miércoles, 30 de abril de 2014

El plátano de Alves


El aumento de los partidos xenófobos y racistas en Europa durante los últimos años y el preocupante incremento de sus perspectivas electorales, según las últimas encuestas, evidencia que hay muros invisibles más difíciles de atravesar que las vallas electrificadas. Problemas muy complicados de solucionar antes de conseguir que desaparezcan los descerebrados que, en un campo de fútbol, son capaces de lanzar un plátano a un deportista de color.

El primer “muro” de este tipo que conocí, siendo aún un niño, se llamaba “Cerro Matadero”. El Cerro Matadero es un barrio de Berja (Almería) situado a quinientos metros escasos de la calle donde nací y crecí, pero que nunca en mi vida llegué a pisar. ¿Por qué no lo pisé? Pues porque el cerro Matadero estaba lleno de gitanos y eso, para mi católica familia, era un mundo completamente ajeno y prescindible. No había muro de cemento que nos separara, pero no hacía falta: estábamos a años luz los unos de los otros. Para mi entorno, los gitanos no solo eran sinónimo de delincuencia y de vagancia, sino también de suciedad.

Años después, década de los ochenta, cuando para trabajar en los cultivos de invernadero empezó a faltar mano de obra en el Poniente almeriense, mi pueblo y sus alrededores se vieron “obligados” a emplear trabajadores procedentes de los países árabes y subsaharianos que cambiaron radicalmente el tono y el aire del paisaje de la zona. A estas alturas de 2014 en el Ejido y en Vícar, por ejemplo, hay censados ciudadanos procedentes de más de cien países diferentes, pero los muros invisibles existen con la misma evidencia grosera que en mi pueblo, hace cincuenta años, existían con los habitantes del Cerro Matadero. Conozco ahora comunidades de vecinos verdaderamente multiétnicas, desde Roquetas hasta Adra, donde una tácita autoselección de hecho hace que cada grupo se relacione solo con “los suyos” y no exista la mezcla ni la relación salvo para darse los buenos días cuando coincidir en el ascensor se hace inevitable. El muro invisible continúa existiendo. No hemos avanzado nada.

Un dato elocuente son los bares y sus clientelas. Poco se avanza cuando ni siquiera resulta fácil
juntarse para disfrutar juntos de un partido televisado del Madrid o del Barça. En el Poniente
almeriense cada etnia los sigue con el mismo interés y entusiasmo, eso sí, pero en sus respectivos chiringuitos. Sin compartir jamás un café ni brindar por el gol del equipo favorito con alguien que no sea de su grupo, de su casta, de su raza.

¿Por qué existe tanta alergia a la mezcla? Las razones por las que alguien se desplaza de una tierra a otra pueden ser muchas, pero creo que hay dos fundamentales, y totalmente contrapuestas: una es la ambición; la otra, la necesidad. La ambición de conquistar, de expandirse, de invadir… en un extremo. En el otro, sencillamente, la necesidad de dejar de pasar hambre. En el primer caso, los conquistadores suelen someter a los conquistados. Los esclavizan o los matan, pero rara vez se mezclan. Los protestantes que conquistaron América del Norte exterminaron a las poblaciones indígenas y los repusieron fletando barcos enteros de negros procedentes de África para esclavizarlos. Los católicos que conquistaron América del Sur, más promiscuos ellos, asesinaron menos y confraternizaron más, sobre todo con las nativas tras matar solo a los varones o mantenerlos sometidos.

Cuando se desplaza uno por hambre, en cambio, la cosa es muy distinta. Por hambre se marcharon muchos andaluces, gallegos y extremeños a distintos países de Europa en los años cincuenta-sesenta del siglo pasado. No son muchos, sin embargo, los casos de emigrantes españoles que se emparejaron con ciudadanas alemanas, belgas u holandesas. En Francfort, en Hamburgo, o en Colonia estaban los barrios de los alemanes por un lado y por otro los pisos del extrarradio donde se hacinaban los emigrantes. En Catalunya sucedió algo similar. En la Barcelona de los sesenta se construyeron ciudades enteras en las localidades del cinturón industrial de Barcelona donde vivían los andaluces, gallegos y extremeños recién llegados y donde aún residen ellos o sus descendientes: la Ciudad Satélite de Cornellá, barrios enteros de Esplugues, el Prat, Hospitalet, Sant Boi, Mataró, Badalona…

¿Qué es lo que lleva al ser humano no solo a evitar mezclarse sino a que unos rechacen a otros hasta el extremo de vituperarlos, o incluso agredirlos como en el caso del plátano lanzado a Dani Alves el pasado domingo en Villarreal? ¿Qué nos lleva a construir esos muros? ¿Qué ha llevado a los pueblos, a lo largo de la historia de la humanidad, a matarse los unos a los otros por el mero hecho de tener distinto color de piel o pertenecer a una etnia diferente?

¿Por qué en 1994 en Ruanda, un país de once millones de habitantes, dos etnias rivales, los tutsis y los hutus, tan negros los unos como los otros, se estuvieron matando entre sí hasta sumar más de un millón de muertos en tres meses? ¿Qué llevó a los serbios en 1995 a entrar a sangre y fuego en una ciudad bosnia llamada Sbrenica, evacuar mujeres, niños y ancianos y acabar con la vida de ocho mil varones musulmanes de entre 18 y 60 años? ¿Y los judíos, por qué reproducen ahora con los palestinos a diario buena parte de las prácticas que los criminales nazis utilizaron contra ellos?

¿Cómo combatir esto? Una apuesta posible quizás sea promover políticas que fomenten la tolerancia y acaben con el odio y el menosprecio del diferente. Es posible. Iniciativas como la de Nelson Mandela en Sudáfrica, que fue capaz de reconciliar a sus compatriotas tras los terribles años del apartheid recurriendo a explorar y potenciar los sentimientos comunes en torno al rugby y a una selección nacional con jugadores negros y blancos, abrieron un camino para buscar soluciones que hutus y tutsis en Ruanda empezaron a practicar también con éxito diez años después de haberse matado entre ellos.

Todos los racismos, como todos los nacionalismos, esconden el miedo de la casta dominante a dejar de ser hegemónica algún día. No existe fobia a la raza o a la condición, sino a la capacidad de una determinada casta de cambiar las relaciones de poder. Cuando una tierra prospera gracias al esfuerzo conjunto de todos los que trabajan en ella, la organización de esa sociedad deben hacerla entre todos. El acceso a la educación y a la sanidad, que por mucho que se empeñe la derecha no se puede ser cuestionado, ha de complementarse con el acceso a la categoría plena de ciudadanos desde la tolerancia y el respeto mutuos. Eso incluye formar parte de las instituciones como ciudadanos de pleno derecho, algo en lo que queda mucho trabajo por delante. Por eso hay que repetirlo cuantas veces sea necesario. Hasta que resulte impensable que a alguien se le pueda ocurrir lanzarle un plátano a un deportista de color plátanos en un campo de fútbol.

