viernes, 15 de abril de 2016

Por qué seis millones seguirán votando al PP

elperiodico del 14 de abril de 2016lavanguardia del 14 abril 16













No caben en las primeras páginas. Rebosa la corrupción hasta el punto que no entra ya en los periódicos. Inmejorable coartada que este jueves 14 de abril salvó a José María Aznar de las portadas de la prensa madrileña, pero no de la catalana. "Aznar, cazado por Hacienda", titulaba El Periódico de Catalunya; "Hacienda multó a Aznar por eludir el pago de impuestos", contaba La Vanguardia a cuatro columnas. Ni rastro de esta noticia en la primera de El País, que prefirió apostar por una foto de Pedro Sánchez en la Feria de Sevilla, en la caseta de la cadena Ser, acariciando al bebé de una Susana Díaz rigurosamente uniformada con vestido de gitana verdiblanco. Tampoco el ABC, ni El Mundo, ni La Razón, se hicieron eco en sus primeras de las trampas a Hacienda de José María Aznar, ocho años presidente del gobierno de este país. Del mutismo de Televisión Española, ya ni hablamos. Pero hay que entenderlos: no les cabe tanta corruptela, tanta picaresca institucionalizada. Y además, tenían que hablar de la victoria del Atlético de Madrid en la Champions, que pasa a semifinales después de propinarle un histórico baño al mismísimo Barça. 

Por mucho que se quiera, es que no queda sitio.elpais 14 de abril 16
Se les amontona tanto la faena, que el periódico que dirige Antonio Caño no encontró hueco este jueves (tampoco lo había encontrado en días anteriores) para hablar del atribulado José Manuel Soria, ministro en funciones de Industria, Energía y Turismo ni de su díscola firma, aficionada ella a pasearse por distintos paraísos fiscales sin que la frágil memoria de su dueño fuera capaz de recordarlo. Este viernes ya sí que aparecía el asunto en la primera de El País. A dos columnas titula: "El Gobierno abandona a Soria tras conocer su sociedad opaca". Una sociedad opaca de la que los lectores del "periódico global", salvo que hubieran recurrido a informarse por otros medios, no tenían la menor idea. Más abajo, en el subtítulo, hacen encaje de bolillos: "La revelación de que fue administrador de una sociedad en un paraíso fiscal -escriben- deja al ministro en una situación política crítica". Y al periódico en una situación ridícula y esperpéntica, porque dotan de importancia el desenlace de un asunto que hasta el día anterior trataron como historia menor, o directamente ni trataron. No les cabía, no les cabe a los abc otra entrega del 14 de abrillarazon. del 14 de abril 16pobres periódicos tanta corrupción en sus páginas. Y mucho menos en la primera. Al alcalde de Granada, José Torres Hurtado, ha faltado tiempo para lincharlo, pero Aznar o Soria son otra cosa. Como Rita Barberá, que ahí continúa ella, aforada  e inasequible al desaliento, enfundada en sus modelitos rojos ya sea en el Senado, en sus ruedas de prensa valencianas o en su comparecencia en Mallorca como testigo del caso Nóosdonde a un cuñado y yerno de rey es posible que acabe cayéndole la del pulpo.  Con tantas historias es difícil saber por dónde va el hilo. Yo, la verdad, hace mucho tiempo que, apenas me despisto un poco, me pierdo.

Pues bien, éramos pocos y parieron los papeles de Panamá. Menuda ristra de pícaros y tramposos, menuda macedonia de frutas. Los hay para todos los gustos, de todos los colores, texturas, rango y condición: Pilar de Borbón, Mario Vargas Llosa, Bertín Osborne, Lionel Messi, Pedro Almodóvar, José Manuel Soria... Aparece todo esto justo cuando hay overbooking ya de casos abiertos en audiencias provinciales y juzgados de instrucción por todo el país. Rebosan, no caben todos. Es la consecuencia de un trabajo intenso en los últimos cuatro años de fiscales, jueces, policía y guardia civil, de tanta casa y tanta sede como hemos visto registrar, de tanto cargo público como hemos visto entrar en coches o furgones policiales, unos a pecho descubierto, otros compungidos y otros intentando ocultar su cara y su vergüenza tras un abrigo o una manta amiga.

