jueves, 30 de junio de 2016

El Watergate de Fernández Díaz

Cada día que pasa, Jorge Fernández Díaz me recuerda más al insigne José María Ruiz Mateos. Cuando alguien del Opus le echa cara a la vida, no hay quien le gane. Amparados por ángeles de la guarda y rodeados de vírgenes condecoradas, los miembros de la Obra son imbatibles a la hora de plantar cara a la adversidad: "lo tengo todo en contra, pero tengo a dios conmigo".

Sigue nuestro todavía ministro del Interior al pie de la letra el apotegma número 12 de "Camino", el librito de meditaciones donde Escrivá de Balaguer insta a sus discípulos a "crecerse ante los obstáculos. La gracia del Señor -escribió el santo varón- no te ha de faltar: "inter medium montium pertransibunt aquae!" ¡Pasarás a través de los montes!" Y en esas parece estar Fernández Díaz, echado al monte directamente, como Ruiz Mateos en sus mejores tiempos.

Que te pillen con las manos en la masa, conspirando en tu despacho oficial para buscarle la ruina a opositores políticos, espiándolos a ellos y a sus familias, manejando pruebas falsas y planeando cómo difundirlas... que esas conversaciones estén grabadas y que tu voz se escuche con tal nitidez que no deja lugar a dudas, eso es un watergate en toda regla.

Que acto seguido decidas actuar demonizando el hecho de haber sido grabado, dejando de lado la gravedad del contenido de lo hablado, igual es un acto reflejo de quien, acostumbrado a confesarse con frecuencia, tiende a confundir sus blindados diálogos de confesionario con el peligro intrínseco de las conversaciones que mantiene en su despacho. El ministro está tardando en entender que no todos los interlocutores son curas obligados al secreto de confesión, y que los teléfonos móviles son peligrosos artefactos que carga el diablo. Si no andas fino, te pueden dejar con el culo al aire.

Se revuelve Fernández Díaz como gato panza arriba porque, desde su atalaya, le cuesta asimilar que no exista la impunidad absoluta, que los mecanismos de poder en los que se mueve, y que con tanto desahogo maneja, no estén sirviendo en este caso para atajar la publicación de sus maquinaciones y sus intrigas. Tardará en dar su brazo a torcer, nada de transigir, como recomienda Escrivá de Balaguer en la máxima número 398 de Camino: "La intransigencia no es intransigencia a secas: es "la santa intransigencia". No olvidemos -añade el fundador del Opus Dei- que también hay una "santa coacción". Esa convicción de estar siendo coaccionado fue la que llevó a Ruiz Mateos a ponerse el mundo por montera.

Es muy posible que la manera de actuar del ministro se deba a su convencimiento de que también está siendo coaccionado, olvidando que sus conspiraciones contra políticos catalanes independentistas es un asunto demasiado serio. Por eso se defiende atacando, como hizo PedroJota cuando lo de Exuperancia. Pero mucho me temo que no es lo mismo. Más pronto que tarde lo entenderá, como le ocurrió al presidente estadounidense Richard Nixon quien, hasta que las evidencias no acabaron acorralándole, no asumió que si espías a rivales políticos con los mecanismos que el Estado pone a tu disposición desde tu puesto de responsabilidad, y te pillan, la única salida es hacer mutis por el foro. Nixon tardó dos años en entenderlo. ¿Cuánto tardará Fernández Díaz? ? ¿O pensará quizás que si se confiesa y el cura lo absuelve, ya no tiene que rendir cuentas a nadie más?

J.T.




miércoles, 29 de junio de 2016

10 cosas que podré hacer sin escrúpulos gracias a los resultados del 26J


1. Podré montar una empresa y explotar inmigrantes sin problemas, putear becarios, contratar en precario pagando sueldos de miseria y obligar a los empleados a trabajar más horas de las estipuladas sin rechistar, si no quieren que les eche a la calle sin contemplaciones y sin indemnización.