El peligroso crecimiento de la ultraderecha xenófoba y racista no es un buen augurio. Los partidos ultras están trabajando para conseguir el mínimo de 25 diputados de siete países diferentes que el Parlamento Europeo exige para poder formar grupo propio. Si lo consiguen, con el actual reglamento podrán votar juntos contra cualquier medida que intente mejorar o proteger los derechos de las minorías. No es ya que la ultraderecha actúe contra la ampliación de cuotas o se niegue a la legalización de la inmigración irregular, sino que torpedeará sin complejos cualquier medida que pueda mínimamente mejorar la situación de un inmigrante o contribuya a hacer efectivo un derecho. En resumen: más xenofobia, más racismo, más odio… todavía. Con este panorama ¿cómo queremos que no existan degenerados como el individuo que le lanzó el plátano al barcelonista Dani Alves?

En estas elecciones europeas, los demócratas se enfrentan a muchos retos, pero impedir el crecimiento de los movimientos fascistas es uno de los principales. No puede ser que seamos invisibles los unos para los otros. El futuro de una sociedad civilizada no puede continuar construyéndose como ocurría durante el franquismo en el pueblo de mi infancia.

J.T.

domingo, 27 de abril de 2014

Por qué los periódicos se nos caen de las manos


La vida real es mucho más interesante que las películas. Las cosas que nos pasan a diario suelen esconder historias de bandera, historias de primera página que, por lo general, los periodistas de los medios tradicionales ni las huelen: ni las olemos. O nos las comemos con patatas.

La mayoría de los medios de comunicación parecen más interesados en competir con las novelas y con el cine que en rescatar la única e insustituible esencia del oficio periodístico, que es ir a un sitio, ser testigo de lo que ocurre, hablar con cuantos más protagonistas del asunto, mejor… y acto seguido, contarlo antes y mejor que nadie. ¿A que parece que está tirado? Pues nada: en la mayoría de los medios tradicionales ni se va a los sitios donde pasan las cosas, mucho menos se buscan historias propias; ni se habla con protagonistas, ni tampoco se tiene ninguna prisa en contarlo cuanto antes. ¿Mejor que nadie? Pero si muchos se limitan a cortar y pegar, sin detenerse siquiera a revisarlo por si existe alguna falta de ortografía… Un desastre. 

¿Por qué sucede esto? Hay quien lo achaca a la convulsión que ha supuesto internet, pero mucho antes de la aparición de la Red, los periódicos ya habían renunciado a su verdadero cometido. Hace muchos decenios que la colonización publicitaria convirtió en imposible indagar en las tripas de aquellas instituciones o empresas que financian la supervivencia de los medios. A los políticos, claro, se los llevaban los demonios porque mientras a ellos los medios los ponían a parir, a las empresas anunciantes nadie les metía mano. Hasta que alcaldes, ministros y presidentes de la diputación descubrieron que las subvenciones eran mano de santo: subvención al papel, ayuda a las cuotas de la seguridad social, subvención por difusión, contratación de propaganda y publicidad institucional… 

El tiempo ha ido pasando y la conjunción astral ha sido tal que la libertad de información, sobre todo en los grandes conglomerados de medios, se ha convertido en una verdadera quimera. Entre la crisis global, la revolución digital, la agonía del papel impreso, la diversificación de la oferta, el adelgazamiento de las plantillas, el teletrabajo y las megadeudas, cada vez parece que es más difícil contarle a la gente lo que le ocurre a la gente. Acabamos contando auténticos cuentos chinos: yo, banquero dueño de un medio, te cuento lo que me interesa contarte y me la trae al pairo que te lo creas o no. Lo que realmente me importa es mantenerte al margen de mis manejos, conchabeos y corruptelas varias. 

Sobre el futuro del periodismo se sabe muy poco. Existe la certeza de que las cosas dejarán muy pronto de ser como son. Pero nadie sabe cómo serán. Los grandes periódicos pierden los lectores, las televisiones la audiencia y los periodistas el trabajo. Y para sobrevivir, mientras las cosas se aclaran, las empresas periodísticas, unas más entrampadas que otras, se han entregado atadas de pies y manos a los bancos y a los patrocinadores. Ya apenas existen los editores vocacionales como Antonio Asensio, Jesús de Polanco o Juan Tomás de Salas, por ejemplo. Ahora la propiedad de buena parte de los medios está en manos de bancos, fondos de inversión, multinacionales… Vocacionales estos de la cuenta de resultados y punto. ¿Qué para eso hay que hacerle la pelota hasta la saciedad al gobierno de turno? Se le hace. Que todo el problema sea ese. 

Con este panorama, ¿qué margen le queda al periodista profesional para desempeñar su oficio honestamente? En los últimos meses, los tres periódicos más importantes de España han cambiado de director. Los anteriores no le gustaban a Soraya Sáenz de Santamaría, espada flamígera de Rajoy en materia de medios de comunicación. A Pedrojota Ramírez no le perdonaron que aireara en “El Mundo”, el periódico que dirigió durante casi veinticinco años, los mensajes que el presidente del gobierno intercambiaba con Bárcenas, el corrupto tesorero del pp, y en los que le instaba a ser paciente y le aseguraba que “estaba haciendo lo que podía”. 

En Moncloa decretaron la sentencia del siempre controvertido director y la empresa editora de “El Mundo” no dudó en servir su cabeza en bandeja de plata para que el gobierno levantara pedal, se apiadara de ellos y decretara el final de la asfixia financiera. En “El País”, tres cuartos de lo mismo: con más de tres mil millones de deuda, los dueños han sabido entender, perfectamente también, la voluntad de Soraya: colocar un director de fiar que les permitiera dormir tranquilos y tener cubierto ese flanco a conveniencia de los intereses gubernamentales y del partido que los sustenta. En “La Vanguardia” su propietario, el conde de Godó, fue en su momento convenientemente llamado al orden porque tenía un director, Josep Antich, demasiado alineado con las tesis independentistas catalanas. Moraleja: fuera Antich y dentro Màrius Carol, probado hombre de bien que durante años se dedicó a la información institucional y mantiene excelentes relaciones hasta con Zarzuela. 

Así es como funciona la cosa. Esto es lo que hay. Verifíquenlo ustedes mismos. Abran su periódico favorito (local, regional, nacional, da igual) por cualquier página y comprueben cómo se parece cada día más a los boletines institucionales o a los catálogos comerciales. Son cada vez más turiferarios del poder y menos servicio público, menos contadores de historias, menos denunciadores de injusticias, más propicios a los ajustes de cuentas… El propietario de una cadena andaluza de periódicos suele proclamar sin reparos que él no quiere tristezas en portada, ni inmigrantes, ni desahuciados, ni pobres, ni descamisados ni gente con problemas. Esos no compran periódicos, suele decir. A mí ponedme noticias de empresas y de empresarios en primera, que esos son lo que nos compran. ¿Se trata de una excepción? Ni mucho menos. Ese es el comportamiento habitual, que unos reconocen en voz alta y otros no. 

