Hace siete largos años que el invento no funciona pero no pasa nada: ya están aquí las "raíces vigorosas". El bipartidismo nacido tras la muerte de Franco lleva siete años ya -tras haber negado primero la crisis- dando palos de ciego en busca de soluciones que no llegan porque tanto el PSOE como el PP se han dedicado a engañarnos sin que se les haya caído nunca la cara de vergüenza. Siete años hablando de brotes verdes sin que el común de los mortales los hayamos visto por ningún lado. ¿Algún mea culpa? Ni por asomos. Al contrario, ahora... órdago a la grande: reaparece Mariano después de las vacaciones y anuncia con el mayor de los desahogos que ya no se va a hablar aquí de brotes verdes, sino de... ¡raíces vigorosas! ¡Ea! Ahí queda eso.
Que no ha machacado derechos, se atreve a afirmar el todavía presidente del gobierno, sino que lo suyo ha sido "plantar nuevas cepas". Eso sí, admite que muchas de las decisiones que ha tomado en sus dos años y medio de gobierno han sido porque se encontraba "entre la espada y pared", aunque evita decir quién o quiénes lo pusieron en tal tesitura. Como tampoco habla de las expectativas trituradas a los cientos de miles de jóvenes españoles que se buscan la vida fuera de nuestro país tras haber perdido aquí toda esperanza.
Este sábado escuché hablar de política en la tele a varios representantes de esa generación, veintañeros y treintañeros que quieren buscar soluciones sin tener por qué marcharse de aquí. Ada Colau, Albert Rivera o Alberto Garzón, como en otras ocasiones Pablo Iglesias o Íñigo Errejón, proponen cosas nuevas para la política de nuestro país y dejan en evidencia cuando hablan que el invento ya no funciona, que ha llegado la hora de cambiar de registro.
Todos ellos, cada uno con su estilo y sus ideas, le están poniendo cara a nuestras ganas de que esto cambie de una puñetera vez. Si consiguen llegar al poder desconozco cómo se comportarán, pero son gentes que permiten imaginar el advenimiento de una era política nueva. Una manera de gestionar distinta que, de una vez por todas, le pegue un solemne carpetazo a una etapa cuyos protagonistas andan ya, en cifras escandalosas, pringaos hasta las cejas.
Tal como lo conocemos, el invento no funciona más. Rien ne va plus. La encuesta de Sigma Dos dada a conocer este domingo lo evidencia cuando refleja el incesante aumento de la intención de voto para Podemos, cada vez más cerca del PSOE, a solo un punto ya. Y en el PP, aunque continúan ganando en las encuestas, creo que empiezan a darse cuenta que su estrategia de dividir a la izquierda no sería suficiente. No les permitiría gobernar, salvo que se atrevan a seguir cambiando leyes electorales o les dé por mirar al PSOE como los osos miran a sus víctimas antes de abrazarlos y acabar con ellos.
El modelo vigente los últimos cuarenta años se ha agotado por una manera de hacer política y de gestionar el día a día que ya no cuela. Pero no es que no cuele en España: tampoco carbura en Francia ni en muchos otros países de esta Europa mal cosida y peor cocida.
Los políticos europeos continúan aplicando las mismas plantillas de gestión que hace décadas. Todo suena rancio, añejo... La huida hacia adelante de Hollande en Francia no presagia nada bueno, lo que ocurre en Italia, en Grecia, en Portugal, en Irlanda... está pidiendo a gritos una estética nueva, unos modos distintos, una gestión diferente.
Hacen falta nuevas caras en todas partes. pero además de nuevas caras, nuevos aires. Porque... ¿alguien puede creerse que si Pedro Sánchez llegara al poder haría algo distinto a lo que acaba de hacer Hollande en Francia, es decir, cargarse a sus ministros si critican los planes de austeridad?
Pero tranquilos todos, porque por fin han llegado las "raíces vigorosas".
J.T.
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