Llega el verano y, como por arte de magia, las corresponsalías se vuelven más interesantes para las redacciones centrales. Por unas semanas es como si dejáramos de ser transparentes.
Ocurre esto tanto en Madrid como en París, Londres o Roma. Las delegaciones de provincias o las corresponsalías en el extranjero emergen en verano como tablas salvadoras para llenar los planillos de periódicos y revistas o las escaletas de radios y teles.
Por lo general un corresponsal de provincias se lo ha de trabajar de lo lindo durante el año para conseguir “colar” una pieza o un artículo en su medio durante el curso político.
Pero llega el verano y ¡magia potagia! Los mismos asuntos que antes daban como mucho para un suelto escondido en página par o para unas imágenes de recurso, se convierten de pronto en tema de apertura. Las vacaciones, que suelen dejar en cuadro a las secciones de economía, nacional o sociedad, propician el “lucimiento” de los de provincias a costa de extenuantes e interminables jornadas laborales.
Con las persianas de casi toda la actividad generadora de noticias a media asta en las capitales administrativas (Congreso, Senado, partidos políticos, sindicatos, empresarios y demás ralea…), se impone buscarse la vida en delegaciones y corresponsalías. Son los momentos cumbre de los redactores jefes de guardia en la redacción central: no se cortarán un pelo a la hora de levantar un teléfono e instarte a sacar temas de cualquier chicle susceptible de ser estirado.
Las redacciones centrales en verano suelen estar tal que así
Como desesperados, suspiran porque los políticos no abandonen la ya tradicional costumbre de perpetrar alguna convocatoria a pie de playa en mitad de sus vacaciones. Cualquier cosa que digan, a poco que sea pelín polémica, merecerá los honores de primera página en los periódicos y de apertura en los informativos de televisión. Y como los políticos lo saben y les va la marcha, pues miel sobre hojuelas. El trabajo: para los corresponsales que cubren la zona donde veranean tan insignes personajes.
Llegará Septiembre, claro, y todo volverá a ser maravilloso: las redacciones centrales regresarán a su overbooking habitual y en provincias, por lo general más en precario que en las redacciones centrales, volverán a devanarse los sesos para hacerse un hueco con sus historias que contar e intentar evitar así que los gerentes acaben preguntando en alguna reunión:
- Oye, y la corresponsalía tal, ¿por qué no nos la cargamos?
O lo que es peor, como contaba Miguel Ángel Aguilar que les decían a los delegados en sus tiempos de director de información de la agencia Efe
- Encima que os nombramos corresponsales, ¿además queréis mandar noticias?
J.T.
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