miércoles, 25 de noviembre de 2020

Echenique, Bertín y los bulos sobre la ley Celáa

Este martes por la tarde me llevé una pequeña alegría. Parece que twitter, de vez cuando, sirve para algo más que para encanallar el ambiente. Confieso que tuve que leer dos veces el tuit que acababa de publicar Pablo Echenique, porque no daba crédito: era un mensaje dirigido a Bertín Osborne y decía textualmente lo siguiente:

“Gracias también a ti por tus palabras, Bertín. De corazón. En estos tiempos que vivimos, creo que a mucha gente le alegra ver que personas que pensamos diferente en muchos puntos podamos estar de acuerdo en cosas tan importantes como la educación especial”.

¿Cómo, Echenique dándole las gracias a Bertín? Pero si yo me había quedado en que el cantante-presentador había arremetido duramente contra el gobierno pocos días antes haciéndose eco del bulo que aseguraba que la ley Celáa iba a liquidar los centros de educación especial. ¿Qué había pasado?

“Hay un porcentaje de niños como el mío que van a ver perjudicado su desarrollo y su vida, así que ojalá haya alguien con dos dedos de frente que pare esta barbaridad” había proclamado Osborne en un video que no tardó en reproducirse a la velocidad de la luz. Daba igual que lo que estaba diciendo fuera verdad o no, que no lo era, pero todo el mundo empezó a hacerse eco del bulo y algunos a jalearlo entregados:

"Bertín Osborne destroza la ley Celáa en dos minutos", pregonaban en Libertad Digital”; “Totalmente de acuerdo contigo, Bertín, es indignante” se apresuró a escribir Pitingo, que últimamente anda sembrado el hombre; “Todo mi apoyo, #stopleyceláa”, tuiteaba José Manuel Soto, otro presunto cantante que no pierde comba…

Daba igual que el ministerio de Educación en pleno, con su titular a la cabeza, se emplearan a fondo para desmentir el “fake”, y precisar que
se mantendrán los centros "especializados en el tratamiento de niños con discapacidad". Nadie parecía hacerles caso cuando insistían una y otra vez en lo que dice la ley, que las personas con discapacidad tienen derecho a “acceder a una educación primaria y secundaria inclusiva, de calidad y gratuita, en igualdad de condiciones con las demás". Derecho, pero no obligación, por lo que en absoluto se puede concluir de ahí que la ley quiere acabar con los centros de educación especial.

El ruido no paraba hasta que tuvo lugar una intervención de Pablo Echenique este lunes en un programa de televisión. Lo que dijo allí fue, por lo visto, lo que hizo recapacitar a la familia Osborne, impulsora de  una fundación para ayudar a las familias con hijos con lesiones cerebrales como el suyo. Entre otras cosas, el portavoz parlamentario de Podemos dijo:

"El Gobierno no va a obligar a llevar a los niños que necesitan una educación especial a un centro ordinario, donde no tengan atendidas sus necesidades, eso sería propio de un Gobierno cruel y malvado".

Osborne vio claro que se había pasado unos cuantos pueblos con el video anterior y reaccionó grabando otro este martes a mediodía en el que se desdecía de los furibundos ataques difundidos en el primero.

“Ayer estuviste en el programa de Joaquín Prat –le decía Osborne a Echenique- y tuviste unas palabras que yo desde aquí te agradezco como padre de un niño con problemas de discapacidad intelectual. Asegurar en público que los colegios especiales este gobierno no los va a cerrar nos ha dado mucha tranquilidad a muchos”.

A continuación soltó la admonición que no podía faltar: “En otra comparecencia que tuvieras me gustaría nos aseguraras también que las ayudas económicas que se le dan hoy a este tipo de colegios con los gastos enormes que tienen las vais a mantener porque si no las mantenéis vosotros no cerraréis los colegios, tendrán que cerrar solos ellos. Mi hijo –concluyó- va a un colegio privado, pero eso no quita para que a través de nuestra Fundación nosotros conozcamos a miles de familias con hijos como el nuestro, que necesitan mucha atención, y lo que pensamos y lo que queremos es que esos niños también tengan un futuro esperanzador.”

Parece claro que Bertín vio que había metido la pata al hacerse eco de un bulo que no contrastó lo suficiente antes de tirarse a la piscina. Le honra haberse retractado tras su exabrupto inicial. El problema es el trabajo que cuesta contrarrestar el efecto que ese tipo de mentiras acaban teniendo en el imaginario colectivo. Sobre todo cuando hay siempre tanto voluntario dispuesto a echar leña al fuego. Como ocurrió con Miguel Bosé cuando llenó las redes de soflamas negacionistas, los bulos y fakes de los que se hacen eco los famosos acaban teniendo un vuelo tan formidable como preocupante.

No solo por el vuelo que ya tienen por sí mismos en la infernal dinámica de las redes, sino porque muchos programas de televisión ya se encargan de proporcionarle más altavoces todavía para que sea imposible que quede alguien sin enterarse.

Bienvenida sea la rectificación de Osborne, pero mucho me temo que la repercusión de su mea culpa será mucho menor que la del video donde se dedicó a poner verde la nueva Ley de Educación.

J.T.

domingo, 22 de noviembre de 2020

Los Presupuestos y la nostalgia del bipartidismo


¿Nostalgia del bipartidismo? La nostalgia no resuelve el problema de los votos en el Congreso para sacar los Presupuestos ¿Problemas de entendimiento en el Gobierno de coalición? Parece lo normal, ¿no?” 

El pasado miércoles, en el programa “La noche en 24” de TVE, mientras Pepe Blanco se expresaba así, el presentador y los contertulios parecían desconcertados. Como si lo hubieran llamado para otra cosa y les hubiera salido el tiro por la culata. Alguna tertuliana hasta llegó a picarse con él cuando quien fuera número dos del PSOE en la era Zapatero le dijo que hay que saber adaptarse a los nuevos tiempos. Parecía no dar crédito cuando este añadió:  

“Es muy positivo para el país que exista un Gobierno de coalición Lo que pasa es que no estamos acostumbrados. Nos parece novedoso, pero no podemos mirar con la misma mirada de antes. Si Unidas Podemos estuviera fuera, aunque apoyara, los problemas sociales serían mayores. ¿Que el Gobierno improvisa? Bendita sea la improvisación cuando hay que resolver problemas que no podían estar previstos como los derivados de la pandemia”. 

