lunes, 5 de julio de 2010

Arenas y la cadena perpetua

(Primera publicación: 25 de enero de 2010)

Una de las primeras cosas que me enseñaron en periodismo es a no buscartestimonios con el micrófono abierto cuando el asunto del que te toca hablar está aún "en caliente".

Las opiniones de un transeúnte exaltado en el lugar donde ha habido un atentado, o las de un ciudadano cualquiera indignado con un crimen de violencia de género por ejemplo, no parten de la deseable serenidad de ánimo para reflexionar sobre lo que se está diciendo.

Resaltar los exabruptos de un propio con la vena hinchada y lanzando espumarajos por la boca no aporta nada a la historia que queremos contar aunque eso sí documenta, qué duda cabe, un estado de ánimo.

Ahora bien, que un político demócrata se mueva en ese registro a mí me pone los pelos de punta. Y si ese político se llama Javier, se apellida Arenas y ha sido vicepresidente del gobierno de España directamente me hiela la sangre.

Javier Arenas, actual presidente el PP andaluz

Lo pensaba así este domingo tras escuchar a Arenas abogar por abrir el debate sobre la cadena perpetua al hilo del primer aniversario de la desaparición de la joven Marta del Castillo.

Miguel Carcaño, presunto asesino de Marta del Castillo

No he podido evitar asociar las declaraciones de Arenas con esos alegatos a favor de la pena de muerte que cualquier ciudadano suelta -y muchos medios emiten- cuando, a propósito de un crimen recién cometido, le dan la oportunidad de opinar.

¿De verdad que un político por muy de derechas que sea debe instigar este tipo de declaraciones que cuestionan nuestra trabajada legislación vigente? ¿Es en la vertiente xenófoba y revanchista que buena parte del electorado tiene donde se deben buscar los votos? ¿Madre mía, qué miedo!

J.T.
25 enero 2010

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