Por eso los periódicos se caen de las manos. Por eso cada vez se acerca menos gente al quiosco a comprarlos ni siquiera para envolver el pescado del día siguiente. Porque no contienen historias, porque dentro no se le cuenta a la gente las cosas que le pasan a la gente, sino solo aquellos asuntos que el poder y el dinero no tienen inconveniente en que salgan a la luz. O peor aún, tienen mucho interés en que aparezcan, en cuyo caso, como se sabe, no estamos hablando de periodismo ni de información, sino de propaganda o de publicidad. Las cifras de difusión de los periódicos de papel van cuesta abajo y sin frenos y los que queremos continuar dedicándonos a contar historias intentamos como locos descubrir cuanto antes por dónde demonios irá el periodismo en el futuro. Mientras tanto, vamos pedaleando como podemos para evitar caernos de la bicicleta.

J.T.

(Publicado en "Público" y, bastante más ampliado, en el número uno del periódico "De-Cerca", de El Ejido (Almería) dirigido por José Antonio Gutiérrez)

jueves, 24 de abril de 2014

Las europeas son la oportunidad


Treinta y tantos años cabreados y treinta y tantos años votando lo mismo. Treinta y tantos años en los que hemos convertido a los dos partidos hegemónicos en voraces maquinarias de poder dispuestos a perpetuarse forever. El psoe y el pp son los modernos Cánovas y Sagasta de la historia española. El conservador malagueño y el liberal riojano estuvieron mangoneando el país durante todo el último cuarto del siglo XIX. Estos, el último cuarto del XX... y catorce años ya de propina en el XXI. Ellos se lo guisan y se lo comen hasta tal punto que, a pesar de todas las putadas que nos han gastado, entre ambos suman aún más del sesenta por ciento de la intención de voto, según recientes sondeos.

Digo yo que esto tendrá que cambiar algún día, ¿no? Mis amigos sociatas se cabrean conmigo, mucho, cuando los meto en el mismo saco que a mis amigos peperos. En cambio, fíjate tú, estos últimos se cabrean menos, incluso diría yo que no se cabrean nada. Curioso. O no, cuando vemos al flamante primer ministro socialista francés echar mano de las tijeras casi con menos reparos que los que tuvo Rajoy... o cuando comprobamos lo felices que parecen los socialdemócratas alemanes gobernando con Merkel en despiadada e insolidaria coalición.

Yo creo que en España, ahora con las europeas, sería un buen momento para ajustar cuentas, ¿no? De apostar por algo distinto. De votar diferente. Uno de los argumentos más extendidos entre las izquierdas que se oponen a pegarle un giro de ciento ochenta grados a esto es que con la cantidad de candidaturas distintas que existen, el panorama quedaría tan atomizado que la derecha pepera continuaría llevándose el gato al agua. Por la misma razón, entonces, podría también "atomizarse" la derecha. ¿O no? Opciones para ello, desde luego, tienen ya bastantes.

Pero si ocurriera igual en las generales, arguyen escandalizados los adscritos a ese sesenta por ciento hegemónico, sería muy difícil constituir un gobierno fuerte y estable. Y ahí es donde me entra a mí la risa floja. ¿Fuerte y estable ante quién? ¿Ante Botín, ante Lagarde, ante Merkel? ¿Fuerte y estable ante las eléctricas, ante quienes amenazaron con meternos un soberano puro si no cambiábamos la Constitución de bulla y corriendo en pleno mes de agosto?

Para que los dos partidos que nos llevan vacilando, perdón, que nos vienen gobernando desde hace casi cuarenta años acaben viéndole las orejas al lobo de una vez es indispensable una buena reducción de su clientela. El problema es que, cual niños mimados, permanecen instalados en su hipnótica comodidad. Confiados en que, aunque caigan chuzos de punta, ellos seguirán. 

No es mal momento el 25 de mayo para mandarles el primer aviso. Aprovechémoslo. Salgamos en tromba a votar y votemos cualquier opción... menos las de los históricamente hegemónicos. Pongámoslos nerviosos. Hagámosles que se tienten la ropa y que, cuando se pongan a hacer cuentas, vean que no les salen. Solo así espabilarán. Solo así daremos paso al comienzo de una nueva manera de organizarnos en este país. Una nueva manera que nuestro día a día está pidiendo a gritos desde hace ya bastante tiempo, por mucho que quienes no quieren hacer ni caso de las evidencias se escuden en sondeos que solo les dicen lo que quieren escuchar.

Que no, que no pasa nada por pegarle a esto un buen meneo, hombre. Cuando quienes, por miedo a lo desconocido, votaron durante años siempre lo mismo decidan perder ese miedo, descubrirán a partir de ese momento muchas razones para alegrarse de su decisión. La gente puede vivir mejor de lo que vive sin que para conseguirlo haya que montar ningún pollo. Solo votar distinto. Hay otras maneras de hacer las cosas, y quienes las preconizan solo precisan un requisito para ponerse a la faena: ser votados.

Quienes pueden mejorarnos la vida no tienen rabo ni cuernos ni son rojos peligrosos por mucho que intenten estigmatizarlos. Comprobémoslo votándolos. Si lo hacemos veremos cómo quienes los demonizaban mentían como bellacos. Quedarán en evidencia, con el culo al aire y sin argumentos para mantener sus añejos, agresivos e ineficaces discursos. Urge una cura de humildad al psoe y un revolcón histórico al pp. Las europeas son la oportunidad. Sólo espabilarán cuando entiendan el mensaje. Y eso pasa por ningunearlos en las urnas. Pero votando.

J.T.



miércoles, 16 de abril de 2014

"El fútbol es así"


En la medida en que menos cosas interesantes tienes que decir, más micrófonos te ponen alrededor para que hables. En la medida en que más cosas puedes aportar con tu trabajo a que la gente aprenda, piense, o se entere de algo que le pueda resultar útil… menos repercusión tendrá lo que digas y lo que pienses. No por nada. Sencillamente, nadie te buscará para que lo cuentes. 

Yo no digo que los boletines horarios de la radio, por ejemplo, tengan que estar dando cuenta de manera permanente de los últimos avances científicos en materia de células madre, ni que me endilguen sin anestesia una crítica literaria sobre la última novela de Milan Kundera a las primeras de cambio. Tampoco es eso. Pero si yo sintonizo un informativo y me están contando lo negras que están las cosas en Ucrania, las últimas decisiones de la dichosa troika o el incendio de Valparaíso… ¿es de recibo que de súbito me corten el rollo, cambien de registro y me coloquen a traición un total de Ancelotti y otro del Tata Martino soltando insustancialidades, perogrulladas y lugares comunes a propósito del partido que sus respectivos equipos van a jugar este miércoles? No que ya han jugado, no: que van a jugar! 