Blanco, lejos de los focos desde hace tiempo, se salió por completo del carril que llevaban días marcando viejos socialistas como Guerra, Ibarra, Page y compañía y se mostró más fresco incluso que algunos miembros del actual Gobierno, que se rasgaron las vestiduras cuando descubrieron que Unidas Podemos había registrado una enmienda a los Presupuestos para impedir los desahucios hasta 2.022, para frenar que te puedan cortar el agua o echarte de tu casa en pleno invierno de pandemia. 

¡Desleales!, gritaban por las esquinas ellos, ellas y sus múltiples palmeros, ¡registrar sin avisar una enmienda con ERC y Bildu, pero ¿cómo se atreven? “Si Podemos fuera un niño, ya estaría fuera de clase”, tuiteó Juan Cruz, “Otra vez una maniobra de una parte del gobierno que pilla por sorpresa a la otra parte”, clamaba Ángels Barceló en su homilía mañanera. “Podemos desafía al PSOE al sellar un nuevo pacto con Bildu”, tituló en primera El País a cuatro columnas, el mismo periódico que en su día llamó a Sánchez “insensato sin escrúpulos” y que ahora le hace la pelota descaradamente… 

Es curioso cómo puede cambiar un cuento según la manera como se enfoque: lo de Unidas Podemos con los desahucios es una deslealtad, una maniobra, un desafío pero cuando se prepara la fuga del emérito con agostidad y alevosía, o se empieza a urdir la absorción de Bankia por parte de la Caixa, y eso se gestiona de manera clandestina sin decirle ni mú a los socios de Gobierno, eso es “razón de Estado”. 


Yo creo que hay alguien que olvida que el Gobierno de coalición existe porque se firmó un programa con acuerdos muy claros, acuerdos que algunos de los ministros y ministras de ese mismo gobierno parece que tienden a ignorar por sistema. Veamos algunos ejemplos: 

Nadia Calviño va por ahí poniendo todas las trabas que puede a la derogación de la reforma laboral, Escrivá no acaba de propiciar los mecanismos imprescindibles para que quienes tienen derecho al Ingreso Mínimo Vital lo cobren de una vez, Carmen Calvo no parece tener demasiado interés en que salga adelante la ley Trans…  

Insisto, son acuerdos firmados en el programa de Gobierno, como lo es el que estipula que las grandes empresas tienen que tributar mínimo al 15% y la banca y empresas contaminantes al 18. Pues bien, María Jesús Montero se niega a incluir esto en los Presupuestos, y lo que Podemos ha conseguido finalmente encajar (muy por debajo de lo firmado en el programa) ha sido a costa de muchos sudores.  

Más: el respeto de los Derechos Humanos en la política migratoria de Grande-Marlaska, aparte de dejar mucho que desear, está muy lejos de las propuestas de sus socios de Gobierno. Y del malestar en Exteriores porque Iglesias firmara con Zapatero y mandatarios latinoamericanos un manifiesto internacional en defensa de la democracia frente al golpismo, ¿qué me dicen? 

Convendría recordar otra cosa que se ha dicho poco y que quizás desconozcan, o hayan olvidado Barceló, Cruz o el director de El País: El primer estado de alarma, el confinamiento del 14 de marzo, se declaró (como se puede comprobar repasando la prensa de aquellos días) gracias a la presión de los ministros de Podemos en el Gobierno, porque el PSOE estaba más por una gestión en la línea Boris Johnson. Al final se hizo lo que se tenía que hacer, pero tarde y obligados. Conviene no olvidar que sin Unidas Podemos en el Gobierno igual las cosas hubieran ido de otra manera. 

Proclamaba Barceló en La Ser que “ejercer la oposición desde dentro del propio gobierno es hacerlo desde el lugar equivocado”. Vamos a ver si nos aclaramos: ¿Quiénes son los que ejercen la oposición dentro del Gobierno, quienes intentan conseguir que se desarrolle el programa acordado y firmado o, por el contrario, quienes se dedican a colocar palos en las ruedas para evitar que ese programa se cumpla? 

Nos falta experiencia para amoldarnos a los nuevos tiempos, falta todavía cultura de Gobierno de coalición, pero les falta hasta a los mismos ministros del PSOE, que no han acabado aún de asumir que el programa de gobierno ha de estar por encima del Gobierno.  

No se puede “prometer hasta meter, y una vez metido nada de lo prometido”. No se puede firmar unos pactos, conseguir formar Gobierno y luego si te vi no me acuerdo. Actuar de este modo, eso sí que es “hacer oposición dentro del Gobierno” ¡Ay, esa nostalgia del bipartidismo! ¡Ay! esa añoranza de los gobiernos monocolor, esos tiempos en que podías hacer de tu capa un sayo sin que nadie te rechistara! 

La nostalgia del bipartidismo, como decía Pepe Blanco, no resuelve el problema de los votos en el Congreso para sacar los Presupuestos. Tampoco ningún otro. 

J.T.

Publicado en "La Última Hora"

sábado, 21 de noviembre de 2020

¡Con Alfonso Guerra, nooo!


No me gusta nada el Alfonso Guerra que vi en la tele el otro día. Me produjo vergüenza ajena oírlo gritar entres aspavientos “Con Bildu, noooo!” 

Nunca me imaginé diciendo algo así, porque reconozco que hubo un tiempo en que me sentía representado por Guerra, me gustaba, como a buena parte de la gente de mi entorno, la sal y la mala leche que le ponía a sus intervenciones públicas, ya fueran en el Congreso, en un mitin o en una entrevista en televisión. Tenía gracia, el jodío, pero está claro que el tiempo no ha pasado en balde. 

En los primeros años de oposición (1977-1982) y durante los ocho que fue vicepresidente del gobierno (1982-1991), sus intervenciones generaban expectativas porque siempre soltaba alguna ocurrencia con chispa, no defraudaba. Por eso ahora, cuando lo oigo pasados los años, no acabo de dar crédito a lo que escucho. ¿De verdad se trata de la misma persona?  

He tenido que dejar pasar unos días para digerir bien su intervención del lunes pasado en Televisión Española en la que puso a parir al Gobierno de coalición por aceptar el apoyo de EH Bildu para la tramitación de los Presupuestos: 

- “Hay muchos españoles y muchos socialistas –aseguró- con un nudo en la garganta, un grito que no sale, pero que están deseando gritarlo: '¡Con Bildu no, con Bildu no!'. 