La palma en el ranking, por número de empurados, se la lleva el PP. En cantidad y en "calidad". Y aún así, las encuestas continúan reflejando que los populares volverán a ser el partido más votado si se repiten elecciones en próximo 26 de junio. Y que podrían gobernar solo con Ciudadanos ¿Usted lo entiende? Yo no. Pero como la realidad está para entenderla y no para modificarla a nuestro antojo, lo voy a intentar. Permítaseme en primer lugar una conclusión a mi juicio lógica. Si, como nos dice Carlos Enrique Bayo en Público, más de seis millones de personas están dispuestas a votar de nuevo el 26-J al partido más enfangado de corrupción en toda nuestra historia, cabe deducir que tal comportamiento no les resulta reprobable a estos presuntos votantes, ni tampoco parece que les preocupe excesivamente si quienes nos gobiernan continúan robando a manos llenas. 

¿Son tontos? No creo, nuestra literatura nos lo explica muy bien: en El Buscón, el Guzmán de Alfarache, La Celestina, El Lazarillo de Tormes... los clásicos siempre ayudan a que nos comprendamos mejor a nosotros mismos. Y el comportamiento del electorado que se empeña en continuar votando a los ladrones me recuerda aquel famoso episodio del Lazarillo en que el ciego le propina una contundente bofetada a Lázaro cuando descubre que el muy truhán se está comiendo de tres en tres las uvas del racimo que habían acordado compartir "¿Cómo os habéis dado cuenta, pregunta Lázaro, si no podéis ver?" "Muy sencillo, le respondió el amo, porque yo me las estoy comiendo de dos en dos, y tú no has dicho nada".

J.T.

miércoles, 13 de abril de 2016

Torres Hurtado, el campechano


José Torres Hurtado es un auténtico profesional contando chistes. Campechano y simpaticote, ameniza tertulias de bar y reuniones de amigos con un envidiable gracejo natural que, en su caso, convierte en injusto ese tópico tan manido sobre la mala follá granadina.

- Pepe, ponme al día y cuéntame los últimos chistes sobre mí que corren por la calle.

Durante los años en que Torres Hurtado fue delegado del gobierno en Andalucía otro campechano desahogado, de nombre Juan Carlos y con residencia habitual en un palacete de los madrileños montes de El Pardo, ahora rey emérito, aprovechaba sus viajes al Sur para hartarse de reír con Pepe el Tractorista, como llaman desde siempre en su pueblo al que lleva trece años largos al frente de la alcaldía de Granada.

Conocí a Torres Hurtado en aquellos años de leche y miel -gobierno Aznar, España "iba" bien-, en los desayunos con políticos que Carlos del Barco, forzado hace unas semanas a dimitir como adjunto al Defensor del Pueblo Andaluz, organizaba por entonces en la agencia Efe de Sevilla. El entonces delegado del gobierno en Andalucía es bajito, pero nada cohibido: no se cortaba un pelo a la hora de cantarle las cuarenta a compañeros de militancia como Celia Villalobos, con quien siempre se llevó fatal, ni tampoco le faltó habilidad para no molestar demasiado en los círculos de poder de su partido.  

Aunque nunca quitó protagonismo a los mandamases peperos andaluces, estos un buen día lo quitaron de la delegación del gobierno para dársela a Zoido y lo mandaron a Granada para que se estrellara en las elecciones municipales de 2003. Pero nuestro hombre los sorprendió a todos y sacó mayoría absoluta ya en las primeras elecciones a las que se presentó a la alcaldía.

Su estilo desahogado le ha jugado algunas malas pasadas, como cuando el verano pasado soltó aquella lindeza de que "las mujeres, cuanto más desnudas, más elegantes", poco después de conseguir retener el bastón de la alcaldía por cuarta vez, aunque en esta última ocasión necesitó el apoyo de Ciudadanos.

Tras la detención este miércoles por unas horas de José Torres Hurtado y de la concejala responsable de Urbanismo de Granada, registro domiciliario incluido, parece que Ciudadanos se va a pensar lo de continuar dándole su apoyo para que continúe como alcalde. Fueron decenas de agentes de la UDEF, a instancias del Juzgado de Instrucción número 2 de la ciudad y la Fiscalía de Medio Ambiente, los que se presentaron este miércoles, en una operación coordinada, tanto en el ayuntamiento como en distintas empresas y domicilios particulares. Una operación en la que se quiere aclarar, entre otras cosas, la construcción de una discoteca y una pista de patinaje en una zona verde junto a un gran centro comercial (Serrallo Plaza). Se quiere saber también si se alertó a promotores sobre recalificaciones previstas y si hubo “compensaciones” a cambio.