¿No hay suficientes espacios deportivos en las parrillas de programación de las teles y las radios? ¿No sacrifican ya bastantes horas de programas tipo “Hora 25″o “La linterna” para retransmitir partidos varias noches a la semana? ¿Es necesario también invadir el remate de cada boletín horario? ¿Es necesario que nos tengan al tanto, minuto a minuto, de cómo va la rodilla de Cristiano Ronaldo o de la recuperación de Carles Pujol? Nos lo sueltan, casi sin respirar, a renglón seguido y en el mismo tono en el que segundos antes nos estaban hablando de la prima de riesgo o del ridículo duelo a primera sangre que se traen entre manos desde hace días los socios del gobierno andaluz. Antes que te dé tiempo a cambiar el dial, ya te han colocado el parte médico completo del deportista de turno. Me sé mejor los partes médicos de los futbolistas que los de mi madre, y mira que está pachucha la pobre. 

A mí me gusta el fútbol, sí. Pero el fútbol. Como me gustan las motos, la fórmula uno, el baloncesto o el tenis. Soy capaz, llegado el caso, de tragarme sin rechistar un partido entero de cinco sets de Rafa Nadal. Es mi opción, como irme al cine o a la ópera. Pero para disfrutar de un espectáculo, no para que me hablen de esguinces, de rótulas malheridas ni de cláusulas de rescisión. 

Me gusta el fútbol, sí. Pero no la información presuntamente deportiva. ¿Por qué me tienen que martirizar mañana, tarde y noche con las aventuras y desventuras de jóvenes que no es que me caigan mal, no, pero cuya vida y milagros (lo que ganan, cuándo se les acaba el contrato vigente o qué equipo los quiere fichar) no me interesa en absoluto? 

No hay nada más predecible, ni más aburrido, que el recital de tópicos de un chavalín veinteañero cuando le meten micro al finalizar un partido: 

- Sí, el fútbol es así, hay que seguir trabajando, lo importante es el próximo rival, hay que ir partido a partido… 

Acto seguido se ducha, se atavía cual metrosexual y, a bordo de su imponente bólido, abandona el lugar entre vítores o vituperios, según el caso. Mientras tanto, centenares de jóvenes y desconocidos científicos, en cientos de laboratorios y universidades de todo el mundo, realizan calladamente su trabajo intentando discretamente ver cómo mejoran nuestra vida o incluso cómo cambian el mundo sin que nadie tenga ni idea de sus progresos ni de la duración de sus contratos. 

No me entendáis mal. No abogo por convertir los informativos en aburridos referentes científicos, pero… ¿no hay manera de encontrar un término medio, un cierto equilibrio? ¿me tengo que topar mientras me afeito por la mañana, cuando me tomo el aperitivo a mediodía o cuando regreso a casa después del trabajo siempre con informaciones sobre las insustancialidades que sueltan veinteañeros ricachones, o peor, ceñudos entrenadores que raro es el día en que no están cabreados con el mundo mundial? 

No me contestéis, que las razones por las que las cosas son así las conozco sobradamente. De lo que yo quiero dejar constancia aquí es de mi absoluto convencimiento que tanto empacho de evidencias evitables, además de molestarnos a muchos, a quienes las protagonizan tampoco les aporta nada. 

Conste que tengo en excelente consideración a algunos de estos “héroes”, como sin duda creo que son personas tan entrañables como Íker Casillas, Andrés Iniesta, Xabi Alonso o Xavi Hernández. Pero aún estarían mejor considerados, pienso, si no les obligáramos tanto a abrir la boca cuando no tienen nada que decir, que es la mayor parte de las veces. Lo suyo son los pies ¿no? Pues que hablen con los pies y dejémosles en paz. Que nos asombren en el campo, que es donde tienen que hacerlo. Empezando por esta misma noche de miércoles en Valencia.

J.T.

domingo, 13 de abril de 2014

Paripé semanasantero en el gobierno andaluz


Una vez finalizado el patético sainete con el que el gobierno andaluz ha dado paso a la Semana Santa actuando como avezado telonero de las fiestas, ¿qué imagen se ha trasladado fuera de Andalucía? ¿qué es lo que va a quedar para la posteridad de todo este ridículo asunto?

Veamos: Comenzó el culebrón con el desalojo que, el domingo seis de abril por la mañana y a instancias de Ibercaja, el gobierno pepero del ayuntamiento sevillano llevó a cabo en una utópica corrala “okupada” desde hace dos años por una veintena de familias.

Acto seguido, los desalojados decidieron protestar acampando a las puertas del ayuntamiento, en Plaza Nueva, pleno centro de Sevilla. A quien no conozca la ciudad quizás le suene a coña, pero lo más grave de la acampada no era la protesta en sí sino que estaba teniendo lugar, a menos de una semana del domingo de Ramos, en uno de los puntos más concurridos durante el paso de las cofradías, en un trozo de trayecto intocable para las hermandades que a partir de tan señalado día “okupan” esa zona de la ciudad y a cuyo panal de sagrada miel acuden a granel decenas de miles de sevillanos y turistas de toda procedencia y condición que la atestan y la rebosan.

Era intuible, pues, que el problema iba a estar resuelto antes que llegara el domingo de Ramos por lo civil o por lo militar. Pero lo que ni siquiera el pp creo que podía imaginarse era que, con el desalojo, iba a propiciar la primera crisis con luz y taquígrafos en dos años entre los socios del gobierno andaluz.

La Consejería de Fomento, gestionada por Izquierda Unida, decide tres días después del desalojo de la corrala "Utopía" empezar a repartir llaves de casas entre los acampados en Plaza Nueva. Llaves que los "afortunados" muestran felices ante las cámaras de televisión.

- Ah, no. Eso no puede ser, hasta ahí podríamos llegar, clama la presidenta socialista andaluza que se declara puenteada por sus socios de coalición. Que a mi Botín y a mi Fainé, con los que me hago fotos tan estupendas y que me van a soltar una pasta tan gansa no los puedo desairar yo así como así. Y menos con la delicadeza con la que me besan la mano. Además, tenemos una lista de espera de más de doce mil familias, personas que necesitan vivienda y que aguardan pacientemente sin "okupar" ninguna hasta que les toque su turno.

- ¿Qué os creéis, que esto es Venezuela? -le llega a decir un socialista a uno de sus socios izquierdosos unidos.

En resumen: gran pollo a las puertas de la semana de "pasión". Hasta hora habían sabido lavar los trapos sucios en casa, pero esta vez el asunto va a trascender. Mucho.

Tarda poco Susana Díaz, la presidenta andaluza, en pegar un sonoro puñetazo encima de la mesa

- O le volvéis a quitar las llaves a los utópicos esos u os meto un puro que os vais a enterar. Le retiro a Fomento las competencias de Vivienda por decreto, y punto.

- Vale, vale, no te pongas así, mujer. Vamos a hablar, venga, le contestan sus atónitos socios - Hablamos lo que queráis, pero yo redacto el decreto y lo firmo. Ya veremos si lo publico o no

Horas y horas de conversación durante el jueves parecieron no servir para nada porque a las seis de la mañana del viernes once de abril, viernes de dolores, el decreto transfiriendo a Hacienda, consejería en manos del Psoe, las competencias de Vivienda que hasta ese momento tenía Izquierda Unida aparecía publicado en el BOJA (Boletín Oficial de la Junta de Andalucía).

