lunes, 28 de febrero de 2011

Reflexiones en 28-F, día de Andalucía


Se han aprobado presupuestos a la baja para el año 2011
Se han rebajado los sueldos de los funcionarios
Se restringen, y en muchos casos se anulan, las subvenciones a actividades económicas, sociales y culturales 
Se retrasa la edad de jubilación y se endurecen las condiciones para poder llegar a cobrarla
Se aumentan los impuestos indirectos
Se reduce el límite de velocidad hasta los 110 kilómetros por hora para ahorrar
Se deja, en definitiva, sin chocolate, a todos los loros posibles

Ya no saben qué hacer para aumentar ingresos y reducir gastos. En sus titubeantes e indecisos palos de ciego para ahorrar como sea, por lo visto aún no le ha llegado el turno a ellos. Todavía no se les ha ocurrido -¿o sí?- que quizás sobran instituciones y puestos en las instituciones.

Ayuntamientos, Diputaciones, Autonomías, Gobierno de la nación, gobierno europeo... ¿cuántos cometidos están duplicados, triplicados y hasta cuadruplicados? ¿no podríamos prescindidr de las diputaciones, por ejemplo?¿de verdad hace falta tanta gente en las consejerías de los diecisiete gobiernos autonómicos? ¿cuántos coches oficiales podríamos recortar? ¿cuántas prebendas eliminar? ¿cuántas dietas y kilometrajes evitar?

Este 28 de febrero día de Andalucía, el presidente de la Comunidad se ha mostrado favorable -"sin ninguna reserva mental", palabras textuales- a que se abra un debate sobre el futuro del Estado de las autonomías. Lo ha dicho durante su discurso institucional, pero se ha apresurado a matizar que si se hace hay que procurar no arruinar la "realidad incuestionable" de que la vertebración autonómica de España "es una historia de éxito".

No sé yo si de tanto éxito. Porque puestos a hablar de realidades incuestionables, ahí están todos los escándalos de corrupción descubiertos en las autonomías, el más reciente los falsos eres aplicados a más de un centenar de personas directa o indirectamente relacionados con el partido que gobierna en Andalucía.  

Parece incuestionable que la multiplicación de cargos ha propiciado que se multipliquen también los affaires de corrupción. La presidenta del parlamento andaluz  ha dejado caer en su discurso de este 28-F un llamamiento a los diputados para "prestigiar" la política en una época que ha calificado de gran "desencanto y descrédito"

La culpa de esa desafección a la política la tiene, según Fuensanta Coves, la ausencia de autocrítica y la prevalencia de los intereses partidistas. Pues eso.

J.T.

Apuntes de periodismo, 14. Nunca hagáis una cosa así



Mis queridos aspirantes a buscaros la vida en el mundo del periodismo. ¿Hace falta que explique por qué os recomiendo que nunca se os ocurra hacer una cosa así? Si lo consideráis necesario lo haré gustoso en entradas venideras. Sólo tendré que limitarme a copiar y pegar lo que vengo diciendo en este mismo blog en las etiquetas "apuntes de periodismo" u "oficio periodístico" entre otras muchas.

Un pequeño dato: la señora entrevistada posee un 47 de cociente intelectual, lo que según los especialistas significa retraso mental moderado.

J.T.

sábado, 26 de febrero de 2011

La fascinación por el pelo negro y el bótox en según qué poderosos

  Zine El Abidine Ben Alí, 73 años,  fue presidente de Túnez desde 1987. 
Huyó de su país el 14 de enero de 2011

 Hosni Mubarak, 82 años, gobernó Egipto desde octubre de 1981. 
Huyó el 11 de febrero de 2011

Muamar al Gadafi, 68 años, maneja Libia desde el 1 de septiembre de 1969. 
De momento, y a costa de mucha sangre, continúa en la poltrona.

Silvio Berlusconi, 74 años, primer ministro italiano. 
Lo quieren empurar por menorero

Todos con el  pelo teñido, ¿no es maravilloso?

J.T.

viernes, 25 de febrero de 2011

El mérito de los periodistas Antonio Hernández-Rodicio y Diego Suárez

Temas propios. Temas, temas, temas... Eso es el periodismo: salir a la calle, buscar historias que contar  y publicarlas. Cuanto antes, mejor. Hay un periódico en Sevilla que se llama "El Correo de Andalucía" que practica esta máxima a rajatabla. Como en los viejos tiempos.

"El Correo...", decano de la prensa sevillana es, sin discusión, el periódico de la capital andaluza que más temas propios levanta desde hace ya varios años.

Antonio Hernández-Rodicio

El equipo de compañeros que se ha ganado esta fama a pulso ha estado comandada hasta este mismo jueves por Antonio Hernández-Rodicio, gaditano, cuarenta y cuatro años y desde ya nuevo director general de los Servicios Informativos de la Cadena Ser.

Diego Suárez

Se marcha Rodicio a Madrid y le pasa el testigo de la dirección del periódico al que hasta hace solamente unas horas ha sido su mano derecha: Diego Suárez, treinta y ocho años, sevillano, que como subdirector y junto a Antonio ha sabido pilotar un complicado barco y poner en la calle todos los días de los últimos cinco años un buen producto informativo.

Lo han hecho superando contratiempos complicados, incluído un ere doloroso y traumático, como son todos los eres, y que supuso la marcha del periódico de excelentes y muy competentes compañeros.