No estaba tan campechano Torres Hurtado en su comparecencia ante los medios la tarde de este miércoles, pocas horas después de prestar declaración y quedar en libertad con cargos. Más bien solemne y circunspecto:

- Seguiré trabajando por esta ciudad el tiempo que me corresponda, que me dejen o que Dios me dé salud, ha dicho. No sé de qué se me acusa porque hay secreto de sumario. No es agradable estar vistiéndose por la mañana y que toquen a la puerta para registrar tu casa. Parece que había que darle bombo a esto".

Bombo no sabemos, pero de momento su partido lo ha suspendido de militancia. Al "simpaticote" Torres Hurtado le han helado este miércoles la sonrisa y su contrastado sentido del humor. En el pp andaluz se ha abierto la caja de los truenos y más de uno seguro que, tras ver las barbas de su vecino pelar, está poniendo ya las suyas a remojar. 



J.T.

miércoles, 6 de abril de 2016

Golpismo mediático de medio pelo

Hace ya bastante tiempo que paso por los kioskos de prensa tapándome la nariz. Las primeras páginas me producen, literalmente, asco. Unas veces parecen revistas de humor; otras, pasquines propagandísticos  de la peor especie… No hay en ellas ni una puñetera verdad y todo suena a cachondeo. Ni siquiera se les puede llamar periodismo amarillo, porque el periodismo amarillo tradicional tiene a gala serlo y presenta sus productos con mucha más dignidad de la que lo hacen muchos periódicos en España desde la primavera de 2014.

Es todo tan excesivo, tan desmesurado, tan grosero… que imposibilita trabajar una recesión en condiciones. Cada día que transcurre supera al anterior en zafiedad, manipulación y mala leche. Nadie informa ya aquí; en la radio apenas hay ya periodistas, pero abundan los telepredicadores faltones y desvergonzados; y en la tele no hay informativo que se salve. Deberían cambiarles el nombre y llamarles directamente “Opinativos” en lugar de “Informativos” para orientar mejor a los despistados de buena fe, si es que aún queda alguno.

En estos días de cuenta atrás en los que aumenta la histeria, en estas pocas semanas que faltan para el dos de mayo, fecha tope en la que se puede formar gobierno antes que el parlamento vuelva a disolverse; en estos momentos donde los vértigos y los temblores de piernas son más frecuentes cada hora que pasa, los promotores de la Gran Coalición  queman sus últimos cartuchos orientando los cañones contra Podemos, con toda su munición disponible: hay que dinamitar como sea cualquier posibilidad de acuerdo de izquierdas que pudiera atisbarse en el horizonte. Y mira que la cosa está difícil.

El juego sucio de los medios estos días es un episodio más de la grosería que se traen entre manos desde que se percataron que ningunear o despreciar a Podemos no surtía el efecto deseado y decidieron apostar por el ataque directo y sin anestesia. Nunca interesaron tanto los plenos de según qué ayuntamientos como ahora. Nunca hubo tanta presencia de cámaras en los consistorios de Cádiz, Zaragoza o Barcelona. Una ciudadana le monta un pollo a Kichi y a todos les falta tiempo para abrir los informativos con el incidente. No ya Antena3, o tve, no… también Canal Sur, que a Susana y su gente les vienen de fábula estas cosas para endilgar leña al mono…  Nunca fue tan retransmitida una detención como el “prendimiento”ralentizado del jornalero Bódalo hace unos días en Jaén. Carnaza que no se puede desaprovechar, ya que por mucho que buscan no salen de Venezuela, Irán y las encuestas apocalípticas a la hora de intentar el descrédito. Por cierto, sin demasiado éxito hasta ahora. Tan escaso, que las portadas del ABC de los últimos días ya no dan ni asco. Más bien pena y vergüenza ajena.

Ese ministro de justicia vinculando a Eta con Podemos en unas desesperadas declaraciones de pasillo, y esos informativos haciéndose eco de la sandez; esos debates con tertulianos que nunca se preparan sus intervenciones y que, en lo que concierne a Podemos, tocan de oído sin documentarse en absoluto y se quedan tan panchos, conscientes de la impunidad de sus patrañas y satisfechos por cumplir con su papel de acólitos bienmandados de quienes le sueltan la mosca… Esas columnas de opinión escritas con el único objetivo de echar mierda diaria sobre los proyectos de cambio, exista o no base argumental para ello, cogiendo el rábano por las hojas, soltando chorrada tras chorrada…

En roman paladino, lo que hace buena parte de la prensa de este país es golpismo. Golpismo de medio pelo, porque  cuando ves según qué primeras páginas de periódico o escuchas según qué argumentos en las radios y en las teles no puedes evitar la carcajada.  Claro que, mientras te ríes a mandíbula partida, al mismo tiempo haces votos para que la impotencia y el poco éxito de sus ataques no les lleve nunca a intentar helarnos la sonrisa de otra manera.

