Corría el año 84 del siglo pasado y los socialistas llevaban año y medio en el poder. Antes de marcharse el gobierno anterior su presidente, Leopoldo Calvo Sotelo, había dejado los “deberes” hechos y nos había metido en la Otan sin anestesia.
Así que los socialistas se encontraron con el trabajo sucio resuelto cuando ganaron las elecciones del 82 y pudieron permitirse el lujo de mantener una postura -estética, que no ética- aparentemente beligerante con nuestra pertenencia a la alianza atlántica.
Primero en la oposición y luego durante los primeros meses de gobierno se mantuvo un cierto equívoco a propósito del referéndum prometido en campaña para continuar en la Otan.
Sin duda Felipe y Guerra tenían sobre la mesa un serio marrón que resolver y lo primero que decidieron cuando llegaron al gobierno fue dejar pasar el tiempo: se celebraría el referéndum prometido, sí, pero cuanto más tarde mejor. Ya veríamos hacia el final de la legislatura (acabaría celebrándose en marzo del 86).
Así que había que empezar a calentar el ambiente: Estábamos en la Otan ya y se tendía a pensar que el referéndum sería para meternos en la alianza. No: se trataba de quedarnos, no de entrar. (en campaña habían prometido un referéndum pidiendo el sí para salir y acabaron casi rogando el sí, pero para quedarnos, que fue lo que ganó).
En Informe Semanal de Tve, donde yo trabajaba como reportero por aquel entonces, se planteó un reportaje para contar los hechos consumados ya y que el común de los españoles desconocía.
A saber: que teníamos ya en Bruselas un embajador español para representarnos específicamente ante la Otan (Jaime de Ojeda), que había altos mandos de los tres ejércitos trabajando allí, que teníamos ya en la capital belga, desde hacía más de un año, decenas de despachos ocupados por diplomáticos y militares españoles que hacían su trabajo diario en Bruselas como sus colegas de cualquier otro país de la alianza…
Todo eso había que contarlo en clave periodística y el trabajo se me encargó a mí: casi una semana en Bruselas de rodaje y varios días de montaje en Torrespaña al regresar.
El día anterior al sábado en que se emitiría el reportaje Ramón Colom, por entonces director de “Informe” estaba de viaje fuera de España. Jesús Ortiz, responsable en su ausencia, me sugirió que llamáramos a nuestro director de informativos, Enrique Vázquez, para que lo visionara antes de emitirlo: se trataba de un tema delicado y él iba a ser el responsable último de lo que contáramos.
Desde su despacho, en la planta superior a nuestra redacción y por teléfono, Enrique -uno de los más sólidos y discretos directores de informativos que ha tenido tve, ni fotos suyas he encontrado en el google-, sólo nos hizo dos preguntas:
1. ¿Lo habéis hecho vosotros?
- Sí
2. ¿Os lo ha encargado Ramón?
-Sí
Pues entonces no tengo nada que visionar, nos dijo. Ya lo veré en mi casa mañana cuando se emita.
J.T.
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