Que en estos tiempos convulsos y revulsos, de vez en cuando a alguien que hace las cosas bien se le acabe reconociendo, la verdad es que reconforta. Y más en este revuelto oficio nuestro.

J.T.

miércoles, 23 de febrero de 2011

Aquel 23-F estaba yo...


Aproximadamente a esa hora, seis-seis y media de la tarde, acostumbraba yo todos los lunes a recoger  mis bártulos para marcharme de las oficinas de la calle Rocafort, en Barcelona, y regresar a Madrid.

Era ya una rutina de varios años en la que el siguiente paso consistía en despedirme de los compañeros de trabajo en la cuarta planta del edificio central del grupo Zeta y, una vez en la calle, bajar hasta Diputación y tomar un taxi camino del aeropuerto de El Prat.

El viaje de los lunes a Barcelona tenía como principal objetivo "rendir" visita a los juzgados. Por aquel entonces permanecía aún vigente en el Código Penal el delito de escándalo público, aplicable a los responsables de cualquier fotografía de desnudo que apareciera impresa en un medio de comunicación.

Las penas estipuladas en el artículo 431 eran seis años de inhabilitación profesional, seis meses de cárcel y seiscientas mil pesetas de multa por número de la revista distribuido. Figuraba yo como responsable legal de las revistas de destape "Lib", "Yes" y "Club Privado". Como el domicilio social de Zeta, el grupo que las editaba, era Barcelona los sumarios iban acumulándose en los juzgados de esa ciudad semana tras semana.

Se trataba de procedimientos de oficio, pero inexorables. Nos empuraban al mismo ritmo al que aparecían las publicaciones en los quioscos. La maquinaria que acabaría sentándome en el banquillo decenas de veces se ponía en marcha sin remedio expediente tras expediente.

Así que los lunes, junto al letrado Francisco Abellanet, hoy titular del juzgado número ocho de lo Penal en Barcelona; Antonio Álvarez-Solís, director de "Interviú"; Manuel Vázquez Montalbán que dirigía "Primera Plana" y este humilde servidor solíamos tomar un taxi a primera hora y pasarnos la mañana prestando declaración de juzgado en juzgado, en una especie de surrealista juego de la oca inesquivable hasta que cambiara la legislación.

Aquel 23 de febrero de 1981 yo tenía acumulados ya más de ciento veinte procedimientos abiertos y pendientes de juicio. Todo un récord. Bufo, pero de Guinness.

Y una cosa convendría no dejar de tener en cuenta aquella terrible tarde: el delito de escándalo público por publicar tetas en la portada de una revista continuaba vigente. Llevábamos más de cinco años de "Transición", pero hubo muchos asuntos con los que se estuvo mareando la perdiz durante demasiado tiempo. Y uno de ellos era éste.

Cuando, ya a punto de marcharme, escuchamos en uno de los transistores de la redacción aquellos disparos en el Congreso de los Diputados lo primero que pasó por mi cabeza fue que se estaba produciendo una masacre y que habría muertos y heridos.

Lo segundo fue no perder un minuto y llamar inmediatamente a quien era mi pareja entonces, y más tarde madre de nuestra estupenda hija Patricia. Tuve suerte. Se encontraba estudiando en nuestra casa de Pozuelo de Alarcón.

-¿Recuerdas dónde tengo el pasaporte y los francos que nos sobraron el verano pasado? -le pregunté casi sin decirle ni hola.

- Creo que sí.

- Mira, te tengo que pedir un favor. Cuando los encuentres, ¿te importa irte al aeropuerto de Barajas y tomar el primer puente aéreo a Barcelona que puedas? Al aterrizar busca una cabina y me llamas a casa de los Gassió. Apunta: 93........

- ¿Y eso?

- Necesito tu ayuda. Luego te lo cuento mejor, pero la guardia civil ha entrado con armas en el Congreso y se han oído disparos. Si se trata de un golpe de Estado, yo no me puedo quedar en España teniendo más de cien sumarios judiciales abiertos. Estos primero disparan y luego preguntan.

Tres horas y media más tarde María Antonia estaba en Barcelona en casa de Xavier Gassió y Carme Sentíes. Allí, junto a Pere Balart, José María Perceval y algunos amigos más, Pepe Rodríguez y yo, tan "empapelados" los dos que nuestros abultados expedientes ocupaban más de una estantería en cada uno de los 14 juzgados de Barcelona, pusimos pies en polvorosa camino de La Junquera.

Pepe conducía y yo cambiaba emisoras como un loco en busca de indicios que no hicieran necesario atravesar la frontera ni refugiarse en Francia. Entonces fue cuando escuchamos a Jordi Pujol contar que había hablado con el Rey y que éste le había dicho, textualmente, "Tranquil, Jordi, tranquil". No nos pareció suficiente, así que continuamos adelante.

Cuando llegamos a Perpignan, entonces sí, respiramos aliviados. Allí, recostados en los asientos delanteros del automóvil y escuchando Radio Nacional de España, pasamos toda la madrugada.

A la mañana siguiente, al mismo tiempo que los diputados comenzaron a abandonar el Congreso, Pepe Rodríguez y yo iniciábamos nuestro regreso a Barcelona. Nada más llegar a su casa del Ensanche, en la calle Valencia, conectamos el televisor. Justo en aquel momento, Televisión Española emitía las imágenes del asalto, esa repetidísima secuencia que aún permanece tan fresca en nuestras retinas.


