La presencia de Miguel Ángel del Hoyo en la cobertura de la explosión de Benacazón me animó la jornada. Día de fiesta, la redacción de Efe como un solar, y a la hora del aperitivo surge la noticia: a la una y cuarto una fábrica de explosivos ha reventado sin que se sepa muy bien por qué. Así que Miguel Ángel, redactor jefe de la agencia, no se lo pensó dos veces y salió disparado para cubrir él la noticia.
Comienza el goteo informativo: la alcaldesa dice que había cuatro personas trabajando; parece que hay dos muertos; media hora más tarde son tres y un herido grave; una hora más tarde son cuatro y uno grave. Más tarde se sabría que la información de la alcaldesa era buena: el quinto accidentado no trabajaba allí, le había sorprendido la explosión durante el escaso tiempo que estuvo allí para cobrar una factura.
¿Por qué al consejero sí y a nosotros no? –espeta un vehemente del Hoyo poco acostumbrado al vejatorio trato que por lo general infligen a la “canalla” en este tipo de coberturas.
Por otro lado era día de fiesta, y los que estaban de guardia se encontraron con un marrón que les superaba. Si los habituales se la suelen coger con papel de fumar, imagínate, querido, los suplentes de turno. A nadie se le ocurrió que, aunque hubiera peligro, la foto del lugar del accidente era un hecho informativo necesario que podía ponerse a disposición de los gráficos sin demorar las siete horas que se demoró.
Bastaba, por ejemplo, con haber dejado entrar a los fotógrafos y a los cámaras por grupos de tres o de cuatro.Pero también querido miguel angel, te voy a contar una cosa: los que han jodido esto son los redactores jefes del los programas de televisión, de esos magazines donde presionan al reportero de turno para que consiga la imagen más morbosa o la declaración más impactante saltando por encima de cualquier consideración.
Antes de llevarse ellos una bronca porque se les ha colado una intrépida reportera de un programa televisivo, joden a los fotógrafos de agencia y a los cámaras de televisión que están buscando, con la mayor profesionalidad y hasta respeto posibles, la imagen que necesitan para el medio en el que trabajan.
Eso es lo que pasa, querido Miguel. Y encima, a los que presionan para transgedir les pagan una miseria con contratos por obra que los colocan en el paro si se acaba el programa. Presión, presión y más presión que los encanalla a ellos y nos encabrona a los demás.
J.T.
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