Me da mucha vergüenza, mucha, buena parte del periodismo que se hace en España en estos momentos. Y mucho asco. Espero que no llegue el día en que acabe dándome miedo.

J.T.





martes, 5 de abril de 2016

La puntita nada más, no, por favor

Podemos creció muy rápido porque era un estado de ánimo que desde el 15M fue siempre a más, a medida que transcurrían las semanas y los meses. Un estado de ánimo que cristalizó en las propuestas de unos osados profesores universitarios que supieron ponerle a la indignación cara, nombre, mensajes claros y digeribles… y dieron en la diana. Estaban en el sitio justo en el momento adecuado, y ya se sabe que más vale llegar a tiempo que rondar cien años.
Como bandera de la indignación colectiva, la propuesta política de Monedero, Iglesias, Urbán y compañía cuajó hasta tal punto que acabaron saltando las alarmas en los despachos de mayor postín y los apoltronados de siempre, abandonando por un tiempo su habitual desidia, se dispusieron a planificar un sólido e inmisericorde contraataque por tierra, mar y aire que dura ya casi dos años.
Si, por lo que proponían y por cómo lo proponían, los promotores de Podemos habían conseguido ser escuchados, respetados y por tanto temidos, los ataques de los que estos comenzaron a ser objeto acabaron añadiendo atractivo y simpatizantes a una oferta que consiguió cinco escaños en Europa a las primeras de cambio, presencia e influencia en muchos ayuntamientos y autonomías y, finalmente, más de cinco millones de votos en las elecciones al congreso de los diputados del pasado 20 de diciembre. Más de cinco millones de votos para una propuesta política cuyo punto de partida fue cuestionar la manera de funcionar del sistema, darle la vuelta como un calcetín y creer firmemente que las cosas se pueden hacer justo al revés de cómo se hacen para que a la mayoría le vaya un poco mejor y a la minoría un poquito menos bien.
“El miedo tenía que cambiar de bando”, ¿recuerdan? Bueno, pues ocurrió. Los resultados demuestran que mucha gente votó sin miedo y que esos millones de votos que respaldaron a Podemos estaban certificando el declive de una infame y rastrera etapa con vocación de perpetuarse per secula seculorum. Desde la misma noche en que se conocieron los resultados del 20D, quienes no votaron a Podemos no han parado de intentar acojonarnos a todos. En nombre de las matemáticas y de la “insuficiencia” de las sumas, llevan más de cien días presionando y amenazando para conseguir la bajada de pantalones de quienes ya no pueden ningunear ni despreciar como les gustaría.
Pero Podemos no nació, al menos eso creo yo, para venderse a las primeras de cambio por un plato de lentejas. Podemos es una sensibilidad y un grito de rebeldía que está muy por encima de cada una de las siglas que conforman el proyecto, que va mucho más allá de las caras visibles y los apellidos de quienes ahora lo capitanean. Igual que una canción va dejando de pertenecer a quien la compone a medida que más gente la canta y la incorpora para siempre a su memoria sentimental, Podemos hace tiempo que dejó de ser el proyecto de unos pocos para convertirse en una obra colectiva. Eso es lo que han descubierto en Prisa, en el ABC, en 13TV, en el Santander, el BBVA, Bruselas, el PP y toda su cohorte de locutores y tertulianos paniaguados. Que los ataques a  personas concretas no van a acabar con el proyecto.
Por eso andan desaforados auspiciando grandes coaliciones o intentando hacer morder el polvo a estos díscolos e imberbes profesores universitarios no dejándoles en paz ni un minuto. Por eso hurgan en sus discrepancias internas sin saber que las discusiones entre ellos existen desde el primer día y eso no tienen por qué ser necesariamente malo. Por eso intentan amilanar a los votantes de Podemos, promoviendo la idea de que es mejor la puntita nada más que marcharse a casa sin mojar. Pues mire usted, pues va a ser que no. Para ese viaje no hacían falta tantas alforjas.
No creo que Podemos acabe bajándose los pantalones, no creo que después de todo el camino recorrido se apueste por un pacto light descafeinado y con sacarina. No se puede ceder ante quienes nunca cedieron, ante quienes llevan cuarenta años haciendo siempre lo que les salió de las narices, llevándoselo calentito y riéndose de nuestra pobreza en nuestra mismísima cara.
Quienes no se quitan las encuestas de la boca, quienes esgrimen ridículas cábalas y solo hablan de resultados electorales, olvidan que la lucha protagonizada por los movimientos sociales en los últimos años en nuestro país es algo demasiado hermoso para dejar el trabajo a medias.
Puede que haya quien esté tentado a vender la primogenitura por un plato de lentejas -la puntita nada más- pero en ese caso venderá solo la suya, no la del estado de ánimo que propició el nacimiento de Podemos, un sentir ciudadano que permanece vivo y vigoroso y que no se conformará con maquillajes ni pactos de medio pelo.
Si no se tuvo miedo para votar, no se puede tener miedo a las consecuencias a las que nos tiene que llevar ese voto. Sería triste que tanto trabajo, tanto esfuerzo y tanta expectativa acabaran derivando en “la puntita nada más”.
J.T.

