lunes, 1 de agosto de 2016

¿Resucitará Canal 9?

No escarmientan. No hay político que no se ponga cachondo cuando aparece en el horizonte la posibilidad de manipular una televisión pública y en Valencia estos días, para nuestra vergüenza y oprobio, lo estamos comprobando una vez más. La tele continúa siendo el juguete más deseado, al que nadie con poder parece dispuesto a renunciar por mucho que se sepa, y se sabe, que la única opción decente para que la cosa funcione es hacerse a un lado y dejar trabajar a los que saben.

Leo con  verdadero interés la información de mi compañera Laura L. David sobre los tejemanejes que se traen los políticos valencianos en el intento de resucitar Canal Nou y, una vez más, me entra el bajón. No puede ser. No puede ser que antes de hacerla renacer ya la estén matando con las mismas intrigas, conspiraciones y zancadillas de siempre. Horror.

Aprueban el 15 de julio una ley en la que se especifica claramente (punto 2 del artículo 11) que el presidente de la Corporación ha de ser elegido mediante convocatoria pública del Consejo Audiovisual Valenciano entre un máximo de tres candidatos y... solo cuatro días después, los mismos partidos que la habían aprobado, ya se la estaban pasando por el forro: que si yo propongo a López, que si yo a Fernández, que si yo a Xambó... No, ese no, que a mí no me gusta, pues a mí tampoco me gusta el tuyo, pues entonces me enfado y no juego...

Vamos a ver, amigos políticos valencianos ¿serían ustedes tan amables de explicarme cómo es posible tamaño recochineo? Ese miedo a la independencia de la persona que gestiona un medio público tiene que desaparecer ya. Se están ustedes cargando una oportunidad de oro, la de demostrar que otra televisión pública es posible. Y están defraudando, mucho, a quienes soñamos con la posibilidad de que ustedes sí, ustedes serían capaces de hacerlo cuando devolvieron la ilusión a tantos ciudadanos valencianos, y del resto de España, hartos de corruptos peperos en esa Comunidad.

Podían ustedes haber demostrado, y me niego a asumir que aún no estén a tiempo, que se ha acabado ya esa pesada broma de que quien llega al poder consigue en el lote el derecho de manipulación informativa de los medios públicos. Están ustedes dejando pasar la excelente oportunidad de servir de referente para el juego limpio y sacarle los colores a quienes hasta ahora no han sido capaces de gestionar con decencia la parcela de la comunicación en España. Una gestión cuya regla básica es simple: quitarse de en medio y dejar hacer a los profesionales. Y he dicho a los profesionales, no a los lameculos ni a los turiferarios que merodean por los predios de los poderosos, a esos expertos en acudir al panal de rica miel dispuestos a satisfacer los intereses de quienes los nombren y olvidarse acto seguido del único sentido que debe tener su trabajo: servir al ciudadano desde el respeto y la imparcialidad honrando el carácter de público que ha de tener cualquier medio de comunicación institucional.

Terrible que no se tome nota de tanto fracaso. Dramático que nadie esté dispuesto a dar el primer paso en este triste callejón en el que cuesta ver la salida. Nos cuenta Laura L. David que, impotentes para resolver discrepancias y rifirrafes, la única solución que han encontrado los políticos valencianos para resucitar o no lo que otrora fuera Canal 9 ha sido... postergar el problema.  Ya llegará septiembre. ¡Qué pereza, tanta lentitud! ¡Menuda plaga. Nadie se mueve, nadie decide, nadie da un paso al frente! Duermen en los cajones problemas que nadie quiere resolver o no sabe cómo hacerlo. Como si esperaran que el tiempo se encargara de solucionarlos por sí solos. ¡Qué triste escuela está fomentando el nefasto Rajoy!

Ni gobiernos como los de siempre ni gobiernos del cambio, como el valenciano, donde el pp volvió a subir en votos en la última convocatoria electoral. Da igual. Los corruptos continúan campando a sus anchas y quienes prometían higiénicos cambios acaban cayendo, a las primeras de cambio, en las mismas trampas de siempre apenas aparece en el horizonte el caramelo de la televisión pública. Demasiado apetitoso para recordar esa coherencia que prometieron practicar.

Prometieron resucitar Canal 9 y lo único que resucitan son las artimañas de siempre y las mismas prácticas de conchabeo. Mal empiezan. Aunque empezar lo que si dice empezar... tampoco es el caso. A lo tonto a lo tonto, el "gobierno del cambio" de Valencia lleva ya un año en el poder. Y ni cenamos, ni se muere padre.

J.T.






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