J.T.

P.D.  Como aquellos artículos del Código Penal se mantuvieron vigentes todavía un tiempo, nosotros tuvimos que continuar, aún durante años, con nuestras rutinarias e inevitables visitas a los juzgados. 

martes, 22 de febrero de 2011

Los límites de la libertad de expresión


Que este blog pueda ser un espacio donde el autor se sienta plenamente libre dependerá del saldo de su cuenta corriente.

Porque si de lo que yo escriba o no escriba aquí depende mi sustento, me veré obligado a cogérmela, irremediablemente, con papel de fumar.

Desde mi condición de disponible laboral es un hecho indiscutible que he de tener cuidado con lo que escribo porque… ¿quién me dice a mí que para cuadrar las cuentas de casa no voy a necesitar de los buenos oficios de alguien que, desde mi juicio libre e independiente, se merecería un buen varapalo?

Esa es la incontestable verdad que coloniza la tan necesaria y difícil libertad de expresión.

El grado de libertad con el que nos expresamos es directamente proporcional a la tranquilidad que nos permite el saldo de nuestra cuenta corriente.


J.T.

lunes, 21 de febrero de 2011

CNN+, Gran Hermano y la opinión de González Urbaneja

Fernando González Urbaneja, presidente de la APM

Yo no sé si fue una figura literaria políticamente correcta. Pero la frase de Fernando González Urbaneja, presidente de la Asociación de la Prensa de Madrid, con la que calificó lo sucedido la noche en que murió CNN+ creo que describe con bastante precisión lo que muchos sentimos en ese momento.


Paolo Vasile, consejero delegado de Telecinco

Gabilondo fue mas fino cuando declaró que no habría pasado nada si Vasile, jefe de Telecinco, hubiera esperado un poquito para colocar el "sinfín" de GH 24 horas en lugar de hacerlo sin anestesia un segundo después de que CNN+ finalizara sus emisiones.

Pero yo creo que no está mal decir burradas de vez en cuando -si es que lo que dijo Urbaneja hubiera que calificarlo así-. Hay que decir burradas, hay que hacerse notar lo más posible a la hora de calificar lo que significa la muerte de CNN+. 

Pasarán los días, los meses, los años, y creo que tenemos la obligación de dejar claro para el futuro que en su momento no nos resignamos, que no nos callamos, que no metimos la cabeza debajo del ala y nos dedicamos sólo a lamernos la herida y lamentarnos de nuestra mala suerte.

Si con la legislación en la mano lo que sucedió fue inevitable, al menos que no quede para la historia que cuando pudimos patalaear no lo hicimos.

El derecho al pataleo está para ejercerlo. Al margen de su utilidad, preserva la dignidad y la manera de afrontar según qué asuntos en la vida. Por eso, la rotundidad de Urbaneja al calificar lo que pasó aquella noche a mi me parece acertada y pertinente. Gracias una vez más, querido presidente.

J.T.

jueves, 17 de febrero de 2011

Meter codo


Horas de espera. Termina la reunión, el juicio, la visita... da igual. Comienza el desfile de entrevistables a pie de obra canuto en ristre. Aparece el primero. Lo abordamos. Accede. Y toca organizarse.

- Si nos abrimos cabemos todos, se oye.

Si el abordado tiene experiencia en encerronas de este tipo, espera. De lo contrario, comienza a largar pasando del barullo. De los tropecientos cámaras siempre hay alguno que aún no se ha colocado o que pasa del pacto. Alguien también a quien el micrófono no le llega...

Si a la cobertura en cuestión, además de los habituales de la zona, llegan equipos de fuera, sobre todo de Madrid, la cosa se complica. Lo siento, madrileños, es un dato científico, no una opinión.

El caso es que si eres cámara y te encuentras en una situación de barullo cuando luchas por conseguir un "total", más te vale dominar la técnica de "meter codo". Y al tiempo que lo haces con el arte suficiente para que no parezca un agravio represaliable, has de aplicar la contundencia necesaria para que quien intente disputarte el espacio conquistado sepa que no piensas ceder terreno.

Todo esto contando con que el asunto quede entre las gentes del oficio. Porque en las coberturas de enjundia, a los codazos habituales entre nosotros hay que añadir los que nos propinamos con los polis y los escoltas de los entrevistables.


Así, el tiempo que dura la declaración en cuestión se convierte en una permanente trifulca entre cámaras, periodistas, polis y escoltas que recuerdan los rifirrafes dentro del área chica en un partido de fútbol cuando se va a lanzar un córner o una falta peligrosa.

Ellos aprietan, tú haces lo propio y aunque parezca inaudito, hasta este tipo de batallitas puede servir para confraternizar si se gestionan con buen rollo.


Siempre recordaré aquella vez en que mi compañero Alberto libraba una batalla a muerte con un policía nacional (de esos fornidos y vestidos de azul mecánico) para mantener la posición y poder hacer su trabajo. Como quien no quiere la cosa, se metieron codo el uno al otro hasta reventar. Pero eso sí, con estilo, como si fueran gentlemen ingleses. Cuando pasó la marabunta ambos se miraron, sonrieron y uno le dijo al otro:

- La que nos hemos dado,¿no?
- Y que lo digas

Si llego a tardar un poco más en aparecer, igual hasta me los podía haber encontrado de copas.