2. O quizás monte un colegio en el que podré cobrar un pastón a indocumentados horteras que no quieren que sus hijos compartan pupitre en un centro público con niños magrebíes, subsaharianos o hijos de familias con problemas para sobrevivir.

3. Podré montar una clínica privada con médicos mileuristas en la que atender, mal pero pronto y en salas de espera minimalistas y fashion, a esos esnobs más preocupados por no cruzarse con inmigrantes en la seguridad social que por la calidad de la atención médica que reciben.

4. Podré especular en bolsa invirtiendo en empresas amorales pero eficaces, contaminantes pero rentables.

5. O quizás me dedique a comprar pisos a precios ridículos en las subastas, arreglarlos un poco, esperar un tiempecito y luego venderlos por el cuádruple de lo que me costaron.

6. Puedo montar cualquier tipo de empresa que se convierta en proveedora de una institución pública. Una imprenta, una ferretería, una proveedora de agua mineral o de bolígrafos de punta fina, da igual. El caso es saber tener contento al cliente ya sea concejal, consejero, director general o diputado provincial soltándole la correspondiente mordida convenientemente incluida en el montante inflado de la factura pertinente.

7. Podré comprar acciones de bancos rescatados cuyas cotizaciones subirán como la espuma gracias a la falta de pudor con la que continuarán desahuciando hipotecados con dificultades para pagar la cuota  y chupándole sin piedad la sangre a sus ingenuos y desamparados clientes.

8. O no, mejor apuesto por  esas constructoras que obtienen suculentos contratos gracias a su desvergüenza para pagar comisiones millonarias a los políticos corruptos que tanto nos gusta votar, o por esas empresas de gas, petróleo o electricidad que tienen en sus consejos de administración ex ministros y ex presidentes de gobierno. Eso sí que es negocio seguro.

9. Contra Rajoy se vive mejor. Podré ponerme ciego criticando la gestión del gobierno, despotricaré, les llamaré de todo y al mismo tiempo aprenderé a que mi mano izquierda no se entere de lo que hace la derecha. Así, mientras me escandalizo con sus decisiones de gobierno y denuncio su falta de sensibilidad social, podré aprovecharme de sus medidas prevaricando, moviendo dinero negro, malversando o practicando el tráfico de influencias, lo que haga falta.

10. Y si todo sale mal, ningún problema. Como la política del PP es posible que repercuta en una más rápida independencia de Catalunya, así tendré un país amado en el que pedir asilo político.

En resumen, loado sea Mariano Rajoy y bendito sea este PP nuestro, benefactor de los hipócritas, los desprejuiciados y los amantes de lo ajeno. Y benditos sean sus votantes.

J.T.







sábado, 25 de junio de 2016

La democracia es lo que tiene, que nunca llueve a gusto de todos


Tras los resultados del referéndum británico, asombrado estoy con la cantidad de gente que anda por ahí rasgándose las vestiduras, ¿qué es lo que temen exactamente? O jugamos a la democracia, o rompemos la baraja, ¿no? La grandeza de la democracia es que la decisión de la mayoría después de una votación no tiene por qué coincidir con los intereses de una buena parte de los que acuden a las urnas. Las reglas del juego son que quienes no obtienen la mayoría aceptan la decisión de quienes consiguen reunir el mayor porcentaje de votos.

¿Dónde está lo malo de que el resultado de una votación no coincida exactamente con lo que en principio eran nuestros intereses? ¿Quién nos dice que nosotros estábamos en lo cierto y quienes pensaban lo contrario, no? Y si quienes pensaban lo contrario resultan ser más, ¿qué pasa, que estaban equivocados, que yo no tengo que ponerme delante del espejo y plantearme por qué me he creído que era el rey del mambo y que la razón pasaba exactamente por donde yo me planteaba? Pues mire usted, pues no, usted estaba equivocado porque hay una mayoría que ha decidido que las cosas tienen que ser exactamente lo contrario de como usted se creía. Y si usted es un verdadero demócrata, lo que tiene que hacer es agachar las orejas, acatar la decisión mayoritaria y poner todas sus energías al servicio del nuevo mapa político y económico, de la nueva decisión mayoritaria.

