lunes, 7 de julio de 2014

Los términos "regulación" o "control" no deben usarse ni en broma


Si me pongo a ello seguro que encuentro mil razones, pero voy a tratar aquí de exponer solo diez. Diez argumentos por los que, a mi juicio nunca, bajo ningún concepto, los términos "regulación" o "control" deben relacionarse ni en broma con el ejercicio de la libertad de información.

1. La información no es como el algodón, el trigo o la leche.

2. Cuando nos referimos a información, nunca -y cuando digo nunca, quiero decir NUNCA- deben emplearse los términos regulación ni control. Esa película jamás acaba bien, por muy buenas intenciones que tengan los guionistas. Como periodista no quiero que nadie me proteja para tener libertad. No hay protección sin precio.

3. Si el precio de la libertad es que existan los oligopolios, habrá que inventar fórmulas para contrapesar su influencia. Y hasta ahí. Ese es el límite.

4. Regular y controlar la información no es estar con la gente, no es sentido común, no es aplicar la declaración de Derechos Humanos. Se vista como se vista.

5. ¿Que los medios de comunicación están en manos de la manida "casta"? Creemos otros, abramos el abanico, motivemos y propiciemos iniciativas que contrarresten y cuestionen esa hegemonía, creemos las condiciones para que, los profesionales de la información que trabajan para los medios, sepan que no van a perder su puesto de trabajo por desarrollar su tarea con rigor y profesionalidad ni por mucho que sus reportajes puedan incomodar a quienes les pagan.

6. Las libertades que tenemos son imperfectas, incompletas, escasas... Pero ni una sola medida, con la coartada de favorecer una mayor libertad en el desarrollo de la labor periodística, puede ni debe tomarse en nombre de esa imperfección ni de esa escasez. ¿Que los del oligopolio propician una programación impresentable? ¿que fabrican televisión basura? ¿que son unos fachas? Mala suerte. Una putada, pero es el precio ¿que eso tendría que cambiar? De acuerdo, pero lo tiene que cambiar "la gente", no el poder.

7. ¿Cómo era aquello? "No estoy de acuerdo con usted, pero daría mi vida porque jamás dejara de tener la oportunidad de decir lo que dice por mucho que me disguste". Pues eso.

8. Lo de controlar y regular es como estar embarazada. Cuando se controla y se regula, se controla y se regula. Que nadie me venga con aquello de la puntita nada más, que no cuela.

9. El funcionamiento de las televisiones públicas es la mejor prueba de que el control es directamente pornográfico. Canal Sur mantiene listas negras, Canal Nou murió de indignidad, Telemadrid y tve son una verdadera vergüenza, no hay tele autonómica que se salve... Que alguien me diga dónde pone el  límite de la censura, el control y la manipulación cuando deja un medio en manos de un comisario político. Porque para regular, aunque sea con el argumento de defender la libertad de los currantes, tendrá que haber alguien que lo gestione. Y ese comisario, sí, comisario, que me diga su jefe político qué criterios va a seguir para nombrarlo. ¿Independencia? ¡Amos, anda! 

10. ¿Que el 80 por ciento de los medios está en manos de dos oligopolios? Pues nos jodemos y buscamos la manera de abrir otros caminos. Es lo que hay. Mediante un debate amplio y riguroso, habrá que inventar algo, por supuesto, pero ese algo no puede estar basado en el control ni en la regulación. Fuera esas dos palabras, por favor. Ya.

Llevo cuarenta días ponderando la bocanada de aire fresco que para este país ha significado la aparición de Podemos en el escenario, pero mantengo aquí y ahora que insinuar cualquier tipo de control de los medios es pegarse directamente un tiro en el pie. Ha sido el primero, por mucho que Pascual Serrano o Antonio Orejudo jaleen la iniciativa. Estoy en la línea de lo que han escrito Ramón Lobo o Enric González. Como digo, espero que más pronto que tarde se plantee un debate amplio y profundo sobre todo esto. Hagámoslo cuanto antes, no dejemos pasar ni un solo día  más manteniendo en la ambigüedad un asunto tan sumamente grave.

J.T.

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