Una vez, Ana, te dediqué un texto en el que hablaba de ti. Un texto sobre ti para ti. Personal e intransferible. ¿Recuerdas? Lo tuviste pegado durante un tiempo en el interior de tu taquilla en el cuarto de cámaras. Como era para ti y estrictamente tuyo no guardé copia de aquel folio y medio en el que te contaba a ti cómo creo yo que eres tú.
Muchas de las cosas que allí dije tienen desde el pasado sábado 24, cuando te detuvieron y te obligaron a dormir en comisaría, más vigencia que nunca. Solo a una persona con esa sangre en las venas que tú tienes, Ana, solo a una persona con la determinación que tú le pones a tu trabajo, solo a una persona entregada en cuerpo y alma a lo que hace, solo a una persona que sabe como pocas a tu edad lo que es luchar a brazo partido con la vida para salir adelante... solo a una persona como tú podía pasarle lo que te ha pasado a ti y tomártelo como te lo has tomado.
No entienden que no se les tenga miedo, no soportan que alguien tenga tan claro como tú lo tienes que el trabajo está por encima de todo, incluida la posibilidad de que algún histérico con porra no soporte esa actitud y te acabe metiendo en el trullo como te ocurrió a ti cuando grababas para la Sexta la intervención policial contra los ocupantes de una casa en la sevillana calle Lumbreras.
Te imagino ante la policía como tú eres, resuelta y sin amilanarte en absoluto, negándote a entregar el resultado de tu trabajo, defendiendo tu cámara y tu dignidad como defiendes cada parcela de tu vida. Te imagino como gato panza arriba y, a pesar del disgusto que te has tenido que llevar, no puedo menos que sentirme orgulloso de ser tu amigo, de haber sido tu compañero y de que me hayas aguantado como jefe y como plumilla coñazo en tantas y tantas coberturas y viajes como hicimos juntos en aquellos tiempos, todavía no tan lejanos, de CNN+.
A la hora de detener a un profesional de la información durante una actuación policial, no han podido escoger peor ni el momento ni la persona. Cuando Salomé, Alberto, tú y yo abrimos la primera versión de este blog, no podíamos imaginar que "las carga el diablo" acabara convirtiéndose en un título tan premonitorio .
Escribiré sobre tu "aventura" del sábado más tranquilamente, querida Ana, cuando pase un tiempo y podamos analizarlo con perspectiva. Hoy solo quiero dejar constancia aquí de que, cuando decidieron robarte 24 horas de libertad, desempolvaron una manera de actuar que ya creíamos olvidada en nuestro país y que me hace temer lo peor de aquí en adelante a la hora de desarrollar nuestro trabajo.
Sé que a ti esto te da más fuerzas aún para dejarte, como siempre, la piel en tu próxima cobertura. A mí, además de para darte un montón de abrazos, también me sirve para ponerme las pilas, para seguir en la brecha con más ganas de pelea que nunca.
Si pasan cosas así yo tengo que continuar estando ahí. A tu lado y junto a todos los compis que, como tú, sabemos que dejar constancia testimonial de lo que ocurre es la esencia de nuestro oficio. Por eso nos sacrificamos, malvivimos y malcobramos. Pero nos volvemos siempre a casa con una satisfacción que solo entienden los que, como te escribí en aquel texto que tuviste pegado un tiempo en tu taquilla, son de la misma madera de la que tú estás hecha.
J.T.
Cuántas verdades dices Juan. Tenemos que encontar la fórmula para hacer algo. Que esto no quede así. Un beso fuerte.
ResponderEliminarDivulgarlo todo lo que podamos no es un mal comienzo. Luego, hay que procurar "dar la matraca" todo lo posible para que no se olvide
ResponderEliminarHace tiempo vengo pensando algo. No se si será una locura imposible de realizar más por ilegal que por falta de medios técnicos. Lo que me viene rondando la cabeza, es por que no llevan los periodistas, oculto, algún tipo de dispositivo de grabación de audio. Por si llegaran a ser detenidos o maltratados que al menos quede constancia del audio, ya que su cámara les obligan a apagarla y seguramente borren el contenido de lo que allí hubiere. Imaginad si alguno llevar algo así y fuera detenido las conversaciones que se grabarían...
ResponderEliminarJuan eres grande y haces grande a los q tienen.la suerte de estar a tu lado.Ana eres ejemplo de muchas cosas..un beso para los dos!!!
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