Sobre cómo gestionar el tiempo en política hay millones de tópicos, desde el que sostiene que una semana puede llegar a convertirse en una eternidad hasta el que defiende que es mejor meter los problemas en un cajón hasta que acaben arreglándose solos.
Como en casi todo en la vida, parece que depende. A Susana Díaz le entraron las prisas para defenestrar a Pedro Sánchez cuando Felipe González tocó a rebato y ahora, probablemente con la anuencia también del gran capo, pretende dormir la pelota hasta que pase la tormenta y esperar un poquito para "dar ese paso que todo el mundo da por supuesto" que algún día dará.
Ahora quiere tiempo. La distancia es el olvido y en todos los duelos llega el día en que se acaba el luto y así, confiada en la mala memoria del personal, aspira Díaz a rematar las costuras del desaguisado -que ella misma provocó- para que empecemos a "cansarnos de oírla", como ella misma también vaticinó.
Se agradece en estos tiempos de ambigüedad que alguien tenga tan claro su futuro y no le importe que se le vea el plumero a pesar de la poca claridad con la que se comporta, que ni la palabra abstención -objetivo para el que montó y capitaneó todo el pollo que acabó con Pedro Sánchez- pronunció en su intervención del domingo ante el Comité Federal del PSOE.
Decía hace tiempo una compañera mía de oficio (hoy no sé si lo diría) que Susana es perfectamente capaz de estar llamándote tesoro o vida mía con una sonrisa de veinte centímetros de ancha, y a la vez tener preparada en el refajo una faca de idéntica o mayor longitud para rebanarte el pescuezo apenas lo considere conveniente.
Curtirse en las juventudes socialistas de la agrupación de Triana parece mejor escuela que las tres mil viviendas. Si a eso le sumamos su diploma de catequista en la cofradía de la O, el cóctel puede ser explosivo. Como lo es. Contaba el otro día Pepe Fernández, mi admirado editor de este valiente periódico que, hace veinticinco años, una Susana adolescente ya apuntaba maneras y despertaba recelos entre sus compañeros de partido, los mismos compañeros -ahora más bien subordinados- que ahora se deshacen en elogios hacia ella y doblan el espinazo hasta los noventa grados apenas la ven llegar de lejos.
Gestionar treinta mil millones de euros es lo que tiene. Se te rinde hasta el apuntador. Tres años lleva disfrutando como presidenta andaluza los réditos de su provechoso aprendizaje, que le enseñó a administrar no solo el dinero sino también el tiempo. Ahora toca deprisa, deprisa; ahora vamos de tranquis, chicos, pasito a pasito.... Y parece que una vez montado el soberano pollo que ha montado en Madrid, lo que ha decidido que toca en estos momentos es un poco de tranquilidad. Las cosas le siguen saliendo a pedir de boca: Rajoy en Madrid y ella en Andalucía, pero sin que en Ferraz se mueva ni una sola silla de sitio sin su consentimiento.
Quiere poner orden y aspira a triunfar en el empeño, en esa especie de 13, Rue del Percebe en el que se han convertido las dependencias madrileñas de Ferraz, 70 donde recala mucha gente decente que no ha olvidado la razón de ser del partido al que pertenecen y que no van a dejarse arrollar, ningunear ni humillar fácilmente. Por mucho lenguaje bélico de cruzada que emplee su católica señoría: "No quiero entregar el fusil y a los primeros tiros entregarme a aquellos que nos están acosando. Estoy dispuesta a salir a combatir en un terrero hostil...”
Los 96 votos en contra de apoyar a Rajoy significan muchas cosas. Por eso quizás quiere tiempo Susana. En el congreso no tiene escaño, lo que no se sabe si es bueno o malo, pero va a tener todos los medios a su disposición. El País la adora, Inda la piropea, Marhuenda le concede portadas gloriosas, el ABC babea, las radios le hacen la ola y en las televisiones nacionales ya empieza a tener cancha. En Tve la van a tratar mejor aún que en Canal Sur y en la Sexta ya debutó con picadores el sábado pasado.
Ese será su truco. En Andalucía no hay quien le tosa (las generosas subvenciones de la Junta garantizan muchos estómagos agradecidos) y todos los mecanismos de funcionamiento que tiene puestos en marcha en sus actuales dominios son los que piensa exportar al resto del territorio nacional, que es como a ella le gusta llamar al Estado Español. ¿Que los del PSC se ponen tontos? Pues fuera! Cortará tantas cabezas como considere necesarias. Y le pasará como a esos equipos de fútbol cuyo juego no convence a nadie, pero que acaban ganando los partidos de penalti injusto y en el último minuto.
La vida es injusticia. La trampa, la mentira, la conspiración y la falta de piedad son el material de trabajo de los ganadores. Esa es la verdad en demasiados casos porque los buenos ganan pocas veces, y en política todavía menos. Esa es la cera que arde. Disfrutemos lo votado.