Esto de la democracia o nos lo tomamos en serio, o de lo contrario maldita la gracia. Lo que ha pasado en Gran Bretaña es un terremoto en toda regla. No nos lo esperábamos, pero ahí están los resultados, ¿cuál es el problema? Lo que toca es asimilarlos y ponerse a trabajar para que ese resultado tenga las mejores consecuencias. Los apocalípticos son siempre sospechosos. Detrás de cada apocalíptico hay alguien que quiere preservar algo que él mismo sospechaba de antemano que no contaba con la aprobación de la mayoría. Hay una grandiosa lección democrática detrás de los resultados del referéndum británico: las cosas no son como tú quieres que sean, sino como son, y si realmente eres un demócrata lo que te toca es remangarte y empezar a trabajar cuanto antes para gestionar esos resultados, no ponerte a llorar como Boabdil cuando perdió Granada.

Se abre un tiempo interesante y con enormes desafíos, pero yo no tengo por qué creerme que lo que nos toca vivir como consecuencia de la decisión de los británicos este 23 de junio tenga que ser necesariamente malo. Por encima de cualquier otra consideración, siempre defenderé la grandeza de la democracia, de la consulta, de contar con la opinión de los ciudadanos, entre otras cosas porque los políticos, salvo en las dictaduras, han de funcionar siempre como empleados de aquellos que los votamos, y si quieren trabajar en esto, lo que les toca es demostrar su competencia para estar donde están gestionando los resultados de cada decisión de la gente que los ha puesto ahí.

Eso justamente, es lo que nos espera este 26 de junio en nuestro país. Quienes resulten elegidos han de subirse las mangas y ponerse a gestionarlo inmediatamente. Y dejarse de gaitas de una puñetera vez, que ya está bien. Son nuestros representantes, nuestros empleados, y como tales han de comportarse. Y si no, les firmamos la carta de despido -con la legislación laboral vigente, para que sepan lo que vale un peine-, y a otra cosa mariposa.

 J.T.

jueves, 23 de junio de 2016

Pero ¿es que nadie nos quiere gobernar?


Me llama mi amigo P. desde Catalunya. Se marchan fuera de casa este fin de semana

- ¿Y no vais a votar?, le pregunto
- Claro que sí, hemos votado por correo. Yo al PSC y mi mujer a En Comú Podem, como la niñas. Yo soy el único díscolo.

Le hablo desde Almería, donde continuaré hasta el domingo para votar en el colegio en el que estoy empadronado y después me iré a Madrid, para vivir allí la noche electoral. En mi bar preferido de Vícar, donde me tienen adoptado porque es como mi segunda casa, mis amigos Juan y Miguel aparecen a última hora , exultantes, y se piden una cerveza fresquita con vaso helado.

- Venimos de Roquetas, Juan, me dicen, del mitin de Susana. ¡Qué tía, pedazo de discurso que se ha marcao, casi una hora!
- No hace falta que os pregunte a quién vais a votar, ¿verdad?
- Nosotros, al Psoe, como toda la vida.

Al día siguiente hablo con Madrid, con amigos y amigas queridos y queridas. Dudan, me cuentan que están cabreados/cabreadas con Pedro Sánchez, que no entienden cómo fue capaz de pactar con Ciudadanos. Me aseguran que esta vez no, que esta vez van a votar a Podemos, pero lo mismo me dijeron el 20-D y acabaron metiendo en la urna la papeleta del Psoe. En Alicante, mi amigo T., a quien llamo para felicitarle por las fiestas de San Juan, me confirma que volverá a votar al Psoe así caigan chuzos de punta.