J.T.

miércoles, 16 de febrero de 2011

Caso Mari Luz Cortés. Por fin, el juicio


Alberto, ¿te acuerdas?

Corría el mes de enero de 2008. Era lunes. Cuando llegamos a Huelva María Eugenia, tú y yo dimos varias vueltas antes de localizar la barriada de El Torrejón.

El día anterior, domingo, a primera hora de la tarde, había desaparecido la pequeña Mari Luz Cortés y nadie sabía qué había podido pasar con ella. Nadie parecía conocer que un vecino con antecedentes por pederastia llevaba sólo unos meses instalado en el barrio.

Aquellos primeros directos para Cuatro y CNN+, ¿recuerdas? El quiosco donde la niña había ido a comprar chuches y donde se la vio con vida por última vez...

Recuerdo que comenté para la tele que resultaba difícil entender que dejaran salir sola a la calle a una niña de tan sólo cinco años de edad.

Luego fuimos contando, a medida que íbamos conociéndolos, todos los datos que completaban el cuadro de lo sucedido y, quizás, podían ayudar a entenderlo: barriada mayoritariamente gitana, abuelo buscavidas y sheriff de la zona. Padre predicador y entrenador de fútbol. Hablaba bien, tenía serenidad y carisma: había nacido una estrella.

Cuando, cincuenta y cuatro días más tarde de su desaparición, se encontró el cadáver de la pequeña en uno de los mil recovecos de la ría, cuando detuvieron por Cuenca a Santiago del Valle, volvimos de nuevo a los directos en la barriada del Torrejón, a los que a partir de entonces sumaríamos los de los juzgados, donde ocurrió lo de aquella célebre pedrada que ensangrentó a nuestro compañero Isidro y nos alarmó a todos.

La bola de nieve cada vez era más grande. El triste suceso cada vez era más carnaza para tanto desaprensivo sediento de audiencia. Nosotros, ¿recuerdas? intentábamos solventar nuestro trabajo con la mayor dignidad posible. Pero allí, como también sin duda recuerdan Salomé, María Eugenia y Carolina, fue pasando de todo. Pasó hasta el tiempo.

Y con el paso del tiempo llegó un poco de serenidad: la recogida de firmas de la familia por toda España para solicitar en el Congreso de los Diputados la cadena perpetua para este tipo de delitos. Después, el zascandileo de Juan José Cortés, padre de la infortunada chiquilla, por los partidos políticos: psoe, upyd, hasta desembocar en el pp, que lo utiliza descaradamente y él se deja.

Y ahora el juicio

Doscientos periodistas

Esta vez, querido Alberto, y sin que sirva de precedente, faltamos tú y yo.

J.T.

martes, 15 de febrero de 2011

La "burbuja" periodística

Antes que estallara la burbuja inmobiliaria ya sabíamos que lo que estaba ocurriendo en el mundo de la construcción era insostenible, pero parecía como si todos nos hubiéramos puesto de acuerdo en huir hacia adelante.

Urbanizaciones enteras construidas en la nada, ciudades dormitorio reproduciéndose por esporas, casas, pisos, apartamentos a granel allá donde quedara un solo centímetro cuadrado de suelo libre...

Crecían los precios por días, casi por horas, proliferaban los tratos en negro, los arquitectos y los notarios no daban abasto, los bancos repartían hipotecas a espuertas... ¿os acordáis?

Hasta que llegó el tsunami. Desconozco si existen datos claros y completos sobre la dimensión de la tragedia, pero con cifras o sin ellas, todos sabemos cuáles están siendo las consecuencias: GRAN RUINA.

La misma RUINA que hace ya algunos años se atisbaba en el mundo del periodismo y que, como comentamos mi amigo Boni y yo en esta tarde sevillana de febrero, parece que amenaza con estallar sin remedio.

Tengo escrito aquí que el periodismo es sólo un oficio, nada menos que un oficio. Tengo escrito aquí que para ser buen periodista no hace falta la facultad, sino una buena cultura previa. Tengo escrito aquí que lo que se necesita antes de decidir dedicarse a la información es formación.

Formación en cualquier facultad menos en la de Periodismo. Y después de haber estudiado con provecho Historia, Química, Derecho o Arquitectura por ejemplo, si se quiere ser periodista se cursa un máster. Para aprender las cuatro reglas del oficio. Suficiente.

Lo contrario es ruina. Cada año salen de las facultades españolas de periodismo diez veces más licenciados que los periodistas que pueden llegar a hacer falta.

Cada año, en consecuencia, la carne de periodista está mucho más barata mientras cada año también van escaseando las salidas posibles, las oportunidades y hasta los trabajos basura. Al tiempo aumentan los Eres, los recortes de plantilla, la explotación, la sumisión del currito superviviente y la inseguridad laboral.

Estamos en la burbuja periodística.  Como ocurrió con la inmobiliaria, lo sabemos. Sabemos que la situación es insostenible. Sobran facultades, sobran licenciados, no hay sitios ya, ni sueldos dignos, ni horizontes halagüeños... Pero continuamos huyendo hacia adelante. Hasta que estalle.

