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viernes, 8 de enero de 2016

El PP, la cabalgata de Madrid y la caspa


Cualquier piedra de una iglesia sevillana tiene tres veces más años que el edificio más antiguo de Nueva York. En el casco histórico de la ciudad escasean los sótanos con garaje porque pocos se atreven a meter la pala demasiado profunda cuando construyen, dado el alto índice de probabilidad que existe de encontrarse con algún vestigio milenario que acabe parando la obra. No he conocido nunca mayor reticencia a cualquier tipo de innovación que en Sevilla.

No soy nada sospechoso de no tenerle a los sevillanos y a Sevilla, donde pasé más de catorce estupendos años de mi vida, todo el cariño del mundo. Pero reticentes a los cambios son tela marinera. ¿Que van a tirar el muro de Torneo? Gran pollo mediático y ciudadano. Las fuerzas vivas en pie de guerra con la mosca detrás de la oreja. ¿Más puentes sobre el Guadalquivir, pa qué? ¿Que Moneo y Calatrava quieren meterle mano a la arquitectura de la ciudad? ¡Lagarto, lagarto! ¿Unas setas vanguardistas en plena plaza de la Encarnación? Columnas y columnas de airados plumillas poniendo el grito en el cielo por lo que consideran directamente un sacrilegio. ¿Que pretenden construir una torre más alta que la Giralda? ¡Anatema!

Yo nunca había experimentado este tipo de resistencia a los cambios en ninguna otra ciudad de las que he vivido... hasta este cinco de Enero en Madrid. Confieso que cuando comenzó el lío no lo entendí muy bien: primero fue un extraño revuelo en internet; más tarde supe que una aznarista de pro había escrito un indignado tuit jurándole a Manuela Carmena odio eterno como en su día hiciera Aníbal con Roma ¿La razón? Pues que el traje de Gaspar en la cabalgata de los reyes magos no era, al parecer, políticamente correcto y la hija de la susodicha pepera de Faes le había insinuado a su madre que no se tragaba la bola.

Después llegó el revuelo en las radios: locutores afectos a Moncloa y nostálgicos de Botella poniendo a parir a la alcaldesa por haber osado permitir tamaño tuneado en la puesta en escena de la cabalgata. Editoriales en periódicos, declaraiones de consejeros y concejales del pp madrileño: que si los trajes eran como cortinas de ducha, que si Locomía, que si Ikea, que si las coronas parecían del Burger King... Total, un escándalo.

Así que finalmente no tuve más remedio que interesarme por la dichosa cabalgata y buscar algún video en internet ¿Mi impresión? Que los del pp deben estar o muy aburridos, o muy de los nervios, o las dos cosas: no se puede proporcionar mejor propaganda a una iniciativa municipal por menos precio. No es fácil obtener tanta repercusión ni sacar tanto partido de un modesto guiño a la inteligencia del ciudadano medio. La ciudadanía siempre sabe estar por encima de polémicas artificiales, pierde poco tiempo en provocaciones casposas y suele valorar la imaginación y las ganas de innovar.

El éxito de la Cabalgata 2016 en Madrid ha sido indiscutible y rotundo y quienes se han dedicado a denostarla al final, lo que han hecho, ha sido situar el foco sobre un trabajo atrevido y distinto, y en consecuencia ponerlo en valor. Algo que, estoy seguro, halagará a sus promotores. Ocurrirá como ocurre siempre en Sevilla: al final acabará gustándoles la innovación y querrán apropiarse de su autoría apenas tengan oportunidad. Cuando el socialista Alfredo Sánchez Monteseirín puso en marcha el proyecto vanguardista de las Setas de la Encarnación, le llovieron descalificaciones y hasta insultos durante meses, yo diría que años. Una vez terminadas las obras Juan Ignacio Zoido, su sucesor en la alcaldía por el pp, no perdía oportunidad de presumir de la iniciativa cada vez que se presentaba la ocasión.

Así son: primero ladran y luego reclaman el aplauso para lo que se puso en marcha a pesar de ellos. En Sevilla, esta manera de funcionar supone en sí misma toda una tradición que, si se me apura, hasta tiene su punto. Pero en la cosmopolita Madrid no es de recibo tanta caspa, y menos por tal nimiedad. No sé qué ocurrirá el año que viene, pero me malicio que si Carmena y su equipo continúan en esa línea, apenas la derecha tenga oportunidad de capitalizar el invento (esperemos que pasen muchos años), lo hará. Y cuando eso suceda, lo que eran horrorosas cortinas de Ikea y cutres coronas del burger king se convertirán en reconocidas apuestas de modernidad cuyo mérito no tendrán ningún pudor en adjudicarse.