Descubro, tras mi nada planificado sondeo, que éste es el suelo del Partido Socialista: buena parte de mis afectos son el seguro de vida de un partido que se desmorona, pero sobrevive porque gente como mis amigos catalanes, andaluces, madrileños y alicantinos lo van a votar. Amigos cuya media de edad supera los cincuenta y cinco años. El Psoe sobrevivió siempre gracias sobre todo a Andalucía y Catalunya. Su clientela se hace mayor, pero todavía no se le muere, como le ocurre cada vez más al PP.  Y en Andalucía, merced a la misma política que Convergència practicó en Catalunya, los socialistas continúan teniendo garantizada una buena cosecha de agradecidos apoyos. En el País Vasco no tienen nada que hacer, ni en Galicia, ni ahora tampoco en Catalunya, a pesar del voto fiel de mi amigo P.

- ¿Os habéis dado cuenta, les pregunto a todos, que quienes votáis al Psoe sois unos carrozones con más mili que el palo de la bandera?

Busco las encuestas andorranas del día y me confirman que los incondicionales del Psoe continúan inasequibles al desaliento: volverán a votarlo. Pedro Sánchez les parece un pánfilo pero les da igual, así pusieran a King Kong encabezando las listas.

Esta es la cera que arde, éste es el mapa que tenemos: En Euskadi, Galicia, Valencia, Baleares, Canarias... soplan vientos de cambio. También en Catalunya, y en Aragón... Por debajo de los cincuenta años disminuye sensiblemente la gente que piensa votar al bipartidismo, pero el cambio está duro de pelar. Resiste el Psoe de Sánchez, se revuelve como gato panza arriba, dispuesto a demostrar que se equivocan los agoreros del "sorpasso". Si eso es así, se batirá un nuevo récord en la historia de nuestras refriegas electorales, porque nunca nadie tan anodino e insulso como el actual candidato socialista tuvo tanta gente detrás dispuesto a votarlo, a pesar de que cada vez que abre la boca, sube el pan. Y mira que Rajoy puso en su día el listón bien alto. Y en cuanto a Podemos... me pregunto: ¿por qué, teniendo el viento a favor en tantas cosas, no acaban de rematar la faena? ¿Miedo a morir de éxito?

Mientras tanto, Rajoy, cuando le preguntan si le va a volver a decir al rey que no se presenta a la investidura, mantiene esa actitud impasible que lo mismo le sirve para gestionar el puñetazo en la cara de un muchacho de Pontevedra que para encarar el watergate de su ministro del Interior que ha destapado Público. Pero ¿es que nadie nos quiere gobernar? ¿Hasta cuándo va a durar este cansino, tedioso y antipático "día de la marmota"?

A ellos, los políticos, igual les tenemos que mandar a freír espárragos. Pero quienes los votamos somos nosotros, y lo que hagamos el domingo será exclusiva responsabilidad nuestra. Se merecen una lección, ¿por qué no se la damos?

J.T.



martes, 21 de junio de 2016

Cuidado con lo que deseas, que a lo mejor se cumple


Soñé, hace menos de tres años, que más pronto que tarde nacería una fuerza política que acabaría propinándole un buen meneo al bipartidismo... y pasó.

Soñé, hace ya menos tiempo, que un puñado de gente joven y preparada acabaría saltando a la arena política y que, recogiendo el descontento ciudadano que reflejaban tantas movilizaciones en España desde el 15 de mayo de 2011, conseguiría remover la zona de confort en la que llevaba ya demasiado tiempo instalado el Partido Socialista... y sucedió.

Soñé después que la derecha en el poder se ponía nerviosa y que, por primera vez en muchos años se tentaba la ropa viendo cómo un grupo de recién llegados los dejaba a diario en evidencia... y ocurrió.

Soñé que Izquierda Unida dejaba de estar en manos del viejo y conformista aparato de siempre... y acabó sucediendo.

Soñé que abdicaba el rey... y ocurrió.

Soñé también que los empresarios salían en tromba a demonizar a esos jovencitos osados que habían revolucionado el ánimo ciudadano y la escena política, que los banqueros se revolvían inquietos en sus mullidas poltronas buscando desesperadamente un "Podemos de derechas"... y pasó.