- Ostras, Pedrín, que ha tenido huevos la tía de cumplir su amenaza

Los pesos pesados de Izquierda Unida en Andalucía se encierran a deliberar en sus oficinas del parlamento regional a primera hora del viernes. Está también Cayo Lara, el baranda nacional, que ante la dimensión de la presunta tragedia se planta en Sevilla tras viajar desde Madrid en el primer Ave de la mañana. Pasan horas, muchas.

- Hasta que la presidenta no retire el decreto hemos decidido suspender "momentáneamente" el pacto de gobierno, declara a mediodía Maíllo, responsable de IU en Andalucía, cuando hacen un receso para comer. 

En el Psoe empiezan a matizar

- Lo que queremos es que nos justifiquen jurídicamente las razones que les han llevado a tomar esa decisión 

Y se vuelven a reunir tres representantes del Psoe y tres de Izquierda Unida para intentar desatascar el asunto. Durante esa jornada, la cifra de beneficiados por la decisión de la consejería que dirige Elena Cortés va bailando. ¿Se han entregado diez, doce, quince llaves de viviendas? No hay quien lo aclare y menos aún los desalojados quienes, asustados, han desaparecido de escena en pleno combate. Al final se quedan en ocho las familias cuya necesidad de amparo parece que no admite duda... legal. Porque a todo esto, de lo que se habla es de legalidad.

Lo que se negocia no tiene nada que ver con el origen del conflicto sino con "a ver qué salida le buscamos al charco en el que nos hemos metido. Sabido es que los problemas de los seres humanos como tales, cuando los políticos se enfrascan en luchas de poder y de competencias, no son precisamente lo prioritario. Eso es "asín". Y en el caso que nos ocupa eso empezó a seres más "asín" cuando unos y otros, lanzados ya sus respectivos órdagos, empezaron a asumir la dimensión del lío político en el que se habían metido y a calibrar lo mucho que podían perder y lo poco que iban a ganar. ¿Los desahuciados? ¡Ah!, si, es verdad. Bueno, bien, sin problema, ya nos ocuparemos de ellos...

Que hay que dar marcha atrás empieza a parecer evidente. Claro que ahora hay que encontrar la manera de vestir al muñeco. Son las once y media de la noche y las cabezas echan humo. Se acaba la reunión ¿fumata blanca? Parece que no. 

- A partir de ahora continuaremos hablando por teléfono hasta encontrar una solución, declaran los negociadores a la salida. 

Los periódicos de papel imprimen pues sus ediciones contando que las espadas continúan en alto. Pero de madrugada Susana Díaz los deja viejos: ha decidido retirar lo retirado y devolver las competencias de Vivienda a Elena Cortés con un decreto que inmediatamente se publica en el BOJA y que empieza así: "Decreto de la Presidenta 2/2014, del 11 de abril, por el que se deroga el Decreto de la Presidenta 1/2014, del 10 de abril..." 

En virtud del acuerdo, "las ocho familias realojadas ya de forma transitoria en viviendas públicas de la Junta podrán permanecer provisionalmente en los pisos hasta que los servicios sociales comunitarios ratifiquen su situación y acrediten de manera fehaciente el riesgo de exclusión social. En el caso de las otras nueve familias que iban a ser realojadas en viviendas de alquiler privado, el realojamiento se suspende hasta que las circunstancias necesarias para su realojamiento queden debidamente acreditadas". Quedan cinco de las que nadie habla, como muy bien me hace notar mi querida Alicia Gutiérrez, sobre las que nadie pregunta. Misterio misterioso. 

Quieren acabar con la pesadilla cuanto antes, así que hasta el siguiente desencuentro, cero al cociente y bajo la cifra siguiente. Las cofradías sevillanas van a dormir tranquilas. La Borriquita, la Paz, La Estrella y demás hermandades pueden ya invadir tranquilamente la ciudad este domingo. No se encontrarán en su recorrido con ningún desalojado coñazo acampado exigiendo techo. 

Me preguntaba al principio qué quedará para la historia de todo esto. Parece que un vergonzoso bochorno y... elecciones anticipadas. Y mientras tanto, cada uno a seguir disfrutando de sus respectivos sillones, que se está muy a gustito en ellos tocando pelo, qué coño.

J.T.

viernes, 11 de abril de 2014

Rajoy, Susana Díaz y la legislación vigente


Digo yo que cuando quieres a alguien tanto como Rajoy asegura amar a Catalunya, no te pones a echar mano de la ley como único recurso para solventar las discrepancias, ¿no? También me parece que cuando constituyes una sociedad con alguien, un gobierno de coalición por ejemplo, si hay buen rollo con tus socios de IU como afirma la presidenta andaluza Díaz, no te lías a firmar decretos a las primeras de cambio para quitarle competencias a una de las Consejerías que gobiernan contigo porque no estés de acuerdo con alguna de sus decisiones.

Esta manera de gestionar solo se entiende desde el menosprecio al otro, desde la altivez, desde la indiferencia. Lo de Rajoy con Catalunya y lo de Díaz con IU es la puesta en práctica literal de aquel célebre refrán: "Al amigo, el culo; al enemigo, por el culo y al indiferente... la legislación vigente".

La indiferencia, cuando no es una irresponsabilidad, suele esconder la convicción, por parte de quien la practica, de que tienes más fuerza que la otra parte y puedes permitirte el lujo de usarla. En el caso de Rajoy, aunque se niegue a dejar siquiera una rendija abierta a la posibilidad de celebrar una consulta en Catalunya, él sabe que las razones jurídicas nunca son suficientes para zanjar un asunto de tanto calado. Pero con la innecesaria y suicida ayuda de Rubalcaba, este martes no dudó en despreciar las ganas de opinar sobre su futuro que un setenta por ciento del pueblo catalán manifestó en las urnas en noviembre de 2012. Sabe también Rajoy que, así como toda corriente de agua acaba encontrando una salida cuando tropieza con un obstáculo, recurrir a la legislación vigente para sacudirse un "marrón", solo aplaza el problema, pero nunca lo soluciona. 

En el caso catalán la consulta, de una u otra manera, acabará produciéndose. En forma de referéndum o de elecciones. En el caso andaluz, la salida a la desautorización pública de Díaz a Elena Cortés, su consejera de Fomento quizás se llama elecciones anticipadas, una carta que la presidenta de la Junta ya debe estar pensando en jugar, a juzgar por el nulo reparo que ha tenido en lavar los trapos sucios fuera de casa. Cuando esto sucede en una pareja, cuando una parte empieza a hablarle a la otra de abogados y de leyes, igual es que le importa ya poco que la convivencia, que el proyecto en común al que un buen día se comprometieron, acabe saltando por los aires.