Con Bildu, no, qué, señor Guerra? ¿A qué viene eso? ¿No quedamos en que se trataba de convencerlos de que hicieran política y dejaran las armas? ¿Acaso no sabe, lo sabe de sobra, que EH Bildu es una coalición de cuatro formaciones políticas (Sortu, Eusko Alkartasuna, Aralar y Alternatiba) que tres de ellas nunca tuvieron nada que ver con el terrorismo y que en sus estatutos actuales, esta formación condena expresamente la violencia de ETA? ¿A qué viene pues, a estas alturas, esa sobreactuación?  

¿Por qué no deja trabajar, hacer política tranquilos, como le pide Adriana Lastra, a los que están ahora al frente del PSOE? Decía Pepe Blanco la otra noche: “Quienes hemos tenido responsabilidad en el PSOE, probablemente tengamos perspectiva, pero lo que no tenemos es la varita de la verdad". Otro gallo nos cantaría si tanto viejo rockero del partido que no pierde ocasión de incordiar adoptara la misma actitud que quien fuera el número dos en tiempos de Rodríguez Zapatero

¿Es la misma persona este Guerra que aquel Alfonso cañero que animaba todos los cotarros en los ochenta y, a las primeras de cambio, le soltaba cuatro frescas a la derecha que la dejaba temblando? ¿Cómo es posible que haya acabado pareciéndose a quienes tanto denostaba? ¿Cómo es posible que entre su mensaje y el de Felipe González, que siempre fueron diferentes, existan a estas alturas tantas similitudes? 

¿A qué se debe? ¿Nostalgia, necesidad de reivindicarse, o miedo a que acaben descubriéndose asuntos inconfesables? ¿Qué pasó que no quieren que se sepa? Y si no pasó nada, ¿a qué viene tan virulenta agresividad frente a quienes se proponen mejorar las cosas y rematar una faena que en asuntos como las cloacas o la justicia quedaron sin resolver y mantienen inercias de los tiempos del franquismo?  

Cuesta trabajo admitir que tanta unanimidad entre las viejas glorias sea inocente casualidad. La beligerancia de personajes como Bono o Ibarra y los múltiples altavoces mediáticos con los que cuentan es tediosa, pero también sospechosa ¿Por qué esa reticencia en dejar paso a los jóvenes? Primero martirizaron a Zapatero hasta la extenuación, le hicieron la cama todo lo que pudieron, tanto que en doce años como Secretario General no consiguió hacerse con las riendas del aparato, donde seguían y siguen estando muchos de lo que partían el bacalao en los tiempos de Guerra y compañía. En las primarias apoyaron a Susana Díaz  tras el golpe de estado contra Sánchez y les salió el tiro por la culata. Pero ahí siguen, erre que erre, metiendo cizaña e influyendo en las agrupaciones provinciales, en los pueblos, en las diputaciones…  

Dicho todo esto, no nos engañemos: Pedro Sánchez no es precisamente de izquierdas. A pesar de que la militancia lo respaldó para que acabara con los vestigios del pasado, se moría de ganas por pactar con Ciudadanos en el verano del 19. Solo lo impidió la soberbia de Albert Rivera, porque Sánchez estaba coladito por él y no dormía cuando pensaba que a lo mejor tenía que acabar entendiéndose con Pablo Iglesias.  

Ahora, con un rotundo cambio de escenario, gobernando en coalición con Unidas Podemos, los viejos rockeros socialistas siguen de feria en feria poniendo el pan barato y rasgándose las vestiduras cada vez que Sánchez hace algo que a su entender significa manifestar debilidad ante sus socios en el Gobierno de coalición.. 

Aún así, en esa vieja guardia no hay nadie tonto, por lo que saben perfectamente que este país necesita un buen repaso para que no vuelva a conocerla ni la madre que la parió: repensar la territorialidad, aceptar la diversidad de las fuerzas parlamentarias representadas en el congreso, terminar muchas cosas que quedaron a medias en su día y que la derecha destrozó y dejó para el arrastre cuando le tocó gobernar, etc. 

Saben también Guerra, Bono, Ibarra y compañía, y los susanistas andaluces de pro, que este es el momento, ahora o nunca. Porque el PP anda como zombie dando bandazos tras haber caído en manos de la ultraderecha. Están noqueados y este Gobierno de coalición, al que Pedro Sánchez recurrió porque no le quedaba otra, tiene en sus manos una oportunidad histórica para cambiar las cosas, una oportunidad que sería de juzgado de guardia dejar pasar. 

Oír a Guerra clamar “¡Con Bildu, noooo!” produce vergüenza ajena y me lleva a pensar que los medios (empezando por la televisión pública, que manda narices) no saben ya a quien sacar en procesión con tal de erosionar las tareas del actual Gobierno. Menos mal que si por fin se aprueban los nuevos Presupuestos Generales del Estado, puede que empiece a sonar otra música. 

J.T.

Publicado en "Confidencial Andaluz"


jueves, 19 de noviembre de 2020

"El Mundo". Radiografía de una desesperación

A partir de ahora, tras la patética primera página que El Mundo llevó a los quioscos este miércoles, todo lo que aparezca en ese mal-llamado periódico únicamente puede dar pena. Solo desde la desesperación se puede llegar a alumbrar algo tan grotesco. Nada menos que cinco de los siete titulares de portada están dedicados a poner a parir a Podemos. Comprueben ustedes mismos:

Como en la fusión del Sabadell con el BBVA y en la paliza de la selección española de fútbol a Alemania no parecía fácil encajar a Podemos como culpable de algo (al menos de momento) pues las dos noticias aparecen en chiquitito.

Atención, pregunta: 

¿No hay nadie en esa redacción que se atreva a decirle al director que sacar una portada como la de ayer es hacer el ridículo más espantoso, que tanta mentira junta degrada el oficio periodístico y ofende a quienes amamos una profesión cuya dignidad no estamos dispuestos a que desaparezca? Pues parece que no, y se explica apenas abrimos el periódico:

Página 2.
Primera frase de la columna de opinión que firma Emilia Landaluce: “Sánchez e Iglesias tienen suerte de que no vaya a haber elecciones en tres años”.

Página 3.
Editorial 1. “El sectarismo se instala en TVE, la televisión pública se degrada a diario bajo el control de Podemos”.
Editorial 2. “El Gobierno abusa de la opacidad, …la coalición Psoe y Podemos ha disparado hasta el 22,8% el incumplimiento de las resoluciones del Consejo de Transparencia en 2020”.
Editorial 3. “Pablo Echenique o la política tóxica".
Viñeta de Gallego & Rey. Hela aquí:

Página 4. “Iglesias desafía a la moderación”, “UP refuerza su frente con Bildu y ERC al presentar una enmienda a los Presupuestos…”

Página 5. En el artículo de Santiago González: “Recordarán la foto de la presentación de los presupuestos or esa yunta de inútiles que forman Pedro y Pablo".