Soñé que la derecha en el poder utilizaría todos los mecanismos a su alcance para intentar hundir en la miseria a los promotores de la nueva organización política que, desde que en mayo de 2014 consiguieron cinco escaños en el Parlamento Europeo, no dejaban de crecer en predicamento y en expectativas de voto... y pasó.

Soñé que los periódicos de papel, en manos todos ellos de los garantes del sistema, buscando y rebuscando en el historial personal de los cabecillas de la osadía magnificarían, manipularían y mentirían sobre el pasado de cada uno de ellos... y, por supuesto, ocurrió.

Soñé que Madrid, Barcelona, Valencia, Zaragoza, Cádiz, A Coruña y otras muchas ciudades españolas tendrían alcaldes progresistas dispuestos a que las cosas dejaran de ser como habían sido durante tantos años... y en mayo de 2015 sucedió.

Soñé que se acababa el chollo de las puertas giratorias, las mamandurrias, las dietas y privilegios varios de la clase política... y está a punto de pasar.

Soñé que los corruptos recibían su merecido, que los policías detenían y los jueces juzgaban y condenaban a quienes durante tanto tiempo parecían intocables... y empezó a pasar.

Soñé que un buen día los indignados, machacados, y hartos de perrerías que había en este país se unirían para echar a los causantes de sus desgracias y apostarían con sus votos por una opción nueva que ganaría las elecciones generales... y está a punto de suceder.

Recordé entonces aquel viejo adagio: "Cuidado con lo que sueñas, cuidado con lo que deseas porque a lo mejor se cumple".

¿Quién dijo miedo?

Hasta el domingo 26 de junio por la noche, amigas y amigos.

J.T.


jueves, 16 de junio de 2016

Las gamberradas de Albert Rivera

En todo político suele existir por lo general un cierto punto gamberro. Y como ocurre con el punto de sal en las comidas, pocas veces se acierta con la dosis justa. La política es un campo abonado para que broten los gamberros y a fe que aquí hemos tenido excelentes cosechas durante años. El gamberro de moda se llama Albert Rivera, un maestro de la mentira y la infamia que deja pequeños a muchos de sus ilustres predecesores. Gamberro fue Felipe, como el tiempo se ha encargado de demostrar sobradamente; gamberros fueron Cascos y Aznar, que apenas sabían disimilar lo que les divertían sus propias travesuras; gamberro fue y continúa siéndolo Alfonso Guerra, quien hubo un tiempo en que hasta cayó simpático como le ocurría también a otro ilustre osado, Adolfo Suárez. La desvergüenza seduce y, si la política es seducción, la caradura parece imprescindible como instrumento de trabajo para quien elige este oficio.

Gamberro fue, es y será el gallego Rajoy, y gamberros son buena parte de la cohorte que le rodea. Cuando ves, por ejemplo, a Rafael Hernando cerca de una alcachofa a punto de conceder un canutazo, te preparas ya para escuchar una gamberrada, y percibes, por la expresión de su rostro, cómo disfruta con su peculiar manera de ganarse la vida, buscando titulares a base de a ver qué bellaquería suelto hoy, cómo retuerzo la realidad, cómo eludo la evidencia, cómo provoco al rival y le hago entrar en mi juego...

Con Albert Rivera, a todos les ha salido un discípulo aventajado. Tras vender en Catalunya odio y enfrentamiento durante casi dos décadas, saltó a la política nacional apadrinado por  quienes necesitaban con urgencia un Podemos de derechas, armado de una cara de niño bueno que, cada día que pasa, engaña a menos incautos.

Rivera vende nada envuelto en el celofán de una habilidad dialéctica moldeada a fuego lento en las olimpiadas universitarias de debate. Como gamberro supera a los otrora llamados tahúres del Missisipi, gana por goleada a quienes no les importó nunca que el gato fuera blanco o negro, sino que cazara ratones; o a aquellos otros que hablaban catalán en la intimidad. Ya se le vio el plumero al líder de Ciudadanos en la recta final de la campaña pasada, donde consiguió treinta escaños menos de los que llegaron a otorgarle algunas encuestas para el 20-D, y en esta ocasión vuelve por sus fueros mintiendo y calumniando desde el minuto uno. No es verdad, por ejemplo que Ada Colau sea independentista por mucho que él lo repita día tras día, ni tampoco que Podemos esté por la salida del euro. Pero sigue con el raca-raca sin ninguna vergüenza. Los gamberros suelen contar con la mala memoria y la falta de información del ciudadano medio, y en muchas ocasiones la jugada les sale bien. Vende mejor la maldad, la perversión, la astucia... Veremos qué pasa este 26-J.

