sábado, 19 de junio de 2010

De cobertura en Benacazón con Miguel Ángel del Hoyo




La presencia de Miguel Ángel del Hoyo en la cobertura de la explosión de Benacazón me animó la jornada. Día de fiesta, la redacción de Efe como un solar, y a la hora del aperitivo surge la noticia: a la una y cuarto una fábrica de explosivos ha reventado sin que se sepa muy bien por qué. Así que Miguel Ángel, redactor jefe de la agencia, no se lo pensó dos veces y salió disparado para cubrir él la noticia.

Comienza el goteo informativo: la alcaldesa dice que había cuatro personas trabajando; parece que hay dos muertos; media hora más tarde son tres y un herido grave; una hora más tarde son cuatro y uno grave. Más tarde se sabría que la información de la alcaldesa era buena: el quinto accidentado no trabajaba allí, le había sorprendido la explosión durante el escaso tiempo que estuvo allí para cobrar una factura.

Horas después no nos dejan pasar del lugar, a unos cien metros de la fábrica, donde la guardia civil ha situado el control de seguridad. Llega el consejero de empleo, recio de apellido, a soltar cuatro lugares comunes en su declaración a los medios y probablemente a darse a conocer (lleva apenas dos meses en el cargo) y a visitar los trabajos de bomberos, tedax y policía judicial. Le dejan pasar. A él y a todo su séquito.

¿Por qué al consejero sí y a nosotros no? –espeta un vehemente del Hoyo poco acostumbrado al vejatorio trato que por lo general infligen a la “canalla” en este tipo de coberturas.

Pues querido Miguel Ángel: estas cosas son así primero porque los que por lo general acudimos a este tipo de movidas estamos ya hasta las narices de estrellarnos contra el propio de turno, cachos de carne con ojos por lo general- que ya podemos hablar en latín, griego y arameo juntos, por un oído les entra y por otro les sale todo lo que le podamos llegar a decir.

Por otro lado era día de fiesta, y los que estaban de guardia se encontraron con un marrón que les superaba. Si los habituales se la suelen coger con papel de fumar, imagínate, querido, los suplentes de turno. A nadie se le ocurrió que, aunque hubiera peligro, la foto del lugar del accidente era un hecho informativo necesario que podía ponerse a disposición de los gráficos sin demorar las siete horas que se demoró.

Bastaba, por ejemplo, con haber dejado entrar a los fotógrafos y a los cámaras por grupos de tres o de cuatro.

Pero también querido miguel angel, te voy a contar una cosa: los que han jodido esto son los redactores jefes del los programas de televisión, de esos magazines donde presionan al reportero de turno para que consiga la imagen más morbosa o la declaración más impactante saltando por encima de cualquier consideración.

Eso ha acabado por cabrear a los maderos cuyos responsables han hecho tábula rasa y han decidido que a mamarla, que las cosas se harán como ellos digan aunque eso dificulte la labor del informador, pero se la suda.

Antes de llevarse ellos una bronca porque se les ha colado una intrépida reportera de un programa televisivo, joden a los fotógrafos de agencia y a los cámaras de televisión que están buscando, con la mayor profesionalidad y hasta respeto posibles, la imagen que necesitan para el medio en el que trabajan.

Eso es lo que pasa, querido Miguel. Y encima, a los que presionan para transgedir les pagan una miseria con contratos por obra que los colocan en el paro si se acaba el programa. Presión, presión y más presión que los encanalla a ellos y nos encabrona a los demás.

Miguel Ángel, sal más veces. Tu sangre en las venas refresca, airea y me hace pensar en cosas que, por manidas, tiendo a dar por inevitables. Y llevas razón: se pueden –y se deben- evitar.


J.T.

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