domingo, 4 de septiembre de 2022

Qatar, ¿qué se nos ha perdido allí?

A mitad de noviembre se parará todo porque en Qatar se celebrará el campeonato mundial de fútbol numero 21 de la historia que disputarán 32 selecciones nacionales de los cinco continentes. Es muy difícil tragarse ese sapo. El mundo entero postrado de hinojos ante un país con tres millones de ciudadanos carentes de libertades básicas porque el dinero del petróleo y la audacia de su propietarios han ganado la batalla a los derechos humanos. 

Cuestionan nuestro sistema de vida pero les rendimos pleitesía. Su dinero gusta allá donde deciden regar con él. En el mundo del fútbol son dueños de algún que otro club europeo y en España tienen intereses, entre otras empresas, en Iberdrola (8,62%), IAG (25,10%) o el diario El País (4,91%). En total unos 9.000 millones de euros de inversión a los que hay que añadir otros 4.700 que el emir de Qatar en persona prometió durante su visita oficial a nuestro país hace solo tres meses. 

Sapos a tragar “everywhere” sin que muchos parezcan hacer demasiados asquitos. Ahora toca el Mundial de Fútbol, cuya celebración en dominios qataríes puede considerarse la puesta de largo de un país que lleva ya años abriéndose camino, como el cuchillo en la mantequilla, allá donde llega con sus abundantes fajos de billetes. Ahora nos toca ir allí a certificarles su prepotencia, las televisiones de todo el mundo conectadas mientras escuchamos día y noche “Qatar, Qatar, Qatar”. La marca se consolida, ya pueden dormir tranquilos. Ellos, los demás no sabemos. 

Da igual que se trate de un país donde las mujeres tienen restringida su capacidad de movimientos, da igual que “prohibido” sea una palabra de uso común, prohibido beber alcohol, prohibidas las manifestaciones de afecto entre personas del mismo sexo y las relaciones extraconyugales, prohibido esto, prohibido lo otro… Lujo y esplendor por todas partes, pero cuidadín con la manera como te portas.  

Históricos jugadores de fútbol como Eric Cantona ya han anunciado que no verán los partidos del Mundial de Qatar “Han muerto miles de personas construyendo los estadios, dijo el pasado mes de enero, y aún así vamos a celebrar la copa del Mundo allí. Es horrible”. Según el diario inglés “The Guardian”, al menos 6.500 trabajadores han muerto durante las obras de los estadios para el Mundial. La mayoría de ellos, inmigrantes de India, Bangladesh y Nepal, cuyas condiciones de vida no se ha cansado de denunciar Amnistía Internacional (abusos, explotación, elevadas condiciones de contratación…) 

Tom Hogli y William Kvist, jugadores de Noruega y Dinamarca, sacaron un video hace algún tiempo donde criticaban a Qatar por las condiciones de vida de los trabajadores que participaron en la construcción de los estadios. “Esta Copa del Mundo ocurre en el momento equivocado por razones equivocadas”, ha llegado a declarar recientemente Jürgen Klopp, entrenador del Liverpool. Philipp Lahm, ex capitán de la selección alemana y del Bayer de Munich, se niega a viajar a Qatar: “Si un país que lo hace mal en materia de Derechos Humanos obtiene ese premio, ha dicho, entonces hay que pensar muy seriamente en qué criterios se ha basado tal decisión”. Lahm, por cierto es el director de la Eurocopa 2024, que se celebrará ese verano en Alemania. 

Son solo algunos ejemplos, porque decir Mundial de Qatar es decir polémica desde el mismo momento del año 2010 en que se decidió que este país fuera la sede de la celebración del campeonato, por mucho que “carismáticos” jugadores como Xavi Hernández Creus o Josep Guardiola i Sala se hayan deshecho en halagos. Ellos sabrán. Como también sabrá Tve lo que ha hecho comprando los derechos de retransmisión por una millonada. Me pregunto cómo reaccionará el ente público cuando el mundo LGTBI decida llevar a cabo alguna sonada protesta durante la celebración del campeonato, algo que es muy probable que suceda ¿Se harán eco como es debido o correrán un tupido velo? Se admiten apuestas. 

¿No nos da vergüenza que el mundo del petróleo lo mangonee todo a su antojo? Mucho manifestarnos aquí contra las corridas de toros y vamos a dejar pasar por alto esta felonía? Boicotear el mundial de Qatar es posible. Se trata de algo tan sencillo como no verlo. Sería una inversión en respeto a los derechos humanos, una conquista cuya preservación debemos a nuestros nietos si no queremos dejarles un mundo peor aún de lo que ya está.  

Para terminar les recomiendo que vean, si no lo han hecho ya, el himno alternativo al mundial de Qatar creado por el humorista noruego Rasmus Wold. Está en youtube y se titula  “Never mind the slavery” (“No importa la esclavitud”): 

“¡Qatar 2022! 

¡Derechos humanos, váyanse a la mierda! ¡Olé, ole, olé!  

Es bastante extraño, pero el mundo está aquí 

Organizado en Qatar, donde beber cerveza es ilegal 

No tenían estadios, pero ante la falta de lugares para jugar 

Contrataron trabajadores extranjeros 

 Trabajan 15 horas al día, pero no tienen sitio para huir 

Cerramos nuestros ojos cuando se desmayaban bajo el sol árabe 

Pero hay cosas más importantes que unos cuantos esclavos flacos 

Como un gol de chilena o una parada ganadora de un penalti 

¡No importa la esclavitud! 

¡Veremos fútbol en cualquier caso! 

Todo el mundo es bienvenido en Qatar 

¡Excepto si eres gay!” 


 J.T.

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