J.T.





domingo, 12 de junio de 2016

Todos los libros de autoayuda, resumidos en cien palabras



Reír, reír, reír
Trabajar, trabajar, trabajar
Hacer lo que quieres hacer
Cero discusiones
Saber decir NO cuando toca

Comer bien, es decir, lo justo y necesario. Punto
¿Beber? Agua y... vino del bueno, ¡por supuesto!
Transgredir, desobedecer, cuestionar...
Sumisión cero
¿Sexo? Eso no se pregunta, eso se hace

Da
Regala
Busca lo bueno en la gente que te rodea y díselo
Valora la generosidad de los demás
Agradece

Ríe, ríe, ríe
Trabaja, trabaja, trabaja
¿Peleas? Ni una
¿Debates? Todos los que hagan falta
Argumenta, inventa, propón...

He aquí,
resumidos,
todos los libros de autoayuda
que en el mundo han sido

De nada






J.T.



viernes, 10 de junio de 2016

Viagra para un Psoe bisagra


pills
Mucha viagra va a tener que tomar el Psoe si el lunes 27 aspira, por lo menos, a ser partido bisagra. O espinacas a granel, como Popeye el Marino. Pero algo deberán hacer con urgencia si de verdad quieren evitar la hecatombe. De fracaso en fracaso, se encaminan los socialistas hacia el desastre final sin que parezca apreciárseles excesivas ganas de evitarlo. Falta“trempera” en la campaña del Psoe. No veía yo tanta fe impostada ni tanta sonrisa forzada en sus mítines desde los tiempos de Joaquín Almunia, en el año 2000, cuando al entonces candidato socialista y a muchos de sus compañeros se les notaba la derrota en la cara desde que se encaminaban al atril como quien lo hace a un potro de tortura.Aznar, como pronosticaban por aquel entonces los sondeos, los machacó y ganó por mayoría absoluta.
Cae simpático el Psoe, según la encuesta del CIS hecha pública este jueves, pero no parece que ese cariño vaya a traducirse en votos el próximo día 26, a juzgar por los datos de ese mismo sondeo. Se desgañita Sánchez reivindicando su parcela socialdemócrata, pero la cada día más acentuada palidez de su rostro delata el miedo que tiene a que le roben la cartera. Los barones que lo presionaron sin compasión las navidades pasadas –nada de referéndum en Catalunya, ¿recuerdan?- andan ahora muchos de ellos con un perfil bajo o nulo de proyección pública en este comienzo de campaña. Susana Díaz, con más labia que talento, como describe el maestro Alcántara, se limita a proclamar que Iglesias no es de fiar y que nadie le compraría al líder de Podemos un coche usado. Mejor que ella no pruebe por si acaso. Miquel Iceta, en esa Catalunya que tanto amó al PSC, rebusca sin éxito el cariño perdido de sus antiguos votantes desde que Ada Colau y sus chicos pusieron el intermitente y le adelantaron por la izquierda sumando ya más del doble de escaños que los socialistas (11 para En Comú Podem frente a 5 del PSC según el CIS) ¿Y qué me dicen de Euskadi donde, si se cumplen las predicciones del Centro de Investigaciones Sociológicas, los socialistas vascos solo mandarán a la Carrera de San Jerónimo un diputado por Guipúzcoa. En Álava y Vizcaya, ¡cero!
En Galicia pronostica la encuesta oficial 5 escaños de los 23 que hay en juego en total; en Andalucía, granero tradicional y determinante para los históricos triunfos socialistas, no suman ni la tercera parte de los escaños en juego, 20 de 61. En Soria, Vizcaya y Álava no consiguen ni un solo diputado y en Ávila, Salamanca y Teruel bailan los pronósticos entre uno o ninguno. En Valencia y en Galicia, donde también el CIS augura a los socialistas un descalabro estrepitoso, nunca entendieron el pacto con Ciudadanos, como tampoco el rechazo a listas conjuntas al Senado que Podemos propuso para romper la mayoría absoluta del PP en la Cámara Alta. No le han hecho ningún favor tampoco a este magullado Psoe los recientes procesamientos de ChavesGriñán y 6 exconsejeros de la Junta de Andalucía, ni la citación judicial que Josep Borrell tiene pendiente el próximo día 23, a 72 horas escasas de la apertura de las urnas, por haber sido uno de los 13 consejeros de Abengoa que aprobaron indemnizaciones millonarias para los exdirectivos Felipe Benjumea y Manuel Sánchez Ortega
Partido bisagra. Ese puede que sea el destino del Psoe. Bisagra para mantener vigente la política del bipartidismo o, por el contrario, para propiciar un pacto de izquierdas que desaloje a los populares de la Moncloa. Pero hasta para ser bisagra van a necesitar viagra y espinacas a granel, algo contundente con lo que levantar sus ánimos y los de tanto votante como parece que se les va a escapar ese día a la playa o, directamente, se van a quedar en casita.
En el mitin de apertura electoral, Ángel Gabilondo explicaba lo que tienen que hacer todos los socialistas durante la campaña para conseguir traducir en votos el presunto cariño que según el CIS le continúan teniendo muchos ciudadanos: “Mover, movilizar, motivar, emocionar”. A juzgar por el escaso énfasis y convicción que empleaba el portavoz socialista en la Asamblea de Madrid, daba la impresión de que hasta a él mismo le costaba creerse lo que decía. Viagra, mucha viagra les hace falta. ¿O acaso asumen ya que a partir del 27 serán el partido bisagra? Bien pensado, los partidos bisagra siempre han mandado mucho.
J.T.