El desencuentro en Andalucía huele a elecciones anticipadas, y el de Rajoy recurriendo al concepto de propiedad para obstaculizar la consulta catalana, a elecciones plebiscitarias. Ni es verdad que Rajoy quiera a Cataluña, como proclamó el martes en sede parlamentaria con la soltura de lengua que le caracteriza; ni tampoco lo es que que Susana Díaz tenga ningún cariño a sus socios de Izquierda Unida por mucho que sepa que sin sus votos no estaría donde está. Ni es amor ni tampoco desamor. El comportamiento de Rajoy Brey y de Díaz Pacheco responde más bien a la indiferencia a que conduce la prepotencia del poderoso cuando éste pierde la perspectiva, que es la manera más patética de perder la memoria.

Es esa indiferencia de la que hablábamos en el refrán que citábamos más arriba y que conduce a parapetarse tras la aplicación de la ley y a olvidar que las soluciones perdurables son las que nacen de pactos políticos. Cuando abusas de autoridad legal pierdes autoridad moral. Esto es lo que le ocurre a Rajoy desde hace ya mucho tiempo. Qué pena que Susana Díaz haya apostado por el mismo camino.

La legislación vigente puede que sea necesaria, pero nunca es suficiente.

J.T.

lunes, 7 de abril de 2014

Amaral homenajea a José Couso, megáfono en mano




Pocas veces un contratiempo acaba dotando de una carga simbólica tan fuerte a un acto de homenaje. 

Madrid, mediodía del domingo. Frente a la imponente y prepotente embajada de los Estados Unidos en España, tiene lugar una nueva protesta por el asesinato en Bagdad de José Couso porque este martes se cumplen once años ya de su muerte. Encaramados a un modesto practicable, Vetusta Morla interpreta “Maldita dulzura” coreada por buena parte de quienes acompañamos, atiborrando los únicos dos carriles de la calle Serrano en los que nos dejan estar, a la familia de José Couso. A mitad de la canción falla el equipo de sonido. Da igual. Un silencio absoluto permite seguir escuchando al grupo que, como si no hubiera pasado nada, ha continuado cantando a pelo sin detenerse un solo instante. 

- Esto, en realidad, es como otra lucha. Siempre hay que continuar, proclama Juan Pedro Martín, el vocalista de Vetusta Morla, una vez acabada la pieza a la que no le escatimaron ni los adornos finales. 

Mira hacia la policía que nos rodea y nos vigila, “gentes de azul” les llama, y se dirige a ellos: 

- Si a la gente pacífica se le trata con humanidad y con gestos, la gente pacífica responde con humanidad y con gestos. 

Sube David Couso y explica, también a pelo, que el acto lo pagan con la venta de camisetas, que no tienen subvenciones y que el generador que han contratado no tiene su mejor día. Minutos después parece que el equipo de sonido vuelve a funcionar. 

Es el turno de Amaral. Juan Aguirre abre el fuego con su guitarra y Eva lucha porque su armónica se escuche lo mejor posible a pesar del molesto silbato del policía que regula el tráfico a unos escasos veinticinco metros. Los coches y autobuses que continúan bajando por Serrano -no han cortado la calle- rematan la actuación coral. 

Cuando el dúo está en plena interpretación de su tema “Hacia lo salvaje”, el sonido vuelve a fallar. La vocalista no se arredra, agarra un megáfono aparecido providencialmente y se desmelena cantando “Revolución, este es el día de la Revolución”. La melodía suena poderosa y visceral. Está interpretada con toda la fuerza, desde las entrañas, y todos los presentes corean, aplauden y se emocionan mientras Maribel Permuy, la madre de José Couso, sube las complicadas y peligrosas escaleras que conducen al improvisado atril, con determinación y sin ayuda de nadie, para cerrar el acto. 

El sonido, ahora sí, vuelve a funcionar de nuevo y hace que la voz de Maribel retumbe en las paredes de la embajada y acabe atravesando, desafiante, los cristales de las ventanas blindados para los disparos pero no para los gritos desesperados. 

- Mi hijo fue asesinado por unos terroristas vestidos de militares estadounidenses, clama Maribel. Y continúa 
- Tú, sargento Gibson; tú, capitán Woldford; tú, teniente coronel De Camp. Pido a dios que no me deje pensar lo que me sugieren vuestras caras de asesinos y vuestras manos ensangrentadas.

J.T.

domingo, 6 de abril de 2014

Machismo y grosería en La Sexta Noche



Como espectador y como periodista yo ya sé quiénes son Eduardo Inda y Alfonso Rojo y qué puedo esperar de ellos. O el tal Marhuenda. Si cuando tienen enfrente a Pablo Iglesias, hablen de lo que hablen, no le intentaran identificar con Cuba ni le relacionaran con Venezuela calificando al gobierno de ese país de dictadura “sangrienta”, la verdad es que me decepcionarían.

Pero anoche, ante la pésima educación que exhibieron frente a Ada Colau, yo me escandalicé directamente. Cuando Rojo le dijo que él no veía el país tan mal como ella diagnosticaba, Colau contestó

- “Pregúntese por qué, dónde vive y con quién se relaciona”
- “Si vamos a lo personal”, se revolvió Rojo, “usted está gordita para el hambre que se pasa”

Que un tertuliano actúe de esta manera tan grosera, machista e intolerable no sólo le descalifica a él. Descalifica al programa que ha invitado a una persona para escuchar sus argumentos y es sometida a un inadmisible linchamiento por parte de sus adversarios ideológicos.

Yo quiero denunciar desde aquí la falta de contundencia del presentador en ese momento, sólo entendible en alguien que, además de carecer de reflejos, evidenció que carece también de criterio. No sólo no reconvino a Rojo inmediatamente, sino que permitió acto seguido que Inda embistiera a la portavoz de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) intentando de nuevo, ajado argumentario en mano, vincularla con ETA. Antes, Marhuenda, entre su recital de epítetos, la había llamado demagoga en varias ocasiones.


Que estos propagandistas peperos se comporten así yo creo que ya no le extraña a nadie. Pero que el conductor del programa tarde varios minutos en intentar cortar por lo sano algo que se le estaba
yendo de las manos (fue evidente que alguien debió darle instrucciones por el pinganillo), que espere
al final de la sección para invitar a Rojo a pedir perdón a Ada Colau y que haga un patético paripé
jugando a expulsarlo (el insultador de plantilla volvería a ocupar su sillón en la sección siguiente) eso no es de recibo. Como tampoco lo es que un programa de debate donde se recibe a los invitados para que expongan sus argumentos, estos acaben maltratados, linchados y vituperados sencillamente porque son más educados que el equipo tertuliano habitual y no se ponen a su altura. Eso no se puede consentir.

 Debió Iñaki López, el presunto moderador de ese vergonzoso patio de vecinos en el que se convirtió
anoche el plató de la Sexta, continuar recibiendo instrucciones por el pinganillo porque, cuando eran
ya prácticamente las dos de la madrugada, mientras se despedía y más bien con la boca pequeña, dijo
lamentar lo que había sucedido y pidió perdón.