J.T.

lunes, 14 de febrero de 2011

El empresario sospechoso de discriminar "por motivos de sexo"

Los tres folios del discurso aparecían infestados de faltas de ortografía y errores sintácticos. La manifestación estaba a punto de concluir y el líder sindical, ya en la tarima y junto al micrófono, se disponía a arengar por megafonía a quienes habían secundado la protesta.

Entonces lo vi, y al filólogo que también hay en mí se le abrieron literalmente las carnes. Las patadas al diccionario que contenía todo el discurso recuerdo que me parecieron menos graves que el por entonces insólito encabezamiento: "Compañeros y compañeras", podía leerse bien grande en la primera frase: cuerpo dieciocho.

Fue hace casi veinte años en Almendralejo, Badajoz, donde estaba yo rodando un reportaje para Televisión Española, y aún lo recuerdo. Lo recuerdo porque tras los primeros momentos de indignación decidí no darle más importancia. Pero desde entonces no he hecho más que tropezar cada vez más con despropósitos de ese tipo que me han recordado aquella primera ocasión.

Pero ¿cómo que "compañeros y compañeras"?  ¿Acaso no saben ustedes, señores -y señoras- profesionales de la política y el sindicalismo, que existe lo que se llama el "masculino genérico"?


Dice la RAE: "La mención explícita del femenino se justifica solo cuando la oposición de sexos es relevante en el contexto: El desarrollo evolutivo es similar en los niños y las niñas de esa edad. La actual tendencia al desdoblamiento indiscriminado del sustantivo en su forma masculina y femenina va contra el principio de economía del lenguaje y se funda en razones extralingüísticas. Por tanto, deben evitarse estas repeticiones, que generan dificultades sintácticas y de concordancia, y complican innecesariamente la redacción y lectura de los textos.

El uso genérico del masculino se basa en su condición de término no marcado en la oposición masculino/femenino. Por ello, es incorrecto emplear el femenino para aludir conjuntamente a ambos sexos, con independencia del número de individuos de cada sexo que formen parte del conjunto. Así, los alumnos es la única forma correcta de referirse a un grupo mixto, aunque el número de alumnas sea superior al de alumnos varones"

Aunque el dictamen de la Real Academia de la Lengua no deje lugar a dudas, parece claro que los políticos decidieron tiempo ha seguir adelante con esta guerra. Así que empeñados en continuar con tan surrealista "raca,raca",  la sublimación de tal disparate se ha consumado estos días con la siguiente historia:  un empresario sevillano necesitaba ampliar su plantilla de programadores informáticos y recurrió a internet para divulgar su oferta de trabajo. Y escribió:  "Busco programadores"

Mal hecho, amigo mío, mal hecho. Con esa frase se convertía usted automáticamente en presunto delincuente. ¿Que por qué? Pues por no haber especificado en su oferta que lo que buscaba en realidad eran "programadores y programadoras".  Gran sacrilegio: acósesele por incurrir en imperdonable y punible machismo. 

Dicho y hecho: el peso de la ley ha caído sobre él porque osó obviar la palabra "programadora" en la oferta de trabajo y claro, eso, según el ministerio de Trabajo, "puede contravenir la ley de Igualdad". Hasta seis mil doscientos cincuenta euros podría llegar a costarle la "broma".

Sospechoso de discriminar por motivos de sexo. 

No, no es una inocentada. Es una frikada impresentable más de tanto indocumentado como nos gobierna.

Cuando hace casi veinte años lo vi y lo escuché por primera vez reconozco que me pareció un dislate pasajero. Craso error. Transcurre el tiempo y ahí siguen, dale que dale. Con lo del acoso al empresario que escribió "programadores" en su oferta de empleo, y no "programadores/as" como se han empeñado que hay que especificar, creo que estos engreídos ignorantes se acaban de pasar unos cuantos pueblos.

Las autoridades lingüísticas deberían entrar a saco, pero ya, para atajar estos despropósitos y que los-las analfabetos-analfabetas que tanto parecen abundar en la política dejen, de una puñetera vez, de mear fuera de tiesto-tiesta.

¿Habrán oido estos chicos-chicas hablar alguna vez de este libro tan útil? Sí, se llama  "Diccionario panhispánico de dudas"  y basta con abrirlo, buscar el vocablo "Género", y molestarse en dedicarle un par de minutos. Claro, que para eso hay que querer, y saber, leer.

J.T.

sábado, 12 de febrero de 2011

Nefertiti parece más contenta


Nefertiti está hoy muy contenta. A Nefertiti, como diría mi amigo Rafa de Miguel, se le ha puesto una sonrisa que recuerda la de la Gioconda.

Las medidas de seguridad que rodean la sala del museo Neues de Berlín donde se encuentra desde hace apenas un año parecen este sábado un poco más relajadas.

El sábado pasado estaba más seriota, como si en su expresión pudiera reflejarse la incertidumbre que estaba viviendo su amado país. ¡Quién le iba a decir a ella que más de tres mil años después de su muerte, el Egipto de su alma iba a estar en el punto de mira del mundo entero porque las protestas pacíficas de la gente de la calle iban a conseguir finalmente acabar con treinta años de dictadura y opresión!.

Este sábado, Nerfertiti parece celebrar con su expresión lo que está pasando en la tierra que ella tanto amó. Hasta su vaciado ojo izquierdo parece estar menos vacío. 

