Querido colega recién llegado a este oficio, queridos/as becarios/becarias con esas ganas de comerse el mundo que a mí tanto me gusta que tengáis: aquí podéis ver un buen ejemplo de un antológico "patón" periodístico.
Diego estaba a cargo de la hija de tres años de su pareja. Hubo un lamentable accidente. La niña murió. Y el cuidador fue linchado públicamente como presunto culpable de lo ocurrido pocas horas antes de que la autopsia ratificara la versión de los hechos que él había explicado ante la guardia civil y en la que se declaraba inocente.
Por mucho que nos flagelemos después, es un hecho que la metedura de pata periodística ha dejado al joven canario a los pies de los caballos.
Una vez más se impone no dejar nunca de tener en cuenta la vieja regla de este oficio: confirmar, verificar, contrastar... Bien es cierto que en este caso las fuentes eran buenas y "presuntamente" fiables. Pero lo ocurrido en Tenerife nos demuestra que aún así, no está de más aguantar un ratito a pie quieto como lo buenos toreros antes de dar el primer pase: parando, templando y mandando para evitar que te pille el toro.
Sobre todo porque en este trabajo nuestro, si la cagas, el toro no sólo se te acaba llevando a ti por delante.
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J.T.
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