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miércoles, 9 de diciembre de 2015

¿Votamos con la cabeza, o puede más la rabia?


rajoy con macriAgotar la paciencia de la ciudadanía nunca sale gratis. La victoria electoral de Mauricio Macri en Argentina tiene algo que ver con eso y la derrota del partido de Nicolás Maduro en Venezuela también. El cansancio, la pérdida de esperanza y la indignación se traducen en voto de castigo apenas te ponen una urna delante, aunque no esté nada claro que eso sea lo que más te conviene. ¿Qué otro mecamarine le pennismo mental, si no, puede explicar los resultados de Francia? El treinta y cinco por ciento de los jóvenes franceses entre dieciocho y veinticuatro años votó al partido de Marine le Pen. ¿Cómo ha sido eso posible? No votaron la solución, votaron la amenaza, como el cuarenta y tres por ciento de la clase trabajadora, ¿qué está pasando?
No siempre es la cabeza la que manda cuando nos toca adoptar decisiones que determinan nuestro futuro. La mayoría de las veces hay que contar también con el componente pasional: el amor, el odio, la ilusión, el desencanto, la rabia… Por eso, en ciertos momentos, el voto puede significar para muchos ciudadanos una especie de remate de las protestas y las reclamaciones realizadas durante años sin éxito alguno. Un desahogo, un desquite con el que pasar factura a imperdonables, y larguísimos, memoriales de agravios. Pero la papeleta, cuando llega a la urna, ya no funciona solo contra algo o contra alguien sino que se contabiliza irremediablemente, salvo que votemos en blanco, a favor de alguien… y de algo.
¿Consecuencias? Ahí tenemos las de los últimos días: un nefasto alcalde de Buenos Aires premiado con la presidencia de la República Argentina; un torpe Maduro, cuyo cargo estaba claramente por encima de su nivel de competencia, zarandeado el domingo pasado en las urnas venezolanas de manera inmisericorde, y una peligrosa ultraderechista racista y xenófoba como Marine le Pen convertida en la líder de la formación política francesa más votada.
Es trágico que la indignación de tanto agraviado por el abuso de los poderosos acabe cristalizando en el ascenso de amorales y desaprensivos a los puestos de decisión. Que el voto de tanta víctima de injusticias y desigualdades acabe utilizándose justo para potenciar e incrementar aquellos agravios con cuyos responsables se pretendía ajustar cuentas. Es terrible que acabemos metiéndonos nosotros solitos, voto mediante, en la mismísima boca del lobo.
¿Recuerdan? Eso fue justamente lo que hicimos en nuestro país en 2011: castigamos aGuatemala Zetapé por patoso y mentiroso y nos entregamos atados de pies y manos a un Guatepeor Mariano que nos machacó sin piedad durante cuatro interminables años que parece que no van a acabar nunca. Con los votos de bastantes jóvenes, de un buen porcentaje de gente trabajadora y también de muchas personas desempleadas, caímos en las fauces de un caradura aún más metepatas y mentiroso que su predecesor. Un bienmandao de los bancos, de Merkel y la troika que acabó robándonos derechos y libertades cuya recuperación costará bastante esfuerzo y mucho más tiempo del deseable.
Les llevamos cuatro años de ventaja a Argentina, Venezuela o Francia. Cuatro años de nefasta experiencia que por fin acaban el veinte de diciembre. Esta vez una mayoría de ciudadanos españoles creo que tiene motivos más que suficientes para hacer coincidir, a la hora de votar, lo que piensa su cabeza y lo que siente su corazón. ¿O vamos a dejar pasar también esta oportunidad?
J.T.

sábado, 7 de abril de 2012

El abril andaluz de 2012

 FranÇois Hollande                       José Antonio Griñán

Coinciden este mes de Abril dos acontecimientos sin aparente ligazón entre sí pero que a medio-corto plazo, y dependiendo de cómo acabe el cuento, pueden determinar el funcionamiento político y económico de nuestro país.

Esos dos acontecimientos son la investidura del próximo presidente de la Junta de Andalucía y las elecciones francesas cuya primera vuelta es el 22 de Abril y que, según parece, pondría en esperanzadora situación para la segunda vuelta que se celebra el 6 de mayo al candidato socialista FranÇois Hollande.

Nada que ver el panorama que teníamos en el horizonte hace tan solo dos semanas con el que tenemos ahí, a tiro de piedra, a menos de un mes.

Hace dos semanas Javier Arenas y Nicolas Sarkozy iban a arropar, por el norte y por el sur, la política errante, suicida, seguidista, vergonzante y tecnocrática que un tal Mariano Rajoy viene practicando desde que, allá por comienzos de enero, pensó que todo el monte era orégano.

Que Andalucía haya dicho que por ahí no quiere pasar, que Francia esté hasta las narices del narcisista Sarkozy que le viene recortando derechos y calidad de vida sin nada a cambio desde hace ya muchos meses, y que, en el flanco nororiental, Catalunya tampoco esté muy por la labor de bailar según qué agua son factores que aíslan a un hierático Mariano que de pronto va a tener que bailar con muchas más feas de las que se temía.

Para empezar, a la "fea" alemana le pueden quedar poco más de tres telediarios. No hay ni una sola elección regional que haya ganado el partido de Merkel en el último año. Los socialdemócratas también se están recomponiendo en Alemania y todo parece estar cada vez más claro: esta huida hacia adelante no parece que vaya a tener final feliz.

Otra política es posible y más vale tenerlo claro más pronto que tarde para espabilar.

Hagamos lo que hagamos mercados internacionales, especuladores desaprensivos y demás peligrosa calaña van a hacer con nosotros lo que les dé la gana.

Moraleja: Hagamos lo que tengamos que hacer y no lo que nos digan que "hay que hacer" y encima vendiéndolo como si fuera idea nuestra que es lo que hace el gobierno Rajoy, cada vez más carente de autonomía.

Andalucía, pueblo sabio donde los haya, ya lo ha entendido. Tengo para mí que franceses, catalanes y alemanes van por ese camino.

El gobierno seguidista y sin atisbo alguno de personalidad propia que encabeza Mariano Rajoy va a quedar en ridículo: ninguna de sus presuntas medidas terapéuticas sanarán a nadie ni frenarán ninguna sangría.

Gestionar como te mandan que gestiones es la manera más eficaz de perder todo crédito, de dilapidar cualquier asomo de autoridad.

Otra política es posible. Y eso es lo que ha entendido Andalucía cuando el 25M decidió cerrarle el paso a la derecha. Cuando dictaminó en las urnas que no estamos dispuestos a creernos cuentos chinos, ni a tenerle miedo a nadie y que sabemos que otros caminos, por complicados que sean, pueden acabar llevándonos a mejores puertos.

J.T.