Página 6. “Caos en Canarias por la masiva llegada de pateras”, “PP y Ciudadanos exigen que Iglesias deje de marcar la orientación de la política exterior”.

Página 7. Publicidad.

Página 8. “El administrador de Neurona confiesa el desvío de fondos”, “Admite al juez que la consultora chavista hizo pagos ajenos a la campaña de Podemos”.

Página 9. “Segunda condena a Echenique”, “También del Olmo ha sido condenado por la injuriosa condena de la candidata de Ávila”.

Página 10. “Sánchez e Iglesias firmaron un acuerdo que tenía como banderas la regeneración y la transparencia. Sin embargo, a la hora de proporcionar información a los ciudadanos, optan por arriar bandera”.

Página 11. Publicidad.

Página 12. “…El Ministerio de Educación no oculta que sus servicios jurídicos han revisado la norma (la nueva ley) una y otra vez para que nada pueda ser impugnado. Y también para burlar las imposiciones de Unidas Podemos".

De las 48 páginas del periódico, caña inmisericorde a Podemos en las 12 primeras, a mayoría a toda página ilustradas con fotos de Jaume Asens, Juanma del Olmo, Iglesias, Echenique…

Pero el raca-raca no queda ahí. Ahora viene la traca final.

Página 40.
““Las cosas claras” de Cintora: La agenda de Podemos en TVE”; El nuevo programa de tertulia de La 1 explota los asuntos preferidos por el partido de Pablo Iglesias y esconde las polémicas incómodas que afectan a los socios de Gobierno como el pacto de Presupuestos con Bildu". 

Esto a toda página, ilustrado con seis capturas de la emisión, entre ellas las entrevistas al juez Castro, Willy Toledo y Ernesto Ekaizer, este último desde el hospital donde se encuentra ingresado convaleciente del Covid: 

Insisto: En esa cohorte de tertulianos que “El Mundo” tiene instalada en tantos foros, tan sesudos ellos, no hay nadie capaz de decirle a Paco Rosell que “el rey está desnudo”?

Tanta inquina solo es explicable desde el despecho de un enamorado al que le han dado calabazas. Sin un amor frustrado es imposible que salga todo lo que sale y se escriba en ese periódico todo lo que se escribe contra una fuerza política que solo cuenta con 35 escaños en el Congreso y cuyos miembros en el Gobierno han de abrirse paso a codazos entre sus propios compañeros de coalición para sacar adelante las iniciativas del programa con el que se presentaron a a las elecciones.

En El Mundo quieren ganar en algo, y ya que no ganan en ventas, ni en audiencia, ni en respeto profesional, ni en reconocimiento por parte de los lectores, quieren ganarle a El País, ABC, Cope, Ser y esto del establishment al menos en beligerancia contra Podemos. Si tú abres a toda página metiéndote con Iglesias, yo lo hago por partida doble, triple y hasta quíntuple si hace falta. Si tú tienes dos columnistas antipodemos, yo tendré cuatro. 

Yo no sé qué desenlace piensan que puede tener todo esto. O ven muy claro que no se aprobarán los Presupuestos, que el Gobierno de coalición se deshará en breve y Podemos caerá en desgracia, o no entiendo tanto trabajo en balde, tanta inversión de tiempo, espacio, dinero, y hasta talento, que lo hay en el periódico, faltaría más, en la persecución de un objetivo, acabar con la formación morada, que no parece tan fácil que consigan. No tengo el gusto de conocer a Fernández Galiano, pero si es capaz de mantener a un señor como Paco Rosell al frente de su producto, tampoco hace falta que lo conozca, aunque con el libro de David Jiménez ya me pude hacer una idea de la catadura del personaje.

El problema es el efecto altavoz del que goza un discurso tan panfletario como el de El Mundo por el hecho de ser un “diario de difusión nacional”, algo a lo que contribuyen radios y teles, buena parte de ellas con indisimulable gozo, cuando propagan a los cuatro vientos las "portadas de la jornada".

Igual está llegando el momento de reconsiderar esa especie de perverso efecto dominó del que se benefician unos medios y otros no. Con la inercia actual ganan poco los lectores, la ciudadanía en general, y salen perdiendo muchos trabajos periodísticos serios que, aunque parezca mentira, se siguen haciendo en el periodismo de nuestro país. Hay muchos medios, digitales y también de papel en el que se cuentan a diario historias de verdadero calado, serias y bien trabajadas, que no gozan de ninguna repercusión frente al desmesurado altavoz del que disfrutan las portadas de media docena de periódicos. Solucionar esto es un trabajo que tenemos pendiente en el periodismo, como tantos otros, claro.

J.T.


J.T.

lunes, 16 de noviembre de 2020

La información decente que usted necesita


Reconozco que cada día que pasa soy menos de ver la tele, pero a lo tonto a lo tonto, si me lo paro a pensar seriamente, al final veo más tele de lo que yo mismo creo. Para cabrearme como una mona, lo reconozco, pero la veo. Como profesional de la información, al margen de mi relación personal con el aparato, lo que sí tengo claro es que a quien se toma la molestia de sintonizar la cadena que sea no se le debe defraudar, tendría que resultarle útil aquello que se le ofrece, servirle para algo. Esa es la esencia de la comunicación y eso, en estos momentos, no ocurre. Ni en la tele, ni en la radio ni en la prensa.

Usted tiene que lamentar perderse un informativo y hoy por hoy, sí, lo sé, le resulta un alivio no sintonizarlo. No digamos ya un programa de debate con enfurecidos tertulianos peleándose por cosas que no le interesan en absoluto, esas patéticas tanganas que tantas veces recuerdan a abogados y fiscales en una película de juicios mala malísima…

Usted tiene que sentir una relación cercana con lo que le cuentan.

Usted tiene que sentirse seducido/a. Ver la tele, escuchar la radio no puede ser una rutina, ni un inercia, sino un placer.

Tiene que notar que se piensa en usted cuando un reportero sale a la calle a buscar algo interesante que contar, cuando está preparando el trabajo en una cabina de edición, cuando escribe el guión, cuando lee el off…

Tiene que notar que quien le cuenta una historia ha preparado la información imaginando qué preguntas se va a hacer usted para no dejar así ninguna posible duda sin contestar.