No tengo el gusto de conocer a Ada Colau, pero aplaudo la dignidad que mantuvo anoche a pesar de las provocaciones a las que fue sometida. Y me descubro ante los dos tuits que colgó en la Red al finalizar el programa

1. “Hacía un año que no me invitaban a la Sexta Noche, pero si es para llamarme demagoga, gorda y
etarra, creo que prefiero no volver”
2. “Una última cosa por hoy: que vivan las gorditas de la PAH. Esta primavera más gorditas,
desobedientes y guapas que nunca”


  1. J.T

sábado, 5 de abril de 2014

José Couso. Once años ya



José Couso
Crimen de guerra
Investigación y justicia

Con este lema, la familia Couso nos invita a que los acompañemos este domingo a las doce y media frente a la Embajada de los Estados Unidos en Madrid, calle Serrano número 75. Han pasado once años y ni se rinden, ni piensan rendirse.

- Haremos como las madres de plaza de mayo. No le daremos cuartel a ese Estado gamberro. En unas protestas seremos tres, en otras trescientos... Pero siempre estaremos ahí. Como la gota malaya, dentro de treinta años si hace falta.

El 8 de abril de 2003, en Bagdad, carros de combate estadounidenses bombardearon la sede de Al Jazeera, ametrallaron las instalaciones de Abu Dhabi Televisión y dispararon contra el hotel Palestina, lugar en el que se alojaban, y desde el que transmitían sus crónicas, la mayor parte de la prensa internacional que cubría la invasión de Irak.

Ese día asesinaron al productor jordano Tarek Ayoub, al camarógrafo ucraniano de la agencia Reuters Taras Prosyuk y al enviado especial de Telecinco José Couso. Desde entonces, la familia del reportero gallego no ha dejado ni un solo día de reclamar justicia.

- Jose, ha mantenido siempre la familia Couso, no perdió la vida en un lance fortuito.
- A mi hermano lo asesinaron, remarca Javier Couso. El disparo fue absolutamente deliberado.

Esa es su tesis. Por eso llevan once años peleando hasta haber conseguido poner en jaque a los responsables de las muertes y muy de los nervios tanto a los gobiernos del pp como del psoe. Por los papeles de wikileaks nos enteramos hasta qué punto, y de qué manera tan desvergonzada, el embajador estadounidense presionó a buena parte del gobierno de Zapatero y al fiscal general del Estado de entonces para que le pararan los pies de una vez a una familia que les estaba tocando literalmente las narices con tanta reclamación. A ellos, a los amos del mundo. Pero cómo osaban.

La historia del trasiego que el sumario del caso ha vivido en los juzgados se mueve entre la tragicomedia y la ópera bufa: ahora lo abro, ahora lo archivo, ahora recurro, ahora me recurren, ahora lo reabro, ahora lo vuelvo a cerrar... Más de ocho años después de estar mareando la perdiz, en octubre de 2011,  los tres responsables de la muerte de Couso fueron declarados en busca y captura por el juez Santiago Pedraz.

Se trata del teniente coronel Philip DeCamp, el capitán Philip Woldford  y el sargento Thomas Gibson. Sus dos superiores máximos también están citados como imputados. Son David Perkins, coronel jefe de la 2ª Brigada de la Tercera División y Buford Blount, Jefe del Cuartel General y Comandante de la Tercera División.

Ahora, claro, no tenemos datos nuevos de wikileaks pero no es difícil imaginar que en la embajada de los Estados Unidos el cabreo debe continuar siendo de órdago. Basta comprobar cómo el gobierno Rajoy ha modificado una ley para que el caso no pueda continuar. De momento el juez que decretó la busca y captura la mantiene y se pasa la decisión del gobierno por el forro. Más lío.

En el trasfondo de aquellas muertes, la de José Couso y sus dos compañeros el 8 de abril, está la obstrucción al trabajo informativo. El objetivo era acallar a la prensa, controlar el relato, dominar quién, cómo y cuándo se administraba la información de lo que estaba sucediendo en Irak justo en los días clave de la invasión.

- Querían cerrar nuestros ojos, nuestra boca y nuestros oídos para que no supiésemos lo que estaba pasando allí,  proclama David Couso en el video que ha colgado en las redes para invitarnos a acompañarle, a él y a su familia, este domingo frente a la embajada estadounidense.

- Han sido once años en los que nos hemos juntado contigo en la calle, en la sede el pp, en la sede del psoe, frente a la embajada de los Estados Unidos, dice también David Couso. Allí hemos recibido tu calor y tu apoyo, un calor y un apoyo que continuamos necesitando. ¿Por qué? Porque no quieren que tengamos justicia, porque quieren que nos quedemos en casa velando a nuestros muertos sin que podamos juzgar a sus asesinos.

Parece que con esta familia los gobiernos de España y los de los Estados Unidos han pinchado en hueso.

En Estados Unidos hay cinco militares en busca y captura internacional, a los que probablemente les inquieta poco la insistencia de los Couso en no cejar hasta sentarlos en el banquillo, pero la Casa Blanca y el Pentágono se ponen de los nervios cuando constatan que van pasando los años y que esta familia, cual pertinaz mosca cojonera, no tira la toalla ni a la de tres. Ni ellos, ni tampoco quienes estaremos acompañándoles este domingo en Madrid frente a la embajada de los Estados Unidos. Habrá también actuaciones musicales: Amaral, Vetusta Morla y Samba da Rua.

Como dice Javier Couso, "no hubiéramos tenido derechos del hombre y del ciudadano si unos franceses no se hubieran levantado; no hubiéramos tenido la dignidad de la defensa de la vida hasta en la muerte si unos judíos en el gueto de Varsovia no hubieran luchado hasta la muerte; no hubiéramos acabado con el racismo si no hubiera habido una señora negra que se sentara en un asiento reservado para los blancos. Por eso, si nos quedamos en casa, si creemos que nada puede cambiar no solo nada cambiará, sino que perderemos lo conquistado por nuestros abuelos, nuestras bisabuelas y por toda la gente que nos ha precedido. No sabemos lo que pasará, nosotros quizás no consigamos sentar a los militares americanos en el banquillo, pero mientras estén en busca y captura toda su vida y mientras el caso permanezca abierto, mientras sigamos investigándoles, es un triunfo absoluto y sabemos que están muy molestos. La justicia no se puede dejar en manos de los asesinos. Jamás.

Maribel Permuy , la madre del cámara asesinado, está orgullosa de la incansable lucha de sus hijos reclamando justicia para el hermano muerto.

- Si ponemos en una balanza los costes, que han sido muchos y muy duros y lo que hemos conseguido, dice Maribel, yo creo que ha valido la pena.

