Aprovechando que el Pisuerga Álex de la Iglesia pasa estos días por ese Valladolid llamado Venecia, os voy a hablar hoy de mi amigo Jorge Fiestas:
El día que empezó a trabajar conmigo como colaborador -allá por 1978- yo pensaba que firmaba con seudónimo
- No, Juan, me había ilustrado mi jefe desde Barcelona. Se llama Jorge, de apellido Fiestas y además le gustan las fiestas
Las “fiestas” a las que se refería mi jefe eran los estrenos de teatro, de cine, presentaciones de libros, de discos…
Tuve la suerte de confraternizar con Jorge y comprobar que su trabajo no sólo no lo convertía en un frívolo sino que se trataba de un respetado y respetable conocedor de todo aquello de lo que hablaba y escribía, sobre todo de cine.
Había sido socio de Adolfo Marsillach en “Oliver”, un entrañable garito madrileño que competía con “Bocaccio” durante los primeros años de la transición para atraer a las figuras del mundo del arte, la literatura y el espectáculo, se carteaba con estrellas de Hollywood, era amigo y confidente de importantes escritores y directores de cine nacionales y extranjeros…
Sabía de cine más que nadie pero su elegancia le impedía avasallar con sus conocimientos. Cuando murió de cáncer a los 58 años sus amigos y compañeros de la Peña Primera Plana decidimos hacerle el mejor de los homenajes posibles: creamos los premios anuales “Jorge Fiestas” para el personaje o el hecho cinematográfico del año.
El molde del trofeo lo esculpió Iñaki Miramón y el premio de este año se lo otorgamos a Álex de la Iglesia varios meses antes de su éxito en Venecia: León de Plata y premio al mejor guión por su película Balada triste de trompeta. ¡Ahí es nada! Enhorabuena, Alex. Nuestro amigo y compañero Jorge Fiestas allá donde esté seguro que lo está celebrando también.
J.T.
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