Usted tiene que notar que se respeta su inteligencia. Tiene que comprobar que el importante es usted, no el político de turno vendiendo su moto.

A usted no le importa la milonga esa de los minutos o segundos que en un informativo le corresponde a cada partido, lo que quiere es que le cuenten historias, y si para eso en un momento dado ha de intervenir un político que lo haga, pero de lo contrario que deje de chupar cámara, que mientras las cámaras pierden el tiempo en esos asuntos, dejan de estar donde realmente pasan las cosas que interesan.

Usted no tiene que sentirse tratado como si fuera menor de edad. Nada de tutelas.

Las buenas noticias interesan cuando quien las cuenta se ha ganado la confianza de quienes le escuchan. Si no es así, una buena noticia suele ser sospechosa y es bueno preguntarse qué extraños intereses puede haber detrás de su difusión.

El buen periodismo no necesita

Ni leyes
Ni asociaciones
Ni lobbies
Ni estómagos agradecidos
Solo que el ciudadano se note respetado y querido, que sienta que no ha perdido el tiempo interesándose por lo que se le cuenta.

Plantearse así las cosas debería resultar una perogrullada pero la verdad es que, en estos momentos y en este país, supone un reto en toda regla, sobre todo si hablamos de los medios públicos. En materia informativa, en materia de prensa, radio y televisión, el servicio público ha de ser el mejor. Y eso exige una firmeza en quien lo gestiona, una capacidad de resistir presiones, que en este momento escasea, por no decir que no existe.

J.T.

Publicado en "Confidencial Andaluz"

sábado, 14 de noviembre de 2020

Margarita Robles y la derecha. Parecidos razonables


Muchas veces me pregunto si este es un Gobierno de coalición de dos partidos o, en realidad, como escribiera Benedetti, son “mucho más que dos”. En la cuota que corresponde al PSOE cohabitan varias sensibilidades (Escrivá, Calviño, Robles…) que no parecen estar muy de acuerdo entre ellas. O sí, vaya usted a saber. 

Veamos el caso de Margarita Robles, quien parece llevar unos días -¿o son ya meses?- algo desatada. Apenas ve un micrófono cerca, la ministra de Defensa se tira en plancha y empieza a soltar dardos envenenados contras sus compañeros de coalición como si no hubiera un mañana. Si eso ocurre en público, qué pena que las deliberaciones en el Consejo de ministras y ministros sean secretas porque han de resultar verdaderamente sabrosas.

Vamos a ver, ministra, ¿de verdad le parece mal el Manifiesto “En defensa de la democracia” que, junto al vicepresidente Iglesias han firmado en La Paz, entre otros, Rodríguez Zapatero, Dilma Rousseff, Evo Morales, Rafael Correa, Jean-Luc Mélenchon o Alexis Tsipras? ¿Qué objeciones tiene contra un documento donde se especifica que “la principal amenaza a la democracia y la paz social en el siglo XXI es el golpismo de la ultraderecha”?

¿De verdad le parece que hay que resaltar tanto como usted lo ha hecho que se trata de un documento que “no compromete al gobierno”? No tiene por qué comprometerlo, claro, pero tampoco tiene por qué mantenerlo al margen. A muchos se nos han encendido las alarmas ante su empeño en difundir esa “excusatio non petita”, un corte de audio y video, por cierto, con el que estos días se han puesto las botas repitiéndolo radios, televisiones, periódicos y magazines desestabilizadores varios. ¿No le rechina tanto cariño hacia usted por parte de los medios de derecha y ultraderecha?

Señora Robles, ¿de verdad necesitaba remarcar tanto como lo hizo que el motivo de la presencia de Iglesias en Bolivia era asistir a la toma de posesión de Luis Arce? ¿Quién dudaba de eso? O enfatizar tanto que “lo que haya hecho Iglesias le compromete solo a él” ¿Cómo es que tiene tanta necesidad de desmarcarse de un documento en el que se condena el “golpismo de la ultraderecha”?

Todavía resuenan los ecos de aquella insidiosa frase suya este verano pasado, tras la aparición de las enésimas informaciones falsas sobre la financiación de Podemos que desembocaron en una imputación más al partido que tiene cinco miembros en el mismo gobierno que usted: “la transparencia siempre es buena y el control parlamentario positivo”. Que yo recuerde nadie entre sus socios de gobierno dijo nunca lo contrario.

¿Qué es lo que de verdad le molesta? ¿que Iglesias ejerza de manera impecable su papel constitucional, y luego, como secretario general que es de un partido político, use el escaso tiempo libre disponible que tuvo en Bolivia para hacer política en lugar de irse de farra?

Estoy seguro que no le debió gustar nada cuando Pedrojota publicó aquella encuesta en la que quien mejor nota sacaba entre los miembros del gobierno era usted, sondeo, por cierto, publicitado a bombo y platillo en Televisión Española, que sirvió a según qué sectores desestabilizadores de este país para insinuar su nombre “por si en un momento dado hubiera sido necesario”. Estoy seguro que esto le molestó porque usted tiene sobradamente demostrada la lealtad a Sánchez, como cuando tras el golpe al entonces secretario general socialista en octubre del 2016, rompió la disciplina de su grupo parlamentario y votó NO a la investidura de Rajoy.

¿Qué fue lo que cambió cuando la nombraron ministra de Defensa en junio de 2018? Suele insistir, esta misma semana ha vuelto a hacerlo, que siempre la encontrarán "del lado de las instituciones, de la Constitución" ¿Conlleva eso acaso tener que aumentar el gasto militar por narices, no le parece que en tiempos de pandemia es necesario gastar más en médicos y medicinas, y menos en Defensa?

Para tanto dinosaurio del antiguo PSOE instalado ahora en los predios de la derecha pura y dura como Corcuera, Leguina, Guerra o Felipe, para otros que todavía siguen incordiando como Page, Lambán, Díaz o Fernández Vara, igual es un alivio que mantenga usted esa postura de beligerancia con sus socios en el gobierno de coalición. Pero me extraña que sea ese el camino que quieren seguir quienes en el PSOE apuestan porque llegue de una vez el aire fresco al partido, los vientos de la renovación.

Usted ha demostrado ser leal en ciertos momentos en que vinieron mal dadas, por eso cuesta más trabajo entender qué le lleva a dudar tanto de la lealtad de los demás.

