viernes, 10 de septiembre de 2010

La crisis y los libros de autoayuda



John Kenneth Galbraith (1908-2006)


Corría el año setenta y tres del siglo pasado. Había estallado la primera crisis del petróleo y sesudos economistas de todo el mundo buscaban soluciones a lo que se nos venía encima. Fue entonces cuando el canadiense-estadounidense Galbraith, cansado de análisis a su juicio inútiles, dijo lo siguiente:

- No sé por qué nos empeñamos una y otra vez en buscar soluciones para salir de la crisis. De lo que se trata –añadía Galbraith- es de aprender a vivir “instalados en la crisis”.

Y desde entonces, con este consejo-dictamen, vamos tirando en el mundo mundial. Casi cuarenta años han pasado y aquí estamos, continuando… para bingo.

Instalarse en la crisis, cualquier crisis, admitir que existe, buscar la manera de vivir nuestra vida a pesar de la crisis, con la crisis o por encima de la crisis, es sin lugar a dudas una inteligente opción sobre todo para quien sabe ver, más pronto que tarde, que es difícil que exista otra.

De ahí que cada vez que veo en cualquier revista de prensa aquello de “diez consejos para ser feliz”, o “rompa con todo y busque su verdad” o “eres lo mejor del mundo, te lo digo yo”, no pueda evitar recordar la idea de Galbraith: “Aprender a instalarse en la crisis… y punto pelota”

Los libros de autoayuda son un excelente negocio para los editores. Superventas año tras año, en los escaparates más accesibles cambia a menudo el autor, el título, la portada o la manera de venderlos. Pero todos los mandamientos que recitan estos libros se resumen en dos: El primero: Sé tú mismo -ahí queda la chorrada-. El segundo: Mientras me hagas caso, me compres, me leas y me recomiendes el editor y yo nos lo continuaremos llevando crudo.

¿Libros de autoayuda? Puede, si hay a quien le vale… Pero a mi juicio, el mejor libro de autoayuda es asumir el dictamen de Galbraith: dejarse de leches y aprender a vivir “instalados en nuestra propia crisis”.


J.T.

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