El "know how" (saber cómo) es nuestro. Solo faltaba exportarlo, solo hacía falta que apareciera una alumna aventajada como Díaz, un elefante blanco dispuesto a poner sus conocimientos al servicio de "nobles causas". A utilizar las mismas técnicas que lleva empleando desde sus tiempos de las Juventudes Socialistas para cargarse ejecutivas y situar en los puestos clave a incondicionales que ejecutarán sus órdenes sin discusión y en primer tiempo de saludo.
Andalucía, exportadora de sublevaciones ¡ea! Expertos en asonadas, en atentados contra ejecutivas legítimamemente constituidas cuando éstas no se comportan como está mandado. Como está mandado por los que de verdad mandan, que son esos señores -y señoras- que nunca se presentan a unas elecciones,pero tienen a sus órdenes las necesarias, y suficientes, baterías mediáticas y políticas para disparar a diestro y siniestro cuando lo consideran conveniente. Sobre todo a siniestro.
A falta de industria en Andalucía, a falta de otros productos que vender, nos llevamos a Madrid el know how de los golpes de estado. Y la liamos parda. Los golpes de Susana casi siempre han triunfado hasta ahora, aunque el que capitaneó el pasado 28 de septiembre en Ferraz y tumbó a Pedro Sánchez tuviera unos comienzos chapuceros con Verónica Pérez proclamándose máxima autoridad -militar no, por supuesto- y un Antonio Pradas llorando por las esquinas porque no le dejaban recoger de su despacho la foto de su hijo.
El triunfo de sus conspiraciones en Andalucía le ha proporcionado a Díaz un sólido caché frente a sus mentores y aumentado su fe en sí misma. Eso la envalentonó para exigir la muerte de Sánchez el uno de octubre en el Comité Federal, sin compasión alguna, y para conformar una gestora que es un paripé, una mera prolongación de Susana para ejecutar los planes que ella y sus promotores tienen diseñados desde hace algún tiempo.
Y ahí tenemos a vascos como Odón Elorza, catalanes como Miquel Iceta, mallorquines como Francina Armengol o venerables iconos como Josep Borrell preguntándose consternados cómo el partido al que pertenecen ha podido caer tan bajo. Cómo tantos años de lucha contra la derecha, de persecución, de amenazas terroristas que obligaban a llevar escolta han acabado desembocando en un triste Comité Federal como el de este domingo 23 de octubre. Un encuentro capitaneado por implacables golpistas andaluces, algo chapuzas eso sí, pero implacables, que no pararán hasta investir a Rajoy.
Andalucía, cuna de conspiradores y exportadora de sublevaciones. Lo que nos faltaba..
J.T.
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