J.T.
Publicado en "La Última Hora"

Page, esa pesadilla

De bolo en bolo, anda Emiliano García Page paseándose estos días por los medios para proclamar “Presupuestos, caca”, “Podemos, culo”, “Bildu, pedo”, “catalanes, pis”. Y se lo rifan. Se pelean por proporcionarle toda la cancha posible. Los panfletos de la derecha lo adoran, en Atresmedia lo veneran, en 13TV le hacen la ola como en la Cope, Onda Cero o Radio Nacional, que manda narices también el vergonzante papel que lleva meses haciendo la radio pública.

Page, con Vara y Lambán, son los tres tenores de la discordia que, a pesar de participar activamente en el golpe contra Pedro Sánchez el 1-O de 2016, salieron vivos y ahí siguen, poniendo todos los palos que pueden en las ruedas al Gobierno de coalición ya que, al recuperar el poder, el reelegido secretario general del PSOE no los mandó al infierno como ellos hicieron con él.

En la gira por los medios con la que el presidente de Castilla-La Mancha nos deleita estos días, TVE y la Ser tenían que estar ahí, faltaría más. Así que esta misma semana Page ha toreado en ambas plazas, el pasado miércoles en “La noche en 24 horas” que presenta Xavier Fortes, y este viernes en el Hoy por hoy" de la Cadena Ser con Ángels Barceló.

“No puede ser que Podemos nos marque la agenda”, “a este paso nos van a comer el terreno”, “nos están arrastrando a una esquina del tablero político que está muy fuera del sitio habitual de las grandes”, Pablo Iglesias, “nos hace comulgar con ruedas de molino constantemente”, grita desesperado Page, que se encarga también de dejar bien clarito lo poco que le gusta “que sea Podemos quien salga ganando con los acuerdos presupuestarios”.

“Esto nos pasa por no haber llegado a un acuerdo con Ciudadanos en el verano del 19”. Y ahí sigue enrocado el hombre, con su patético lamento: “No salió (el acuerdo), se repitieron las elecciones y al final se fue a un gobierno en el que se tiene que estar permanentemente en vilo, esa es la realidad”.

"En vilo" porque se depende de “independentistas y filoterroristas”. Es Page quien habla, no Casado ni Abascal, quede claro: “El acuerdo con Bildu no tiene un pase, no han hecho un proceso de reconciliación y están exigiendo a cambio de seguir aportando votos”. ¿Habrá argumento más pobre para intentar desautorizar los Presupuestos? Parece claro que no han encontrado flecos por dónde meter mano y hay que recurrir al comodín de siempre: demonizar a una formación política cuyos representantes en el Congreso de los Diputados tienen la misma legitimidad que ellos, algo que no parece entrarles en la cabeza.

La verdad es que Page se lía un poco cuando pasea sus temores de radio en radio o de tele en tele: por un lado admite que “todo el mundo sabe que los presupuestos son la clave de bóveda de la legislatura” y por otro lamenta que "la derecha, que lo sabe, no dé tregua al Gobierno”. Así que, como la derecha no le proporciona esa tregua, va él junto a los barones díscolos, y tampoco se la conceden, ¿no es maravilloso?

Seguí escuchando, atónito, con los oídos bien abiertos pero con la nariz tapada, y no daba crédito. Atención a esta perla: “Al coste que están saliendo, estos presupuestos acabarán prorrogándose indefinidamente” ¿Y eso es bueno o malo?, señor Page, prefiere acaso los de Montoro?, me escuché a mí mismo preguntar en voz alta mientras el todavía socialista –al menos, de carnet- continuaba con sus lamentos: “los que están para sacarle los pelos de la gatera al Gobierno lo están aprovechando”.

“Aprovechando”, ahí queda eso, el verbo “aprovechar” en boca de un político que sabe que se dice “pactar”, y que los pactos son la esencia de la política, como él bien ha practicado. En 2015 recurrió a Podemos para conseguir la investidura. “Es verdad”, reconoció en el 24 horas de TVE, pero acto seguido añadió: ”Claro que entonces eran puros y no quisieron gobernar en coalición para no mancharse. Ahora parece que han abandonado ya ese tipo de prejuicios”. ¡Ea!

La verdad es que por donde pasa lo va bordando, el tío. Con correligionarios así, ¿para qué necesita Sánchez adversarios de derechas? Quienes desde la izquierda continúan aún justificando las astracanadas de Page lo hacen argumentando que su electorado es muy de derechas, y si él no habla así, el PSOE pierde los votos que tiene en Castilla-La Mancha. ¿Seguro? ¿Seguro que el socialismo tiene que vender un mensaje fascista para no perder votos? Pues mal negocio, ¿no?

Cuando escucho los desafueros de cualquiera de los tres tenores, con Page de estrella estos días, no puedo evitar acordarme de Paco Martínez Soria en “Don Erre que erre”. Enrocados en una postura añeja que los aleja de lo que piensan hoy los jóvenes de este país y gran parte de la ciudadanía, que quiere un futuro mejor y en el que quepamos todos. Un país en el que ningún partido cuestione el derecho de cualquier otro a estar en el gobierno. El fondo de los presupuestos es bueno, reconocen, pero insisten: “el peaje es doloroso”. Vamos a dejarnos de gaitas de una vez: Doloroso, ¿para quién?

J.T.

 

martes, 10 de noviembre de 2020

Tras la derrota del Gran Mentiroso

La derrota electoral del Gran Mentiroso nos va a obligar a respirar hondo hasta asumir que la pesadilla empieza a diluirse. Él sigue mintiendo sin parar en twitter, pero quienes en todo el mundo se dedicaron a copiar sus modos y maneras, a tenor del éxito que a su ídolo parecían proporcionarle tanto los “fakes” como la desvergüenza y el insulto, empiezan ya a recular.

“Gobierno ilegítimo ¿recuerdan?, Sánchez dictador y asesino, Iglesias imputado, la tarjeta de Dina, el informe Pisa, ministros y ministras amigos de terroristas y de independentistas peligrosos”. Esto solo es una muestra de las mentiras aireadas a los cuatro vientos en nuestro país durante el último año, porque con el raca-raca llevan desde que Podemos obtuvo cinco diputados para el Parlamento Europeo, hace ya seis años y medio. ¡Cansinos!