Pero… ¿alguien puede considerar que la España de los 70 fue “divertida”?


Me escandalizó, y mucho, este titular de una entrevista de Juan Cruz a Alaska en El País del pasado 23 de marzo: "Hicimos divertida la España de los 70 y 80", decía la musa de no se sabe qué, perejil de demasiadas salsas y sospechosa superviviente de todas las coyunturas, cualesquiera fuese su color.

Por eso suscribo punto por punto la reflexión de mi amigo Emilio Silva, uno de los fundadores de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica ha divulgado por las redes sociales y cuyos argumentos,que reproduzco a continuación, son los siguientes: La España de los 70 y 80 parece que fue divertida para algunos ¿Cómo se atreven?

En la de los 70, con su dictadura que no acababa de morir y su democracia que no acababa de nacer... ¿dónde estaba la diversión? Entre 1976 y 1981 fueron asesinadas por violencia política en España 581 personas y varios miles heridas. Por violencia política de toda condición, no solo el terrorismo de ETA, con grupos de extrema derecha que campaban a sus anchas y una policía con adn franquista que siguió funcionando durante años con los modos y maneras de los tiempos de la dictadura.

La década de los ochenta quedó solemnemente inaugurada con un golpe de Estado y el miedo fue el disfraz del franquismo hasta nuestros días. Vino la reconversión industrial, los franquistas con su cara lavada dispuestos a reivindicar la paternidad de la democracia, las personas que verdaderamente lucharon contra la dictadura muriendo en silencio y sin reconocimiento, los 114.226 desaparecidos del franquismo en las cunetas, el terrorismo, la colza de la que nunca se ha encontrado el agente patógeno en el aceite... y para Alaska era un país divertido.

La llamada "movida" madrileña, los más conocidos de ella, con todo su apoyo mediático, económico y político fue poco más que un disfraz, un máscara bufa para aparentar que en veinticuatro horas pasamos de un país en oscuro blanco y negro a una sociedad con el pelo de colores, y una especie de irreverencia estética que poco tuvo que ver con un cambio en la ética. Y todavía a estas alturas quieren venderla como un producto de la épica posfranquista; como la transición ejemplar, como el consenso en el que todos renunciaron a algo (¿a qué renunciaron los privilegiados franquistas?) o los supuestos sacrificios de Juan Carlos de Borbón por sacar la democracia adelante. ¡Amos, anda!

Los trileros del pasado reciente quieren vivir todavía de su gloria de trapo, de su pelea con papá por llevar el pelo largo o teñírselo, de su falta de ajuste de cuentas y cuentos con la generación que destrozó el proyecto de la Segunda República y convirtió este país en un apartheid para cualquier colectivo que pudiera protagonizar un verdadero cambio social.

Por cierto, también debió ser muy divertido para la familia del dictador Francisco Franco, que desde 1975 hasta 1986 disfrutó de un pasaporte VIP diplomático con el que entraba y salía de España, sin pasar por ningún control, a carcajada limpia".

Como dice Emilio Silva, igual somos un poco raros, pero me da miedo tanta falta de memoria y tanta falta de dignidad.

J.T.