Seguro que Nerfertiti ha escuchado las múltiples comparaciones que se han hecho en esta últimas veinticuatro horas entre la caída del régimen de Mubarak y la caída del muro de Berlín. El Museo Neues donde ella se encuentra, la isla de los museos, está en lo que fue Alemania del Este hasta 1989. Así que ella sabe bien lo que significó que el muro acabara derrumbándose por la fuerza de los hechos: sin disparos, sin violencia, sólo por la presión de la gente, como ahora sus paisanos del 2011 han hecho en la plaza de la Liberación de El Cairo.

Nefertiti está contenta. Nefertiti sonríe, es verdad, querido Rafa de Miguel. Ya no es sólo la Gioconda en el Louvre. Desde ahora, también Nefertiti, en el Neues Museum de Berlín, esbozará una sonrisa que, seguro, quien sepa captar el guiño, la verá.

Analizo un poco más su expresión y capto su sonrisa, sí, pero también su preocupación. Porque ni siquiera ella sabe muy bien cómo puede acabar todo esto.

J.T.

viernes, 11 de febrero de 2011

Reflexiones entre adoquines berlineses


- Papá, ¿sabes lo que significan estas plaquitas?
- Me temo que me lo puedo imaginar

Resulta difícil caminar por la zona urbana de Berlín -como estamos haciendo ahora mi hija y yo cuando me formula esta pregunta-, y no encontrarte con alguna de ellas con espantosa frecuencia: su tamaño apenas supera el de un miniadoquín y en la inscripción se recuerda un nombre, una fecha y un lugar que indica el campo de concentración en el que fue exterminado quien residía justo en el edificio a cuya entrada se encuentran estas plaquitas de latón.

Miras la fachada de la casa, la puerta, te imaginas a quienes vivían aquí saliendo para nunca más volver... Reconozco que quienes residen en Berlín debe hacer ya tiempo que se habituaron a pisarlas sin conmoverse. Pero yo evito poner el pie encima. Mi hija las fotografía y tampoco las pisa.

Desde mi condición de visitante atípico estos días -me importa más preocuparme por los asuntos de Patricia y ayudarle en lo que pueda necesitar que ejercer de turista y coleccionar sitios vistos-, desde mi rol de ciudadano berlinés ocasional que vive en un apartamento del Este, que acude cada día al supermercado, que por la mañana baja a la bäckerei y compra pan recién hecho para desayunar, que usa bonos semanales de transporte... desde esa condición, decía, me cuesta mucho trabajo habituarme a pasear sin más por las calles de esta ciudad trufada de plaquitas de latón.

Los cuadraditos que perpetúan la memoria de la monstruosidad cometida por los nazis te los sueles encontrar de dos en dos, de tres en tres... Hemos fotografiado muchos, pero aquí he decidido volcar solamente uno. Uno que a mi juicio estremece por su dimensión: seis personas que en su día fueron sacadas de una misma casa, en el distrito de Kreuzberg, para ser gaseadas.

Los fotografiamos, pero no los pisamos

También evito pisar el cristal que me encuentro cuando paseo por la Bebelplatz y disfruto de los impresionantes edificios que la rodean. Entre adoquines, descubro de pronto ese cristal de un metro cuadrado que muestra debajo una habitación cubierta de blancas estanterías vacías, decenas de baldas desiertas, sin un solo volumen encuadernado, sin una sola obra impresa. Así ha decidido el Berlín de hoy recordar la quema de libros que tuvo lugar aquí mismo el  10 de mayo de 1933, la llamada Noche de la vergüenza.


Mientras iba haciendo estos descubrimientos no he podido evitar, como podéis imaginar, asociar ideas. Y pensé, claro está, en lo nuestro, en nuestra guerra civil. En las tropelías que se cometieron, en tantos y tantos seres humanos de  nuestro querido país a los que un día fueron a buscar a sus casas y nunca más volvieron a ellas.

Entre adoquín y adoquín de estas calles berlinesas me he puesto a pensar en tantos españoles como murieron en cunetas o paredones y a los que todavía les debemos aunque sea una diminuta plaquita a la puerta de su casa. O lo que sea. Algo. Pero continúan transcurriendo las semanas, los meses y los años... y nadie tiene huevos de hincarle el diente a esto de una vez. 

"Memoria histórica" creo que se llamaba aquella "presunta" ley, ¿verdad?

J.T.

jueves, 10 de febrero de 2011

Pequeño paseo por Berlín

Zigzagueo entre los dos mil setecientos once bloques de cemento inmunes a pintadas -todos con la misma dimensión en su base pero con distintas alturas- que homenajean en pleno corazón de Berlín a las víctimas del nazismo, y no puedo evitar experimentar un turbador escalofrío.
Clase de historia berlinesa entre los bloques de cemento que recuerdan a las víctimas del nazismo

El emplazamiento geográfico de este monumento en memoria del Holocausto tiene sus bemoles: doscientos metros hacia el norte se encuentra la emblemática puerta de Brandenburgo; doscientos metros hacia el sur, el descampado bajo el que permanece sepultado el búnker donde Hitler se suicidó: un parking al aire libre tapona y disimula este horrible lugar cuyo emplazamiento está poco divulgado.
Patricia y Jacobo camino del monumento en memoria del Holocausto y del búnker de Hitler. Al fondo, la puerta de Brandenburgo

- La mayoría de los berlineses desconocen dónde se encuentra el búnker, nos dice Jacobo, el competente asesor que este jueves nos ayuda a entender un poco mejor las tripas de la ciudad.

