del Plan Nacional de Reformas es que a la Ley de Dependencia le quedan tres telediarios para pasar a mejor vida. Quitarle 1.108 millones de euros es liquidarla. En democracia, la mayoría absoluta no puede ni debe servir para actuar como si en lugar de ganar unas elecciones se hubiera ganado una guerra. No es de recibo, es un sinvivir que los derechos lleguen y se vayan dependiendo del gobierno de turno. Unos construyen y los que vienen detrás se cargan lo que los anteriores construyeron ¿Esa es la dinámica en la que vamos a entrar?
- Ahora puedo abortar aquí, ahora me tengo que ir a Londres
- Ahora me puedo casar con mi pareja homosexual, ahora me criminalizan
- Ahora me cuidan porque no puedo valerme por mi mismo, ahora me muero de asco.
J.T.
Publicado también en la sección de "Opinión" de publico.es
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