J.T.

viernes, 17 de julio de 2015

La web de Carmena y los periodistas censores

Definitivamente, nos estamos volviendo locos. Nos pasamos la vida los periodistas defendiendo con uñas y dientes nuestro derecho a equivocarnos, a expresarnos en libertad sin que nadie ose insinuarnos cómo tenemos que contar las cosas, y nos empeñamos nosotros mismos en ponerle puertas al campo.

Probablemente "Versión Original", la web puesta en marcha este miércoles por el ayuntamiento de Madrid para puntualizar según qué informaciones periodísticas, no sea la mejor de las decisiones, pero lo que no tiene ningún sentido es que muchos "avezados" periodistas, ciertas asociaciones profesionales y hasta editoriales de periódicos otrora respetables se lancen a degüello, a las primeras de cambio, contra una iniciativa que, podrá estar todo lo equivocada que queramos (a mi juicio no lo está) pero a cuya difusión sus promotores tienen todo el derecho del mundo.

Probablemente Carmena no haya tomado la mejor de las decisiones; probablemente, como ella misma le ha reconocido a Antonio Miguel Carmona, desde un punto de vista político no haya sido un acierto pero... ¿por qué los periodistas nos entrometemos en este asunto y no les dejamos equivocarse en paz?

¿Por qué periódicos como "El País" tienen las santas narices de dedicarle un editorial al tema y acabar diciendo textualmente que "conviene que Manuela Carmena reconsidere la web lanzada por el Ayuntamiento madrileño y la reoriente seriamente o la retire"? ¿Por qué insistimos en querer privar de algo a quienes no les toleraríamos que nos privaran de nada?

Las reglas del juego de la comunicación no es que hayan cambiado, es que se están inventando cada día desde la aparición de internet sin que nadie se atreva a pronosticar, a fecha de hoy, dónde y cómo acabará todo esto. Y en ese mundo indefinido e impredecible tienen perfecta cabida iniciativas como "Versión Original", cuyos promotores están en su absoluto derecho de puntualizar una información que ellos creen inexacta, incompleta o sencillamente, les molesta y quieren responder valiéndose de las herramientas a su alcance, entre ellas una web en internet. En cualquiera de los casos, y por muy friki que pudiera parecernos, ¿quiénes somos los periodistas para prohibir esto?

¿Por qué nos molesta tanto que nos puntualicen, que nos corrijan, que nos enmienden la plana? ¿Por qué quienes más alzan la voz contra esto son los que más dispuestos están a fabricar primeras páginas de risa o informaciones claramente sesgadas? ¿Por qué a los periodistas que manipulan los tenemos en la misma asociación de la prensa que nunca los ha denunciado, pero que ahora se apresura a arremeter contra una triste web municipal?

¿Por qué la FAPE (Federación de Asociaciones de la Prensa) se alinea con una señora como Esperanza Aguirre, todavía jefa de la oposición municipal madrileña, reina durante años de la manipulación y de la intromisión del poder político en la televisión pública, y que ahora tiene la caradura de promover un pleno urgente para debatir la conveniencia de que exista una web municipal como "Versión Original"?

Estoy hasta las narices de tanta hipocresía, de tanto personal rasgándose las vestiduras para provocar un ruido artificial ante algo que, si realmente está mal hecho, en el pecado llevarán la penitencia, ¿no?

¿Qué es lo que tememos de la web municipal del Ayuntamiento de Madrid? ¿Que tengan capacidad de réplica, que aporten datos...? ¿Y por qué no valoramos la parte positiva? Si ellos son una fuente, que lo son, usémosla, aprovechémonos de ella, verifiquemos lo que cuentan y si nos están engañando metámosles caña, pero dejémosles vivir, por favor ¿A dónde queremos llegar poniéndole, como decía más arriba, puertas imposibles al campo?

A la información libre solo le pueden temer sus enemigos. Y si la página web del ayuntamiento de Madrid no es información, ni es libre, ellos mismos acabarán quedando en evidencia más pronto que tarde ¿A qué viene esa prisa en cargárnosla antes de comprobar, en el día a día, cuáles son sus verdaderas intenciones? Por lo visto, ya no se trata de matar solo al mensajero, sino también al caballo del mensajero.

Como periodista, me avergüenza que la organización profesional a la que pertenezco haya decidido tomar partido en clave sectaria y prohibicionista ante una iniciativa que, podrá ser más o menos afortunada, pero tiene legítimo derecho a existir. Quien así actúe, no me representa. Nadie tiene derecho a negar la existencia de un canal de información, y mucho menos que nadie los periodistas, que nos pasamos la vida defendiendo el derecho a expresarnos en libertad y nos dejamos literalmente la vida en ello.

Promoviendo acciones como el ataque a la web del ayuntamiento de Madrid estamos legitimando y dotando de autoridad moral a quienes, en un momento dado, decidan hacer con nosotros algo parecido, que ya lo hacen, dicho sea de paso. Si alimentamos la fiera, si contribuimos a labrar nuestra propia fosa es que, repito, nos hemos vuelto definitivamente locos.

J.T.