Justo bajo este descampado está sepultado el búnker donde Hitler pasó los últimos días de su vida

El búnker de Hitler, el monumento a sus víctimas y la Puerta de Brandenburgo se encuentran en territorio del antiguo Berlín Este, alineados los tres a escasos metros del lugar por donde discurría el muro que mantuvo incomunicadas durante 28 años (1961-1989) las dos partes de la ciudad.

- Berlín es una ciudad que tiene mucho morbo, me dice Luis, compañero de trabajo de mi hija Patricia.

La verdad es que, en poco más de un siglo, se han concentrado demasiados acontecimientos aquí que han evidenciado la ejemplar capacidad de Berlín para reinventarse, para renacer, para empezar de cero una y otra vez.
El Parlamento (Reichstag), cerca de la zona por la que nos movemos, lo demuestra: destruido por un incendio en 1933 (sospechoso y nunca bien aclarado episodio que sirvió a Hitler para acaparar todo el poder y abolirlo), machacado y denostado durante casi sesenta años, mostró al mundo todo su esplendor de nuevo en 1999 cuando los parlamentarios regresaron de Bonn.
Todo su esplendor, con la impresionante guinda de la cúpula transparente diseñada por Norman Foster. Una cúpula abierta al público que permite a los visitantes observar a los diputados mientras estos asisten a las sesiones parlamentarias.
Abierta al público… pero hasta hace poco. Ya no. Al menos de momento. Vallas y policías controlan ahora el acceso, cuyo flujo –eran famosas las horas de espera necesarias para conseguir visitarla- se ha dosificado desde el pasado verano. Incluso ha permanecido completamente inaccesible durante varios meses por amenaza de atentado.

No se aburre uno aquí.

J.T.

miércoles, 9 de febrero de 2011

Visita a la tumba de Bertold Brecht

Bertold Brecht 

La casa de Berlín en la que Bertold Brecht pasó los tres últimos años de su vida, entre 1953 y 1956, se encuentra en la parte oriental de la ciudad, en el número 125 de Chausseestrasse, y está muy cerca del apartamento donde, desde hace un par de años, reside mi hija Patricia. Estoy unos días con ella y nos ha parecido buena idea conocer el lugar donde trabajó y murió el gran escritor.

Es una casa de tres plantas, con buhardilla y sótano. En una de ellas se celebran actividades y encuentros culturales, otra está dedicada a restaurante y el resto funciona como museo.

La casa donde murió Brecht en 1956. Chausseestrasse, 125. Berlín

Justo al lado de donde vivió Berltod Brecht se encuentra el cementerio Dorotheenstädlicher, en el que reposan los restos del escritor junto a los de Helene Weigel, su segunda mujer. Este miércoles hemos querido ir a rendirle homenaje a su tumba.

Nuestras sombras, proyectadas  sobre la tumba de Bertold Brecht en una de las pocas mañanas de sol en Berlín durante todo lo que va de año

El gran dramaturgo alemán, autor de obras tan memorables como "Madre Coraje", "El señor Puntila y su criado Matti" o "El círculo de tiza caucasiano", también fue un estupendo poeta que dejó para la historia un generoso florilegio de sentencias memorables.

Frases que los universitarios españoles de hace ya bastantes años utilizábamos con frecuencia  en nuestras conversaciones y hasta colgábamos con chinchetas en las paredes de nuestro cuartos escritas con letras de molde.

Durante los instantes que permanezco este miércoles frente a la tumba de Brecht honrando su memoria, he recordado alguna que otra frase suya, pero sobre todo una -bastante conocida- que me ha acompañado casi toda mi vida y que continúo colgando en las habitaciones de trabajo de las casas en las que he ido sobreviviendo hasta ahora:
«Hay hombres que luchan un día
 y son buenos,
otros luchan un año
 y son mejores.
Hay quienes luchan muchos años 
y son muy buenos,
pero están los que luchan toda la vida, 
y esos son los imprescindibles»

Así que continuaremos luchando.

J.T.

domingo, 6 de febrero de 2011

El desánimo de mis amigos profesores


Entre quienes un día fueron mis compañeros de estudios, un buen porcentaje de ellos se dedica a la enseñanza. Imparten clases en institutos y universidades de distintas ciudades en este país. Son profesores de materias de ciencias, de letras, especialistas en comunicación, en literatura o en matemáticas.

Llevo más de treinta años escuchándolos -desde que mi vida derivó hacia el periodismo y las suyas maduraron en el mundo académico- y he compartido la evolución que han experimentado desde el entusiasmo de sus primeros años de docencia hasta el pasotismo en el que muchos de ellos sobreviven ahora. 

Unos tardaron más y otros menos en desilusionarse. ¿Por qué? Las razones quizás son complicadas de resumir, pero cuando converso con gente recién salida de la universidad cada vez entiendo mejor a mis amigos de siempre.