miércoles, 1 de junio de 2016

Me duele Canal Sur

Pertenecer al equipo fundador de Canal Sur fue para mí un verdadero honor. Como muchos de mis compañeros de aventura, en los meses previos al día de la primera emisión, el 27 de febrero de 1989, me parecía estar como flotando todo el día ¡Menuda ilusión! Recuerdo perfectamente hasta los olores de aquel invierno del 88-89 en San Juan de Aznalfarache, y los de aquella primavera en el Aljarafe donde acabábamos exhaustos cada jornada y aún nos quedaban fuerzas para irnos a bailar hasta las tantas de la madrugada a los garitos de la calle Betis. Todo era demasiado bonito para ser verdad. Cuando Paco Lobatón, director de Informativos me contó el proyecto, me presentó a Paco Cervantes y a Salvador Domínguez “Salvi”, que eran los jefes máximos, y me ofreció montar la delegación de Canal Sur en Madrid yo me lo creí. Me creí que por fin iba a ser posible contar con un instrumento  de progreso y modernidad que contribuiría a poner a Andalucía en el mapa y que nos ayudaría a los andaluces a conocernos mejor los unos a los otros. Y dije que sí encantado, con la sensación de tener en mis manos el mejor juguete de reyes posible, orgulloso de figurar entre los pioneros de un proyecto que ayudaría a modernizar y a dinamizar nuestra tierra.