Mentiras, mentiras, mentiras en el hemiciclo del Congreso cada semana, mentiras a sabiendas en primera página de los periódicos dirigidos, es un decir, por Rosell, Marhuenda o Rubido-Quirós. Mentiras del siniestro Inda en su panfleto desestabilizador y en las múltiples tertulias donde continúan otorgándole cancha. Mentiras en boca de radiopredicadores mañaneros, en las aperturas de los informativos de las privadas y de las públicas, mentiras en la TVE de la “provisional” Rosa María Mateo, a quien va costar más trabajo echar que a Donald Trump.

Mentiras, mentiras, mentiras. Son tantas que no hace falta citar ninguna. Basta con elegir al azar cualquier ABC, Razón o Mundo, cualquier podcast de la mayoría de emisoras, cualquier sumario de Televisión Española desde que el actual gobierno de coalición tomó posesión. O de Canal Sur, o de Antena Tres… da igual. Aunque se trataba de una práctica frecuente ya bastante antes de que Trump consiguiera el poder, tras la llegada a la Casa Blanca del Gran Mentiroso los fascistas e intolerantes del mundo entero se pusieron a copiarlo sin freno, y durante cuatro años hemos vivido con una sensación de ahogo que costará tiempo quitarnos de encima.

En el resto de Europa han empezado a hacerlo desde la misma noche del sábado pasado, pero aquí en nuestro querido país mucho me temo que nos va a costar algo más. Ha sido demasiado tiempo dándole cancha a los facinerosos que cada vez que encuentran una ventana abierta, y a fe que encuentran muchas, aprovechan la tribuna de turno para mentir sin pudor, que si las trece rosas eran unas asesinas, que si falta de libertad, que si las mascarillas son inútiles, que si el país no funciona como un Estado de derecho, que si Cuba, que si Venezuela…

Lo peor no es que los fascistas mentirosos utilicen los altavoces que se les brindan, sino que quienes se los ofrecen no atajen sus mentiras ni les contradigan dejándolos en evidencia y poniendo las cosas en su sitio cada vez que difunden un despropósito: al contrario, se les han servido infinitos balones en bandeja para que remataran a placer auténticas monstruosidades que parecían verdad, bulos infames que acababan siendo reproducidos en las conversaciones de los bares y en la reuniones familiares. Falsedades a veces tan bien trabadas que incluso expertos en según qué temas se veían obligados a consultar documentación para salir de dudas.

La caída de Trump quiero creer que puede ayudar a que estas prácticas disminuyan, prácticas que tienen distintas caras, porque hay muchas maneras de mentir, de desinformar, de confundir. Además de la mentira descarada, soltada sin pudor alguno confiando en la mala memoria de quien escucha, está además la mentira por omisión, o la mentira por cambio de enfoque buscando un ángulo que forme parte del todo pero que lo distorsione. También la mentira en clave de halago, que seduce y hace bajar la guardia a la víctima, o esa otra basada en el miedo y la amenaza, esa que no te crees, pero que más te vale que parezca que la crees, sobre todo si te encuentras en una posición de debilidad…

En ocasiones me ha tocado debatir con mentirosos profesionales que traían preparadas cuatro consignas a soltar se hablara del tema que se hablara. Lanzaban la mentira y sabían que no solo les saldría gratis, sino que el bulo puesto en circulación tenía serias posibilidades de acabar calando en la ciudadanía, mentiras corales repetidas en tantos foros que al final te obligan a buscar argumentos para rebatir la invención cuando alguien de tu entorno acaba de caer en la trampa y te la repite con el argumento de que "lo acaba de oír en la tele". Pero entonces, te preguntan, si se impide que digan lo que quieran, aunque sea un bulo, ¿no se está atentando contra la libertad de expresión? Y ahí te ves tú, obligado a remarcar lo obvio, a recalcar, como Jesús Maraña tuvo que hacer el otro día en Al rojo vivo, que “mentir a sabiendas no está protegido por la Constitución sino que es un ataque directo al derecho de la información, un derecho que es de los ciudadanos, no de los periodistas, ni de los tuiteros, ni de los políticos, un derecho básico en democracia”.

Medio mundo lleva varios días suspirando aliviado, con la esperanza de que la caída del Gran Mentiroso americano conlleve un cierto efecto dominó. Lo necesitamos. El populismo ultraderechista y la mentira, su principal seña de identidad, tienen que empezar a desinflarse. Puede que este sea un buen momento para ello.

J.T.

miércoles, 4 de noviembre de 2020

Los periodistas y las tertulias

Hay muchos factores que en los últimos tiempos han contribuido al descrédito de la profesión periodística pero entre ellos, sin duda alguna, ocupa un lugar importante la proliferación de tertulias radiofónicas y televisivas.

Una tertulia no puede ser una trifulca de taberna. Se supone que en ella deberían verterse opiniones que contribuyeran a formar el criterio de quienes las ve o las escucha. Enfoques o sugerencias que ayudaran al oyente o al telespectador a formarse luego su propia opinión.

¿Es esa la razón por la que existen las tertulias en los medios? Ya nos gustaría, pero la explicación es mucho más prosaica: se trata de la manera más barata de rellenar horas y horas de programación por lo que, desde que los gerentes de los medios las descubrieron, con ellas llegó la ruina.

Al menos podrían buscar especialistas, expertos en los temas que se abordan pero no, buscan “todólogos” dispuestos a discutir de lo que haga falta, tengan o no idea de lo que se va a hablar. El caso es estar a favor o en contra del tema en cuestión y, si es posible, que la discusión suba de tono. Si acaban chillándose, ¡bingo! Si alguno se propasa y llega el insulto ahí está el fariseo del moderador llamando al orden mientras se frota las manos porque sabe que en esos momentos su programa ha conseguido lo que se conoce como “un pico de audiencia”.

De ahí la reproducción por esporas de los debates de todo tipo (deportivos, del corazón, de sucesos…) en los que el tertuliano de turno se juega que lo vuelvan a llamar si no provoca, pelea o discute como se espera de él, es decir, justo lo contrario de lo que debería ser una tertulia.

Por fortuna a mí me llaman poco para acudir a tertulias, por lo que me veo en escasos compromisos, pero cuando lo hago me doy cuenta que no gusta que no siga el carril, que no entre en el juego ni diga exactamente lo que se espera que diga. No entro en enfrentamientos personales y le doy la razón al adversario (dialéctico) si creo que la tiene.

No, no valgo para ser el tertuliano que se espera de mí, pero tampoco demonizo las tertulias, porque creo que es bueno que existan aunque se empeñen en prostituirlas. Me parece nefasto que en buena parte de ellas, sobre todo las políticas, el criterio para seleccionar a los intervinientes sea tener contentos a todos los partidos y a la mayoría de medios de comunicación, como me parece de juzgado de guardia que personajes como Cayetano Martínez de Irujo o Fran Rivera anden por los platós pontificando sobre lo divino y lo humano.