Cuando leo o escucho que esta generación de jóvenes españoles es la mejor preparada en mucho tiempo no acabo de entenderlo. Puede que sean, no lo discuto, los mejor preparados en el manejo de la p2p, la play station o los más habilidosos para piratear en un plis plas una filmoteca entera. Pero cuando deciden abrir la boca lo más probable es que te espantes. 

Al menos a mí me sucede: milagroso es que un adolescente emplee un adjetivo con cierta precisión, o que exprese una idea con la suficiente claridad. Y no te digo ya si de lo que se trata es de mantener una mínima conversación sobre geografía, historia o literatura. Momentos he vivido en los que, llegado el caso, no recordaban -o quizás no supieron nunca- ni cuál es la capital de Portugal.

Les importa un comino la actualidad, no compran un periódico ni locos, revientan durante horas el tuenti o el facebook pero, por muchas horas que malgasten frente al ordenador, no se les ocurre ni por casualidad mirar una página web que les ponga al día de por dónde va el mundo. Y cuando  se equivocan y se paran en un quiosco, como mucho compran el " Marca" o el "Mundo Deportivo".

Estos jovenzuelos, carne de botellona y maestros del victimismo, son los que tienen desalentados y desanimados a aquellos amigos míos que se dedican a la enseñanza. 

La coartada es la falta de expectativas, la dificultad para abrirse paso en la vida, la crisis... Puede ser, pero lo que yo creo es que nos encontramos en un infernal círculo vicioso donde las causas y los efectos se confunden y el resultado está siendo una generación desmotivada que refleja en las aulas su caótico y desinflado estado de ánimo.

En esas aulas donde mis amigos de siempre consumen los cursos comprobando cómo la "cosecha" de cada año acaba haciendo buena la anterior, que ya era para tirarse de los pelos.

J.T.

viernes, 4 de febrero de 2011

La información cultural en los medios


Repaso con mi amigo Fernando Valls la información cultural en los medios españoles y eso me lleva a algunas reflexiones. Empezaremos por los suplementos culturales de los periódicos: quien busque en ellos neutralidad, ecuanimidad, pluralidad u objetividad, que se olvide: cada suplemento sirve a los intereses de la editorial del periódico que lo publica. A los libros y autores relacionados con periódicos rivales, ni agua. Como si no existieran.

Eso en los periódicos que cuentan con suplementos culturales porque la mayoría de los medios impresos se limitan a ningunear o reducir a la mínima expresión todo lo que tenga que ver con libros, pintura. música o teatro. A lo sumo entremezclan la información cultural con la de espectáculos y en la misma página te puedes encontrar con suerte algo de información sobre un estreno de ópera, pero junto a la promoción, por ejemplo, del último disco de Bisbal o Bustamante.

En las radios, los espacios culturales, que no menudean precisamente a pesar del elevado número de frecuencias que pueblan el dial, poseen un cierto halo de impuesto revolucionario y son tan sectarios como los de los periódicos. 

Y en cuanto a la televisión, quizás ilustre cómo está el patio la cariñosa reconvención que mi querido Luis Felipe Torrente me hizo llegar el día en que un tema cultural se cayó de la escaleta del informativo porque un directo mío había sido demasiado largo: en lugar de treinta y cinco segundos hablé casi minuto y medio. Y claro, el vídeo de la sección de Cultura, cuyo jefe era Luis Felipe, como siempre va al final del informativo,  no se emitió por falta de tiempo. Porque Cultura, claro, va siempre en la cola.

Querido Luis Felipe, quiero que sepas que nunca me perdonaré aquel desliz. Cómo me gustaría que alguna información cultural abriera un informativo de vez en cuando (los obituarios no cuentan). Si los sucesos estuvieran colocados al final de la escaleta igual algún día me habría enrollado adrede en un directo para ver si caía la breva y se quedaba fuera alguno de esos turbios, escabrosos, malolientes y superficiales asuntos que de un tiempo a esta parte han laminado el rigor y el interés de la información televisiva.

J.T.

jueves, 3 de febrero de 2011

Persigue tu pasión, no tu pensión


Ahora que media España está con la calculadora en la mano haciendo cuentas para ver cuántos años le quedan para jubilarse y cuánto va a cobrar cuando ese día llegue, quizás sea el momento de recordar esta frase que leí hace poco:

"Persigue tu pasión, no tu pensión"

Reconozco que hay trabajos infames, que sólo una minoría privilegiada consigue ganarse el sueldo dedicándose a lo que le gusta. Eso es verdad. Pero si existe una ocupación a la que nos gusta dedicarnos y podemos hacerlo, yo creo que hay que tirarse en plancha a por ella sea cual sea nuestra edad y condición, estado civil o militar.

El trabajo que no nos gusta hay que intentar, si se puede, quitárnoslo de encima cuanto antes. Pero si tenemos una pasión, si hay algo que nos gusta hacer, yo creo que nunca debemos renunciar a conseguirlo.

Sé de muchos amigos prejubilados que eran felices con lo que hacían y ahora se apagan lentamente, atrapados por un estatus que les facilita la vida (tienen la paga asegurada) pero que al mismo tiempo les consume (cobrar la pensión les impide trabajar).

Yo me niego a optar por la pensión. Quiero seguir. Apuesto por permanecer vivo y alerta y eso implica moverse, trabajar, hacer cosas... lo más apasionadamente posible. Siempre. La pensión puede esperar. La pasión... ¡nunca!

J.T.