J.T.
Como en casi todo en la vida, parece que depende. A Susana Díaz le entraron las prisas para defenestrar a Pedro Sánchez cuando Felipe González tocó a rebato y ahora, probablemente con la anuencia también del gran capo, pretende dormir la pelota hasta que pase la tormenta y esperar un poquito para "dar ese paso que todo el mundo da por supuesto" que algún día dará.
Ahora quiere tiempo. La distancia es el olvido y en todos los duelos llega el día en que se acaba el luto y así, confiada en la mala memoria del personal, aspira Díaz a rematar las costuras del desaguisado -que ella misma provocó- para que empecemos a "cansarnos de oírla", como ella misma también vaticinó.
Se agradece en estos tiempos de ambigüedad que alguien tenga tan claro su futuro y no le importe que se le vea el plumero a pesar de la poca claridad con la que se comporta, que ni la palabra abstención -objetivo para el que montó y capitaneó todo el pollo que acabó con Pedro Sánchez- pronunció en su intervención del domingo ante el Comité Federal del PSOE.
Decía hace tiempo una compañera mía de oficio (hoy no sé si lo diría) que Susana es perfectamente capaz de estar llamándote tesoro o vida mía con una sonrisa de veinte centímetros de ancha, y a la vez tener preparada en el refajo una faca de idéntica o mayor longitud para rebanarte el pescuezo apenas lo considere conveniente.
Curtirse en las juventudes socialistas de la agrupación de Triana parece mejor escuela que las tres mil viviendas. Si a eso le sumamos su diploma de catequista en la cofradía de la O, el cóctel puede ser explosivo. Como lo es. Contaba el otro día Pepe Fernández, mi admirado editor de este valiente periódico que, hace veinticinco años, una Susana adolescente ya apuntaba maneras y despertaba recelos entre sus compañeros de partido, los mismos compañeros -ahora más bien subordinados- que ahora se deshacen en elogios hacia ella y doblan el espinazo hasta los noventa grados apenas la ven llegar de lejos.
Gestionar treinta mil millones de euros es lo que tiene. Se te rinde hasta el apuntador. Tres años lleva disfrutando como presidenta andaluza los réditos de su provechoso aprendizaje, que le enseñó a administrar no solo el dinero sino también el tiempo. Ahora toca deprisa, deprisa; ahora vamos de tranquis, chicos, pasito a pasito.... Y parece que una vez montado el soberano pollo que ha montado en Madrid, lo que ha decidido que toca en estos momentos es un poco de tranquilidad. Las cosas le siguen saliendo a pedir de boca: Rajoy en Madrid y ella en Andalucía, pero sin que en Ferraz se mueva ni una sola silla de sitio sin su consentimiento.
Quiere poner orden y aspira a triunfar en el empeño, en esa especie de 13, Rue del Percebe en el que se han convertido las dependencias madrileñas de Ferraz, 70 donde recala mucha gente decente que no ha olvidado la razón de ser del partido al que pertenecen y que no van a dejarse arrollar, ningunear ni humillar fácilmente. Por mucho lenguaje bélico de cruzada que emplee su católica señoría: "No quiero entregar el fusil y a los primeros tiros entregarme a aquellos que nos están acosando. Estoy dispuesta a salir a combatir en un terrero hostil...”
Los 96 votos en contra de apoyar a Rajoy significan muchas cosas. Por eso quizás quiere tiempo Susana. En el congreso no tiene escaño, lo que no se sabe si es bueno o malo, pero va a tener todos los medios a su disposición. El País la adora, Inda la piropea, Marhuenda le concede portadas gloriosas, el ABC babea, las radios le hacen la ola y en las televisiones nacionales ya empieza a tener cancha. En Tve la van a tratar mejor aún que en Canal Sur y en la Sexta ya debutó con picadores el sábado pasado.
Ese será su truco. En Andalucía no hay quien le tosa (las generosas subvenciones de la Junta garantizan muchos estómagos agradecidos) y todos los mecanismos de funcionamiento que tiene puestos en marcha en sus actuales dominios son los que piensa exportar al resto del territorio nacional, que es como a ella le gusta llamar al Estado Español. ¿Que los del PSC se ponen tontos? Pues fuera! Cortará tantas cabezas como considere necesarias. Y le pasará como a esos equipos de fútbol cuyo juego no convence a nadie, pero que acaban ganando los partidos de penalti injusto y en el último minuto.
La vida es injusticia. La trampa, la mentira, la conspiración y la falta de piedad son el material de trabajo de los ganadores. Esa es la verdad en demasiados casos porque los buenos ganan pocas veces, y en política todavía menos. Esa es la cera que arde. Disfrutemos lo votado.
J.T.
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