Ahora llega el momento de la pregunta del millón: Mientras las tertulias existan y no hay otro medio de llegar a según qué segmentos de la población, ¿hay que participar en ellas o más vale renunciar a formar parte del juego? He ahí la cuestión, porque si tú no acudes siempre rellenarán el hueco y lo harán por lo civil o por lo militar, con lo que el riesgo de que solo queden los depositarios de un tipo de mensajes sin que nadie les replique como se merecen es cada vez más alto.

Hay otro asunto que me enerva aún más: buena parte de los tertulianos no se expresan como ellos piensan, sino como creen que se espera que piensen. No hay sorpresas, no hay contundencia, pocos se meten en charcos. Gritar si viene al caso, claro que sí, pero sustancia poca. Por lo general las cosas que se hablan suenan añejas, antiguas, nada que ver con las inquietudes de la gente joven, que son el futuro de este país, nada que ver con los intereses ni con las preocupaciones de una generación que busca abrirse camino a codazos y a quienes suena a chino la mayor parte de las cosas que se hablan en teles y radios.

Queda otra vertiente en este análisis de alcance: la pasta. ¿Es bueno que alguien se haga de profesión tertuliano y esté dispuesto a cualquier cosa porque depende de esos ingresos para vivir? Además, hace un tiempo, al menos, las tertulias estaban bien pagadas, pero cada día que pasa las tarifas son más esmirriadas y cutres.

No, no tiene mucho sentido ser tertuliano salvo para cubrir un espacio que si no lo cubres tú no lo cubre nadie. Pero, cuando se acude, hay que hacerlo para hablar de temas de los que realmente sepamos. Fuera la “todología”. Quien trate un tema ha de conocerlo bien, y no hablar un día de las elecciones en Bolivia, al siguiente del calentamiento global y al otro de la cuestión catalana o del discriminante de la ecuación de segundo grado.

No es malo nutrir de argumentos las conversaciones de los bares, pero las tertulias no pueden ser discusiones de bar.

J.T.

domingo, 1 de noviembre de 2020

Los primeros Presupuestos “de coalición”

Está costando mucho que nos acostumbremos a ser gobernados por un Ejecutivo de coalición. Casi diez meses ya, y seguimos como el primer día: quienes están contentos con que por fin pudiera conformarse un gobierno así desde que se restauró la democracia en España se asustan a las primeras de cambio por si dura poco, y quienes se mueren por acabar con él se frotan las manos cada vez que detectan discrepancias, desautorizaciones o malentendidos. 

Pero vamos a ver, ¿no piensan distinto, no se presentaron con programas distintos, no representan dos sensibilidades diferentes, dos maneras distintas de entender la vida? Entonces ¿qué queremos, que Pedro y Pablo se estén morreando todo el día?

¿Que cuesta mucho llegar a acuerdos, que tensan la cuerda hasta el último minuto? ¿Y dónde está el problema? A un Gobierno de coalición lo define la discrepancia, pero también la voluntad de entenderse que se le supone a las partes que lo conforman. En el caso de los Presupuestos, era clave para Podemos que al final llegara la fumata bianca. Las cosas cruciales cuesta trabajo sacarlas adelante. En otros países de Europa, donde conviven cuatro y hasta cinco sensibilidades políticas diferentes en un mismo ejecutivo, esto lo saben muy bien. Y nadie se rasga las vestiduras cuando un desencuentro se hace público o algo se atasca y la solución tarda en llegar más de lo deseable.

En los Presupuestos había dos asuntos que no eran menores: bajar el precio de los alquileres y conseguir que la burocracia no impida por más tiempo que un derecho social histórico como el Ingreso Mínimo Vital llegue de una vez a quienes lo están necesitando con urgencia.

Eso de que “las cosas de palacio van despacio” se tiene que acabar, y la presencia de Podemos en el Gobierno ha de ser garantía de que se va a pelear hasta conseguir acabar con viejas inercias. Y el PSOE es un partido heredero de demasiadas inercias. En sus filas hay algunos que tienen más interés en librarse de ellas que otros. Y por eso siguen torpedeando iniciativas, o renqueando a la hora de poner en práctica asuntos que nunca abordarían si no tuvieran a su lado el empuje del partido con el que cogobiernan.

A veces no se trata solo de renquear, sino que los intereses de uno y otro hacen que ese empuje vaya en direcciones diferentes. Tras las discusiones, cuando hay realmente voluntad de entenderse, los resultados al final son siempre mejores que si gobierna un partido en solitario y sabe que puede hacer de su capa un sayo cada vez que le venga en gana.

¿Acaso habrían salido adelante acuerdos como la prohibición de despedir por baja, o la subida del Salario Mínimo, que ya parece que lleva toda la vida en 950 euros, o las auditorías a empresas que explotan a sus trabajadores si los socialistas estuvieran gobernando en solitario?

¿Acaso una decisión como la regulación de los alquileres aparecería reflejada en los Presupuestos? ¿Cuánto tiempo llevamos hablando de evitar los abusos en las rentas, algo que ya se ha legislado en París, Viena o Berlín y que, para más inri, aparece en el artículo 47 de la Constitución?: “Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación”.

Parece claro que llegar a acuerdos en un Gobierno de coalición es una buena manera de avanzar, y eso es algo a lo que en este país no estábamos acostumbrados. Como mucho, a ceder hasta conseguir votos en una investidura para luego, una vez en el poder, hacer lo que les daba la gana.

Tampoco es lo mismo una coalición en el Gobierno del Estado que en una autonomía o en un ayuntamiento, la trascendencia y la envergadura no tienen comparación. Por eso están de los nervios quienes celebrarían con cava que PSOE y Podemos dejaran de entenderse en el Gobierno y les costara trabajo colegiar decisiones, sobre todo quienes se oponen a subir los impuestos a los más ricos, aunque en asuntos de fiscalidad quede todavía mucha tela que cortar.

La gran reforma fiscal que necesita este país para situarse a la altura de los países europeos de nuestro entorno está aún pendiente, pero ya se ha dado el primer paso. ¿Insuficiente? Por supuesto, pero no tendríamos ni eso si no fuera porque existe un Gobierno de coalición cuyo funcionamiento parece que aún no acabamos de entender del todo.

J.T.

Publicado en "La Última Hora"