- Por eso no nos vamos a quedar parados, añade David Couso. Y por eso concluye, en el video en el que nos invita a acompañarlos este domingo, con dos palabras contundentes:

- Os necesitamos

Allí estaremos, familia

José Couso
Crimen de guerra
Investigación y justicia

J.T.


jueves, 3 de abril de 2014

Los astronómicos recortes en el Observatorio de El Calar Alto


¿Sabrá Mariano Rajoy qué es y dónde está el Calar Alto? La verdad es que cuando alguien se pasea por el mundo con el Marca en la mano, no sería extraño que desconociera que el Calar Alto es un observatorio astronómico hispano alemán que, ya a mediados de los años setenta del siglo pasado, puso a Almería y a España en el mapa de la astronomía europea y planetaria.

Contar entre los activos de tu país con un observatorio como el Calar Alto es, francamente, para sacar pecho sin ningún recato. Su prestigio, sus observaciones, sus descubrimientos y el reconocimiento internacional del centro, algo que se puede verificar pinchando en enlaces como éste, permitirían  a cualquier gobernante con mínimas inquietudes intelectuales presumir de ello en los foros internacionales con incontestable autoridad moral.

Tampoco se puede decir que los predecesores de Rajoy le hicieran nunca demasiado caso al observatorio astronómico de El Calar Alto, situado a 2.168 metros de altitud en la sierra de los Filabres, y donde las excepcionales condiciones meteorológicas garantizan más de 200 noches de observación al año. Un centro de investigación cuyos telescopios e instrumentos asociados han alimentado con datos, durante los últimos cuarenta años, miles de publicaciones científicas y centenares de tesis doctorales. Hay pocos así en el mundo.

Pero esta caterva de depredadores (Guindos, Montoro, Báñez, Soria, Mato,Wert...) que capitanea Rajoy parece que ha decidido, no sólo no hacerle ni puñetero caso al observatorio astronómico almeriense, sino que son capaces hasta de cargárselo directamente. Cerrojazo y punto. En el proceso de acoso y derribo al que este gobierno pp está sometiendo todo aquello que huele a cultura, investigación, ciencia o desarrollo, parece obvio que enclaves como El Calar Alto no les hacen ninguna falta a estos avariciosos indocumentados. Se trata de una verdadera joya, pero a estos acólitos de los dictámenes neoliberales les importa un verdadero pimiento.

¿Cuánto cuesta el mantenimiento anual del observatorio más puntero de Europa? Hace varios años, eran cuatro millones de euros, cinco mil veces menos que el dinero inyectado a Bankia; el ocho por ciento del dinero descubierto a Bárcenas en Suiza; una cantidad inferior incluso al precio del ahora embargado palacete de los Urdangarín en Pedralbes...


Hace algo más de un año se dispararon las alarmas: Los ocho astrónomos del observatorio almeriense y el personal que les ayuda a que su trabajo sea posible, unas cincuenta personas en total, empezaron a intuir que sus patronos podrían acabar, más pronto que tarde, dejándolos tirados. Los alemanes (Max Plank) y el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), socios propietarios del centro a través de la empresa Centro Astronómico Hispano Alemán (CAHA) firmaron un convenio en el que se comprometían a mantener operativas las instalaciones hasta 2018 -lagarto, lagarto, ¿y después qué?- pero eso sí, a cambio de tijeretazos en el presupuesto verdaderamente astronómicos, nunca mejor dicho.

Llegaron a proponer hasta el  setenta y cinco por ciento de recortes. Luego se quedó en el sesenta, y este año 2014 el Calar Alto está resistiendo, mal, con poco más de dos millones de euros. Es decir, casi la mitad del presupuesto de antes. Ya han dimitido dos directores y entre los trabajadores los primeros en caer han sido el personal de limpieza y cocina, ocho personas que ya han dicho adiós y cuyo trabajo ahora lo realizan empleados de una empresa externa. Por menos de la mitad del medio millón de euros que los propietarios aseguran que costaba antes. Pésimo síntoma. Una vez cortadas las primeras ocho barbas, el resto de trabajadores ha puesto las suyas a remojar. Este jueves han finalizado una primera semana de huelga, durante la que han protestado en Madrid frente a la sede del CSIC, en Granada ante el Instituto Astronómico de Andalucía y en Almería ante las oficinas de la empresa CAHA.

He seguido con interés esas manifestaciones; he constatado, contrariado, la escasa repercusión que han tenido en los medios, incluidos los locales y autonómicos; he percibido desánimo e impotencia entre los profesionales que, a fecha de hoy, continúan siendo el soporte de un enclave científico puntero en todo el mundo. Pero lo que más me ha llamado la atención, lo que realmente me ha abierto las carnes, es que en su protesta había carteles y eslóganes pidiendo que "solo se les recorte el 25 por ciento". Me he tenido que frotar los ojos varias veces para verificar que estaba leyendo bien.

Pero vamos a ver, compañeros, que vuestros sueldos, yo lo sé, son más bien normalitos ¿cómo es que admitís entonces una rebaja del 25 por ciento? ¿cómo que aceptaríais de buen grado un tijeretazo que fuera "sólo" de la cuarta parte de vuestros actuales ingresos? ¿Significa eso que asumís la machacona y tendenciosa propaganda del gobierno que sostiene que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades? ¿tanto ha calado la mentira de que la culpa de la crisis es nuestra? ¿tan inevitable veis el cierre? ¿tanto miedo tenemos ya en el cuerpo? ¿tan negro lo vemos todo que ya no salimos a la calle para exigir mejoras, para mantener nuestras conquistas, para reclamar el derecho a prosperar, sino que lo hacemos para que, dado que -con perdón- nos la van a meter hasta el fondo, al menos acabe siendo solo "la puntita nada más"?


Como avisa Juan Carlos Monedero en su libro Curso urgente de política para gente decente,  "el capitalismo necesita una sociedad de individuos que no tengan más remedio que vender su mano de obra en el mercado de trabajo al precio que éste le ofrezca". Así que, lo que modestamente creo que nos toca, es no permitir que esa humillación acabe siendo inevitable. Como sucede tantas veces en la vida, toda renuncia a derechos, toda capitulación frente a quienes aprietan las tuercas solo sirve para que se abra la veda. Para que, más tarde o más temprano, vuelvan a apretárnoslas hasta que reventemos. Nunca estarán satisfechos. Siempre querrán más. Veremos qué ocurre con los observatorios de Canarias. O con el que los aragoneses están ultimando en Teruel.

No podemos tolerar que se carguen el Calar Alto. No podemos dejar que un proyecto científico pionero, con más de cuarenta años de éxitos, pase a dormir el sueño de los justos. ¿Serán capaces Rajoy y su cohorte de liquidarse este observatorio, a pesar del valor añadido que tiene, del prestigio que aporta a nuestro país? Por favor, que alguien le esconda el Marca aunque sea un ratito, imprima unos pocos folios con alguno de los links de este post y se los ponga en la mano a Mariano aunque sea resumiditos y bien señalados con marcadores de colores. Para que no le cueste mucho al muchacho enterarse de la película. Claro que tendrán que aprovechar un hueco en el que no estén poniendo algún partido en la tele.

J.T.