¡Qué equivocado estaba! No pude ser más iluso. En menos de un año la realidad se encargó de despertarme de mi sueño a base de bofetadas. En el mes de julio estaba yo en Reikiavik cubriendo un viaje institucional de los reyes y allí me llamó Lobatón para contarme que Salvi, Cervantes, él y casi todo el resto del equipo directivo abandonaban el barco. Todo un mazazo, seis meses escasos y primera crisis en toda regla. Se marcharon también Félix Bayón, y Charo Fernández Cotta, y Marià de Delàs… Nos quedamos en pañales. Boni R. Cañibano asumió la dirección de Informativos y me ofreció la subdirección de Edición, así que me trasladé a Sevilla, ya con la mosca detrás de la oreja, pero con la secreta esperanza aún de que aquello aún podía merecer la pena. Craso error: ni Boni ni yo acabamos el año en nuestros puestos. El nuevo director general, Manuel Melero, no tuvo ningún pudor  en ejercer de comisario político puro y duro desde el primer día. Su objetivo era convertir la tele en un instrumento de propaganda al servicio del gobierno socialista andaluz y complacer sin fisuras a Gaspar Zarrías, el gran muñidor durante lustros de las más oscuras y siniestras conspiraciones e intrigas palaciegas que en nuestra tierra han sido.

Soñaba yo con una tele que acercara Huelva a Almería, que ayudara a los andaluces a conocerse y a entender mejor su pasado, su realidad social y económica, que les contara de dónde vienen y por qué. Soñaba con programas culturales como vehículo de estímulo para aprender y saber más de nosotros mismos. Soñé con la posibilidad de elaborar una programación que fuera un guiño para los inteligentes y un sabroso entretenimiento para quienes se sentaran frente al televisor con ganas de aprender y divertirse a la vez. Pensé, ingenuo de mí, que los informativos podrían elaborarse de una manera plural, imparcial, objetiva, honesta. Las televisiones autonómicas que nos precedieron, TV3 y ETB, servían descaradamente los intereses de los gobiernos de derechas que las habían puesto en marcha, pero en Andalucía eso no iba a ser así, quise soñar. En Andalucía había un gobierno “de izquierdas” que no renunciaría al carácter de servicio que se supone ha de tener una televisión pública ¿se puede ser más ingenuo?

Apenas se sentó en el sillón de director general, Manuel Melero trufó los puestos de responsabilidad, tanto en la radio como en la tele, tanto en Sevilla como en las delegaciones provinciales, de subcomisarios políticos cuyo objetivo, para el que hay que reconocerles que han sido harto eficaces, era garantizar la continuidad  del Psoe en el gobierno andaluz. Confeccionaron una programación de perfil bajo y cutre, manipularon descaradamente los informativos mañana, tarde y noche y así continuamos desde entonces.

Me duele mucho Canal Sur. Siempre me dolió, y ahora me duele mucho más. Aunque suene cursi, la veo como un hijo descarriado, al que no le ha ido mal en la vida, pero que nada de lo que ha hecho ni hace tiene que ver con lo que tú hubieras querido que hiciera. Me acuerdo mucho, y con mucho carriño, de los jóvenes veinteañeros que nutrían aquella redacción, llenos de vida y cargados de ganas de comerse el mundo, ahora ya cincuentones todos y buena parte de ellos quemados a fuego lento, viendo la vida pasar durante años desde su mesa y su ordenador, y comprobando cómo a los jefes les importaba un pimiento la información honesta y solo aspiraban a perpetuarse en el cargo pagando el precio que hiciera falta. Lo consiguieron, se perpetuaron. No quiero saber cómo, ni a qué precio, ni con qué prebendas porque lo único que siempre me interesó saber es cuándo Canal Sur tendrá la oportunidad de ser una radiotelevisión decente y útil, como yo creí que podía ser el día en que decidí sumarme al proyecto fundador. De corazón espero que el feo asunto de las conexiones de Canal Sur con los corruptos de Ausbanc sea una excepción, una gota en el océano y no el hilo de una espesa y pestilente madeja.

A pesar de su lamentable deriva, Canal Sur continúa siendo mi criatura, por mucho que haya transgredido tanto el buen gusto como el derecho a la información durante tantos años. No me gustaría verla acabar como Telemadrid o, mucho peor, como Canal Nou. Seguro que algún día puede llegar a ser la tele que siempre soñamos quienes la pusimos en marcha. Mientras tanto, seguirá siendo un honor figurar en la lista negra. Lo único que me fastidia es compartir algo con Antonio Burgos.

J.T.